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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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lunes, 17 de junio de 2024

Los principales monumentos (Monasterio de San Zoilo - San Francisco, Biblioteca supramunicipal de San Zoilo, Casa del Barón de Sabasona, Casa - Museo de los Colarte, Iglesia de Nuestra Señora de Loreto - Recoletas, y Convento de Santa Clara - Centro Cultural) de la localidad de Antequera (VII), en la provincia de Málaga

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Monasterio de San Zoilo - San Francisco, Biblioteca supramunicipal de San Zoilo, Casa del Barón de Sabasona, Casa - Museo de los Colarte, Iglesia de Nuestra Señora de Loreto - Recoletas, y Convento de Santa Clara - Centro Cultural) de la localidad de Antequera (VII), en la provincia de Málaga.


Real Monasterio de San Zoilo - San Francisco

     La historiografía local centra la llegada de los Franciscanos Observantes y la fundación del pri­mer monasterio de la ciudad en una ermita dedicada a San Zoilo, existente desde la conquista. El Archivo Histórico Municipal conserva la real cédula, firmada en 1500 por los Reyes Católicos, por la que se autorizaba al Concejo para ceder terreno a la comunidad de monjes con el fin de levantar el monasterio y sus huertas, recibiendo de la Corona parte de la financiación de las obras, prolongadas desde 1501 a 1515. La temprana implantación franciscana en la ciudad resultó fundamental para la configuración de su tejido urbano. Al tratarse de un espacio muy alejado del asentamiento nazarí conquistado, el monasterio se convertiría en polo de atracción de la ampliación urbanística, al centralizar los barrios que en esta parte baja irían dando acogida al continuado aumento de población. Posteriormente esta zona aglutinará los principales edificios gestores de la administración munici­pal, convirtiéndose en el nuevo centro público hasta el siglo XIX. El templo acoge la sede de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Sangre, Santo Cristo Verde y Nuestra Señora de la Santa Vera Cruz, conocida popularmente como «Cofradía de los Estudiantes», que procesiona sus imágenes el Lunes Santo.
     La iglesia fue concebida dentro de los princi­pios rectores para la erección de templos franciscanos, siguiendo el estilo gótico tardío «Reyes Católicos». Su planta es irregular, articulada a través de una nave principal, separada del pres­biterio por un gran arco toral apuntado, la nave del Evangelio, de desarrollo completo, y dos únicas capillas en la nave de la Epístola, contiguas a la cabecera. En la nave del Evangelio se abre la capilla dedicada a la Virgen de la Antigua y otra, de mayor entidad, a los pies, sede de la antigua Hermandad de Flagelantes de la Santa Vera-Cruz y Sangre de Jesucristo, cuyas obras debieron comenzar inmediatamente después de la firma de la donación del espacio por los monjes en 1543, como lo atestigua la bóveda estrellada de su espacio central; el tramo lateral de la capilla se cubre con bóveda de plato de tipo siloesco, construida por Francisco Gutiérrez en 1599. En el último tercio del mismo siglo se abrió comunicación de esta capilla con el exterior, y en el siglo XVIII se levantó el camarín del Nazareno de la Sangre, posible obra del alarife Cristóbal García, miembro de la Hermandad. Desde el presbiterio, de perfil cuadrangular se accede a la sacristía, rectangular, reconstruida en 1987. De las cubiertas medievales se conservan la bóveda estrellada de la capilla mayor redecorada con ricas yeserías manieristas, la de uno de los tramos de la nave de la Epístola y las de tres crujías de la del Evangelio. Una espléndida armadura mudé­jar provista de una singular decoración polícroma de rosetas cubre la nave central.
     Parte de la primitiva fábrica gótica del templo es su portada, un destacado ejemplar de tipología franciscana, en piedra arenisca, abierta mediante arco carpanel con arquivoltas en disminución que descansan sobre finas columnillas; el típico cordón anudado de la orden la rodea. En un segundo momento se levantó la tapia almenada del compás, cuya portada, construida a finales del siglo XVI, se compone de arco de medio punto enmarcado por dos columnas corintias adosadas; la hornacina que la corona, reconstruida en 1988, fue inicialmente erigida en el siglo XVIII para cobijar la imagen de San Francisco, pieza de barro cocido realizada por Diego Márquez en 1755. Otros dos elementos singulares del exterior son las espadañas: la mayor, erigida en 1599, de tres cuerpos de buena cantería y perfil airoso, y la de la capilla de la Sangre, del XVIII, levantada en ladrillo.
     El templo es poseedor de un rico patrimonio. Destaca el completo programa decorativo de yeserías manieristas, desplegado en el siglo XVII, en sus muros centrales, y los coros alto y bajo: cadenetas dentadas, rematadas en volutas y juegos cóncavos y convexos, dispuestas a modo de marcos para embutir lienzos. El programa alterna la decoración geométrica, a base de recuadros resaltados y triángulos fuertemente moldurados con paños de hojas y racimos. Completan el conjunto cartelas de perfiles recortados y cartilaginosos que albergan escudos nobiliarios y emble­mas de la orden. En el coro alto se disponen, mascarones, símbolos pasionistas y sendas cartelas con inscripciones, rodeados de jugosas guirnaldas de flores y frutos.
     Con respecto a los bienes muebles, habría que señalar los continuos cambios de ubicación sufridos a lo largo de su azarosa historia. El segundo cuerpo de la nave central y el presbiterio están recorridos por una serie de lienzos franciscanistas, con escudos eclesiásticos, que incluye a los titulares, San Francisco y Santo Domingo, y a otros  santos,  obispos y  cardenales de la orden. Desmembrada y repartida por el coro y diferentes espacios del templo se conserva la primitiva sillería manierista del siglo XVI, decorada con interesantes relieves.
     El retablo mayor, realizado en 1787 en sustitución de la primitiva maquinaria estilo «Reyes Católicos», ocupada por catorce lienzos de An­tonio Mohedano, es obra del artista antequerano Antonio Palomo. Se trata de una obra rococó policromada con imitación de mármoles, es­tructurada en tres calles separadas por columnas corintias y un ático alzado sobre un volado perfil. Su amplio camarín, con bóveda de media naranja, cobija la imagen de la Virgen de la Vera­ Cruz bajo un templete-baldaquino decorado con símbolos marianos; la talla es una singular Dolorosa de vestir de Jerónimo Brenes, realizada en 1613, y policromada al año siguiente por el pintor, dorador y escultor antequerano Gabriel Ortiz. Está flanqueada por sendas esculturas de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. El manifestador guarda una Inmaculada Expectante, importante pieza sevillana de tipo montañesino, de comienzos del siglo XVII. Co­rona el conjunto un Calvario a cuyos lados se sitúan San Zoilo y San Francisco Solano. Los mu­ros laterales del presbiterio exhiben el Triunfo de la Eucaristía y el Triunfo de la Iglesia sobre la herejía, buenas copias del siglo XVII de conocidos originales de Rubens. En la sacristía se conserva una importante pieza de su mobiliario: una cajonera realizada en 1728 por fray Manuel y el maestro Pastrana.
     Preside el camarín de la capilla de la Sangre la singular imagen de Nuestro Padre Jesús Na­zareno de la Sangre, atribuida al escultor Diego de Vega, de hacia 1580, considerada como una obra fundamental en el proceso artístico de la imaginería  andaluza. El siguiente tramo está ocupado por el retablo de Santa Elena, originalmente dedicado a la Virgen de los Dolores y Niño Dormido, obra rococó en cuya hornacina central se ubica una talla de vestir de la santa titular, del siglo XVII. El retablo de la Virgen de los Ángeles está compuesto por cinco tablas renacentistas del siglo XVI, con los temas de Cristo atado a la columna, Virgen de los Ángeles, San Miguel, San Marcos y la tentación de San Antonio Abad; una reforma del siglo XVIII añadió un ático en forma de doselete fingido para enmarcar una imagen de San Rafael, fechada en 1744. Del antiguo retablo de la Virgen de la Antigua, desmembrado por distintas partes del templo, se conservan algunos fragmentos en la capilla del mismo nombre. Reseñamos este espacio porque hoy cuelga en su testero la destacada imagen del Santo Cristo Verde, obra de transición gótico-renacentista realizada hacia 1545 por el arquitecto y escultor Jerónimo Quijano. En el siguiente tra­mo se ubica el retablo de San Francisco Solano, diseño rococó coronado por un alto peinetón, ocupado por una imagen de vestir del santo, del siglo XVIII. El último tramo de la nave aloja la capilla del Comulgatorio, con bóveda de media naranja casetonada, lienzos en las pechinas y figura del Salvador en la clave. De los dos retablos que se alzaban en ella podemos contemplar el del Comulgatorio,  o del Santísimo, de comienzos del siglo XVIII, con una imagen de vestir de la Virgen de la Candelaria, de datación com­plicada dadas las sucesivas intervenciones que la desvirtúan, aunque es posible obra del siglo XVII; en las hornacinas laterales se encuentran las tallas de San Luis Rey de Francia y Santa Isabel de Hungría, coetáneas del retablo, al igual que la escultura del ático, San Francisco de Asís. El otro retablo, dedicado a San Juan Bautista, se encuentra en el Museo Municipal.
     La capilla del crucero del lado de la Epístola se dedica a la Virgen de la Candelaria. Se trata de una curiosa pieza de sabor colonial, estructurada con nueve lienzos colocados alrededor de un templete sostenido por estípites y cúpula calada; las pinturas, de escuela sevillana del siglo XVII, representan a los cuatro Evangelistas, la aparición de la Virgen del Pilar, la liberación de San Pedro, la Virgen de la Merced y los arcángeles; símbolos marianos en relieve completan el programa. El retablo que le sigue, adscrito a San José, es una espléndida ensambladura con estípites, en madera dorada, relacionada con el trabajo del taller de Antonio Rivera, en el primer cuarto del siglo XVIII. La imagen titular es obra del siglo XVII, reestofada en el siguiente. El retablo de San Antonio de Padua, idéntico en factura a su frontero, ostenta como imagen titular una pieza de taller local del siglo XVIII. Ya en la nave central, se encuentra un destacado retablo de estilo rococó, fechado en 1773, con una espléndida imagen de San Diego de Alcalá, de finales del siglo XVI o comienzos del XVII; las repisas laterales sostienen las pequeñas esculturas de San Pascual Bailón y San Benito de Palermo. Cierra este lado la ensambladura, también rococó, dedicada a San Silvestre, talla de 1785, posible obra de Miguel Márquez. Dos grandes e interesantes lienzos, Martirio de San Andrés, anónimo madrileño del segundo tercio del XVII, y Mártires del Japón, ocupan el muro inmediato a los pies (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Esta iglesia responde a un esquema inicial gótico, de planta muy irregular.
     Al costado de la nave principal, cubierta con una magnífica armadura mudéjar, se adosa directamente el claustro. El coro, elevado a los pies, tiene forma de U. En el presbiterio la decoración manierista y barroca se superpone a la estructura gótica.
     La nave derecha tiene tan solo dos tramos y se cubre con bóveda semiesférica y de terceletes. En la nave del Evangelio los dos primeros tramos corresponden con los anteriores. En el exterior se encuentran restos de épocas muy diferentes y la portada, los más antiguos se abren a un espacioso compás.
     También es interesante la portada que abre al compás de entrada.
     Comenzaron las obras del Monasterio en el año 1501, bajo el patronazgo de los Reyes Católicos, durando hasta 1515. 
     Actualmente sólo se conserva la iglesia con los restos de la tapia del compás y el claustro. Todos los muros de la nave central fueron recubiertos en el siglo XVII con un complejo programa de yeserías manieristas sobre la base de cuadros resaltados y marcos para embutir lienzos al óleo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Este monasterio, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, es el más antiguo de la ciudad (se construyó entre el 1501 y el 1515) y fue levantado con la aportación de los Reyes Católicos en el lugar donde hubo una ermita dedicada a San Zoilo.
     La iglesia, planteada en estilo gótico tardío y de planta irregular, responde al esquema de templo franciscano de la época. De la primitiva obra gótica conserva algunas bóvedas laterales y la grande de la capilla mayor, así como la portada de la iglesia, realizada en piedra arenisca.
     Posteriormente se le añadió a todo el conjunto de la portada un tejadillo para evitar su deterioro. A una época posterior pertenecen la tapia almenada del compás, del siglo dieciséis, y una hornacina en ladrillo del siglo dieciocho que cobija un San Francisco obra de Diego Márquez. En el interior, destaca la armadura mudéjar de la nave central; un gran arco toral apuntado con una enorme y extraña cabeza de hombre bigotudo y, la bóveda de crucería de la capilla mayor redecorada con ricas yeserías manieristas.
     El actual retablo mayor, al estilo de la transición rococó-neoclásico, data de 1787 y, fue realizado por el antequerano Antonio Palomo. Entre las esculturas que lo decoran destacamos un Santo Domingo de Guzmán, una magnifica Inmaculada, San Zoilo Mártir, y la Virgen de la Vera-Cruz, Dolorosa de vestir de la escuela granadina realizada en 1677 (Diputación Provincial de Málaga).

Biblioteca Supramunicipal de San Zoilo

     El valor histórico, arquitectónico y patrimonial del templo se consolidó con la declaración de BIC con categoría de Monumento en 1973. Las dependencias conventuales, distribuidas alrededor del espléndido claustro del monasterio, de estilo «Reyes Católicos», se han rehabilitado para acoger la Biblioteca Supramunicipal, inaugurada en 2004 (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Este monasterio, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, es el más antiguo de la ciudad (se construyó entre el 1501 y el 1515) y fue levantado con la aportación de los Reyes Católicos en el lugar donde hubo una ermita dedicada a San Zoilo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     En la actualidad el inmueble ha sido adaptado para Biblioteca siendo la mayor de Andalucía con más de 65.000 fondos documentales, fruto del acuerdo entre Unicaja y el consistorio que han unificado en este edificio los fondos de la Biblioteca Antequerana (propiedad de dicha entidad financiera) y de la biblioteca municipal. Su inauguración fue en octubre de 2004.
     En el edificio podemos encontrar su claustro, llamado de los Reyes Católicos, y que data de la época gótico-renacentista, el cual está considerado como una joya arquitectónica. Y en el centro se sitúa una fuente barroca del siglo dieciocho restaurada por los talleres del Centro Municipal de Patrimonio Histórico de la localidad.
     En las obras realizadas para su adaptación como biblioteca se han aderezado dos galerías superiores de este claustro debido al deterioro que tenían las estructuras, así como se ha recuperado la escalera de acceso a estas galerías en su configuración original.
     La entrada al edificio se efectúa por una puerta situada en el lateral del claustro y no por el centro, lo que se conoce como "invariante castizo", un elemento heredado de la tradición arquitectónica musulmana. En el refectorio se ha descubierto la solería original y se ha restaurado el artesonado. También se ha renovado completamente la cubierta así como restaurado la espadaña.
     En lo referente a la Biblioteca cabe decir que sus dependencias están equipadas con las nuevas tecnologías informáticas y de multimedia, con puntos de conexión a redes, salas audiovisuales y almacén de soportes ópticos y magnéticos. En la planta baja se sitúan el depósito de libros, la sala infantil y la sala de temas antequeranos y andaluces. En la planta superior se sitúan la sala de publicaciones periódicas y la de consulta y, en un sector más apartado, la sala de internet, la de reuniones y las oficinas.
     Esta es la primera biblioteca que se integra en la red pública de lectura lo que significa el poder disponer no sólo de todos los fondos documentales de la biblioteca sino también el poder acceder a todos los fondos de las bibliotecas públicas andaluzas (Diputación Provincial de Málaga).

Casa del Barón de Sabasona

     También a este primer tercio del siglo XVIII pertenece la casa del Barón de Sabasona, hoy colegio público en la calle Calzada, uno de los ejemplos más originales con «fachada-armazón» antequeranas (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Su construcción corresponde al primer tercio del siglo XVIII, siendo uno de los ejemplos más originales en el conjunto de las casas con "fachada armazón". Aquí, sin embargo, los frontones del fenestraje presentan una extraña variedad; los hay en cortina y conopiales, lo que obedece a una curiosa reminiscencia del gótico "Reyes Católicos". El conjunto de panel de fachada, toda ella de ladrillo excepto la portada, se articula en cinco ejes y tres plantas incluido el ático. La portada se compone de dos pilastras toscanas de fuste liso, alternando sillares blancos y grises, que soportan un amplio entablamento, cuya única decoración se reduce a una ménsula aplanada en la clave del arco adintelado; el segundo cuerpo de la portada tiene pilastras cajeadas rematadas en mensulillas, sobre las que se superpone un marco de molduración lisa, coronándose todo ello con frontón partido, en el que se inscriben las armas del barón. El patio tiene planta cuadrada, con columnas toscanas y arcos de ladrillo. La escalera se cubre con bóveda sobre pechinas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Casa - Museo de los Colarte
     El primer tercio del siglo XVIII asiste a una fiebre constructiva, pues cuatro importantes ca­sas-palacio, de las conservadas, se levantaban en esas fechas. La de los Colarte, edificio de la Diputación Provincial en calle Maderuelos, estaba casi terminada en 1713; su exterior responde al modelo de «fachada-armazón », propio del manierismo local, pero la pieza más valiosa de todo el edificio es la caja de escalera, que cubre su planta rectangular de doble tramo con bóveda de medio cañón y cuartos de esfera en los extremos, decorada con yeserías policromadas (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     El exterior, organizado según el modelo antequerano de "fachada-armazón", presenta cuatro ejes, quedando la portada situada en el extremo de la derecha. El diseño de ésta, que responde claramente a un modelo derivado del manierismo local, presenta un primer cuerpo -con sendas columnas sobre plintos- en caliza roja de "El Torcal de Antequera"; el segundo cuerpo de la portada es de ladrillo enfoscado, presentando pilastras almohadilladas de tipo rústico. El resto de la fachada es totalmente de ladrillo, si bien posteriormente fue encalada de blanco en desafortunada decisión. La caja de la escalera se cubre de yeserías barrocas del primer tercio del siglo XVIII.
     Fue construido por Don Juan Manuel de Colarte y Lila, caballero gaditano de ascendencia francesa, a comienzos del siglo XVIII. Sabemos concretamente que en 1713, año en que fallece el citado caballero, se encontraba "en alberca", es decir a falta de cubiertas y demás detalles ornamentales (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Este edificio cuya obra fue iniciada a comienzos del siglo XVIII por D. Juan Manuel Colarte y Lila y finalizada por sus herederos. Años más tarde, y tras algunos cambios en la propiedad, pasa a manos de la familia Pareja-Obregón quienes la poseen hasta 1.864. Tras nuevos cambios en la propiedad, en 1.919 la adquiere D. Salvador Muñoz para morada de su hijo. Son en esos años cuando la casa adquiere todo su esplendor con mejoras en el propio edificio, muebles de época, detalles...
     Dados los problemas que tuvo para su conservación, el Patronato de Turismo Municipal de Antequera propuso a la Diputación Provincial su adquisición, lo cual se hizo y se transformó en la actual Casa-Museo y alojamiento para visitas ilustres de la Diputación. Actualmente es la sede del Museo de Arte (MAD) de la Diputación.
     El edificio, construido a finales del s. XVIII por don Juan Manuel de Colarte y Lila, es de concepto puramente manierista con reminiscencias musulmanas. Consta de tres niveles, de planta rectangular, donde se organizará el espacio expositivo, área de servicios, salón de actos, talleres, almacenes y las diferentes dependencias administrativas. Igualmente utilizaremos los patios exteriores para actividades culturales y especialmente musicales, gastronómicas, eventos, etc.
     La Casa Museo de los Colarte, es un espacio creado para la divulgación y reflexión del arte. Para conseguirlo, su actividad principal es la producción de exposiciones junto a la realización de múltiples actividades paralelas. Las exposiciones se organizan en dos grandes ámbitos: colección permanente que pretende poner en valor la colección artística de la Diputación de Málaga y el propio edificio basado en su singularidad arquitectónica e histórica y exposiciones temporales.
     En el exterior se organiza según el modelo de "Fachada-armazón", respondiendo a un concepto estético derivado del manierismo local. En su primer cuerpo, labrado en caliza roja del cercano Torcal, la puerta queda jalonada por dos columnas toscanas sobre plintos que sostienen el clásico entablamento con decoración de triglifos. El segundo, con el uso de ladrillo enfoscado y la profusión de elementos almohadillados, contrasta bastante con el inferior por su aspecto de fuerza o pesadez.
     En su interior, al se accede por un largo cuerpo de casa custodiado por una cancela ornamental del siglo XIX, la pieza más destacable es la caja de la escalera de planta rectangular y doble tramo de ida y vuelta con baranda de hierro. La bóveda, de medio cañón con lunetos, está rematada en los extremos con dos cuadros de esfera sobre pechinas, todo decorado con yeserías policromadas. En el testero del descanso, se encuentra un interesante retablito pendiente que enmarca un lienzo de la Virgen del Rosario (Diputación Provincial de Málaga).

Iglesia de Nuestra Señora de Loreto - Recoletas
     Aunque la llegada de la Compañía de Jesús sucede en torno a 1580, el acto fundacional ocu­rrió en 1599, en un establecimiento primitivo que cambiarían por el actual en 1611. La iglesia edificada en este lugar definitivo quedó pequeña pronto, siendo sustituida por la que ha llegado a nuestros días, comenzada en 1693, construyéndose su fachada, la más monumental de Antequera, en 1695, según trazas de Melchor de Aguirre. Con la salida de los Jesuitas, en 1767, las instalaciones colegiales y el templo fueron cedidas para instalar la Colegiata, aunque no se hizo uso de ella, acogiendo después a las Agus­tinas Recoletas y, finalmente, a las religiosas Filipenses de Nuestra Señora de los Dolores.
     Nos encontramos con el esquema de única nave con bóveda de medio cañón y fajones, y cabecera con camarín, cuyo alzado se recorre con tribunas comunicadas. Al igual que en San Juan de Dios y en Belén, un exuberante programa de yeserías, concluido en 1706, dota al interior del templo de un rico efecto ornamental. La facha­da de la iglesia se ajusta al modelo dictado por la Compañía. Realizada en piedra de sillería, presenta tres calles separadas por pilastras toscanas de orden gigante. En la central se dispone un gran arco ciego en el que se integra la portada, abierta a través de un arco de medio pun­to flanqueado por columnas, rematándose con frontón curvo y partido, y hornacina avenerada sobre la que se dispone un escudo de Carlos III. El cuerpo superior repite el esquema de tres calles, con pilastras dóricas, ocupándose la central con ventana y las laterales con hornacinas. El ático, inacabado, es obra de ladrillo añadida en el siglo XVIII.
     Preside la capilla mayor una  imagen  de vestir de la Divina Pastora, de finales del XIX. Las repisas laterales del retablo que la cobija sostienen esculturas de San Ignacio y San Francisco Javier, de finales del XVII, y un San José del estilo de Carvajal, mientras que en la calle central del segundo cuerpo se sitúa un Crucificado de comienzos de esa misma centuria. La titular se encuentra representada en un lienzo coetáneo en el ático, flanqueada por otros dos con temática jesuítica.
     La bóveda de la nave central acoge tres lienzos interesantes con la Vida de San Ignacio, del primer tercio del XVIII . El lado del Evangelio está jalonado por cuatro retablos de comienzos de esa centuria. El primero está presidido por la Virgen del Buen Consejo, escultura con telas encoladas. En el segundo, destacan una talla de vestir de la Virgen de los Dolores, en origen un San Juan de la Cofradía de «Arriba», y un singular óleo sobre lata con el rostro de la Virgen, en la puerta del sagrario. El siguiente espacio está ocupado por una escultura del Cristo de la Humildad del XVII, y en el mismo ámbito, una imagen de vestir de la Virgen del Tránsito, que reposa en una cama de aparato de estilo rococó, posible obra del taller de Carvajal.
     En el lado de la Epístola, en una hornacina adornada con yeserías, se encuentra un San Francisco de Borja atribuido a Mena. El retablo más cercano al presbiterio, del siglo XVII, está presidido por una Inmaculada, copia moderna de la de Cano, del escultor Sánchez Mesa. En el siguiente, las imágenes de San Juanito, del XVII, y de San Camilo de Lelys, en la línea de Miguel Márquez (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Su interior, que evidencia estar inacabado en la zona del crucero y capilla mayor, presenta una sola nave con cubierta de bóveda de medio cañón dividida en cuatro tramos por arcos fajones. El alzado presenta el esquema típico de iglesia de cajón, con amplísimas tribunas comunicadas entre sí. Su decoración de yeserías, de extraordinario efecto ornamental se concluyó en 1706.
     La Iglesia llama la atención por las palmeras que hay dentro de su patio y por tener la fachada más monumental de todo el barroco antequerano, realizada íntegramente en piedra de sillería, aunque, al igual que la cabecera en el interior del templo, no fue acabada y así se encuentra actualmente. A tener en cuenta el detalle de una hornacina situada en medio de una pilastra, un San Francisco de Borja atribuido a Pedro de Mena
     La fachada, deriva en su composición del tradicional modelo jesuítico. Un apilastrado de orden toscano lo componen en sus tres calles, con hornacinas las laterales y alberga la central un gran arco ciego en el que se embute la portada propiamente dicha. La fachada del antiguo Convento de la Compañía presenta esquema de "fachada armazón" en ladrillo, siendo la portada de orden almohadillado.
     Perteneció este edificio a la Compañía de Jesús. Comenzó a construirse por el año 1693, según proyecto del arquitecto Melchor de Aguirre por orden de los padres Jesuitas, a quienes pertenecía también el colegio que se alza junto a la misma.
     Tanto la Iglesia como el colegio que hay en un lateral, se conoce como el conjunto de "Las Recoletas", ya que cuando abandonaron el edificio los Jesuitas, pasaron a ocuparlo las madres Agustinas Recoletas.
     Actualmente la Iglesia y el colegio, pertenecen a la orden de las religiosas Filipenses de Nuestra Señora de Los Dolores (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Construida entre 1693 y 1699, esta iglesia, fundada por la Compañía de Jesús, posee la fachada más monumental de todo el barroco antequerano estando íntegramente realizada en piedra de sillería.
     Hoy día pertenece, junto al colegio, a las religiosas Filipenses de Nuestra Señora de los Dolores.
     El interior, de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón y dividida en cuatro tramos por arcos fajones, presenta en su alzado amplísimas tribunas comunicadas entre sí y decoradas a base de yeserías de extraordinario efecto ornamental.
     El retablo mayor fue construido a comienzos del siglo veinte dentro de un estilo híbrido entre lo barroco y neoclásico. Lo más destacable en él es un Cristo Crucificado del siglo diecisiete.
     En el capitulo pictórico señalamos tres lienzos con temas de la Vida de San Ignacio fechables en el primer tercio del dieciocho (Diputación Provincial de Málaga).

Convento de Santa Clara (Centro Cultural)

     El antiguo convento de Santa Clara de la Paz fue fundado por las monjas Clarisas Franciscanas el año 1603, si bien las obras de la actual iglesia no comenzaron hasta 1633 según proyecto del arquitecto Fernando de Oviedo. A esta época corresponde la zona de los coros alto y bajo y el llamado ‘Claustrillo de los jazmines’, dentro de un estilo manierista. La capilla mayor, añadida entre los años 1735 y 1757 bajo el patronazgo de la familia Eslava Almazán –propietarios entonces del Palacio de Nájera-, presenta un riquísimo programa de yeserías barrocas en las pechinas de su cúpula.
     En el exterior del convento, destacan la espadaña del siglo XVII, levantada por el alarife Juan Muñoz Barrientos, y la portada almohadillada de ladrillo de mediados del siglo XVIII que se atribuye al alarife Nicolás Mejías, autor de la torre-mirador del Museo de Antequera.
     El convento fue adquirido por el Ayuntamiento en 1997, es hoy sede del Centro Cultural Santa Clara, después de las importantísimas obras de rehabilitación y restauración llevadas a cabo por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía (Andalucia.org).
     El Centro Cultural Santa Clara fue inaugurado en marzo de 2011 y en él se encuentran las dependencias administrativas del Área de Cultura, Ferias y Tradiciones, siendo a su vez sede de distintas actividades culturales, Talleres y Escuelas Municipales.
     La Iglesia, junto a la Sacristía son amplios espacios donde se realizan talleres, exposiciones, conferencias, congresos, conciertos y actividades culturales diversas (Ayuntamiento de Antequera).
     
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