Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Bajeles, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Bajeles es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Vicente, del Distrito Casco Antiguo, y va de la confluencia de la calle Barca y plaza Locomotora, a la plaza Blasco de Garay.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. Al menos desde 1665 está documentada como calle de Enmedio y más tarde del Medio (plano de Olavide, 1771), hasta que en 1859 se rotuló con el nombre actual, por estar situada en la zona extramuros donde algunos autores suponían que estaban las viejas atarazanas de la Sevilla árabe. Esa suposición, sin fundamento histórico, se recoge en un texto del historiador Arana de Varflora (1782), quien afirma que en este barrio de los Humeros "los moros tuvieron su arsenal y fábrica de bajeles".
La calle Bajeles es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Vicente, del Distrito Casco Antiguo, y va de la confluencia de la calle Barca y plaza Locomotora, a la plaza Blasco de Garay.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. Al menos desde 1665 está documentada como calle de Enmedio y más tarde del Medio (plano de Olavide, 1771), hasta que en 1859 se rotuló con el nombre actual, por estar situada en la zona extramuros donde algunos autores suponían que estaban las viejas atarazanas de la Sevilla árabe. Esa suposición, sin fundamento histórico, se recoge en un texto del historiador Arana de Varflora (1782), quien afirma que en este barrio de los Humeros "los moros tuvieron su arsenal y fábrica de bajeles".
Era una de las pocas calles de esta zona que estaba situada fuera de los límites de la muralla, en el antiguo arrabal de los Humeros, barrio de pescadores formado a comienzos del XVI e incorporado al casco histórico de la ciudad tras los derribos decimonónicos que posibilitaron la entrada del ferrocarril y la apertura de la ronda de circunvalación (v. Torneo). Este barrio se ubica en lo que antaño eran las "afueras" de la Puerta Real, zona de muladares y lavaderos de lana. Se sitúa al sur de la antigua Huerta de Colón (v. Goles y San Laureano) y está formado por las actuales calles Dársena, Bajeles y Liñán, y las plazas de Blasco de Caray y Locomotora. Todavía a mediados del XIX se prolongaba hacia la plaza de Armas por tres manzanas que, como señala Suárez Garmendia, "fueron absorbidas por la estación del ferrocarril". Su nombre procede de los "humeros" u hornos para ahumar las sardinas. Por eso en 1761 Matute y Gaviria lo menciona como el barrio de los Humeros de las sardinas. Las primeras licencias de estos humeros se remontan a fines del XV y principios del XVI. Así en un documento de 1504 se recogen tres peticiones de personas para "levantar casas" de ahumar sardinas (Sec. 15, 1504), y en las cuentas de Propios de 1505 aparecen seis humeros pagando tributo a la ciudad. El arrabal vivió siempre condicionado por dos límites muy definidos: el río, que ofrecía en aquella parte una marcada barranca, y la muralla, franqueable por la Puerta Real. En torno al río había una zona sucia y descuidada, donde se lavaban lanas y paños, se extraían arenas o se fabricaban pequeñas embarcaciones. En el XVIII estaba sembrada de álamos blancos, y era un lugar de juegos y concentración de maleantes, siempre castigado, como todo el arrabal, por las frecuentes avenidas del río y degradado por el arrojo de cascotes, y basuras. Por el flanco este, la Puerta Real constituía un auténtico dogal que acentuaba la marginación del barrio y su condición de arrabal, a pesar de su cercanía al centro histórico de la ciudad.
Ya en 1600 el municipio ha de hacerse eco de las quejas del vecindario, que repetidamente solicita mayor flexibilidad en el cierre de la puerta, que imposibilitaba la salida en las horas nocturnas. En el XIX estas peticiones se extienden al hecho de que se les permita "abrir puertas y presentar ventanas hacia el interior de la ciudad" (1859). Y se quejan del abandono en que los tiene la municipalidad en lo referente a limpieza, pavimentación y alumbrado. Desde mediados del XVIII el barrio tuvo como único edificio religioso la capilla de la Virgen del Rosario (v. Torneo), que en el siglo XIX fue provisionalmente sede del convento de Santa Teresa de Jesús. Las grandes operaciones urbanísticas de mediado de ese siglo liberaron el viejo arrabal de sus tradicionales condicionamientos. Por el lado oeste se construyó la estación del ferrocarril y se abrió la ronda de circunvalación. El barrio se convirtió entonces en lugar de paso para los trabajadores de la línea férrea y la fábrica de loza de la Cartuja. Los antiguos pescadores y humeros fueron sustituidos, como dice González de León, por "todas clases de brazeros y menestrales". Por el este, la demolición de la Puerta Real en 1865 unió de hecho al barrio con la zona noble de la calle Armas (actual Alfonso XII). Celebró algunos años la velada del Rosario, a principios del siglo actual, y albergó en esos mismos años una pequeña comunidad judía dedicada a la venta de babuchas morunas.
Bajeles es la calle más significativas del viejo arrabal. Discurre rectilínea y en suave pendiente hacia su final, aunque en la planimetría del XVIII y principios del XIX ofrecía una angulación, luego desaparecida, en las proximidades de Baños, con la cual se comunica mediante escalones, por estar situada en un nivel bastante más bajo que aquélla. Entre los números 36 y 38 se abre la plaza de Blasco de Garay. Posee un reciente adoquinado y carece de aceras. Se ilumina con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. Su caserío está muy deteriorado, con viviendas unifamiliares de tono popular y modesto, en gran parte cerradas y en ruina. Hay algunas casas de escalera. Varios edificios de la acera izquierda han sido recientemente derribados, por lo que en la actualidad hay varios solares que dejan al descubierto Torneo. La calle cumple funciones casi exclusivamente residenciales y presenta un aspecto popular y descuidado. Apenas tiene tráfico [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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