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lunes, 1 de septiembre de 2025

Un paseo por la plaza San Gil

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza San Gil, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 1 de septiembre, en la región de Nîmes, en la Galia Narbonense, actual Francia, Memoria de San Egidio o Gil, cuyo nombre adopta la población que después se formó en la región de la Camarga, y donde se dice que el santo había erigido un monasterio y completado el curso de su vida mortal (s. VI/VII) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].  
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la plaza San Gil, de Sevilla, dando un paseo por ella.       
     La plaza San Gil es, en el Callejero Sevillano, una plaza que se encuentra en el Barrio de San Gil, del Distrito Casco Antiguo; entre las calles San Luis, Contreras, Sagunto, y Escoberos.
     La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
   Desde que existen noticias, se conoce con el nombre actual, ya que en su centro se levanta la parroquia de este santo. Al menos una zona de la misma sería el cementerio al que se alude en el padrón de 1533. Inicialmente la iglesia se levantaba aislada en medio de la plaza, hasta que en la década de 1940, al construirse la basílica de la Macarena, ésta ocupó la parte de la plaza que daba al norte, por lo que hoy ésta adopta más la forma de una calle curva, uno de cuyos laterales es la citada parroquia; algo más amplia al comienzo, gracias al espacio existente entre el ábside y el ancho de las naves. El pavimento es de asfalto sobre el adoquinado de comienzos de siglo, y las aceras de losetas. El alumbrado público es a base de farolas sobre brazos de fundición adosadas a las fachadas. Salvo la casa núm. 1, de tres plantas, las restantes son de dos y de muy reciente construcción. Apenas existe actividad económica en sus bajos, si bien en 1667 contaba con tres tabernas y bodegas de vino. Relacionada con el cementerio estaría la cruz de hierro sobre pedestal de ladrillo que allí existió hasta la segunda mitad del s. XIX, y que los eruditos y guías del citado siglo ponen en relación con el supuesto enterramiento vivo de un clérigo de dicha parroquia, por orden de Pedro I, al negarse a enterrar de caridad a un pobre. Hasta la construcción de la basílica, la madrugada del Viernes Santo transformaba esta tranquila plaza en un hervidero humano para ver a la Macarena en su salida procesional. Hoy apenas posee algún tráfico de vehículos hasta Parras y Escoberos. La parroquia de San Gil, que tiene allí su única portada, es de estilo gótico y ha sufrido varias reformas y am­pliaciones desde su construcción en la segunda mitad del s. XIII hasta el s. XIX. Aquí existió un hospital con la misma advocación en el s XVI [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Egidio o Gil, abad;
LEYENDA
   Ermitaño y abad benedictino del siglo VII cuya leyenda, al igual que la de Hipólito, se explica por un juego de palabras con su nombre Aegidius, derivado de la palabra griega aïx, que significa "cabra", animal que vuelve a encontrarse en égide (piel de cabra). San Egidio o Gil estaba predestinado por su nombre a convertirse en el santo de la cierva.
     De nacionalidad griega (Natione Grecus), nacido en Atenas, emigró a Arlés, Provenza, en el valle del Ródano, a donde lo atrajo la fama de San Cesario, después de una peregrinación a Roma. Más tarde se retiró en un bosque próximo a Nîmes, donde se alimentaba con la leche de una cierva domesticada. Durante el transcurso de una cacería, el rey visigodo Wamba persiguió a la cierva cuya flecha alcanzó al ermitaño junto a quien el animal había buscado refugio. Contrito por haber herido involuntariamente al santo, el rey hizo construir para él un monasterio benedictino cerca de la desembocadura del Ródano, que llegó a ser famoso bajo la advocación de Saint Gilles. Además del episodio de la cierva herida, el arte retuvo otras dos escenas de su leyenda. Un monje había puesto en duda la virginidad de María, San Gil escribió sobre la arena tres preguntas: si María había permanecido virgen antes, durante y después de la concepción. A manera de respuesta a cada una de ellas, de la arena reseca brotó súbitamente un lirio.
     La historia de la Misa de San Gil es más popular todavía. Carlos Martel lo llamó para pedirle su intercesión a causa de un pecado que no se atrevía a confesar. Al día siguiente, mientras San Gil celebraba misa en presencia del rey, un ángel depositó un pergamino (scedula) sobre el altar, donde estaba escrito el pecado inconfesable y prometida la absolución, con la condición de que el pecador se arrepintiese. Según otra versión, el ángel le habría mostrado la cédula que revelaba la falta secreta a San Gil, quien vio los caracteres borrarse a medida que pronunciaba sus oraciones.
     Carlos Martel, a pesar del evidente anacronismo, puesto que San Egidio o Gil murió en 725, suele ser reemplazado por el emperador Carlomagno, quien habría tenido relaciones incestuosas con su hermana Aude (o Gisela).
     Según la vida rimada del santo que escribió Guillaume de Berneville en el siglo XII, el milagro se habría producido en Orleans, en la iglesia de Sainte Croix, que en el siglo  XVI aún poseía "la cédula del emperador Carlomagno". Hacia el final de su vida, el santo fue a Roma en peregrinación. El papa le donó para su abadía dos puertas de madera de ciprés esculpidas con las imágenes de los Santos Pedro y Pablo. San Gil las hizo arrojar al Tíber encomendándolas a Dios, y las puertas encallaron en la costa del Languedoc, cerca del monasterio de Saint Gilles. Este milagro sin duda se explica por los servicios de navegación que funcionaban regularmente entre los puertos de Ostia y Arles, y que los hagiógrafos recordaban.
CULTO
     La prodigiosa popular de San Gil en la Edad Media se debió en principio a la leyenda que lo presentaba como el único santo que eximía de la confesión. Quienes invocaban a San Gil para la remisión de un pecado se aseguraban la absolución de Dios, con la condición de no reincidir.
     La segunda razón fue el auge de la peregrinación a la abadía de Saint Gilles, situada entre Arles y Nîmes, por donde pasaba el camino hacia Santiago de Compostela, que en el siglo XII, antes de la construcción del puerto de Aigues Mortes, era el principal centro de embarque hacia Tierra Santa. Iban allí para venerar el magnífico relicario de oro descrito en la Guía del peregrino a Santiago de Compostela.
     Provenza se llamaba provincia Sancti Aegidii.
     En Francia su culto no quedó limitado al Mediodía de Provenza y el Languedoc, como lo prueban la iglesia de Saint Gilles, en París, la capilla de Saint Gilles de Montoire, en Vendômois, Saint Gilles sur Vie en Vendée y la iglesia de Saint Gilles de Abbeville. Era el patrón de la ciudad de Valencieenes, y en Caen había una iglesia de Saint Gilles que servía como parroquial de la abadía de la Sainte Trinité, y que fue víctima de los bombardeos de 1944. En Tournai, que en el siglo XV formaba parte del reino de Francia, los regidores impusieron como penitencia al pintor Robert Campin, convicto de falso testimonio, una peregrinación a Saint Gilles.
     En Italia San Gil tenía bajo su advocación iglesias en Florencia y en Pisa.
     En España, Burgos y Zaragoza dedicaron iglesias a San Gil abad.
     En Inglaterra y Escocia, su popularidad está probada por la advocación de numerosas iglesias, la más conocida de las cuales es la catedral de Edimburgo. Londres también dedicó a San Gil una de sus iglesias.
     Aunque no haya padecido martirio, Alemania lo incluyó en la cohorte de los Catorce Intercesores y le dedicó iglesias en Brunswick, Lübeck, Osnabrück y Nuremberg.
     En Austria se convirtió en patrón de la catedral de Graz. En Estiria y Carintia numerosos pueblos llevan el nombre St. Aegyd, S. Aegidi, S. Gilgen y S. Ilgen. Su culto se difundió hasta en los países escandinavos, donde en el siglo XII se le dedicó un altar en la cripta de la catedral de Lund; y en Polonia, donde una iglesia de Cracovia está puesta bajo su advocación.
     Su fiesta coincidía con la de San Lupo de Sens. De ahí la doble dedicatoria de una iglesia parisina y de la iglesia de las afueras de Thiais en los arrabales de Saint Leu (Lupo) - Saint Gilles.
     Sus patronazgos son múltiples. Abogado de los pecadores a causa de su intercesión por Carlos Martel, además era el patrón de los arqueros, de los enfermos y lisiados, porque había sido herido con una flecha (a causa de ese patronazgo de los lisiados, en Londres se puso bajo su advocación una iglesia próxima a Cripple Gate -Puerta de los Enfermos-, que era el equivalente ade la Corte de los Milagros de París), y de las madres nodrizas (Patron der stillenden Mütter), porque había pedido a Dios que le conservara la cierva que le servía de nodriza.
     Se lo invocaba contra el miedo, a causa de la protección que acordara a una cierva en peligro, espantada por la jauría de un cazador. Refugio de las bestias atemorizadas, también daba seguridad a las almas temerosas. Las madres de familia lo invocaban contra los miedos nocturnos y las pesadillas de sus hijos.
     En Turena se lo creía capaz de curar el cáncer, y en Normandía la epilepsia, que allí se llamaba mal de San Gil.
ICONOGRAFÍA
     Vestido con túnica blanca de benedictino, se apoya sobre el báculo abacial. Los pintores italianos a veces le conceden como atributo un lirio que debe interpretarse como armas parlantes, puesto que su nombre en italiano, Gilio, se pronunciaba como giglio, que significa "lirio".
     Protegiendo a una cierva acorralada, su brazo es atravesado por una flecha destinada al animal. La leyenda de la cierva debe ser tardía puesto que no aparece en las representaciones más antiguas del santo.
     La escena de Carlos Martel recibiendo la absolución sin confesión previa fue censurada por el concilio de Trento, por contraria a la doctrina de la Iglesia que exige la sacramentalis absolutio (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
         Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza San Gil, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La plaza San Gil, al detalle:
Azulejo conmemorativo de la Hermandad de la Macarena
Azulejo conmemorativo al párroco D. Manuel Domínguez Bermejo
Retablo cerámico de la Virgen del Rocío
Retablo cerámico de la Virgen del Carmen, de San Gil