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martes, 30 de septiembre de 2025

La pintura "San Jerónimo penitente en su estudio", de Llanos Valdés, en la sala VI del Museo de Bellas Artes

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Jerónimo penitente en su estudio", de Llanos Valdés, en la sala VI del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.        
     Hoy, 30 de septiembre, Memoria de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, ciudad en la que cultivó con esmero todos los saberes y recibió el bautismo cristiano. Después, seducido por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética al ir a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, tras fijar su residencia en Belén de Judea, vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe en muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegado a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Jerónimo penitente en su estudio", de Llanos Valdés, en la sala VI del Museo de Bellas Artes, de Sevilla
     El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
     En la sala VI del Museo de Bellas Artes podemos contemplar la pintura "San Jerónimo penitente en su estudio", obra de Sebastián Llanos Valdés (1605-1677), siendo una pintura en óleo sobre lienzo en estilo barroco, realizada en 1665, con unas medidas de 1'08 x 0'82 m., y procedente de la adquisición de la Junta de Andalucía, en 2004.
    Data de la época de plenitud del artista. A pesar de su tamaño, es una obra magistral dentro de su producción. Su expresión arrepentida y emotiva nos manifiesta la actitud penitente del santo. Sobre un fondo de paisaje, el santo aparece de medio cuerpo con el torso desnudo y el capelo cardenalicio sobre las ramas de fondo. Una serie de atributos lo identifican como doctor de la Iglesia, ya que fue el traductor de la Biblia a varios idiomas y exégeta. Los libros, las gafas, el tintero y la pluma nos revelan su actividad intelectual. El crucifijo y su rostro, transido de dolor, nos indica la dedicación a la oración y la penitencia (web oficial del Museo de Bellas Artes de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia; 
HISTORIA Y LEYENDA

   Uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
   Nació en Estridón, cerca de Aquilea, en Venecia (y no en Dalmacia o en Panonia) en 347; y en Roma fue alumno del famoso gramático Donato.
   Retórico consumado, como San Agustín, además era políglota. Como había aprendido el griego y el hebreo, se jactaba de ser trilingüe.
   Bautizado a los diecinueve años de edad, en 373 partió en peregrinación hacia Tierra Santa. Entre los años 375 y 378 se retiró en el desierto de Siria para llevar una existencia de anacoreta. Fue allí donde escribió la Vida de San Pablo ermitaño.
   De vuelta en Roma en 382, después de residir en Antioquía, se convirtió en el colaborador del papa Dámaso quien le encargó revisar la traducción latina de la Biblia según el original hebreo y la versión griega de los Setenta. Después de la muerte del papa, prefirió regresar a Palestina y en 386 se radicó en Belén, donde terminó la traducción de la llamada Vulgata. Allí murió, en el año 420.
   Sobre este cañamazo, la Leyenda Dorada bordó una novela que proveyó a los artistas un material menos ingrato que la historia: los temas más populares son la Flagelación de San Jerónimo por los ángeles, sus Tentaciones en el desierto y sobre todo la fábula del león domesticado.
1. Durante un acceso de fiebre, soñó que era conducido ante el tribunal de Cristo que le preguntó si era cristiano o ciceroniano y lo condenó a ser azotado por los ángeles. Jerónimo despertó con contracturas, y jurando que no volvería a leer libros profanos.
2. Durante su retiro en el desierto, su piel se volvió negra como la de de un africano. A pesar de sus ayunos y mortificaciones, estaba obsesionado por sueños lascivos de danzas de muchachas desnudas. Para hacer penitencia se mortificaba el pecho día y noche.
3. Un día, cuando explicaba la Biblia a los monjes de su convento, vio llegar hacia él un león que cojeaba. Le extrajo una espina de la pata herida y lo mantuvo a su servicio encargándole que cuidara a su asno mientras éste pacía. Un grupo de caravaneros, aprovechándose de su sueño robaron el asno. Algún tiempo después el león encontró la caravana de mercaderes que volvía por el mismo camino con el asno robado, que usaban, según la costumbre, para guiar a los camellos cargados de mercancías. Con sus rugidos, el león puso a los ladrones en fuga y devolvió triunfalmente el asno al monasterio, y por añadidura, entregó los camellos.
   San Gerásimo, cuyo nombre pudo fácilmente confundirse con el de San Jerónimo.
   Los hagiógrafos copiaron estas leyendas de las vidas de otros santos. Las Tentaciones de San Jerónimo en el desierto de Siria son réplicas de las de San Antonio en el desierto de Egipto. En cuanto a la leyenda del león, se tomó de la historia de un anacoreta de Palestina.
   He aquí como puede explicarse el génesis de esta fábula. Los cuatro doctores de la Iglesia se pusieron en paralelo con los cuatro evangelistas. Ahora bien, San Jerónimo formó pareja con San Marcos quien tiene como atributo un león. Un hagiógrafo, que no comprendía el sentido de dicho atributo, y que recordaba que San Jerónimo había pasado muchos años en el desierto, le habría aplicado la leyenda del león herido, y curado por un santo ermitaño, que había encontrado en la vida de San Gerásimo.
CULTO
Lugares de culto

   San Jerónimo es el patrón de Dalmacia, su pretendida patria, y en consecuencia, de los habitantes de Esclavonia o Schiavoni, como se los llamaba en Venecia, que lo habían adoptado a causa de su atributo, el león, que es también el de San Marcos. Las ciudades de Lyon, Pesaro y la universidad de Salamanca difundieron el culto al santo en Francia, Italia y España.
   Doctor de la Iglesia, además, como San Agustín, es un fundador de órdenes monásticas. Su culto se ha extendido sobre todo gracias a los jerónimos y más tarde a los jesuatos (Gesuati) que adoptaron su regla.
   La orden de los jeronimianos o jerónimos es de origen español. La casa matriz de los jerónimos, como se les llama en España, es Nuestra Señora de Guadalupe, en Extremadura. Los otros monasterios de la orden eran Yuste donde se retiró Carlos V después de la abdicación, el Escorial, creación de Felipe II, El Parral cerca de Segovia, Guisando en Castilla y Santiponce en Andalucía, cerca de Sevilla.
   El establecimiento más célebre de los jerónimos en Portugal era el monasterio de Belem fundado en 1497 a orillas del Tajo por el rey Dom Emmanuel. Fue en conmemoración de la estadía de San Jerónimo en Belén, que los jerónimos de Lisboa dieron tal nombre a su monasterio.
   La orden se había asentado en Italia donde existían conventos jerónimos en Milán y en Roma, cerca de la iglesiade San Onofre, sobre la colina del Janículo. Además, Roma conservaba sus reliquias en la capilla del Pesebre, en Santa María la Mayor, y puso bajo su advocación la iglesia de San Girolamo degli Schiavoni.
Patronazgos
   En toda la cristiandad se lo veneraba con el título de gemma clericorum, stella doctorum, que le aplicaban todos los clérigos, teólogos, eruditos, sobre todos aquellos que tenían la vista fatigada, porque San Jerónimo está representado en su despacho con quevedos. En el Renacimiento se convirtió en el patrón de los humanistas. Es el santo favorito de Erasmo, quien publicó sus obras.
   En nuestros días, a causa de su versión latina de la Biblia, se convirtió en el santo patrón de los traductores, y Valéry Larbaud, en 1946, tituló su colección de ensayos acerca del arte de la traducción, Bajo la invocación de San Jerónimo (Sour l'invocation de Saint Jérome).
ICONOGRAFÍA
   La iconografía de San Jerónimo no tiene en cuenta los datos históricos, tal como sucede con la de San Pablo. En su carta a Eustoquia cuenta que había perdido un ojo: e duobus oculis unum perdidi. No obstante, jamás un artista tuvo la idea de representarlo tuerto.
   La fuente principal de su iconografía es la compilación de un jurisconsulto de Bolonia en 1348. Giovanni d'Andrea (Johannes Andreas), que en su Hiéronymianus, impreso en Basilea en 1516, reunió todos los textos relativos al ilustre doctor de la Iglesia.
   La piedra que el santo emplea para golpearse el pecho y la calavera sobre la cual medita en el desierto, son los símbolos de su penitencia en el desierto. Con San Gregorio Magno, otro doctor de la Iglesia latina, comparte el atributo de la paloma inspiradora. Pero sus emblemas más descriptivos son el capelo cardenalicio y el león domesticado, aunque en realidad no tenga derecho ni a uno ni a otro.
   Nunca fue cardenal, simplemente ejerció funciones de secretario del papa Dámaso. El capelo cardenalicio se le concedió como atributo a partir del siglo XIV, después de la publicación de Hiéronymianus por Giovanni d'Andrea, y además, el capelo cardenalicio no era rojo en sus tiempos, lo fue a partir de 1245. Por otra parte, el león domesticado (leo mansuetus), a quien retira una espina de la pata, está copiado de su casi homónimo San Gerásimo.
   Para indicar que es un estudioso, a partir del siglo XV, con frecuencia se lo representó con quevedos sobre la nariz. El anacronismo es flagrante, puesto que las lentes correctoras fueron inventadas por R. Bacon hacia 1280, más de ocho siglos después de su muerte (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Sebastián de Llanos Valdés, autor de la obra reseñada;
     Sebastián Llanos Valdés. (?, c. 1605 – Sevilla, 10 de octubre de 1677). Pintor.
     Se desconoce el lugar de nacimiento de Sebastián Llanos Valdés, aunque sus apellidos denotan el origen asturiano de sus progenitores. Hijo de Sebastián Ruiz y de María de la Cruz, como declara en su primera partida de matrimonio, debió de pertenecer a la nobleza menor a tenor del reiterado uso del don y a la desahogada posición económica de la que siempre disfrutó.
     Se le ha calificado como un hombre afable y de temperamento apacible, como lo señalan las continuas nominaciones a cargos de la Academia de Bellas Artes de la Hermandad de San Lucas, a la que aparece vinculado desde su fundación en 1660. Carece así de sentido el duelo con Alonso Cano que relata Antonio Palomino, supuesta causa de la marcha del artista granadino de Sevilla. Del éxito de sus obras, da testimonio la décima que en 1664 dedicó el escritor Pedro Álvarez de Lugo “A una pintura de San Lucas de que hizo Don Sebastián Llanos Valdés [...]”.
     Sobre su fecha de nacimiento se barajan los años comprendidos entre 1605 y 1612, aunque los datos proporcionados en su partida matrimonial parecen señalar la fecha de 1605 como la más plausible.
     Existe un vacío total respecto a su infancia y primera educación artística; gracias al testimonio de Ceán Bermúdez se sabe que fue discípulo de Francisco Herrera, el Viejo, aunque no hay prueba documental que lo confirme. Sin embargo, sí se advierten algunos rasgos de su maestro en la rotundidad de los evangelistas de la Casa Pilatos de Sevilla o en la Virgen del Rosario o el Crucificado de la catedral hispalense.
     A tenor de las obras conservadas, todas ellas correspondientes a sus últimos años —se fechan entre 1658 y 1675—, Llanos Valdés se demuestra deudor del estilo de Zurbarán, aunque obras tan tempranas como la Santa María Egipcíaca de colección particular sevillana, firmada y fechada en 1658, se acomodan mejor dentro de la órbita del joven Murillo. Sin embargo, es curioso advertir cómo en obras posteriores, como la Inmaculada del marqués de Gómez de Barreda, fechada en 1665, se aprecia un retorno a los modos zurbaranescos de la década de 1630. También se han señalado ecos de la pintura genovesa en obras como la Vocación de san Mateo y el San Juan Bautista ante el Sanedrín de la catedral de Sevilla.
     Muy longevo y propenso al matrimonio —casó en tres ocasiones— son muchos los datos que se conocen de su vida a partir de 1631, fecha de su primer matrimonio con Jerónima Bernal. Muerta su primera esposa, casó en segundas nupcias con Gregoria de Arellano en 1633, fecha en la que ya debía tener taller abierto, siendo su primer aprendiz conocido un tal Alonso López. En 1648, ingresó en la Cofradía del Santísimo de la Casa Profesa, y un año después volvió a casar con María Pellicer, tras el fallecimiento de su segunda esposa.
     El 20 de diciembre de 1653 fue nombrado alcalde del Gremio de Pintores de Sevilla y, como tal, examinará un año después a Cornelis Schut, artista de origen flamenco afincado en Sevilla.
     Un año crucial en su carrera fue el de 1660. El 11 de enero de dicho año se constituyó en la parroquia sevillana de San Andrés la Academia de Bellas Artes de la Hermandad de San Lucas, en la que participaron Bartolomé Esteban Murillo, Juan Valdés Leal o Francisco Herrera, el Mozo, entre otros. A partir de entonces, estuvo estrechamente vinculado a la Academia sevillana, siempre con cargos de responsabilidad.
     Hasta 1666 no ocupó la presidencia tras el cese de Valdés Leal, prolongándose en el cargo hasta 1669.
     La década entre 1660 y 1670 se caracteriza también por una intensa actividad artística. González León da noticia de cuatro lienzos pintados por Llanos Valdés, Cornelis Schut, Clemente de Torres y Juan Martínez de Gradilla para la capilla de los Pintores de la iglesia de San Andrés, correspondiendo la obra de Llanos con el hoy desaparecido lienzo de San Marcos.
     De 1663 son también el San Francisco en oración del Museo de Le Mans, inspirado en una composición de Lodovico Cardi el Cigoli, y la Santa Teresa de colección particular sevillana.
     De 1664 es la Virgen del Rosario de la catedral de Sevilla, en la que se aprecian similitudes con el cuadro de idéntico asunto de Massimo Stanzione de las agustinas de Salamanca. Se conserva una segunda versión de la Virgen del Rosario en la National Gallery de Dublín; procedente del convento de Santo Tomás, se considera la obra cumbre del artista.
     Obras de considerable importancia son, asimismo, las dos Piedades de la catedral de Sevilla y del Museo Ponce de Puerto Rico. Suya es también la Aparición del Salvador a santa Catalina de Siena, de colección particular gaditana, tradicionalmente atribuida a Murillo debido a la firma apócrifa que posee. Junto a ellas, cabe señalar el Apostolado conservado en el Palacio Arzobispal de Sevilla o las figuras de San Pedro y San Pablo de las esclavas de El Puerto de Santa María, fechadas en 1666, procedentes, según el testimonio de Viñaza, del convento de San Juan de Dios de Sevilla.
     Desde 1668 a 1672, existe un vacío documental en la vida del artista, aunque los especialistas suelen adscribir a este momento el lienzo de Cristo servido por ángeles, de colección particular catalana, claramente inspirado en el cuadro homónimo de Francisco Pacheco.
     A 1672 corresponde la Anunciación del Museo de Bellas Artes de Bilbao y el San José con el Niño de colección particular sevillana.
     Suyas son también una serie de tétricas cabezas de santos degollados, muchas de ellas firmadas, que lo relacionan con Francisco Herrera el Viejo, y Juan Valdés Leal, a quien se le han atribuido en ocasiones.
     Cabe destacarse la Santa Catalina del Museo Goya de Castres (Francia), los lienzos de la Casa-Museo del Greco de Toledo o la Cabeza del Bautista de la colección Carvallo, firmada y fechada en 1675.
     Sebastián Llanos Valdés falleció en Sevilla el 10 de octubre de 1677, siendo enterrado en la parroquia de la Magdalena de la capital hispalense. A través de su testamento, otorgado cuatro días antes de su muerte ante el escribano José de Medina, se sabe que tuvo un hijo con su segunda esposa, llamado Francisco José de Valdés, religioso de la Orden de Predicadores (Ángel Rodríguez Rebollo, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la sala VI del Museo de Bellas Artes, en ExplicArte Sevilla.

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