Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Casa de las Sirenas, de Joaquín de Ayarragaray, de Sevilla.
La Casa de las Sirenas, se encuentra en la plaza Alameda de Hércules, 13; en el Barrio de San Lorenzo, del Distrito Casco Antiguo.
Este palacete romántico, hoy en estado irreparable de ruina [afortunadamente restaurado], fue mandado construir por don Lázaro Fernández de Angulo, marqués de Esquivel, finalizando su construcción en 1864. El proyecto -redactado en 1861- y la dirección de las obras estuvieron a cargo del arquitecto J. Fernández Ayarragaray (que habría de trabajar unos años más tarde en la restauración del crucero y nuevo cimborrio de la catedral).
Se trata de una edificación aislada, situada en el centro del jardín acotado por sus cuatro muros. El que da fachada al paseo de la Alameda está constituido por una crujía en planta baja -caballerizas y dependencias de servicio-, perforada por vanos circulares y una terraza con balaustres en la alta. El resto de los cerramientos del jardín se construyen mediante un zócalo alto y una verja de fundición arriostrada entre pilares de ladrillo avitolados.
La casa, de planta cuadrada, poseía una nítida estructura paladiana, con la construcción de una crujía de borde en torno al espacio central. La escalera se sitúa en una de las crujías laterales, transgrediendo el perfecto esquema simétrico de la composición de la planta. Los recursos formales utilizados en las fachadas se aproximan, sin embargo, a los de los palacetes de mediados del XIX, de referencias estilísticas francesas, puestas en evidencia en la cubierta amansardada en las buhardillas, que remata la edificación.
Las cuatro fachadas, idénticas en su composición, se dividen en calles verticales por pilastras corintias sobre pedestales en planta baja, y toscanas en la alta. El zócalo, la línea de imposta y la cornisa recorren horizontalmente el edificio. Sobre ésta apoyarán las buhardillas de la planta segunda, unidas por un pretil de obra que recoge la cubierta de pizarra.
Construcción de características bastante singulares en nuestra ciudad, pero que responde claramente a la tipología de palacete al estilo francés, que habría de prodigarse en Madrid (duques de Santo Mauro, Portugalete, Uceda, Linares, etc.) en tantas construcciones en torno a la Castellana.
La casa con el jardín ocupa en planta baja una superficie aproximada de 1.700 m2, estimándose una superficie total construida para la casa de l.200 m2 (Guillermo Vázquez Consuegra, Cien edificios de Sevilla: susceptibles de reutilización para usos institucionales. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, 1988).
Se sitúa el palacete en el centro de una parcela de planta cuadrada cerrada por una verja en los flancos lateral y el trasero donde aparece la puerta para el servicio. Se compone de una parte inferior realizada de fábrica en la que apoyan los machones que sostienen el enverjado superior. El diseño se repite por igual en sus distintos tramos presentando su mayor complicación en las zonas inferior y superior y coronándose por una crestería que remata en puntas. Los pilares que soportan los diferentes paños de rejas son de sección cuadrada terminados en una pequeña cornisa y recorridos por hendiduras horizontales.
Se trata de una edificación exenta, situada en el centro del jardín acotado por cuatro muros.
Presenta una planta simple que puede entenderse con facilidad. Basada en un perfecto orden y cuidada simetría distribuye equitativamente ocho dependencias, en torno a un patio central que lógicamente resulta un cuadrado de mayores proporciones. Las salas estaban destinadas a salones de diversos usos en la planta baja y dormitorios en la superior, quedando el cuerpo de escaleras a la derecha del patio. El sótano se destina a cocinas y área de servicios.
El tratamiento de las fachadas mantiene idénticos rasgos en sus cuatro frentes. Responden a la misma ordenación de sus elementos decorativos que se sitúan en una perfecta correspondencia con la compartimentación estructural del interior, y apareciendo el mismo número de vanos en cada una de ellas. Quedan divididas en dos pisos que se fragmentan por pilastras corintias apoyadas sobre basas, las inferiores cajeadas y las superiores estriadas. Resulta una compartimentación tripartita que alberga un vano en los cuerpos laterales y tripartita que alberga un vano en los cuerpos laterales y tres en los centrales. Estos se decoran con marquesinas que presentan veneras y motivos vegetales en la planta baja donde los vanos parten desde la altura del zócalo a modo de ventanas, y frontones rotos de sección curva que cobijan jarrones con frutas en los superiores. En estos una pequeña balaustrada sirve de antepecho puesto que el vano arranca desde la línea de la cornisa.
El jardín, que rodea la vivienda, se encuentra acotado por cuatro muros El correspondiente al paseo de la Alameda está constituido por una crujía en planta baja (caballerizas y dependencias de servicio), perforada por vanos circulares y una terraza con balaustres en la alta. El resto de los cerramientos del jardín se construyen mediante un zócalo alto y una verja de fundición entre sillares de ladrillo avitolados.
Desde el siglo XVI, el sevillano Paseo de la Alameda de Hércules ha sido para la ciudad zona de esparcimiento y recreo. El asistente Don Francisco Zapata y Cisneros, Primer Conde de Barajas, convertiría este sector en un paseo renacentista. En la segunda mitad del siglo XVII, la burguesía quiso recuperar un espacio excepcionalmente bien ubicado en la ciudad para destinarlo nuevamente a paseo. Fue el arquitecto Balbino Marrón quien presentó el plan de alineación y ordenación de los márgenes del Paseo de la Alameda de Hércules, pero el proyecto no llega a realizarse. En la venta de estos terrenos, el Marqués de Esquivel adquiere el lote nº 2 del Proyecto de Reforma que Balbino Marrón realizara en 1857. Lo consideró lugar idóneo para la realización de un palacete que le equiparara a la fuerte burguesía madrileña que por estos años levantaba residencias de este tipo. Encargó su casa a Joaquín Fernández Ayarragaray. La Casa de las Sirenas se comienza a construir en 1861 y se concluye en 1864; es un inmueble que conjuga su planta sencilla, la clara y simétrica disposición de sus cuartos, con la organización clasicista de sus fachadas y el atemperado ornato de la tradición francesa. Actualmente acaba de ser restaurada por el Ayuntamiento de Sevilla y en ella se realizan distintas actividades culturales (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Biografía de Joaquín de Ayarragarray, autor de la obra reseñada;
Joaquín Fernández de Ayarragaray, Joaquín de Ayarragaray. (Hernani, Guipúzcoa, 17 de agosto de 1821– Sevilla, 26 de marzo de 1900). Arquitecto.
Nació en Hernani (Guipúzcoa), pero la mayor parte de su carrera profesional transcurrió fuera del País Vasco. Tuvo una proyección señalada en Sevilla, donde destacó por las reminiscencias francesas de su estilo. Ganó por oposición una cátedra en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad. Su obra capital consistió en la restauración de la catedral sevillana, en la que se empleó los diez últimos años de su vida. A él se deben también la Casa de las Sirenas, en la Alameda de Hércules, el Hotel Roma, la casa del conde de las Atalayas, la de los señores de Portella, la sucursal del Hotel Madrid, el palacio del duque de Montpensier en Sanlúcar de Barrameda, el jardín de Venta Eritaña y el palacio de los duques de Madrid en Villamanrique. En el cementerio hispalense de San Fernando erigió una pequeña capilla clasicista, para la que se inspiró en un sepulcro del parisino Père-Lachaise. También trabajó en su villa natal, para la que proyectó una nueva casa consistorial (la anterior había sido destruida en 1875, en el transcurso de la Guerra Carlista). El edificio de Ayarragaray se terminó de construir en 1899 y está incluido en el Inventario Provisional de Patrimonio Histórico Arquitectónico del País Vasco. Otra de sus últimas obras fue el trazado para la ordenación de la entrada al túmulo de Menga (Antequera), que no llegó a construirse. Proyectó una plaza en la entrada y un edificio destinado a albergar la recepción y la exposición, con una torre-mirador y una casa para el guarda (Elena Legorburu Faus, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la plaza Alameda de Hércules, en ExplicArte Sevilla.
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