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domingo, 16 de abril de 2023

La Ermita del Dulce Nombre de Jesús y Santa Misericordia, en Cantillana (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Ermita del Dulce Nombre de Jesús y Santa Misericordia, en Cantillana (Sevilla).
     Hoy, 16 de abril, domingo siguiente a la Pascua de Resurrección, la Iglesia conmemora la Divina Misericordia, una devoción cristiana promovida por la Iglesia católica enfocada en la misericordia de Dios y su poder, particularmente como una acción de confianza en que la misericordia de Dios y su pasión es el precio ya pagado por nuestros pecados, y que si confiamos en Jesús nuestros pecados nos serán perdonados; Jesús no será nuestro juez sino nuestro Salvador misericordioso, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la Ermita del Dulce Nombre de Jesús y Santa Misericordia, en Cantillana (Sevilla).
     La Ermita del Dulce Nombre de Jesús y Santa Misericordia, se encuentra en la plaza de la Misericordia, s/n; en Cantillana (Sevilla).
     Primitivamente era una iglesia de nave única, pero más tarde se le añadió otra nave en el lado derecho. Las cubiertas son de madera. El retablo mayor es de fines del siglo XVII, existiendo además otro de menores proporciones, de mediados del siglo XVIII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
        La Ermita de la Misericordia se encuentra situada en la plaza de la Misericordia, muy próxima a la parroquia Nuestra Señora de la Asunción. Se tiene constancia a través de libros de visitas que durante un tiempo recibió uso de hospital, seguramente organizado por alguna cofradía.
     Anteriormente, en época musulmana, fue mezquita, por situarse en las zonas más altas del pueblo y su orientación a la Meca. Era costumbre que sobre antiguas mezquitas se levantaran iglesias. La actual iglesia es del siglo XVI y originariamente constaba de una sola nave, posteriormente se construyó otra en el lado de la epístola.
     Posee una portada de ladrillo visto, rematado por una artística espadaña con un rosetón de azulejos. Estilísticamente su estructura presenta planta de salón con presbiterios elevados sobre dos escalones (que presentan algunos azulejos del siglo XVIII). Dicho presbiterio está enmarcado por un gran arco de medio punto de estilo renacentista. Sus forma estriadas, parecen aludir a las acanaladuras de una columna clásica.
     Presenta dos capillas en el lado de la Epístola, abiertas a la nave principal por medio de dos arcos de medio punto, una de ella tapiada e incorporada a la casa de santería. En la actualidad como salas adjuntas tiene una sacristía para el santero con varias habitaciones muy reformadas. En esta zona existía un patio o jardín, que actualmente es la plaza.
     Los techos interiores son de vigas de madera, a dos aguas en la nave central y un faldón simples de capillas laterales. Destaca la portada de estilo mudéjar. Muy característico es el óculo, que se forma por ladrillos enmarcados por azulejos de color azul, blanco y miel. La espadaña, tiene un arquillo de medio punto pero con alfiz (nuevamente conjunción de la vanguardia renacentista y el sistema morisco) y se remata en frontón mixtilíneo y una veleta de forja. En la portada hay una imagen de la Virgen de la Misericordia, de ahí el nombre de la ermita. 
   En la zona del altar existían unas pinturas que al parecer carecían de valor y delante de las anteriores se colocó el actual retablo, del siglo XVIII, donde preside un Niño Jesús de la Escuela Sevillana, así como una pintura de la Virgen de la Misericordia.
     Otra de las singularidades que alberga esta ermita es el simpecado de la Virgen de Belén, antigua hermandad, hoy desaparecida, fundada por hombres exclusivamente. Este precioso simpecado es de terciopelo rojo bordado en plata.
     En los años cincuenta, se funda en ella la Hermandad del Crucificado que toma el nombre de esta iglesia, trasladada luego a la parroquia cuando se fusionó con la ilustre Archicofradía Sacramental. En los últimos años ha acogido las cofradías de San Benito y de la Sagrada Entrada en Jerusalén. En ella, tiene su sede canónica la Hermandad filial de San Benito Abad de Cantillana, siendo desde donde se inicia el último fin de semana de agosto su peregrinaje hasta la ermita del Santo en Castilblanco de los Arroyos (Ayuntamiento de Cantillana).
          En época musulmana fue mezquita. La actual iglesia es del siglo XVI y originariamente constaba de una sola nave. Posteriormente se construyó otra en el lado de la epístola. Se tiene constancia a través de libros de visitas que durante un tiempo recibió uso de hospital, seguramente organizado por alguna cofradía.
     Posee una portada de ladrillo visto, rematado por una artística espadaña con un rosetón de azulejos. Los techos interiores son de vigas de madera, a dos aguas en la nave central y un faldón simples de capillas laterales. Destaca la portada de estilo mudéjar. Muy característico es el óculo, que se forma por ladrillos enmarcados por azulejos de color azul, blanco y miel. La espadaña tiene un arquillo de medio punto pero con alfiz (nuevamente conjunción de la vanguardia renacentista y el sistema morisco) y se remata en frontón mixtilíneo y una veleta de forja. En la portada hay una imagen de la Virgen de la Misericordia, de ahí el nombre de la ermita.
     El actual retablo, del siglo XVIII, está presidido por un Niño Jesús de la Escuela Sevillana, así como una pintura de la Virgen de la Misericordia. Otra de las singularidades que alberga esta ermita es el Simpecado de la Virgen de Belén, antigua hermandad, hoy desaparecida, fundada por hombres exclusivamente.
     En los años cincuenta se fundó en ella la Hermandad. En los últimos años ha acogido las cofradías de San Benito y de la Sagrada Entrada en Jerusalén. En ella, tiene su sede canónica la Hermandad filial de San Benito Abad de Cantillana, siendo desde donde se inicia el último fin de semana de agosto su peregrinaje hasta la ermita del Santo en Castilblanco de los Arroyos (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Festividad del Dulce Nombre de Jesús
   El nombre de Jesús -dice Baur- es un nombre inventado en el Cielo y traído de allí por el Ángel Gabriel, para comunicárselo a la Virgen en el instante de la Anunciación: Darás a luz un Hijo y le pondrás por nombre Jesús. Ahora bien, los nombres impuestos por el Cielo siempre significan un don gratuito otorgado por Dios. Siendo en Cristo este don de la gracia. La salvación de los hombres, con toda propiedad se le impuso el nombre de Jesús, que quiere decir Salvador." (Santo Tomás de Aquino).
   Y, ciertamente, "ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo por el cual podamos salvarnos" (Epist.). La devoción al nombre de Jesús es una preciosa herencia que recibimos de Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán. El Beato Jordán de Sajonia, el Beato Enrique Susón, Santa Catalina de Siena y el Beato Juan de Vicenza, fueron apasionados devotos de este Santo Nombre.
   La Iglesia, pero especialmente algunos de los primeros Padres que crearon su doctrina, insistió en la veneración al "dulcísimo" o "sacrosanto" nombre de Jesús. De hecho, aunque el día 1 de enero se celebraba ya esa fiesta, La Iglesia ha dispuesto se celebre esta fiesta al día siguiente de la octava de la Epifanía, a fin de honrar por modo especial el nombre de Jesús, que es:
   Nombre verdaderamente divino, que sólo Dios pudo imponer al Salvador del mundo. Nombre venerable, que hace doblar la rodilla a todas las grandezas de la tierra. Nombre sacrosanto, que pone en fuga a los espíritus diabólicos. Nombre omnipotente, en cuya virtud se han obrado los mayores milagros. Nombre salutífero, de quien reciben en cierto modo toda su eficacia los Sacramentos de la Nueva Ley. Nombre propicio, pues todo lo puede con Dios, y por respeto al nombre Jesús oye benigno nuestras oraciones. Nombre glorioso, extendido por el celo de los apóstoles a todos los gentiles y a todos !os reyes de la tierra. Nombre augusto, por cuya confesión los santos mártires se gloriaron en sufrir cruelísimos tormentos. Nombre, en fin, incomparable, pues no hay otro debajo, del Cielo en cuya virtud podamos ser salvos. Alabémosle, pues, y bendigámosle en todo tiempo.
   San Bernardo, San Juan Crisóstomo, San Gregorio Niceno, Orígenes o San Agustín son algunos de los escritores sagrados que insisten en la importancia del nombre: "Quid est Jesus, nisi Salvator?", dice San Agustín, y San Bernardo lo llama "óleo saludable" que sana cuando la devoción lo aplica, denominándolo también alimento, fuente, medicina y luz, según recuerda Santiago de Vorágine en su Leyenda Dorada.
   Gregorio X, en 1274, confió a la Orden de Predicadores, en la persona del Maestro General, Beato Juan de Vercelli, "la predicación de la devoción que derrama dulzura sobre los corazones." Se erigieron Cofradías en las iglesias de la Orden, y tan florecientes, que alguna de las actuales, como en los EE. UU. pasa de tres millones y medio el numero de hombres asociados. El fin de la Cofradía es propagar la devoción y culto del Nombre de Jesús contra la blasfemia y profanación de los días festivos (Tomado del Misal de la Orden de Predicadores, editado en Valencia en 1958).
BREVE CRONOLOGÍA DE LA HISTORIA DE LA DEVOCIÓN AL DULCE NOMBRE DE JESÚS
   Durante el Concilio de Lyon, año 1274, el Papa Gregorio X dictó una Bula encaminada a desagraviar los insultos que se manifestaban contra el Nombre de Jesús. Las órdenes de los Dominicos y los Franciscanos fueron las encargadas de custodiar y extender dicha devoción por toda Europa. Así, Gregorio X escribió una carta a Juan de Vercelli, el entonces Superior General de los Dominicos, donde declaraba, "Nos, hemos prescrito a los fieles… reverenciar de una manera particular ese Nombre que está por encima de todos los nombres…".
   Este acto resultó en la fundación de la Sociedad del Santo Nombre. Se decía que el Nombre de Jesús estaba en la boca de San Francisco "como la miel en el panal" y San Francisco mismo escribió, "ningún hombre es digno de decir Tu Nombre". Luego, San Bernardo escribió sermones enteros sobre el Nombre de Jesús y dijo: "Jesús es miel en la boca, melodía en el oído, un canto de delicia en el corazón". San Buenaventura exclama, "Oh, alma, si escribes, lees, enseñas, o haces cualquier otra cosa, que nada tenga sabor alguno para ti, que nada te agrade excepto el Nombre de Jesús".
   Con el nombre “Sociedad del Santo Nombre de Dios” es fundada en 1430, por Fray Diego de Vitoria en el Convento de San Pablo de la ciudad de Burgos la primera Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de España mediante la Bula "Salvatoris et Nómini Nostri Iesu Christi".
INDULGENCIA PLENARIA AL PRONUNCIAR EL DULCE NOMBRE DE JESÚS
   Es Tradición Católica que en la hora de la muerte, pronunciar con los labios o el corazón el Dulcísimo Nombre de Nuestro Salvador, nos puede alcanzar la muy necesaria Indulgencia Plenaria; para ello, debemos cumplir las siguientes disposiciones:
   - Primero, las mismas condiciones requeridas para ganar cualquier indulgencia: es decir, la persona debe estar en estado de gracia cuando se gane la indulgencia y debe tener la intención de ganar la indulgencia.
   - Segundo, debe resignarse completamente a la voluntad de Dios al estar muriendo.
   - Tercero, debe pronunciar el Santo Nombre de Jesús con sus labios, si es posible, y si no fuere capaz de hablar, al menos debe invocar el Santo Nombre de Jesús en su corazón.
   Subráyese especialmente esta última condición de pronunciar el Santísimo Nombre de Jesús. La Congregación de Indulgencias la pidió el 22 de septiembre de 1892 para ganar la indulgencia plenaria in articulo mortis. Es algo que fácilmente se pasa por alto, y por ello, le damos especial atención (www.catholic.net).
Conozcamos mejor la Solemnidad de la Divina Misericordia;
     "La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300)
     La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).
     Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La esencia de la devoción
     La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos fundamentales:
1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
     Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina".
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias.
     "Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad".
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona.
     "Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia".
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias.
     "Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio".
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día.
     "Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas".
La Santa Sede decreta día de la Divina Misericordia
     Una propuesta de Santa Faustina Kowalska
     La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».
     Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».
     Sin embargo, el Papa no había escrito estas palabras, de modo que no aparecieron en la transcripción oficial de sus discursos de esa canonización.
     Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia («Dives in misericordia»).
     Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la misericordia en la relación con los hermanos, hacer conocer el misterio de la divina misericordia, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores. Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia, está presente hoy en 29 países del mundo.
     El decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo domingo de Pascua y las lecturas del breviario seguirán siendo las que ya contemplaba el misal y el rito romano (www.aciprensa.com).
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Más sobre la localidad de Cantillana (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

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