Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Puerta de Morón - Museo Lorenzo Coullaut Valera - Oficina de Turismo, en Marchena (Sevilla).
Hoy, 12 de abril, es el aniversario (12 de abril de 1876), del nacimiento del escultor Lorenzo Coullaut Valera, así que hoy, es el mejor día para ExplicArte la Puerta de Morón, ya que en ella se ubica el Museo Lorenzo Coullaut Valera, en Marchena (Sevilla).
La Puerta de Morón - Museo Lorenzo Coullaut Valera - Oficina de Turismo, se encuentra en la calle San Francisco, 43; en Marchena (Sevilla).
Una de las puertas principales del recinto amurallado de Marchena de época tardoalmohade era aquella que conectaba la medina con el camino a través del cual se llegaba a la ciudad vecina de Morón de la Frontera, de ahí el nombre de puerta de Morón, también conocida actualmente por los propios habitantes del municipio como Los Cuatro Cantillos.
Fue un acceso acodado con un carácter cerrado y militar, al que se accedía desde la ciudad extramuros a través de un arco de herradura apuntado y enmarcado en un elaborado alfiz de cantería, que se encuentra un tanto modificado del aspecto que presentaría en origen. Tanto el arco, como el despiece de sus dovelas, el alfiz y todos los sillares cuadrangulares y ladrillos que lo encuadran, forman parte de la última etapa almohade, a excepción de los salmeres en nacela que conforman la herradura, que están claramente repuestos.
En cuanto a la otra puerta del torreón, aquella que daba acceso a la medina y que se ubica en el alzado Este, se presenta mediante un doble arco de ladrillos rebajado, siendo únicamente originales las jambas del arco más externo, conformadas por sillares perfectamente cortados y colocados. Por tanto, la anchura de la puerta sigue siendo la misma que en origen, pero la rosca del arco ha sido reformada. Por encima de esta puerta, se conservan dos cajones de tapial original, uno de ellos cortado, y sobre los mismos, una línea de ruptura los separa del resto de la fábrica de tapial que emerge tras los restos de un enjabelgado contemporáneo.
La técnica constructiva es la misma que la del resto de muralla tardoalmohade, es decir, a base de cajones de tapial, observables en cada uno de sus cuatro frentes. Con respecto al alzado sur, es el que mejor conserva la fábrica de tapial, donde se observan casi nueve cajones, incluso en algunos puntos se aprecian las juntas verticales que los unen. No obstante, en origen, es muy probable que fuese una construcción unitaria en tapial, aunque su aspecto actual nos delata las continuas transformaciones que se han ido aconteciendo a lo largo de los siglos.
Las cadenas de sillares de las esquinas de los torreones se encuentran fragmentadas. Son grandes sillares de piedra arenisca, trabajados de forma rectangular o cuadrangular que se colocan como refuerzo en las esquinas, apreciable en todos los alzados.
En cuanto al remate almenado original, no se conserva resto alguno, tan sólo sabemos, por otros conservados en diversas partes de la cerca, que sería un tanto más alto y con los merlones más proporcionados que los que encontramos actualmente.
En definitiva, esta tipología de puerta abierta dentro de la propia torre, en cuyo interior se desarrolla el pasaje en recodo, era un sistema más económico que el de arco flanqueado por dos torres. No obstante, la eficacia no era menor, ya que la puerta de acceso se ubicaba en uno de los costados de la torre y no en su frente, que presentaría unas mayores dimensiones, por lo que esa zona quedaba completamente dominada por la terraza de la torre, o bien, por el adarve de la muralla contigua (Torres Balbás, 1985, 618). Encontramos otros ejemplos en la alcazaba de Granada, como son la Puerta Nueva o la Puerta Monaita.
Es muy probable que la bula papal otorgada en 1430 para la reedificación de gran parte de la muralla favoreciera igualmente a este sector, que se encontraba bastante deteriorado con motivo de las agitaciones bélicas acontecidas en Marchena.
Se efectuaron una serie de reformas y añadidos a lo largo de todo el sistema defensivo islámico, reconstruyendo los lugares que habían quedado arrasados y reforzando aquellos puntos más débiles con fábrica de mampuesto y cantería, y con la construcción de torreones semicirculares. En este caso, encontramos un gran zócalo de mampostería careada distribuido por cada uno de los cuatro alzados y que encaja perfectamente con el resto de elementos originales existentes (cadenas de sillares y jambas de puertas). A su vez, se entremezcla con una serie de parcheados de mampostería y retacados de ladrillos correspondientes a una etapa muy posterior. Pensamos que estos grandes zócalos pueden pertenecer al siglo XV, es decir, al momento en el que hemos encuadrado las transformaciones ya citadas que se desarrollaron en el entorno de la puerta de Sevilla, así como la construcción de una serie de torreones semicirculares distribuidos por todo el perímetro amurallado, observándose en todo ello una fábrica constructiva homogénea.
No podemos aseverar rotundamente si fue durante el siglo XVIII o bien ya en el siglo XIX, el momento en el que se produjeron una serie de reformas que afectaron notablemente el aspecto externo de este torreón. Sin duda, la más llamativa fue la apertura de una serie de vanos de entrada o ventilación para diversos negocios en su interior, que cambiarían con el tiempo, incorporados en el zócalo de mampuesto, que a su vez quedó encubierto por una gruesa capa de pintura que homogeneizaba su aspecto, junto con la jabelga que recibió toda la zona intermedia y alta ocultando la primitiva fábrica de tapial. Es por ello, que hasta la segunda mitad del siglo XX, este monumento, que además había perdido todo su remate almenado, aparecía aislado y sin ese carácter militar y fortificado del que en su día hizo gala, y que años después recuperará.
En el siglo XIX, se llevaron a cabo bastantes destrucciones en el trazado amurallado. Una de las más significativas fue la demolición de la puerta de Osuna, de la que tan sólo conservamos uno de los dos torreones que poseía. La puerta de Morón tenía adosada un lienzo de muralla que conectaría con una torre cuadrangular la cual se encontraba en lo que es hoy día la plaza actual del ayuntamiento, donde en la centuria siguiente, en 1906, aprovecharon la base de la susodicha torre para levantar la conocida Torre del Reloj (Alcaide, 2003, 89).
Durante estos años, todo aquello que supusiera un entorpecimiento para el crecimiento y desarrollo de la ciudad sería desmantelado sin excepción alguna. Tal es el caso del lienzo amurallado al que hemos hecho mención, el cual, para poder abrir la calle San Francisco y por la que pudieran pasar los carruajes holgadamente, fue cortado y destruido casi al completo, dejando tan sólo un pequeño vestigio de su grandiosidad, y que encontramos hoy bastante fragmentado y modificado. Es por ello que este torreón adquiere, desde estos momentos, un carácter aislado, presentándose como un nuevo hito monumental junto con la puerta de Sevilla.
Fueron muchas las alteraciones experimentadas en este torreón durante el siglo XIX. Por el tipo de ladrillo empleado en numerosas zonas de cada uno de los cuatro alzados, pensamos que debe tratarse de una obra correspondiente a una etapa bastante moderna, concretamente a esta centuria o a los primeros años del siglo XX.
Pero además, existen una serie de retacados de ladrillos en las partes bajas de los ángulos. En aquellas otras zonas donde ha habido una pérdida de materia constructiva, como es el fragmento de lienzo amurallado cortado en el siglo XIX para incorporar la calle San Francisco (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Se trata de una de las puertas principales del recinto amurallado. Conectaba la medina con el camino que llegaba a Morón de la Frontera, aunque las múltiples funciones a lo largo de la historia, impiden ver a simple vista cuál fue su estructura y función originaria. En nuestra localidad es conocida como “Los Cuatro Cantillos”.
Fue un acceso de eje acodado con carácter cerrado y militar, al que se accedía desde la ciudad extramuros a través de un arco enjarjado de herradura apuntado, enmarcado por un elaborado alfiz de cantería de cuidada factura, pero muy modificado del aspecto primitivo. Este arco se abre a un pequeño umbral, cubierto por bóveda de cañón de ladrillo que mediante otro arco de herradura apuntado realizado en este mismo material, permite el acceso al patio, el cual se desarrollaba entre el vano de entrada y el de salida. Es decir, una doble puerta con abertura de ejes perpendiculares.
Tanto el arco, como el despiece de sus dovelas, el alfiz y todos los sillares cuadrangulares y ladrillos que lo encuadran, forman parte de la etapa tardoalmohade, a excepción de los salmeres en nacela que conforman la herradura, que son posteriores.
En cuanto a la otra puerta, la que daba acceso a la medina, presenta un doble arco rebajado de ladrillos, siendo únicamente originales las jambas del arco más externo, conformadas por sillares perfectamente cortados y colocados.
La técnica constructiva es la misma que la del resto de muralla, es decir, a base de cajones de tapial, observables en cada uno de sus cuatro frentes. Es muy probable que el tapial predominase en toda la construcción, aunque su aspecto actual nos delata las continuas transformaciones a lo largo de los siglos. Las esquinas presentan grandes sillares de piedra arenisca, trabajados de forma cuadrangular que se colocan como refuerzo.
En definitiva, esta tipología de puerta abierta dentro de la propia torre, en cuyo interior se desarrolla el pasaje en recodo, era un sistema más económico que el de arco flanqueado por dos torres (Arco de la Rosa), sin que la eficacia se viera alterada.
La reedificación de gran parte de la muralla, bajo la bula papal otorgada en 1430, tras los movimientos bélicos de la villa, también afectó a esta parte del sistema defensivo islámico, reconstruyendo los lugares que habían quedado arrasados y reforzando aquellos puntos más débiles con fábrica de mampuesto y cantería.
En este caso, encontramos grandes zócalos de mampostería careada distribuidos por cada uno de los cuatro alzados, que podrían pertenecer al siglo XV, momento de las transformaciones de la Puerta de Sevilla, por la fábrica constructiva homogénea, que encaja perfectamente con los elementos originales existentes. Fue durante el siglo XVIII, el momento en el que se produjeron una serie de reformas que afectaron notablemente al aspecto externo de este torreón. La más llamativa fue la apertura de vanos (de entrada o ventilación), incorporados en el zócalo de mampuesto, que quedaron encubiertos por una gruesa capa de pintura y jabelga (revestimiento de cal) en la zona intermedia y alta ocultando la primitiva fábrica de tapial.
En el siglo XIX, se llevaron a cabo bastantes destrucciones en el trazado amurallado y alteraciones en este torreón. La Puerta de Morón tenía adosado un lienzo de muralla que conectaba con una torre cuadrangular, que se encontraba en lo que hoy día es la plaza del ayuntamiento, y donde en 1906, aprovecharon la base de dicha torre para levantar la conocida “Torre del Reloj”.
En estos años de crecimiento y desarrollo, el lienzo amurallado fue cortado y destruido casi por completo para poder abrir la calle San Francisco, de forma que pudieran pasar los carruajes, dejando tan sólo un pequeño vestigio de su grandiosidad. El torreón adquiere así un carácter aislado y su reconstrucción se basó en el retacado (relleno de mortero) de ladrillos en las partes bajas de los ángulos y parcheado en aquellas zonas donde la pérdida de materia constructiva fuera mayor (como por ejemplo, las jambas del arco de herradura).
Una vez entrado el siglo XX, se realizaron una serie de transformaciones que dieron una nueva imagen al torreón más parecida a la que pudiera tener en origen. Se elimina el zócalo pintado que se había incorporado años atrás, dejando relucir el mampuesto que poseía, posiblemente, desde el siglo XV. Las puertas y ventanas pertenecientes a comercios que se encontraban en su interior, rompiendo la primitiva fábrica, se cegaron con unos parches de mampostería. Tan sólo se dejó el balcón de arco apuntado de ladrillos haciéndole leves reformas. Se reconstruyó un remate almenado de tipo oriental, ya que no se conservaba resto alguno del original, más alto que el actual, sobre un doble encintado característico de las construcciones almorávides, con fábrica de ladrillos y recubierto con mortero de cemento, cuyos merlones eran algo desproporcionados en comparación con otros originales conservados en diversos puntos de la cerca.
En el último cuarto del siglo XX, se enjabelgó (blanqueado de cal o yeso) toda la mitad superior donde se encontraba el tapial original tardoalmohade y aún hoy, se deja ver en algunas zonas altas del torreón.
En la década de los 80, se procedió a rehabilitar el interior, momento en el que se colocaron las cristaleras y las verjas de hierro en las puertas para que dieran luminosidad y protección a la exposición que alberga. Aunque existen ejemplos de ejes acodados en puertas almorávides, las características formales (patio, doble arco, uno de cantería y otro de ladrillo, con umbral cubierto por bóveda de cañón), nos permite relacionarla con las obras de fortificación que emprenden los almohades (www.murallasdemarchena.es).
Se trata de una doble puerta con patio y torre que la defiende. En ella tiene su sede la Oficina Municipal de Información Turística. El patio se techó y se instaló una colección de Lorenzo Coullaut-Valera, escultor marchenero de fines del siglo XIX, autor de obras como el monumento a Bécquer en los jardines del parque María Luisa (Sevilla) o el monumento dedicado a Cervantes de la Plaza de España (Madrid).
La muestra de "Lorenzo Coullaut Valera" se encuentra ubicada en un torreón almohade del Siglo XII.
Se inauguró el 12 de Octubre de 1990 y es una colección permanente compuesta por veintitrés esculturas, tres relieves y dos dibujos originales que se reparten en dos salas. Esta magnífica colección fue adquirida por Ilustre Ayuntamiento de Marchena a dos familiares del artista.
Lorenzo Coullaut Valera nace en Marchena el día 12 de Abril de 1876, fruto del matrimonio compuesto por un ingeniero francés y Mª Teresa Valera y Díez de la Cortina natural de Marchena.
Inicia sus estudios de Ingeniería naval en Nantes, que interrumpe para dedicarse al mundo del arte a partir de 1893. Tras volver a Marchena, comienza su formación artística en los talleres de Susillo en Sevilla y Querol en Madrid.
A partir de 1898 se establece como escultor en la Granja (Segovia) y participa con sus obras en las exposiciones nacionales y en múltiples concursos, donde recibe varias menciones honoríficas y medallas. Entre ellos destacan el monumento a Cervantes en la Plaza España de Madrid y el monumento a Bécquer en el parque Mª Luisa en Sevilla.
Se hizo famoso tanto por los premios recibidos como por los múltiples encargos precedentes de entidades públicas y privadas, teniendo obras por toda España y en el extranjero.
El 21 de Agosto de 1932, fallece en Madrid a la edad de 56 años (Ayuntamiento de Marchena).
La puerta de Morón en Marchena era una de las puertas de entrada con que contaba la antigua ciudad amurallada durante la época medieval.
También conocida como de Los Cuatro Cantillos, esta puerta presentaba un carácter cerrado y militar al que se accedía desde fuera de la ciudad a través de un arco de herradura apuntado y enmarcado en un elaborado alfiz de piedra labrada, que se encuentra un tanto modificado del aspecto que presentaría en origen.
Actualmente la puerta de Morón cuenta con tres accesos distintos desde el exterior.
Así, por la calle Las Torres presenta una puerta de entrada acabada en arco rebajado que hoy da acceso a la Oficina de Información y Turismo de esta localidad. Más interesante es la puerta que se abre a la calle San Francisco, de tipo de herradura, con alfiz; a su lado puede leerse el rótulo que anuncia el museo Lorenzo Coullaut Valera, que se encuentra en su interior. Y finalmente, una tercera puerta se abre en la cara siguiente, por donde tiene su entrada el citado museo, a través del apacible y sugestivo Rincón del guitarrista Melchor, con un arco también rebajado formado por una rosca de ladrillo.
Nacido en Marchena, Lorenzo Coullaut Valera fue uno de los escultores más relevantes de la primera mitad del siglo XX, cuya obra se reparte por numerosas ciudades, sobre todo en Madrid y Sevilla, donde realizó numerosos monumentos públicos. En el interior de la antigua Puerta de Morón se encuentra una valiosa colección de obras y bocetos de ese autor representativa de la cultura y estética del historicista y regionalista propia de su época.
Horario
Lunes a viernes de 9.30 a 14.30 h.
Sábados, domingos y festivos de 10.00 a 14.00 h.
En agosto se cierra los domingos (Turismo de la provincia de Sevilla).
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Más sobre la localidad de Marchena (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.
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