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lunes, 11 de enero de 2021

Un paseo por la calle Abel

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Abel, de Sevilla, dando un paseo por ella.
   La calle Abel es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio del Parque Alcosa-Jardines del Edén, del Distrito Este, y va de la confluencia de las calles Tigris y Campos Elíseos, a la calle Éufrates.
   La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
   La vía, en este caso una calle, está dedicada a Abel, personaje bíblico.
   Cruzada a la mitad por la calle Nirvana, que la parte en dos en todos los sentidos, pues al ser ésta última peatonal, la calle Abel tiene dos tramos completamente diferenciados.
   Rotulada con el nombre de uno de los hijos de Adán y Eva, según el tema elegido para las calles del conjunto de calles de esta barriada de los Jardines del Edén. Posee acerado de losetas, calzada pavimentada de asfalto, y con algunos árboles que dividen el aparcamiento en batería, e iluminación con farolas de báculo mural. Los edificios, son viviendas unifamiliares, que disponen de un pequeño porche delantero. 
Conozcamos mejor a Abel, personaje a quien está dedicada esta calle;
La descendencia de Adán y Eva
a) Caín y Abel
   Si los dos primeros hijos de Adán y Eva están frecuentemente representados en el arte de la Edad Media, es como siempre, por razones de prefiguración, extraídas de la concordancia de los dos Testamentos.
   Caín simboliza a los judíos, por ello está tocado con el gorro puntiagudo o cónico impuesto a los israelitas en las juderías. Abel, su hermano menor, prefigura a los gentiles. 
 Pero eso no es todo. Abel es también una de las prefiguraciones de Cristo. Su ofrenda es el símbolo de la Eucaristía; su muerte anuncia la del Salvador en la cruz. Como es el primer pastor, con frecuencia está representado como Buen Pastor, con un cordero en los brazos o al hombro. También es la imagen de Cristo sacerdote, y a este título asociado con Melquisedec (Mosaico de S. Vitale, Ravena).
b) El Baño purificador de Eva
   Después del nacimiento de Caín, Eva toma un baño de purificación. Este tema, desconocido en el Génesis, se ha tomado de Vita Adae et Evae.
c) El Nacimiento de Abel
   Adán lava al recién nacido en un barreño; su hermano mayor Caín vierte el agua.
d) Los Celos infantiles de Caín
   Un capitel del claustro de Tarragona representa a Caín ya celoso de su hermano Abel, que es amamantado por Eva; intenta arrancarlo de los brazos de su madre.
   No se conoce otro ejemplo de este tema, al que no se hace alusión alguna en el Génesis: ha sido inventado por un clérigo catalán de imaginación fértil para preparar el asesinato de Abel.
e) Ofrendas de Caín y Abel
   Gén. 4: 3-6. Caín, el labriego, ofrece al Señor una gavilla de trigo cuyas mejores espigas se reserva; Abel. el pastor, toma el cordero más gordo de su majada. Dios acepta la ofrenda de Abel y rechaza la de Caín.
   ¿Por qué esta preferencia? Porque un Dios siempre es concebido a imagen de sus adoradores y los hebreos primitivos eran un pueblo nómada cuyos pastores errantes superaban en número a los agricultores sedentarios.
   De acuerdo con el texto del Génesis, en el arte cristiano primitivo no se ve ningún altar erigido para el sacrificio; es a partir del siglo XIII cuando las ofrendas son depositadas en uno o dos altares.
   Abel ha recubierto sus manos con un velo, en señal de respeto, al tiempo que Caín presenta con las manos desnudas su gavilla donde la cizaña se mezcla con el trigo.
   ¿Cómo hacer comprender que el Eterno acepta la ofrenda de Abel y rechaza la de Caín? Los artistas adoptaron diversas soluciones.
   1. De acuerdo con las instrucciones del Manual de la Pintura de Denys de Fourna, en el cual se inspira el arte bizantino, la ofrenda de Abel es, en signo de aceptación, consumida por el fuego y la llama del incienso asciende recta hacia el cielo, al tiem­po que el humo desciende hacia el rostro de Caín que se protege con la mano.
   2. La Mano de Dios saliendo de las nubes se vuelve hacia Abel para bendecirlo. A veces hay dos manos celestiales: una bendice a Abel al tiempo que la otra muestra a Caín el puño cerrado.
   3. Dios ha descendido a la tierra: se inclina hacia Abel y da la espalda a Caín.
   4. Encima del altar de Abel planea un ángel que abre los brazos para recibir al cordero aceptado por Dios; detrás del altar de Caín vuela un demonio con alas de murciélago.
   5. Abel está nimbado para subrayar que es el elegido de Dios, Caín no lo está.
f) Caín mata a Abel
   Génesis, 4: 3. Caín, furioso por el rechazo de su ofrenda, mata a su hermano Abel. El primogénito de los hombres es también el primer homicida (Primus natus Kain, primus homicida). San Basilio lo llama «el primer discípulo del Demonio».
   El asesinato de Abel prefigura la muerte de Cristo en la cruz. También es el símbolo de la Felonía. En las Biblias moralizadas, Caín se asimila a Judas que entregó a su maestro Jesús a los judíos para crucificarlo.
   De acuerdo con una leyenda popular de la Edad Media, Caín habría matado a Abel con una rama del árbol de la Ciencia. El instrumento homicida es ya una piedra, un bastón, un hacha, ya una herramienta de agricultor: hoz, azada, azadón, en alusión al oficio de Caín; pero generalmente es una quijada de asno (mandíbula, maxilla asini), semejante a la que emplea Sansón para matar a los filisteos, por­que la edad de hierro comienza en el Génesis con Tubalcaín.
g) La sangre de Abel clama venganza
   De acuerdo con una antigua concepción hebrea, la sangre de la víctima (vox sanguinis) gritaba. Para sofocarla era necesario cubrirla de tierra (Job 16: 18).
h) Caín intenta ocultar el crimen enterrando a su víctima
   Escena infrecuente, sin referencias en el Génesis.
i) La maldición y la huida de Caín
   Génesis, 4:9. Dios pregunta a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abe!?» (Ubi est frater tuus?).» Aquél responde: «No lo sé ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?». Dios lo maldice y condena a errar sobre la tierra, siempre temeroso.
   Según las leyendas, después del fratricidio, Caín habría plantado espinas alrededor de la caverna que habitaba, para alejar a las bestias salvajes, espinas que más tarde servirían para trenzar la corona del Salvador.
   Dicha escena forma pareja con la de los Reproches de Dios a Adán y Eva des­pués del Pecado.
j) Lamentaciones de Adán y Eva sobre el cuerpo de Abel
   Agregado sentimental al relato del Génesis.
   Después de haber matado a su hermano, Caín habría llevado a Adán la ropa en­sangrentada de Abel. Esta escena, ilustrada por un capitel del claustro de la catedral de Tarragona, evidentemente se ha tomado de la historia de los hijos de Jacob que entregan a sus padres la túnica ensangrentada de José.
   En cuanto a la escena de Adán y Eva llorando la muerte de Abel, está calcada de la Lamentación por Cristo muerto y el grupo de la Virgen de la Piedad. Eva toma el cadáver de Abel sobre las rodillas; Adán, que ya tiene el pelo gris, se retuerce las manos de desesperación.
   Un fresco de la Trapa de Lavra, en el monte Athos, agrega un detalle pintoresco y conmovedor. El perro pastor que ayuda a Abel a cuidar sus rebaños, olisca, gemebundo, el cuerpo de su amo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

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