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jueves, 14 de enero de 2021

El busto de San Fulgencio, de los Hermanos Cano Zamorano, en el Retablo Mayor, de la Iglesia de San Vicente

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el busto de San Fulgencio, de los Hermanos Cano Zamorano, en el Retablo Mayor, de la Iglesia de San Vicente, de Sevilla.   
     Hoy, 14 de enero, en la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética, actualmente la región española de Andalucía, San Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó el tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el busto de San Fulgencio, de los Hermanos Cano Zamorano, en el Retablo Mayor, de la Iglesia de San Vicente, de Sevilla.   
   La Iglesia de San Vicente [nº 58 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 62 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle San Vicente, en el Barrio de San Vicente del Distrito Casco Antiguo, aunque la entrada habitual al templo suele ser por la calle Cardenal Cisneros, 8.
      El interior de la Iglesia de San Vicente está presidido por un gran Retablo Mayor realizado por Cristóbal de Guadix entre 1690 y 1706. Tiene un gran cuerpo central, compartimentado por potentes columnas salomónicas, con una estructura central de baldaquino donde se sitúa una talla de San Vicente atribuida al taller de Pedro Roldán. En los laterales se sitúan relieves que representan diferentes pasajes de la vida de San Vicente. En el ático del retablo se sitúa un calvario formado por un crucificado del siglo XVI, del estilo de Roque de Balduque, flanqueado por tallas de San Juan y la Virgen del taller de Roldán. Los bustos de santos que se distribuyen por el retablo son un añadido de Joaquín y José Cano (1753). En la última restauración se pintó la bóveda de la cabecera en tonos azules y rojos, colocándose en la zona del presbiterio los sitiales del coro que realizó Luis de Vilches (1739) (Manuel Jesús Roldán,  Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
   Se representa a San Fulgencio de medio cuerpo, vestido con los ornamentos de pontifical, que aluden a su condición de obispo, primero de Écija y posteriormente de Cartagena. Doctor como sus hermanos, únicamente porta el báculo como atributo iconográfico, en una talla de 0'70 x 0'30 mts. realizada en estilo barroco por los hermanos Joaquín y Juan Cano en 1753 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Fulgencio, obispo
Hermano de los santos Leandro e Isidoro, rige la diócesis de Écija en los primeros años del siglo VII. En el año 610, ya era obispo de Astigi y como tal firma en Toledo el decreto de Gundemaro, por el que se declara a la sede toledana metrópoli de la provincia cartaginense. En el 619 asiste al concilio II de Sevilla, presidido por su hermano san Isidoro, y debió morir poco después (Carlos Ros. Sevilla romana, visigoda y musulmana, en Historia de la Iglesia de Sevilla. Editorial Castillejo. Sevilla, 1992).
Conozcamos mejor la Biografía de San Fulgencio, obispo;
     San Fulgencio, (Cartagena, Murcia, 540-550 – Écija, Sevilla, 620-623). Obispo y santo.
     Los datos históricos son muy escasos y, en su mayor parte, indirectos y ofrecidos por los escritos de sus ilustres hermanos Leandro e Isidoro. Fulgencio nació en Cartago Nova, fruto de la unión de un alto funcionario hispanorromano, Severiano, y de una dama de origen godo y religión arriana primero y convertida al cristianismo tras el exilio. En la misma ciudad nacieron con seguridad dos de sus tres hermanos, Leandro y Florentina, y tal vez, el menor, Isidoro. La familia se vio obligada a salir de Cartagena, probablemente a causa de la rebelión de Hermenegildo y la persecución de Leovigildo y se instaló en Sevilla, donde los padres murieron pronto. Parece ser que, por encargo de su hermano mayor, regresó a Cartagena y el mismo Leandro, en su obra De la instrucción de las vírgenes y desprecio del mundo, dedicado a su hermana Florentina, se lamenta de haber enviado a Fulgencio a dicha ciudad; este texto ha contribuido a que, sin ningún rigor histórico, muchos autores, entre los que destaca el cardenal Belluga, lo citen como obispo de Cartagena.
     En el año 610 aparece firmando, como obispo de Astigi (Écija), el Decreto de Gundemaro por el que se reconoce la primacía de la sede toledana sobre la de Cartagena, entonces bajo el dominio bizantino. Otra noticia documentada lo sitúa en el 612 acudiendo al II Concilio de Sevilla, donde defendió los intereses de su diócesis en unos litigios que lo enfrentaban con los obispos de Málaga y Córdoba. En otro concilio celebrado en Sevilla entre 622 y 624 se abrió un proceso contra el obispo de Astigi y, en este caso, el nombre que aparece no es el de Fulgencio, sino el de Marciano como cabeza de la sede.
     No se conservan obras escritas por él, aunque se le hayan atribuido algunas fruto de la confusión con Fulgencio de Ruspe, discípulo de san Agustín, pero sí parece que su hermano Isidoro de Sevilla escribió De origine officiorum sive de ecclesiasticis officiis, a petición suya, según consta en la dedicatoria de la obra.
     Su culto es tardío y se produce sobre todo a raíz de la invención de sus reliquias y las de su hermana Florentina en el siglo XIV en el extremeño valle de las Villuercas, donde, según la tradición, habían sido llevadas por los cristianos de Astigi que huían hacia el norte de la invasión musulmana y que también llevaban consigo a la Virgen de Guadalupe. Las reliquias de los dos hermanos cartageneros se colocaron en la iglesia de la villa de Berzocana. En 1592-1593 se enfrentaron las diócesis de Plasencia y Cartagena, con su obispo Sancho Dávila a la cabeza, por la posesión de las reliquias, dando lugar al llamado pleito de los santos, que llegó hasta el propio rey Felipe II, quien encomendó el arbitrio al prior del monasterio de Guadalupe, fray Gabriel de Talavera; el asunto se solucionó repartiendo los huesos entre ambas diócesis y mandando dos de ellos al monasterio de El Escorial para el relicario de Felipe II. El pleito y el reparto trajeron consigo la difusión del culto de los dos hermanos en ambas diócesis, Plasencia y Cartagena, de donde es patrón. La devoción al santo también es muy importante en Sevilla.
     El Acta Sanctorum cita su fiesta el 14 de enero y así se celebra en Sevilla, aunque en Cartagena es el 16 y en Plasencia, el 19 del mismo mes.
     Iconográficamente san Fulgencio aparece como obispo, con mitra y báculo y en ocasiones con el libro.
     Dos representaciones muy interesantes del santo se encuentran, una en la iglesia de Santa María de Cartagena, obra de Salzillo, y otra, salida de la mano de Gregorio Fernández, en el retablo de la catedral nueva de Plasencia (Elena Sainz Magaña, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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