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sábado, 9 de enero de 2021

La Glorieta (Jardín) de los Leones, en el Parque de María Luisa

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Glorieta (Jardín) de los Leones, en el Parque de María Luisa, de Sevilla.
   Hoy, 9 de enero, es el aniversario del nacimiento (9 de enero de 1861) de Jean Claude Nicolas Forestier (1861-1930), arquitecto paisajista francés que proyectó entre otros parques y jardines, el Parque de María Luisa de Sevilla, así, que mejor día que hoy para ExplicArte la Glorieta (Jardín) de los Leones, en el Parque de María Luisa, de Sevilla.
     El Parque de María Luisa [nº 64 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla], se encuentra en la glorieta de San Diego, s/n (entrada principal, aunque tiene entradas por el paseo de las Delicias y las avenida de María Luisa, y de la Borbolla), en el Barrio del Prado - Parque de María Luisa, del Distrito Sur.
     En el Parque de María Luisa se encuentra la Glorieta (Jardín) de los Leones [nº 11 en el plano oficial del Parque de María Luisa], y se sitúa entre las avenidas de Hernán Cortés y de Pizarro, y entre el Monte Gurugú y la Fuente de las Ranas.
   A continuación de la Fuente de las Ranas y de otra fuente alargada con surtidores, en un gran espacio ajardinado y rodeada de naranjos, se halla la Fuente o Jardín de Los Leones, la mayor y más vistosa de todas las fuentes del Parque. Elevada del suelo, su forma es poligonal cruzada por dos pasillos perpendiculares que dividen la fuente en cuatro estanques o piscinas. En el cruce de los paseos figura una taza muy baja, con surtidor y decorada con dibujos cerámicos, inicialmente fabricada por Ramos Rejano, y la actual debida a Mensaque Rodríguez y Cía.
   Los leones que le dan nombre y que fueron labrados por el escultor Manuel Delgado Brackembury fueron reemplazados por los actuales, obra de Juan Abascal.
   Entre la Fuente de los Leones y el Monte Gurugú, al fondo del eje central que delimitan las fuentes, se sitúa una pérgola con bancos que se conserva tal y como la diseñó Forestier al proyectar el Parque de María Luisa.
   Cerca de uno de los accesos a esta glorieta, se encuentran una catalpa (Catalpa bignonioides) y un aladierno (Rhamnus alaternus), especie esta última no muy frecuente en jardinería. La catalpa, en cambio, árbol de crecimiento rápido originario de América del Norte, se ve incluso en alineaciones viarias como en la calle Marqués de Luca de Tena o en Periodista Ramón Resa, donde su llamativa floración blanca inunda calles y aceras.
   Las pérgolas que rodean el conjunto de fuentes están cubiertas por trepadoras como bignonias de la especie Pandorea jasminoides, de origen australiano y de flores blancas con toques purpúreos.
   Podemos encontrar también cipreses (Cupressus sempervirens), palmeras canarias (Phoenix canariensis) palmeras datileras (Phoenix dactylifera), naranjos (Citrus aurantium var. amara), rosales y naranjos morunos (Citrus aurantium var.  myrtifolia).
   La mayor parte de los setos que delimitan los diferentes espacios de este jardín están realizados con mirto (Myrtus communis), aunque también hay otros de bonetero (Euonymus japonicus) (www.sevilla.org).
   Proyectada por Forestier en 1913, el Comité Ejecutivo de la E.I.A. encomienda al escultor Manuel Delgado Brackembury, la realización de seis leones de piedra portando escudos, para que rodeen la fuente decorada de azulejería realizada en los talleres de Manuel Ramos Rejano. Estos leones, se instalaron finalmente en 1928, sin embargo los leones que ahora vemos, son obras del escultor sevillano Juan Abascal, quien los realiza por encargo del Ayuntamiento en 1957, en sustitución de los otros, muy deteriorados.
   En posición sedente y situados en los extremos de cuatro de las caras alternantes del octógono que forma la planta, actúan como surtidores que vierten a un canalillo y a su vez al mar fragmentado, separado por espacios transitables, que van a confluir en una fuente baja de traza circular.
   Esta fuente-glorieta, se continúa con un estanque-surtidor entre los parterres, de manera que se acentúa así su "alhambrismo", derivación regionalista en un autor francés que se identifica con nuestro sustrato cultural, incidiendo además en el futuro diseño de jardines. En 1992 se llevó a cabo una restauración del conjunto (Teresa Laffita. Sevilla Turística y Cultural. Fuentes y Monumentos Públicos. Editorial Prensa Española. Madrid, 1998).
Conozcamos mejor la Biografía de Forestier, autor de la obra reseñada;
     Jean Claude Nicolás Forestier, (Aix-les-Bains, Francia, 1861 – París, Francia, 1930). Jardinero y urbanista.
     De origen aristócrata y formación polifacética, estudió en la prestigiosa Escuela de Ingenieros de Aguas y Montes de Nancy. Tras varios destinos llegó en 1887 a París, donde permaneció cuarenta y cuatro años en el departamento de Promenades et Plantations dirigido por Alphand. Finalizó su carrera como inspecteur général de l’art des jardins (1925) con ocasión de la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas en París. Será también miembro fundador (1908) de la sección de Higiene Urbana y Rural del Musée Social, creada en 1894 por jóvenes arquitectos cuyo proyecto de reforma social se expresaba a través de la noción del embellecimiento de la ciudad.
     Participó en la fundación de la Socièté Française des Architectes Urbanistes (1911), de l’Ecole d’Art Public (1916) y de l’Ecole d’Hautes Études Urbaines (1919), y llegó a ser presidente de la Ligue Urbaine (1928). Expuso su teoría urbanista en Grandes Villes et systèmes de parcs (1906) y trabajó como urbanista en Marruecos (1913), La Habana (1918) y Buenos Aires (1923). Fue nombrado en 1897 officier du Mérite Agricole, en 1904 officier d’académie, officier de la Legion d’Honneur en 1926, y comandante de la Orden del Mérito Civil española, con numerosas condecoraciones extranjeras. En España se consagró como una figura de la historia de los jardines españoles y en América Latina como paisajista y urbanista.
     Llegó a Sevilla en 1911 invitado por el Comité Ejecutivo de la Exposición Iberoamericana para realizar el proyecto del parque de María Luisa y más tarde (1915) viajó a Barcelona, a petición de Francesc Cambó, donde conoció a Nicolás María Rubió i Tudurí, quien se convertiría en su discípulo, ayudante y amigo. Sus teorías encajan perfectamente con el Noucentisme imperante por aquel entonces en Cataluña. Trabajó en Montjuic para la Exposición Internacional de 1929, realizando el parque Laribal (1916), la Rosaleda (1918), Miramar (1923), los jardines de Amargós, los jardines del Teatro Griego, la plaza del museo del parque de la Ciudadela y los famosos “Espárragos” (1918), originales columnas luminosas que decoraban la avenida central de la Exposición.
     En España realizó también numerosos jardines particulares para la aristocracia, siendo los más conocidos la finca Moratalla (Córdoba), la Casa del Rey Moro en Ronda, el parterre del palacio de Liria en Madrid o el jardín para la terraza de las Caballerizas del palacio de la Magdalena en Santander para la Casa Real.
     Fue un hombre de gran visión y espíritu abierto, que admiraba profundamente los jardines hispanomusulmanes del Alcázar de Sevilla, la Alhambra y el Generalife de Granada, y definió una particular visión que calificó acertadamente como “el jardín del clima del naranjo”, hecho de luz, color, sonido y perfume que identifican el jardín mediterráneo. Con él renació una nueva forma de interpretar el jardín, apoyada en sólidos pilares botánicos e históricos, adaptados al clima y a las características españolas, y en la que mezcla, la geometría francesa con elementos del mundo clásico latino e islámico, como la cerámica.
     En su obra escrita, especialmente en Jardins, carnets de plan et de dessins (1920), fundamental en la jardinería mediterránea, expone su concepto del jardín como “obra de arte”, en oposición a la naturaleza libre.
     En sus trazados era característica la presencia del agua y los elementos como pérgolas y emparrados, terrazas y escaleras para dar movimiento al terreno.
     En cuanto a las especies vegetales que utilizó, destacan los árboles, los frutales, los setos de mirto, boj o ciprés, y flores como las rosas para ofrecer contrastes de colorido. Fue el responsable de un resurgir del jardín español creando el estilo neosevillano que marcó la pauta en multitud de parques públicos y privados de la primera mitad del siglo XX (Mónica Luengo Añón, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
     Si quieres, por Amoral Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Glorieta (Jardín) de Los Leones, en el Parque de María Luisa, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Parque de María Luisa, en ExplicArte Sevilla.

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