El Cortijo Gobantes, en Los Corrales (Sevilla)

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     La finca se encuentra en tierras antaño de cereal con manchas de olivar, donde la geografía resulta algo accidentada, pues hacia el noroeste el terreno se eleva hasta alcanzar la máxima cota de la loma del Palomar. Los abundantes regueros que discurren por este lugar, afluentes del río Blanco, aportan agua en abundancia que facilita el cultivo de herbáceas y el mantenimiento de una poblada cabaña ganadera.

     Se trata de un cortijo cuya planta en L resulta atípica en el marco geográfico de la Campiña e, incluso, por el exagerado desarrollo lineal de la edificación, en aquellas zonas de serranía que se han incluido en el sector meridional de la provincia de Sevilla. En efecto, la crujía de fachada, muy prolongada, está formada por la agregación de cuatro piezas que aun cuando difieren en sus longitudes, altura, número de plantas y composición de huecos, comparten sin solución de continuidad el plano de fachada. Perpendicular al bloque principal y en su extremo norte, se desarrolla el segundo brazo de la L, que presenta menor longitud pero mayor complejidad volumétrica. A las dos crujías construidas le dan respuesta sendos tramos de tapia en los lados opuestos, definiendo así un complejo cerrado de planta rectangular muy alejada del cuadrado que podemos considerar como definitorio del tipo. Como resultado de lo anterior es la fachada, y no el patio, el elemento preponderante en este cortijo.

     Dado que comparten el ancho de la crujía, las dimensiones de las distintas piezas son parecidas aunque correspondan a usos diferentes. Empezando por el extremo norte, el situado a la izquierda si nos enfrentamos a la fachada principal, nos encontramos con una primera nave cuya planta baja corresponde a la zona residencial, vivienda principal, gañanía, cocina y la capilla, a la que se accede por una pequeña puerta cercana al vértice que comunica directamente con el exterior. El oratorio, sin uso, de extrema sencillez y reducidas dimensiones, se cubre con una bóveda hemiesférica sobre el altar y cuenta con acceso desde el interior de la vivienda. En el otro extremo de este mismo cuerpo de casa hay una puerta de doble hoja que pudo ser el primitivo acceso al patio. Junto con algunas habitaciones, un antiguo granero ocupa buena parte de la planta superior, en la que pequeños huecos se colocan regularmente. Hacia el patio, la vivienda principal está precedida por un ámbito empedrado y delimitado por muretes. De la parte baja de la fachada de este sector merece ser destacada la peculiar versión rústica de la ventana con poyete, un detalle con el que quizás el anónimo autor de la obra reconociera la importancia que la fachada tenía en la misma. 

     El tramo que sigue, a pesar de presentar una única altura, parece ser coetáneo del anterior, dada la inexistencia de discontinuidad constructiva. Una solitaria puerta aparece como el único vano de la fachada. El de tinao parece haber sido el uso de esta pieza, dadas sus características. 

     Recupera asimismo las dos plantas de altura en lo que parece ser un remonte, dado el alero de tejas que aparece en la mitad de la altura; cuatros pequeños huecos, dos por planta, componen la fachada, organizados respetando cierta axialidad. La pieza final vuelve a tener una sola planta, en cuya fachada aparecen otros cuatro vanos de mayor tamaño que los anteriores. Cuadras, con graneros en planta alta y otros espacios de almacenaje son los usos de estas dos piezas a las que se accede por puertas situadas en la fachada interior. 

     El lateral norte del cortijo, perpendicular al que acabamos de describir, también presenta un notable desarrollo longitudinal, en cualquier caso menor que la mitad del anterior. Empieza con una torre cubierta con tejado a cuatro aguas bajo cuyo alero se abre un solitario hueco de reducidas dimensiones, lo que parece propio de un palomar. Adosada a esta aparece otra nave cubierta a doble pendiente, con salida al patio. Garajes para la maquinaria y algunas otras viviendas para los empleados son los usos a los que se destinan estas construcciones. 

     No podemos finalizar sin resaltar el alto valor estético de los muros, impecablemente enjalbegados, que cierran el patio de esta edificación rústica, cualidad estética que se basa en su dilatado desarrollo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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