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viernes, 7 de octubre de 2022

La Iglesia del Convento de Nuestra Señora del Rosario, en Arahal (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia del Convento de Nuestra Señora del Rosario, en Arahal (Sevilla).    
     Hoy, 7 de octubre, Memoria de la Santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la Santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquella que estuvo especialmente unida a la Encarnación, Pasión y Resurrección del Hijo de Dios [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Iglesia del Convento de Nuestra Señora del Rosario, en Arahal (Sevilla).
     La Iglesia del Convento de Nuestra Señora del Rosario, se encuentra en la calle Serrano, 2; en Arahal (Sevilla).
     Fundado el convento en el primer cuarto del siglo XVII, la iglesia responde al estilo arquitectónico de la segunda mitad de ese siglo. El tem­plo es de una sola nave rectangular con cabecera plana. La nave se cubre con una bóveda de medio cañón con lunetos y el crucero con una bóveda de media naranja. La portada principal se encuentra entre los contrafuertes del muro derecho y está formada por un arco de medio punto entre pilastras, sobre el que se sitúa una hornacina con una imagen en terracota de la Virgen del Rosario, del siglo XVIII. El ingreso se hace a través de un bello compás con arcos de medio punto sobre columnas de mármol.
     El retablo mayor tiene columnas salomónicas y es de hacia 1690, recordando el estilo de las obras de Cristóbal de Guadix. En él aparecen las esculturas de Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino, Santa Rosa de Lima y Santa Catalina de Siena, todas del momento del retablo. La hornacina central la ocupa una imagen de candelero de la Virgen del Rosario de finales del XVII. En los muros del presbiterio aparecen pinturas murales del XVIII con escenas de la vida de Santo Domingo, el Nacimiento, la Adoración de los pastores y la Batalla de Lepanto. La cúpula está decorada con pinturas de santas de la orden dominica, datables a mediados del XVIII. En el muro izquierdo se distribuyen retablos y pinturas de la misma época. Entre los primeros destaca el de Nuestra Señora de las Angustias, con una imagen de esa advocación del momento del retablo. En el banco se halla una escultura de Santa Gertrudis, de fines del XVIII. En el muro contrario hay tres retablos: uno neoclásico, de fines del XVIII, con una imagen de vestir de Santa Teresa, otro tipo hornacina, de fines del XVII, con una imagen moderna del Sagrado Corazón de Jesús y el último de mediados del XVIII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004)
     Típica iglesia conventual, de una sola nave con cubierta de bóveda de cañón con lunetos, y presbiterio con cúpula sobre pechinas. La Sacristía, se encuentra cubierta por un sencillo artesonado. El coro, a los pies, está separado del resto de la iglesia por una reja de hierro en el bajo y otra de madera en el coro alto. Los muros son de ladrillo y mampostería. A los pies, se encuentra la torre de ladrillo, dividida en dos cuerpos. El conjunto pertenece al siglo XVII. 
   La portada del muro de la Epístola, está compuesta por elementos clásicos, rematada por una hornacina con la escultura de la Virgen del Rosario. En el lado del Evangelio hay otra puerta que se abre al compás. Las puertas son casetonadas del siglo XVII (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Este antiguo convento se fundó en el primer cuarto del siglo XVII y fue construido siguiendo los cánones de la arquitectura conventual femenina andaluza: sencilla iglesia de cajón con una sola nave y presbiterio cuadrado. La iglesia posee el estilo arquitectónico característico de ese mismo siglo propio de los cenobios.
     Fue producto de iniciativa particular, en concreto de Bartolomé de Reina Arias y su esposa Luisa de Ojeda.
     Las obras de construcción de este Templo se terminaron en el año 1608. Es el único convento de clausura de la localidad y pertenece a la Orden de las Madres Dominicas, quienes elaboran deliciosos dulces artesanales.
     Destaca su retablo mayor, de la última década del XVII.
     El retablo del altar mayor es de estilo barroco formado de dos cuerpos, tres calles y ático con escudo de la orden. En la hornacina del cuerpo central se da culto a la titular, la imagen de Nuestra Señora del Rosario de estimado valor escultórico. En su interior existen numerosos cuadros e imágenes de gran valor.
     Posee una importante colección de bienes muebles entre los que podemos encontrar pinturas e imágenes barrocas, retablos y piezas de plata (Ayuntamiento de Arahal).
     El convento de Ntra. Sra. del Rosario de Arahal, conocido popularmente como convento de las Monjas, fue un convento de clausura que perteneció a las Reverendas Madres de la Orden Dominica hasta junio de 2014 y que, a partir de ese año, pasó a pertenecer a la Orden de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca. 
     Fue producto de iniciativa particular, en concreto de Bartolomé de Reina Arias y su esposa Luisa de Ojeda. Las obras de construcción de este templo se terminaron en el año 1608. Es el único convento de clausura de la localidad y pertenece a la Orden de las Madres Dominicas, quienes elaboran deliciosos dulces artesanales. 
     Se construyó siguiendo los cánones de la arquitectura conventual femenina andaluza: sencilla iglesia de cajón con una sola nave rectangular con muros de ladrillo y mampostería y presbiterio cuadrado. La iglesia posee el estilo arquitectónico característico de ese mismo siglo propio de los cenobios.
     En el presbiterio, el altar mayor es de estilo barroco. El retablo mayor fue realizado en 1693 por el cordobés Cristóbal de Guadix. Es de madera dorada y pintada, de dos cuerpos, tres calles y ático con escudo de la orden dominica del siglo XIX. Tiene dos columnas salomónicas con vides, temas vegetales, cabezas de ángeles, escudo de la orden y de los fundadores. En la hornacina del cuerpo central se da culto a la titular, la imagen de Ntra. Sra. del Rosario del siglo XIV, de estimable valor escultórico.
     En el retablo se sitúan diferentes esculturas en madera policromada de finales del siglo XVII. También hay una imagen del Cristo de la Misericordia, boceto en escayola del actual (1937) (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Santísima Virgen María del Rosario;
     La devoción de la Virgen del Rosario, esencialmente de los dominicos, está muy vinculada con el culto de la Virgen de Misericordia del cual, en ciertos aspectos, no es más que una prolongación.
     El rosario (rosarium) etimológicamente designa una corona de rosas: es una variedad de sarta de cuentas, chapel o chapelet en francés arcaico, usual hasta el siglo XVI, con el mismo sentido. Las cuentas estaban representadas como rosas blancas y rojas que luego se reemplazaron por bolas de dos clases, las más grandes para los Pater que comienzan cada decena, y las más pequeñas para los Ave. El gran rosario se compone de ciento cincuenta Ave María que se llamaba Patenostre Damedie (en francés arcaico, Patenôtre es una corrupción de Patrenostre -Pater Noster-), al tiempo que el pequeño rosario, que es un tercio de grande, sólo tiene cincuenta.
     En suma, es un instrumento para contar, un ábaco, como aquéllos que empleaban los comerciantes y que usan los musulmanes, aunque en este caso sirvan para contar plegarias y no dinero.
     Los dominicos hacían remontar el origen de esta devoción al fundador de la orden, en consecuencia, al siglo XIII. Alrededor de 1210 la Virgen se habría aparecido a Santo Domingo y le habría entregado un rosario que éste llamó corona de rosas de Nuestra Señora, y fue gracias a ese talismán que habría triunfado contra la herejía albigense.
   En realidad, como lo demostraron los bolandistas, el rosario no es una intervención de Santo Domingo sino de un santo bretón de su orden, personaje poco edificante, y hasta de una lujuria desvergonzada, que se llamaba Alain de la Roche (Alanus de Rupe) que vivió a finales del siglo XV. Hacia 1470 escribió una obra titulada De Utilitate Psalterii Mariae, que fue traducido a todas las lenguas.
     En 1475, Sprenger, el prior de los dominicos de Colonia, especie de Torquemada alemán, autor del famoso Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas), instituyó en esta ciudad la primera cofradía del Rosario, que fue aprobada por una bula pontificia. La Virgen del Rosario no apareció sobre ningún documento figurativo anterior al último cuarto del siglo XV (no obstante, en algunos pequeños bajorrelieves ingleses de alabastro, que normalmente datan del siglo XIV, se ve aparecer, junto al arcángel San Miguel que pesa las almas en la balanza, a la Virgen que intenta engañar, como Satán, pero en sentido opuesto, esforzándose en inclinar la balanza en favor de un alma en peligro, colocando un rosario sobre el extremo del astil). Se trata entonces de una devoción tardía, más o menos contemporánea del culto de la Virgen de los Siete Dolores o de las Siete Espadas, y muy posterior a las Vírgenes de la Piedad y de Misericordia.
     Gracias a la propaganda de los dominicos que patrocinaron cofradías del Rosario en todas partes, esta nueva devoción se difundió con asombrosa rapidez. El papa le atribuyó en 1571 el mérito de la victoria de Lepanto sobre la flota turca.
Iconografía
     Para representar a la Virgen del Rosario, los dominicos tomaron en principio el tipo de la Virgen de Misericordia. En un tríptico de la iglesia de San Andrés de Colonia, fechado en 1474, que es la primera representación conocida del tema, la Virgen sólo se distingue de la Schutzmantelmadonna porque su manto está estirado como una cortina por dos santos dominicos, Santo Domingo y San Pedro Mártir, y porque dos ángeles sostienen una triple corona de rosas sobre su cabeza. 
     Una segunda fórmula, que no tardó en sustituir a esta imitación, no fue mucho más original: esta vez los dominicos tomaron el modelo de la Virgen de los Siete Gozos o de los Siete Dolores, rodeada por una aureola de tondos. La Virgen del Rosario se inscribe en una sarta en forma de mandorla, compuesta por grandes rosas historiadas que se intercalan entre cada decena. La Salutación Angélica de Veit Stoss, suspendida de la cúpula de la iglesia de San Lorenzo de Nuremberg, es uno de los ejemplos más conocidos de este tipo: el grupo mariano se inscribe en un rosario de cincuenta pequeñas rosas separadas por tondos.
   Por último, se vio aparecer un tercer tipo iconográfico que excluye definitivamente estas contaminaciones. La Virgen se representó sentada, con el Niño Jesús sobre las rodillas, y es ella o el Niño quienes presentan el rosario a Santo Domingo.
     A la Virgen dominica del Rosario, los carmelitas opusieron la Virgen del Escapulario. Nuestra Señora del Carmelo se habría aparecido al general de la orden San Simón Stock, y le habría entregado un escapulario, prometiéndole que quienquiera lo llevase estaría al abrigo de las penas del Infierno e incluso de las del Purgatorio (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Historia de la Solemnidad del Rosario
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      Esta fiesta, ligada al ejercicio piadoso del rezo del salterio mariano, tiene su origen en las Cofradías del Rosario, que florecieron en la segunda mitad del siglo XV, las cuales acostumbraban a solemnizar el primer domingo de octubre con la misa de la Virgen Salve radix sancta del Rito Dominicano.  El diecisiete de marzo de 1572 inscribió San Pío V Ghislieri en el Martirologio Romano en el día siete de octubre el título de Santa María de la Victoria para conmemorar la victoria de Lepanto, que había acaecido el domingo siete de octubre del año anterior, 1571.  Dos años más tarde, Gregorio XIII Boncompagni, por la Bula Monet Apostolus de uno de abril de 1573, permitió que se celebrase una fiesta en honor del Santísimo Rosario el primer domingo de octubre en las iglesias o capillas que venerasen tal advocación mariana en memoria de la intercesión mariana en la victoria naval. Fue extendida a toda la Iglesia Latina el tres de octubre de 1716 por Clemente XI Albani tras la victoria sobre los turcos en Peterwardein. Benedicto XIII Orsini, dominico, le introdujo lecciones propias. León XIII Pecci, gran devoto y propagador del rosario le concedió Oficio propio en 1888. Fue fijada en la fecha actual el año 1913 en la reforma del calendario de San Pío X Sarto y en el 1969 figura como memoria obligatoria (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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