Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza San Agustín, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 28 de agosto, Memoria de San Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, que, convertido a la fe católica después de una adolescencia inquieta por los principios doctrinales y las costumbres, fue bautizado en Milán por San Ambrosio y, vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en la actual Argelia, durante treinta y cuatro años fue maestro de su grey, a la que instruyó con sermones y numerosos escritos, con los cuales también combatió valientemente los errores de su tiempo y expuso con sabiduría la recta fe (430) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la plaza San Agustín, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La plaza San Agustín es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo, y en el Barrio de San Roque, del Distrito Nervión; en la calle Recaredo.
HISTORIA Y LEYENDA
Es uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
Nació en 354 en Tagaste, cerca de Hipona, en el norte de África. Estudió retórica en Cartago, luego en Roma hacia donde se fugó en 383. En sus Confesiones ha contado los extravíos de su juventud disipada y la obstinación con que se ató a la herejía de los maniqueos.
Su conversión tardía, por la influencia de las plegarias de su madre Mónica las instrucciones de San Ambrosio, tuvo lugar en Milán, en 387. Estaba acostado bajo una higuera en un jardín cuando oyó una voz que le decía: "Toma y lee (Tolle, lege)." Abrió al azar las Epístolas de San Pablo que tenía a mano y cayó en este pasaje (Rom. 13_ 13-14): "Andemos decentemente (...) no en amancebamiento y libertinaje (...), antes vestíos del Señor Jesucristo (Induite Dominum Jesum Christum)." En su espíritu, las tinieblas de la duda se disiparon de inmediato. Recibió el bautismo con su amigo Alipio y su hijo Adeodato.
Mónica, su madre, murió en Ostia en el momento en que él se embarcaba para regresar a África. Volvió a su patria y en 395 fue consagrado obispo de Hipona, donde murió en 430, después de haber escrito la Ciudad de Dios durante el sitio de Hipona por los vándalos. El episodio más popular de su leyenda es la aparición ante el santo de un niño -a veces convertido en angelito o en Niño Jesús- cuando meditaba acerca del misterio de la Santísima Trinidad. El niño se esforzaba en la playa queriendo vaciar el mar con una concha o cuchara: la empresa era tan insensata como pretender explicar el misterio de la Santísima Trinidad.
Esta historia apareció a principios del siglo XIII, en una compilación de Exempla para uso de los predicadores que reunió el cisterciense renano Cesario de Heisterbach. Pero en esa obra se hablaba de un teólogo anónimo. Fue el dominico francés Thomas de Cantimpré quien tuvo la idea de sustituir al scolasticus quidam por San Agustín, a causa del tratado que éste escribiera: De Trinitate. Al mismo tiempo, dicho autor transfiere la escena a la costa mediterránea africana, cerca de Hipona; aunque otros autores la sitúan en Civita Vecchia. Puede verse la inconsistencia de esta leyenda que sólo se hizo popular en el siglo XV.
CULTO
En el siglo VIII su cuerpo fue transportado por Luitprando, rey de los lombardos, a Pavía, cerca de Milán, en cuya iglesia de San Pietro in Ciel d'Oro se edificó su tumba. Algunos fragmentos de sus reliquias fueron depositados en el emplazamiento de Hipona en el siglo XIX.
Lo reivindican fundador de orden los ermitaños y los religiosos regulares de San Agustín, agustinianos o agustinos, quienes se diferencian de los franciscanos por un cinturón de cuero que les ciñe el hábito, el lugar del cordón.
En Padua, la capilla de los Eremiti o Eremitani fue decorada por Mantegna con unos frescos destruidos en 1944, durante la guerra.
La regla de San Agustín fue adoptada además por los antonitas, los premonstratenses, los servitas, los trinitarios, los mercedarios y las órdenes de Santa Brígida.
Por sus escritos lo han elegido como patrón los teólogos y los impresores. En Florencia su protección se extiende a los pezzai (recolectores de residuos) que juntan los papeles viejos.
Aunque no sea un santo curador, en los países de lengua germánica la etimología popular, que estableció una relación entre Agustín y Auge (ojo), le confirió el poder de curar enfermedades oculares. Y también el de calmar la tos (Husten).
Por su carácter africano, se lo invocó contra las plagas de langosta.
ICONOGRAFÍA
Está representado casi siempre como obispo, con mitra y báculo; pero a veces como el simple monje Agustín con hábito negro y cinturón de cuero. Su atributo habitual es el corazón inflamado, atravesado por una o tres flechas (cor caritate divina sagittatum), del que habla en el IX libro de sus Confesiones: "Habías herido mi corazón con las flechas de tu amor (Sagittaveras tu cor meum charitate tua)." Lleva el corazón en la mano o pintado sobre el pecho. Así como hay santo cefalóforos, puede decirse que Agustín pertenece a la categoría de los cardióforos. A partir del siglo XV con frecuencia se lo caracteriza por la presencia de un niño que se aparece en la playa, donde se empeña en vaciar el mar con una concha o cuchara (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza San Agustín, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Hoy, 28 de agosto, Memoria de San Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, que, convertido a la fe católica después de una adolescencia inquieta por los principios doctrinales y las costumbres, fue bautizado en Milán por San Ambrosio y, vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en la actual Argelia, durante treinta y cuatro años fue maestro de su grey, a la que instruyó con sermones y numerosos escritos, con los cuales también combatió valientemente los errores de su tiempo y expuso con sabiduría la recta fe (430) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la plaza San Agustín, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La plaza San Agustín es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo, y en el Barrio de San Roque, del Distrito Nervión; en la calle Recaredo.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Recibe esta denominación desde el s. XV por encontrarse inmediata al convento de padres agustinos de igual advocación. Durante varios siglos el topónimo daba nombre a un espacio más amplio, el que quedaba abierto y sin urbanizar entre la Puerta de Carmona y el convento. Tras el derribo de las murallas y de la puerta, este espacio fue sometido a sucesivas ordenaciones, de las cuales la más importante fue la alineación aprobada en 1887 para Recaredo, como consecuencia de las cuales la plaza quedó circunscrita al ámbito que hoy ocupa. Presenta una planta triangular, con uno de sus lados totalmente abierto a Recaredo, y de la confluencia de los otros dos arranca la barreduela de la Concepción. Fue adoquinada y dotada de aceras en la segunda década de la presente centuria, y actualmente la calzada está asfaltada.
La plataforma central posee una planta irregular, adaptada a las exigencias de la circulación. En 1887 se procedió a la ordenación general de la plaza con la construcción de un paseo con farol-fuente, que será reparado en 1907; en 1957 se realizó otra reforma general. Hoy el mobiliario se reduce a unos bancos de piedra, detrás de los cuales se disponen unos parterres de forma triangular con adelfas y naranjos, más otros pies de naranjos aislados. Su pavimento es de terrazo y posee una única farola de báculo. En una esquina se sitúa una cabina de teléfono y un quiosco de prensa; en 1977 la prensa local se lamentaba de la sustitución de los antiguos quioscos de madera por los de aluminio y elogiaba la pervivencia de uno de los primitivos de esta plaza; pero poco eco tuvo que tener este alegato en pro de su conservación, porque el que actualmente existe también es de aluminio. El mucho tráfico y consecuente ruido que hay en la confluencia de la "ronda" y la Puerta de Carmona no parece invitar a la utilización de la plaza como espacio de recreo.
El convento de San Agustín fue fundado extramuros a finales del s. XIII o comienzos del siguiente, ocupando la manzana de Recaredo esquina a Luis Montoto. En el terremoto de 1755 quedó semiderruido y se reconstruyó al año siguiente. Tras la exclaustración general fue dedicado a presidio entre 1843 y 1873, fecha en la que pasó a ser mercado provisional de abastos, y el tiempo que permaneció con este uso fueron permanentes las quejas sobre sus malas condiciones higiénicas. A principios de siglo fue demolida una parte del mismo, quedando hoy varios elementos embutidos en las casas que forman la manzana. En la edificación predominan las casas de escalera de tres plantas, siendo de destacar la vivienda unifamiliar del núm. 5, de estrecha fachada, pero toda ella ocupada en el primer piso por un gran balcón de cierro. En la esquina a Recaredo se levantaba un edificio modernista de principios de siglo, atribuido a José Espiau y Aníbal González que, a pesar de las voces que se levantaron para su conservación, fue demolido en 1978. Entre 1896 y 1933 estuvieron establecidas en esta plaza las Escuelas Evangélicas. En 1620 se celebró una corrida de toros para celebrar la beatificación de fray Tomás de Villanueva [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
CONVENTO DE SAN AGUSTÍN. Convertido en almacén y oficinas, sólo se conservan el refectorio y el claustro. El primero es una gran sala, dividida en siete tramos por arcos fajones apuntados y cubierta con bóvedas de crucería. Fue construido entre los años 1362 y 1366. El claustro ha sufrido más deterioro al estar dedicado a garaje y almacén de maderas. Consta de tres plantas, todas ellas con arquerías, la inferior sobre pilares, la segunda sobre columnas pareadas y la tercera también sobre pilares [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia; HISTORIA Y LEYENDA
Es uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
Nació en 354 en Tagaste, cerca de Hipona, en el norte de África. Estudió retórica en Cartago, luego en Roma hacia donde se fugó en 383. En sus Confesiones ha contado los extravíos de su juventud disipada y la obstinación con que se ató a la herejía de los maniqueos.
Su conversión tardía, por la influencia de las plegarias de su madre Mónica las instrucciones de San Ambrosio, tuvo lugar en Milán, en 387. Estaba acostado bajo una higuera en un jardín cuando oyó una voz que le decía: "Toma y lee (Tolle, lege)." Abrió al azar las Epístolas de San Pablo que tenía a mano y cayó en este pasaje (Rom. 13_ 13-14): "Andemos decentemente (...) no en amancebamiento y libertinaje (...), antes vestíos del Señor Jesucristo (Induite Dominum Jesum Christum)." En su espíritu, las tinieblas de la duda se disiparon de inmediato. Recibió el bautismo con su amigo Alipio y su hijo Adeodato.
Mónica, su madre, murió en Ostia en el momento en que él se embarcaba para regresar a África. Volvió a su patria y en 395 fue consagrado obispo de Hipona, donde murió en 430, después de haber escrito la Ciudad de Dios durante el sitio de Hipona por los vándalos. El episodio más popular de su leyenda es la aparición ante el santo de un niño -a veces convertido en angelito o en Niño Jesús- cuando meditaba acerca del misterio de la Santísima Trinidad. El niño se esforzaba en la playa queriendo vaciar el mar con una concha o cuchara: la empresa era tan insensata como pretender explicar el misterio de la Santísima Trinidad.
Esta historia apareció a principios del siglo XIII, en una compilación de Exempla para uso de los predicadores que reunió el cisterciense renano Cesario de Heisterbach. Pero en esa obra se hablaba de un teólogo anónimo. Fue el dominico francés Thomas de Cantimpré quien tuvo la idea de sustituir al scolasticus quidam por San Agustín, a causa del tratado que éste escribiera: De Trinitate. Al mismo tiempo, dicho autor transfiere la escena a la costa mediterránea africana, cerca de Hipona; aunque otros autores la sitúan en Civita Vecchia. Puede verse la inconsistencia de esta leyenda que sólo se hizo popular en el siglo XV.
CULTO
En el siglo VIII su cuerpo fue transportado por Luitprando, rey de los lombardos, a Pavía, cerca de Milán, en cuya iglesia de San Pietro in Ciel d'Oro se edificó su tumba. Algunos fragmentos de sus reliquias fueron depositados en el emplazamiento de Hipona en el siglo XIX.
Lo reivindican fundador de orden los ermitaños y los religiosos regulares de San Agustín, agustinianos o agustinos, quienes se diferencian de los franciscanos por un cinturón de cuero que les ciñe el hábito, el lugar del cordón.
En Padua, la capilla de los Eremiti o Eremitani fue decorada por Mantegna con unos frescos destruidos en 1944, durante la guerra.
La regla de San Agustín fue adoptada además por los antonitas, los premonstratenses, los servitas, los trinitarios, los mercedarios y las órdenes de Santa Brígida.
Por sus escritos lo han elegido como patrón los teólogos y los impresores. En Florencia su protección se extiende a los pezzai (recolectores de residuos) que juntan los papeles viejos.
Aunque no sea un santo curador, en los países de lengua germánica la etimología popular, que estableció una relación entre Agustín y Auge (ojo), le confirió el poder de curar enfermedades oculares. Y también el de calmar la tos (Husten).
Por su carácter africano, se lo invocó contra las plagas de langosta.
ICONOGRAFÍA
Está representado casi siempre como obispo, con mitra y báculo; pero a veces como el simple monje Agustín con hábito negro y cinturón de cuero. Su atributo habitual es el corazón inflamado, atravesado por una o tres flechas (cor caritate divina sagittatum), del que habla en el IX libro de sus Confesiones: "Habías herido mi corazón con las flechas de tu amor (Sagittaveras tu cor meum charitate tua)." Lleva el corazón en la mano o pintado sobre el pecho. Así como hay santo cefalóforos, puede decirse que Agustín pertenece a la categoría de los cardióforos. A partir del siglo XV con frecuencia se lo caracteriza por la presencia de un niño que se aparece en la playa, donde se empeña en vaciar el mar con una concha o cuchara (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza San Agustín, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.
La Plaza San Agustín, al detalle:
Edificio plaza San Agustín, 5
Retablo cerámico de San Agustín
Retablo cerámico de la Virgen de los Reyes
No hay comentarios:
Publicar un comentario