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sábado, 21 de agosto de 2021

La localidad de El Viar (Alcalá del Río), en la provincia de Sevilla

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de El Viar (Alcalá del Río), en la provincia de Sevilla.
     Hoy, 21 de agosto, Memoria de San Pío X, papa, que primero fue sacerdote en una parroquia, y después de obispo de Mantua y patriarca de Venecia, en Italia. Finalmente, elegido Sumo Pontífice, se propuso como programa de gobierno recapitular todo en Cristo, lo que llevó a cabo con simplicidad de ánimo, pobreza y fortaleza, promoviendo entre los fieles la vida cristiana con la participación en la Eucaristía, la dignidad de la sagrada liturgia y la integridad de la doctrina (1914) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la localidad de El Viar (Alcalá del Río), en la provincia de Sevilla, cuya iglesia parroquial está dedicada a San Pío X, papa
     Textos y fotografías recogidos de: Ricarda López González, y Rosa M. Toribio Ruiz, Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla. Arquitectura y Arte. Diputación de Sevilla y Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. Sevilla, 2020.
   El poblado de colonización de El Viar, antes del Caudillo, se asienta en la antigua finca de Albatán en el término municipal de Alcalá del Río. Fue proyectado en 1952 por el arquitecto Pedro Castañeda Cagigas, funcionario del Instituto Nacional de Colonización. Pertenece a la Zona Regable del Viar, al igual que los pueblos de Torre de la Reina, Esquivel o San Ignacio del Viar, estudiados por Manuel Calzada Pérez como ejemplos de la arquitectura española de los años cincuenta que se debaten entre la modernidad y la tradición. Los colonos que habitaron esta localidad procedían del Viso del Alcor, Alcalá del Río, Villaverde del Río, Mairena del Alcor y Granada. El arquitecto siguió todas las normas y directrices del Servicio de Arquitectura, dirigido por José Tamés, para crear un típico pueblo de colonización, inspirado en la arquitectura popular andaluza de paredes blancas, vanos irregulares, rejas verdes y cubierta de tejas moriscas.   
   Castañeda diseña el plano urbanístico con un trazado racionalista en cuadrícula, que quiebra o retranquea viviendas para evitar las perspectivas infinitas. Para impedir la monotonía de las calles creó ocho tipos de viviendas para colonos, además de la de los obreros, maestros, comerciantes o médico. 
   Una ronda perimetral bordea el poblado y pequeñas calles peatonales sin salida separan la circulación de peatones de la de carros y animales. Los cruces en turbina con pequeños ensanches arbolados facilitan la convivencia de los vecinos.
   El acceso al pueblo se efectúa por la carretera A-8006, nos conduce a un frente ajardinado donde se abre la calle principal de la Iglesia. Al fondo podemos observar la fachada de la iglesia de San Pio X, situada en la Plaza Mayor verdadero corazón del pueblo. Se trata de una plaza porticada en forma de U sobre pilares troncocónicos invertidos, enlosada y ajardinada, donde contrasta el verde de la vegetación con el blanco de las edificaciones que conforman la plaza. En las esquinas se sitúan el Ayuntamiento y la Iglesia, ocupando el resto del espacio las viviendas del sacerdote, funcionarios y maestros. El arquitecto diseñó otras dos plazas menores, una en la calle de Artesanía y otra en la Avenida de Los Colegios.
   Las viviendas de los colonos responden a ocho tipos distintos, como hemos dicho anteriormente. Son de una o dos alturas, construidas en hilera, pareadas o aisladas, de tres dormitorios y parcela de servicio para las tareas agrícolas-ganaderas en la parte trasera con entrada independiente de la casa. Todas tienen los paramentos blancos, como las casas de los pueblos andaluces, en los que también se ha inspirado para diseñar las pequeñas ventanas cierro barrocas, balcones, terrazas cubiertas, celosías geométricas y cornisas de teja árabe.
   La Iglesia de San Pío X es el edificio más monumental del poblado. Su fachada de corte muy tradicional tiene cierto parecido con la iglesia de San Juan Bautista de Torrecera, Cádiz. 
   Desde la plaza, precedida por el jardín, podemos observar la altura de su torre-campanario y la fachada blanca de testero plano y cubierta a dos aguas rematada por una cruz. Se estructura mediante un gran dintel que retranquea la fachada, en él que se abre un gran rosetón neogótico que da luz al interior del templo y la puerta de acceso.
   La altura de su torre-campanario se convierte en un elemento omnipresente del poder religioso en todo el pueblo, reclamo publicitario y elemento de localización, como un faro, desde la lejanía. Posee dos cuerpos, el primero, el de escalera, un paralelepípedo de planta cuadrada donde luce un reloj y el segundo, el cuerpo de campanas, abalconado con remate piramidal decorado con franjas de cerámica en zig-zag de color blanco y azul.
   El interior de planta basilical de una sola nave ha sido muy modificado desde que se desplomó la techumbre en el año 2010 y se cambió la solería y la cubierta. Se han efectuado multitud de añadidos llenando el espacio de imágenes, cuadros y altares, que han desvirtuado el diseño original, perdiendo su sentido litúrgico y espiritual.
   El altar mayor, hoy día pintado de rojo, está presidido por el retablo dedicado a San Pío X, que ha sido elevado para colocar debajo un crucificado, que no pertenece a la dotación original. Realizado al óleo es una obra seriada sin firmar, existiendo otra igual en el poblado de Sotogordo, Jaén. En el centro de la composición, concebida como un tríptico, observamos al Papa Pío X de pie vestido con el manto papal, tocado con tiara bendiciendo a los fieles de forma solemne. En los laterales lo vemos orando y dando la comunión. En el banco del retablo podemos apreciar la escena de Jesús y San Pedro en el lago Tiberiades, donde lo elige como primado con estas palabras "Pedro, sobre esta roca edificaré mi iglesia".
   Flanqueando el presbiterio podemos observar la imagen de la Virgen de los Ángeles en el lado del evangelio y San Isidro en el lado de la epístola. La Virgen está representada de pie con el Niño Jesús en brazos, que porta una paloma como símbolo de la iglesia, mientras dos ángeles la coronan. 
   El conjunto escultórico solemne y bello se inspira en modelos medievales, busca el hieratismo, la frontalidad y el primitivismo de la transición del gótico al renacimiento. Contrasta este arcaísmo con la complejidad del tratamiento de los paños provocada por la postura de contraposto de la Virgen y el preciosismo de ejecución de la corona. Hoy día no podemos apreciar su belleza original oculta por un barniz que ha oscurecido la talla. Es una obra del imaginero José Luis Vicent, que trabajó para los Talleres de Arte Granda. Es una imagen que vemos repetida en otras iglesias como la del poblado de Mingogil, Albacete, y La Pedrosa, Cádiz.
   La imagen de San Isidro Labrador está atribuida al escultor Lorenzo Frechilla. Fue el patrón de El Viar hasta 1972 cuando se cambió por la Virgen del Pilar. La figura de San Isidro Labrador es la más repetida en todos los poblados de colonización por ser un ejemplo a seguir para los campesinos. La imagen, sin policromar, ha sufrido el mismo proceso de oscurecimiento que la Virgen de los Ángeles. El santo aparece vestido con túnica corta, saya ajustada con un cinturón, capa y calzas de diseño muy geométrico. 
   Lleva una gavilla de trigo por ser un santo milagrero que multiplica las cosechas. La misma imagen la vemos repetida en Torre de la Reina y Esquivel.
   En este mismo lado de la epístola se ha conservado el relieve del bautismo y la pila bautismal, que fueron desplazados de su capilla situada a los pies después del Concilio Vaticano II. La pila muy simple es de piedra caliza blanca, compuesta por un pie cuadrangular en el que asienta el vaso en forma de media naranja con la inscripción "in nomine patris et filii et spiritus sancti. Amen", cubierta por una sencilla tapa de bronce rematada por una cruz. Es idéntica a la de Torre la Reina y Guadalema de los Quintero.
   El relieve del bautismo es una obra de la artista Teresa Eguibar, que creó cinco modelos distintos de esta iconografía para los Talleres de Arte Granda, que podemos encontrar repetidos en Extremadura y Andalucía. Está realizado en madera sin policromar, es una obra académica de carácter figurativo de sencilla y equilibrada composición piramidal. 
   En el vértice la paloma del Espíritu Santo irradia su santificación sobre Jesús, que aparece arrodillado sobre las piedras del río Jordán, en actitud de gran recogimiento mientras recibe el bautismo de San Juan Bautista, que vierte el agua con una concha. Este aparece de pie, cerrando la composición, vestido con túnica corta de piel de camello, que deja al descubierto su musculoso torso semidesnudo. En la provincia de Sevilla se repite este relieve en Torre de la Reina, Marismillas, Chapatales y Vegas de Almenara.
   La iluminación natural se efectúa a través de ventanales cuadrados situados en los cuatro tramos que componen la nave y el rosetón de los pies. Están cubiertos por sencillas vidrieras emplomadas decoradas con motivos litúrgicos como espigas, panes, peces y signos del pontificado del papa Pío X como la tiara papal o las palomas. Por sus similitudes estilísticas podría ser obra de Hernández Carpe.
   El templo ha conservado el mobiliario original, los bancos de madera sencillos, funcionales y muy robustos, las elegantes lámparas de hierro, las benditeras de pared de piedra caliza, un crucificado de altar de bronce de inspiración románica, el confesionario y el sagrario de bronce de forma rectangular con bajorrelieves de tema litúrgico. Es interesante el nuevo viacrucis realizado en resina de carácter expresionista. 
  El Viar es testimonio de nuestra historia más reciente que debemos recuperar. Desde el punto de vista arquitectónico se puede interpretar como el tipo oficial de poblado creado por el Instituto Nacional de Colonización, siendo fundamental para entender el paso de la tradición a la modernidad de la arquitectura española de los años 50 (Ricarda López González, y Rosa M. Toribio Ruiz, Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla. Arquitectura y Arte. Diputación de Sevilla y Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. Sevilla, 2020).
      El proyecto del Viar del Caudillo le fue encargado a Pedro Castañeda Cagigas. El pueblo responde al modelo cuadricular, quebrado casi en el centro, rompiendo así con un trazado ortogonal perfecto. Presenta fachada ajardinada que le sirve de acceso desde la carretera y un eje transversal constituido por la calle de la Iglesia, cortada casi perpendicularmente por la de las Artesanías y la calle de los Milagros. El rincón más preciado lo constituye la plaza de la Iglesia, en parte porticada, y, junto a ésta, el centro cívico, en una plaza menor.
     El INC (Instituto Nacional de Colonización) repartió las tierras puestas en regadío entre aquellas personas con experiencia como agricultores que tenían más necesidades. El perfil requerido era ser hombre casado, menor de 50 años, que supiera leer y escribir y que tuviera mayor número de hijos. Había dos tipologías: el colono y el obrero agrícola.
     Los colonos recibían un lote de tierra y una casa, que empezaban a pagar terminado el periodo de tutela. Los obreros agrícolas recibían una casa en régimen de alquiler y un huerto familiar de media hectárea que le sirviera para su consumo personal. El 24 de octubre de 1952 se abrió concurso de aspirantes a colonos en la zona regable del Viar entre residentes en el término de Alcalá del Río. En marzo de 1953 el Instituto entregaba los lotes de la finca Albatán, que se encontraban en condiciones de iniciar su cultivo (Ayuntamiento de Alcalá del Río)
Conozcamos mejor la Biografía de Pedro Castañeda Cagigas, arquitecto y autor de las trazas de El Viar;
   Pedro Castañeda Cagigas (1909-1986).
   Pedro Castañeda estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde obtuvo el título en 1940. Fue arquitecto funcionario del Instituto Nacional de Colonización. Es el autor de los pueblos de Llanos, 1953, Bazán, 1955, y Cinco Casas, 1957, en la provincia de Ciudad Real. Alberche del Caudillo, 1952, Toledo; Aguas Nuevas, 1964, Albacete; Pajares de la Rivera, 1965, Cáceres.
   En la Revista Nacional de Arquitectura tiene publicados los artículos Proyecto de Colonización de la finca "Valdepuso". Ordenación del pueblo de Malpica de Tajo y de un nuevo núcleo, que diseñó junto con el arquitecto V. Pérez Naranjo en  1944 y Vivienda diseminada, "Finca las Torres". (Alcalá del Rio y La Rinconada) en 1948.
   En la provincia de Sevilla Pedro Castañeda realizó en el año 1948, junto con el arquitecto Germán Valentín Gamazo, el proyecto de diseminado de la Finca las Torres, la primera intervención que realiza el INC en esta provincia. Se construyeron 92 viviendas para colonos de cuatro tipologías y se entregaron parcelas de 4 hectáreas. Es obra de este arquitecto del año 1952 el pueblo de El Viar en el término municipal de Alcalá del Río (Ricarda López González, y Rosa M. Toribio Ruiz, Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla. Arquitectura y Arte. Diputación de Sevilla y Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. Sevilla, 2020).
Conozcamos mejor la Biografía de San Pío X, papa
   Giuseppe Melchiorre Sarto, quien luego sería el Papa Pío X nació el 2 de Junio de 1835 en Riese, provincia de Treviso, en Venecia. Sus padres fueron Giovanni Battista Sarto y Margarita Sanson. Su padre fue un cartero y murió en 1852, pero su madre vivió para ver a su hijo llegar a Cardenal. Luego de terminar sus estudios elementales, recibió clases privadas de latín por parte del arcipreste de su pueblo, Don Tito Fusarini, después de lo cual estudió durante cuatro años en el gimnasio de Castelfranco Veneto, caminando de ida y vuelta diariamente.
   En 1850 recibió la tonsura de manos del Obispo de Treviso y obtuvo una beca de la Diócesis de Treviso para estudiar en el seminario de Padua, donde terminó sus estudios filosóficos, teológicos y de los clásicos con honores. Fue ordenado sacerdote en 1858, y durante nueve años fue capellán de Tómbolo, teniendo que asumir muchas de las funciones del párroco, puesto que éste ya era anciano e inválido. Buscó perfeccionar su conocimiento de la teología a través de un estudio asiduo de Santo Tomás y el derecho canónico; al mismo tiempo estableció una escuela nocturna para la educación de los adultos, y siendo él mismo un ferviente predicador, constantemente era invitado a ejercer este ministerio en otros pueblos.
   En 1867 fue nombrado arcipreste de Salzano, un importante municipio de la Diócesis de Treviso, en donde restauró la iglesia y ayudó a la ampliación y mantenimiento del hospital con sus propios medios, en congruencia con su habitual generosidad hacia los pobres; especialmente se distinguió por su abnegación durante una epidemia de cólera que afectó a la región. Mostró una gran solicitud por la instrucción religiosa de los adultos. 
   En 1875 creó un reglamento para la catedral de Treviso; ocupó varios cargos, entre ellos, el de director espiritual y rector del seminario, examinador del clero y vicario general; más aún, hizo posible que los estudiantes de escuelas públicas recibieran instrucción religiosa. En 1878, a la muerte del Obispo Zanelli, fue elegido vicario capitular. El 10 de Noviembre de 1884 fue nombrado Obispo de Mantua, en ese entonces una sede muy problemática, y fue consagrado el 20 de Noviembre. Su principal preocupación en su nuevo cargo fue la formación del clero en el seminario, donde, por varios años, enseñó teología dogmática y, durante un año, teología moral. Deseaba seguir el método y la teología de Santo Tomás, y a muchos de los estudiantes más pobres les regaló copias de la “Summa Theologica”; a la vez, cultivó el Canto Gregoriano en compañía de los seminaristas. La administración temporal de la sede le impuso grandes sacrificios. En 1887 celebró un sínodo diocesano. Mediante su asistencia en el confesionario, dio ejemplo de celo pastoral. La Organización Católica de Italia, conocida entonces como la “Opera dei Congressi”, encontró en él a un celoso propagandista desde su ministerio en Salzano. En el consistorio secreto celebrado en Junio de 1893, León XIII lo creó Cardenal, con el título de San Bernardo de las Termas; y en el consistorio público, tres días más tarde, fue preconizado Patriarca de Venecia, conservando mientras tanto el título de Administrador Apostólico de Mantua. 
   El Cardenal Sarto fue obligado a esperar dieciocho meses, antes de tomar posesión de su nueva diócesis, debido a que el gobierno italiano se negaba a otorgar el exequatur, reclamando que el derecho de nominación había sido ejercido por el Emperador de Austria. Este asunto fue tratado con amargura en periódicos y panfletos; el Gobierno, a manera de represalia, rehusó extender el exequatur a los otros obispos que fueron nombrados durante este tiempo, por lo que el número de sedes vacantes creció a treinta. Finalmente, el ministro Crispi, habiendo regresado al poder, y la Santa Sede, habiendo elevado la misión de Eritrea a la categoría de Prefectura Apostólica en atención a los Capuchinos Italianos, motivaron al Gobierno a retractarse de su posición original. Esta oposición no fue causada por ninguna objeción contra la persona de Sarto. En Venecia el cardenal encontró un estado de cosas mucho mejor que el que había hallado en Mantua. También allí puso gran atención en el seminario, donde logró establecer la facultad de derecho canónico. En 1898 celebró el sínodo diocesano. 
   Promovió el uso del Canto Gregoriano y fue gran benefactor de Lorenzo Perosi; favoreció el trabajo social, especialmente los bancos en las parroquias rurales; se dio cuenta de los peligros que entrañaban ciertas doctrinas y conductas de algunos Cristiano-Demócratas y se opuso enérgicamente a ellas. El Congreso Eucarístico Internacional de 1897, en el centenario de San Gerardo Sagredo (1900), la bendición de la primera piedra del nuevo campanario de San Marcos y la capilla conmemorativa en el Monte Grappa (1901) fueron eventos que dejaron una profunda impresión en él y en su gente. A la muerte de León XIII, los cardenales se reunieron en cónclave y, después de varias votaciones, Giuseppe Sarto fue elegido el 4 de Agosto al obtener 55 de 60 votos posibles. Su coronación tuvo lugar el siguiente Domingo, 9 de Agosto de 1903.
   En su primera Encíclica, deseando revelar hasta cierto punto su programa de trabajo, mencionó el que sería el lema de su pontificado: “instaurare omnia in Christo” (Ef 1,10). En consecuencia, su mayor atención giró siempre sobre la defensa de los intereses de la Iglesia. Pero ante todo, sus esfuerzos también se dirigieron a promover la piedad entre los fieles, y a fomentar la recepción frecuente de la Sagrada Comunión, y, si era posible, hacerla diariamente (Decr. S. Congr. Concil., 20 de Diciembre, 1905), dispensando a los enfermos de la obligación de ayunar para poder recibir la Sagrada Comunión dos veces al mes, o incluso más (Decr. S. Congr. Rit., 7 de Diciembre, 1906). 
   Finalmente, mediante el Decreto “Quam Singulari” (15 de Agosto, 1910), recomendó que la Primera Comunión en los niños no se demorara demasiado tiempo después de que alcanzaran la edad de la discreción. Fue por deseo suyo que el Congreso Eucarístico de 1905 se celebró en Roma, mientras que aumentó la solemnidad de los congresos Eucarísticos posteriores mediante el envío de cardenales legados. El quincuagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción fue una ocasión que supo aprovechar para impulsar la devoción a María (Encíclica “Ad illum diem”, Febrero 2,1904); y el Congreso Mariano junto con la coronación de la imagen de la Inmaculada Concepción en el coro de la Basílica de San Pedro fueron una digna culminación de la solemnidad. 
   Fuera como simple capellán, como obispo, y como patriarca, Giuseppe Sarto fue siempre un promotor de la música sacra; como Papa publicó, el 22 de Noviembre de 1903, un Motu Proprio sobre música sacra en las iglesias, y, al mismo tiempo, ordenó que el auténtico Canto Gregoriano se utilizara en todas partes, mientras dispuso que los libros de cantos se imprimieran con el tipo de fuente del Vaticano bajo la supervisión de una comisión especial. En la Encíclica “Acerbo nimis” (Abril 15, 1905), planteó la necesidad de que la instrucción catequética no se limitara a los niños, sino que también fuera dirigida hacia los adultos, dando para ello reglas detalladas, especialmente en lo referente a escuelas adecuadas para la impartición de la instrucción religiosa a los estudiantes de escuelas públicas, y aun de universidades. Promovió la publicación de un nuevo catecismo para la Diócesis de Roma.
   Como obispo, su principal preocupación había sido la formación del clero, y de acuerdo con este propósito, una Encíclica dirigida al Episcopado Italiano (Julio 28, 1906) hacía énfasis en la necesidad de tener mayor cuidado en la ordenación de sacerdotes, llamando la atención de los obispos sobre el hecho de que, entre los clérigos más jóvenes, se manifestaba cada vez con mayor frecuencia un espíritu de independencia que era una amenaza para la disciplina eclesiástica. En beneficio de los seminarios italianos, ordenó que fueran visitados regularmente por los obispos, y promulgó un nuevo programa de estudios que había estado en uso en el Seminario Romano. Por otra parte, como las diócesis del Centro y Sur de Italia eran tan pequeñas que sus seminarios respectivos no podían prosperar, Pío X estableció el seminario regional, que es común para las sedes de una región dada; en consecuencia, muchos seminarios, pequeños y deficientes, fueron cerrados.
   Para una mayor eficacia en la asistencia a las almas, a través de un Decreto de la Sagrada Congregación del Consistorio (Agosto 20, 1910), promulgó instrucciones concernientes a la remoción de párrocos como un acto administrativo, cuando tal procedimiento requería de graves circunstancias que podían no constituir una causa canónica para la destitución. Con motivo de la celebración del jubileo de su ordenación sacerdotal, dirigió una carta llena de afecto y prudentes consejos a todo el clero. Por un Decreto reciente (Noviembre 18, 1910), el clero había sido impedido de tomar parte en la administración temporal de organizaciones sociales, lo cual era causa frecuente de graves dificultades.
   Pero por sobre todas las cosas, la principal preocupación del Papa era la pureza de la fe. En varias ocasiones, como en la Encíclica con respecto al centenario de San Gregorio Magno, Pío X resaltaba los peligros de ciertos métodos teológicos nuevos, los cuales, basándose en el Agnosticismo y el Immanentismo, por fuerza suprimían la doctrina de la fe de sus enseñanzas de una verdad objetiva, absoluta e inmutable, y más aun cuando estos métodos se asociaban con una crítica subversiva de las Sagradas Escrituras y de los orígenes del Cristianismo. Por esta razón, en 1907, publicó el Decreto “Lamentabili” (llamado también el Syllabus de Pío X), en el que sesenta y cinco proposiciones modernistas fueron condenadas. La mayor parte de estas se referían a las Sagradas Escrituras, su inspiración y la doctrina de Jesús y los Apóstoles, mientras otras se relacionaban con el dogma, los sacramentos, la primacía del Obispo de Roma. Inmediatamente después de eso, el 8 de Septiembre de 1907, apareció la famosa Encíclica “Pascendi”, que exponía y condenaba el sistema del Modernismo. Este documento hace énfasis sobre el peligro del Modernismo en relación con la filosofía, apologética, exégesis, historia, liturgia y disciplina, y muestra la contradicción entre esa innovación y la fe tradicional; y, finalmente, establece reglas por las cuales combatir eficazmente las perniciosas doctrinas en cuestión. Entre las medidas sugeridas cabe señalar el establecimiento de un cuerpo oficial de “censores” de libros y la creación de un “Comité de Vigilancia”. Posteriormente, mediante el Motu Proprio “Sacrorum Antistitum”, Pío X llamó la atención en los interdictos de la Encíclica y las disposiciones que habían sido establecidas previamente bajo el pontificado de León XIII sobre la predicación, y sancionó que todos aquellos que ejercieran el sagrado ministerio o quienes enseñaran en institutos eclesiásticos, así como canónigos, superiores del clero regular, y aquellos que servían en oficinas eclesiásticas, deberían tomar un juramento en el que se comprometían a rechazar los errores que eran denunciados en la Encíclica o en el Decreto “Lamentabili”. Pío X retomó este asunto vital en otras ocasiones, especialmente en las Encíclicas que fueron escritas en conmemoración de San Anselmo (Abril 21, 1909) y de San Carlos Borromeo (Junio 23, 1910), en la segunda de las cuales el Modernismo Reformista fue especialmente condenado. Como el estudio de la Biblia es, a la vez, el área más importante y más peligrosa de la teología, Pío X deseaba fundar en Roma un centro especial para esos estudios, que les diera la garantía inmediata de una ortodoxia incuestionable y un valor científico; en consecuencia, y con el apoyo de todo el mundo católico, se estableció el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, bajo la dirección de los jesuitas.
   Una necesidad sentida durante mucho fue la de codificar la Ley Canónica, y con la intención de llevarla a cabo, el 19 de Marzo de 1904, Pío X creó una congregación especial de cardenales, de la que Gasparri, convertido en cardenal, sería el secretario. Las más eminentes autoridades en derecho canónico de todo el mundo, colaboraron en la formación del nuevo código, algunas de cuyas prescripciones ya habían sido publicadas, como por ejemplo, las modificaciones a la ley del Concilio de Trento en lo referente a los matrimonios secretos, las nuevas reglas para las relaciones diocesanas y para las visitas episcopales ad limina, y la nueva organización de la Curia Romana (Constitución “Sapienti Consilio”, Junio 29, 1908). Anteriormente, las Congregaciones para las Reliquias e Indulgencias y de Disciplina habían sido suprimidas, mientras que la Secretaría de Asuntos Menores había sido unida a la Secretaría de Estado. La característica del nuevo reglamento es la completa separación de los aspectos judiciales de los administrativos; mientras que las funciones de algunos departamentos habían sido determinadas con mayor precisión y sus trabajos más equilibrados. Las oficinas de la Curia se dividieron en Tribunales (3), Congregaciones (11), y Oficinas (5). Con respecto a los primeros, el Tribunal de Signatura (constituido exclusivamente por cardenales) y el de la Rota fueron revividos; al Tribunal de la Penitenciaría le fueron dejados únicamente los casos del fuero interno (conciencia). Las Congregaciones permanecieron casi como estaban al principio, con la excepción de que una sección especial fue agregada al Santo Oficio de la Inquisición para las indulgencias; la Congregación de Obispos y Regulares recibió el nombre de Congregación de Religiosos y tendría que tratar únicamente los asuntos de las congregaciones religiosas, mientras los asuntos del clero secular serían derivados a la Congregación del Consistorio o a la del Concilio; de este último fueron retirados los casos matrimoniales, los cuales serían ahora enviados a los tribunales o a la recientemente creada Congregación de los Sacramentos. La Congregación del Consistorio aumentó grandemente su importancia debido a que tendría que decidir sobre cuestiones que eran competencia de las otras Congregaciones (web Aciprensa).
         Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de El Viar (Alcalá del Río), en la provincia de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

Más sobre la localidad de Alcalá del Río, en ExplicArte Sevilla.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por tan actualizada y extensa explicación de nuestra pedanía de El Viar.👏👏👏

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  2. muy bien redactado..aqui queda bien claro que es un pueblo de colonizacion..cob muncha historia..enhorabuena

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