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domingo, 9 de julio de 2023

Los principales monumentos (Alcazaba - Castillo de los Guzmanes; Capilla de los Santos mártires Walabonso y María; Capilla del Señor de la Columna; Ermita y Hospital de Nuestra Señora de los Ángeles; y Ermita de Nuestra Señora del Pino) de la localidad de Niebla (I), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Alcazaba - Castillo de los Guzmanes; Capilla de los Santos mártires Walabonso y María; Capilla del Señor de la Columna; Ermita y Hospital de Nuestra Señora de los Ángeles; y Ermita de Nuestra Señora del Pino) de la localidad de Niebla (I), en la provincia de Huelva.
Ubicación
     Situada al sureste de la provincia, a orillas del Río Tinto en la Tierra Llana, constituye una zona de transición entre la costa y el Andévalo.
Reseña histórica breve
     Históricamente Niebla ha constituido un enclave fundamental dentro de la región de Andalucía, constituyendo la capital histórica de la comarca de El Condado y de un amplio territorio que se extendía desde más allá de la ciudad de Sevilla hasta la zona del Algarve portugués.
     Existen pruebas arqueológicas y documentadas de distintos asentamientos y establecimientos de pueblos y culturas, y así se la ha conocido como Ilípula por los tartesos, Ilipla por los romanos, Elepla por los visigodos, Labla por los musulmanes hasta llegar al nombre actual tras la Reconquista.
     Los primeros yacimientos datan de la Edad del Hierro, con restos neolíticos y necrópolis dolménicas. De la época tartésica se han encontrado joyas como un anillo de oro representando una diosa cuidando de un niño. Los fenicios se comunicaron con el mar para transportar los materiales extraídos de la zona minera a través del Río Tinto, navegable en aquellos tiempos hasta la ciudad.
     En la época romana su importancia económica y administrativa se construyó una calzada que unía la desembocadura del Río Guadiana con la ciudad de Itálica, unas termas, un acueducto y se reforzaron las murallas. Durante la dominación visigoda la ciudad alcanzó gran prestigio civil, militar y se constituyó una sede episcopal.
    Con la llegada de los árabes se convirtió en una Cora o unidad administrativa, y posteriormente en Reino de Taifa extendiéndose hasta el parte del Algarve portugués.
    En 1262 Alfonso X el Sabio reconquistó la ciudad y las zonas colindantes y le concedió Fuero Real. En 1369 pasó a ser Condado de Niebla, propiedad del Conde de Guzmán lo que favoreció su crecimiento con la construcción de templos, palacios y el emplazamiento de órdenes religiosas. Posteriormente fue concedida al Duque de Medina Sidonia.
     Durante el siglo XVII sufrió un período de decadencia que culminó con el Terremoto de Lisboa de 1755, que afectó a toda la zona oeste de Andalucía destruyendo gran parte de sus poblaciones.
    En 1982, fue declarada Conjunto Monumental Histórico-Artístico.
Patrimonio artístico y cultural
     La Villa ha sido declarada Conjunto Histórico Monumental.
     Muralla de Niebla, de la época árabe, de origen tartésico.
     Puente Romano a orillas del Río Tinto.
     Iglesia Santa María de la Granada, antigua Mezquita de estilo gótico-mudéjar.
     Castillo de los Guzmanes, construida sobre una alcazaba.
     Hospital Medieval Nuestra Señora de los Ángeles.
     Iglesia de San Martín y su Señor de la Columna, antigua sinagoga.
     Capilla de los Santos Mártires Walabonso y María.
     Ermita de Nuestra Señora del Pino.
     Archivo Histórico de Niebla.
     Archivo y Biblioteca de Doña Elena Wishaw.
Fiestas y tradiciones
     Fiestas TóSantos, del día 30 de octubre al 2 noviembre.
     Jornadas Medievales, del día 30 de octubre al 2 de noviembre.
     Festival de Teatro y Danza “Castillo de Niebla”, meses de julio y agosto.
     Fiestas Patronales de San Walabonso, el día 7 de junio.
     Fiestas del Tostón, en febrero.
Recursos económicos y sociales
     Niebla depende sobre todo de la industria, y del sector servicios. También cabe destacar la artesanía, los trabajos con hojas secas de la palma, o la producción de tamboriles.
Gastronomía
     Los platos que se ofrecen son variados, como los revoltillos, la caldereta de cordero, o las habas enzapatás (Diputación Provincial de Huelva).
        Etimológicamente, Niebla procede de Elepla o llipla, que en época musulmana derivó en Lebla o La­bla, siendo luego castellanizado como Niebla. Fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982. La ciudad de Niebla, situada a 29 Km. de la capital, pertenece al partido judicial de Moguer. Se eleva sobre una pequeña loma, a una altura de 45 m. sobre el nivel del mar, al pie del río Tinto, que la circunda. Tiene una población de 3.953 habitantes, que fundamentan su economía en la agricultura y ganadería, en la fabricación de cementos, en la extracción de sílices y cuarzos, en serrerías, y en el sector de servicios.
     Niebla ha sido un lugar privilegiado, en cuanto a su emplazamiento estratégico y poblacional. Se ubica en el cruce de dos importantes vías de comunicación: una norte-sur, que relacionaba la zona minera septentrional con el sur agrícola y ganadero, y otra este-oeste, que enlazaba la región del Algarve portugués con Sevilla y la comarca del Aljarafe.
       Su historia se remonta a la época de las primeras colonizaciones orientales. Posiblemente tuviese su origen en época púnica, por su emplazamiento defensivo en zona navegable: los fenicios llegarían como colonizadores para la explotación minera. Ptolomeo menciona a Niebla como zona de la Tartéside, siendo llamada Ilipa, y más tarde Ilipla o Illípula. Durante la época romana fue considerada dentro de la categoría de plaza fortificada, y figuraba como un lugar importante en el camino de Itálica. Como Écija, Zaragoza o Mérida, la población se desarrolló en función de la defensa de un puente, de estratégico interés. Llegó a alcanzar tal preponderancia que incluso se le autorizó a acuñar moneda. Durante la época visigoda fue sede episcopal, sufragánea de Sevilla. Por entonces, la ciudad es conocida como Elepla o Elipla, y su término llegaba a constituir unas 300 leguas cuadradas.
     En el año 712, Musa-ben-Nussayr asedia la ciudad, y en abril o mayo de ese mismo año su hijo Abdul-Aziz se hace dueño de la misma, estableciendo capitulaciones con los habitantes hispanogodos, que, mediante el pago de un impuesto personal, reciben la consideración de protegidos, o dhimníes. Durante el Emirato Dependiente (714-755), Niebla sólo se vio alterada, en 741, por la instalación en su término de los árabes sirios de Émesa, que habían llegado bajo el mando de Baly, para sofocar las continuas revueltas de los bereberes, descontentos con el reparto de tierras. Niebla, al igual que el resto de Al-Ándalus, se vio inmersa en varios conflictos sociales, por la difícil convivencia entre musulmanes árabes, bereberes, sirios, muladíes y mozárabes. Los musulmanes mantienen el recinto amurallado de la época romana. Acomodando a su lengua el vocablo Elepla, lo transforman en Lepla, Lebla o Labla.
     El reino de Lebla sufre pronto la ofensiva de los reinos cristianos de Portugal y de Castilla. El rey de Portugal, Sancho II, y las Órdenes Militares del Hospital y de Santiago se adentran en territorio de Ibn Mahfuz, a ambos lados del Guadiana, en 1239-1240. En 1248 fue tomada la ciudad de Sevilla por Fernando III el Santo. Poco tiempo después, en 1251, Ibn Mahfuz, presionado por el avance de Alfonso III de Portugal, prefiere ceder la soberanía al príncipe Alfonso de Castilla, y Lebla queda como vasallo de Castilla. Pero en 1255 el rey de Portugal hace actos de soberanía en zonas fronterizas de Niebla, e, incluso, el infante castellano Enrique intenta conquistar por su cuenta el reino de Lebla. Por lo que Alfonso X toma la iniciativa de incorporar definitivamente Niebla a la corona castellana, por vía de conquista, lo que asentaría de una vez por todas el poder castellano desde el Guadiana hasta el Guadalquivir.
     Los problemas de la repoblación y los conflictos políticos hicieron que estas tierras pasaran de jurisdicción realenga a señorial. Así, el Condado de Niebla quedó constituido por merced de Enrique II de Trastámara a favor de Juan Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, señor de Sanlúcar de Barrameda, el primero de mayo de 1368. Su jurisdicción se extendía por toda una franja transversal de la actual provincia de Huelva (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Recinto totalmente amurallado, situado en un pequeño promontorio elevado, al noroeste de un meandro del Río Tinto, junto al histórico eje de comunicación entre Sevilla y Huelva, y dominando el paso del Río (puente Romano). El interior del Recinto se encuentra entre los 30 y los 45 metros de altitud. Sus altitudes más significativas son: Castillo, 45,0 m.; Puerta del Agua (al sur), 24,8 m.; Acceso oeste (Ctra. de Huelva), 9,5 m.; Puente Romano, 27,2 m.
     El núcleo se presenta como un recinto amurallado de forma elíptica, con su dimensión mayor en dirección Este-Oeste y con una ligera pendiente de Norte hacia el Sur y del Este hacia el Oeste, quebrándose bruscamente al llegar al borde del Río Tinto, apareciendo unos escarpes que fueron motivo de la creación de la ciudad en épocas en las que el carácter defensivo venía profundamente ligado a la localización topográfica.
     Recinto fortificado, del que se conservan los paños de muralla en todo su perímetro, con 6 puertas (algunas modificadas) y restos del Castillo o Alcázar en su extremo norte (en el punto más elevado y cercano al camino y al puente). En el interior, trazado de calles estrechas pero de tramos rectos, con manzanas trapezoidales, parcelario irregular con mayoría de parcelas de frente estrecho y fondo más importante.
     Las manzanas son en su totalidad cerradas, salvo dos, localizadas cerca de la Puerta del Agua, que adoptan una disposición lineal, localizándose la edificación principal en una fachada y las secundarias en la posterior, definiendo así, una vía de servicio o trasera.
     En cuanto a los sectores urbanos persisten arrabales históricos apoyados en la carretera (lineales) y crecimientos recientes con trazados autónomos casi regulares.
     Niebla es Conjunto Histórico-artístico por sus murallas y edificios singulares, nunca por su caserío que es uno de los de menor interés de la comarca. Se observa la disposición de las edificaciones en los bordes de las manzanas, definiendo una tipología de viviendas unifamiliares entre medianeras, con patios traseros destinados a colocar edificaciones secundarias de la principal. Son edificios de una planta, apareciendo tan sólo dos edificios de más de dos plantas.
     La edificación adopta una ocupación de parcela típica de las localidades rurales, caracterizada por una edificación principal, alineada con el espacio público y con fondo más o menos variables, pero de dos a cuatro crujías máximo. La mayor altura se da en este cuerpo principal, siendo muy normal el que esta ocupe las dos primeras crujías de la edificación, reservándose el resto a terraza visitable. El interior de la parcela se ocupa con edificaciones auxiliares de una planta, y con tratamientos arquitectónicos de menor calidad, en cuanto materiales y acabados.
     Las cubiertas son mayoritariamente de teja, con uno de los paños dando a la calle, apareciendo en alguna de las edificaciones el pretil destinado a impedir la visión de la teja desde la vía pública.
     No se ha producido una transformación de la trama urbana en los últimos años, salvo algunas incorporaciones realizadas en los años 40 y 60 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
       Niebla aparece antes de cruzar el puente y se define de forma más rotunda cuando se deja atrás la fábrica hormigonera que roba protagonismo a las almenas. Sorprende encontrar un espacio amurallado tan vasto y tan reciamente protegido, no sólo en la zona más accesible de la villa, sino también en los lugares donde el cauce del Tinto actúa como foso. Niebla se yergue como un símbolo del poder nobiliario a partir del siglo XIV, cuando la familia Guzmán tomó posesión de estas tierras y definió un extenso alfoz que abarcaba el territorio del Condado y gran parte del Andévalo, y llegaba hasta la ciudad de Huelva.
     Hoy es un recio perímetro de murallas que alberga en su interior un caserío que apenas conserva las trazas medievales. El medievo y su espíritu, sus proezas y crueldades, sus refinamientos cortesanos y mazmorras sombrías se muestran en el antiguo castillo donde en verano se organizan espectáculos teatrales. Allí, aprovechando el espacio definido por las torres y los cubos, se recrea de forma descarnada la Edad Media y se ilustra al visitante sobre la privacidad de las damas y los instrumentos de tortura, sobre las habilidades del neblí y las propiedades defensivas del alcázar.
     Fundada posiblemente en época fenicia, Niebla tuvo consideración de fortaleza en tiempos romanos, llegando incluso a acuñar moneda. Fue una importante ciudad islámica conocida con el nombre de Lebla. A mediados del siglo XIII, el enclave cedió la soberanía al reino de castilla y en 1368 pasó a estar bajo el dominio de don Juan Alonso Pérez de Guzmán y a constituir el núcleo del Condado de Niebla, que abarcaba una gran franja de terreno en la provincia de Huelva.
     Gran parte del recinto fortificado que hoy se ve fue construido en el siglo XII, aunque en el XV se reforzó con un alcázar. La cerca, que se extiende hasta alcanzar los 2 km de perímetro, consta de 41 torres y 5 puertas. Está formada por muros de tapial levantados con la arcilla roja extraída de las orillas del Tinto. Aparecen sillares romanos en distintos tramos, sobre todo en los cercanos al río. Varias puertas interrumpen el discurso amurallado: del Socorro, Embarcadero y Sevilla bordeando la carretera; del Buey y del Agua asomadas al caudal que circunda la loma donde se asienta el caserío.
     La riqueza monumental de Niebla abarca varias culturas y épocas. Aunque reformado posteriormente, del tiempo de los romanos data el puente sobre el Tinto, que extiende en el cauce la solidez de sus tajamares y la reciedumbre de sus arcos. Dentro del perímetro murado se conservan algunos edificios medievales. De la iglesia de San Martín queda un ábside sujetado por poderosos arbotantes y una torre herida por el tiempo. A la luz de la tarde se puede ver el haz de nervaduras que surca la cabecera y converge en la cúpula. En los muros del presbiterio hay todavía restos de pinturas murales. Al lado de la iglesia citada, que alza parte de su fábrica junto a la puerta del Socorro (la más impor­tante de Niebla), se encuentra la capilla del Señor de la Columna, que guarda el Cristo atado a la columna, escultura hecha en barro cocido y policromada. Se cree que fue Pedro Millán quien la realizó hacia el año 1500. Hay otra iglesia, la de Santa María de la Granada, que aprovechó la existencia de una mezquita del siglo XI para configurar sus espacios. Arcos de herradura que descansan sobre columnas visigodas definen las naves de lo que fue el patio y el lugar de oración de las mujeres. El antiguo alminar se levanta en uno de los ángulos, presentando estructura cuadrada en su exterior y circular en el interior. Los dos últimos cuerpos son de época cristiana y lucen arcos donde son visibles las columnas y los capiteles visigodos. El templo gótico mudéjar encierra algunas sorpresas: el llamado "Sillón de los obispos de Niebla", que no es sino una silla del gótico tardío escul­pida en piedra, y un confesionario de ladrillo, que tiene un asiento de mármol con decoración visigoda.
     Desde aquí, siguiendo la calle Puerta del Agua, se llega a la puerta del mismo nombre. Dos robustos arcos de herradura abren un hueco entre sillares que permite acercarse a la vía del ferrocarril y a las aguas del río.
     Junto a la iglesia de la Granada, el edificio que fue ermita y hospital de Nuestra Señora de los Ángeles muestra una portada que atesora años y estilos. En este inmueble construido en el siglo XVI y reformado posteriormente, un patio porticada organiza la antigua capilla y las estancias que acogen piezas arqueológicas y prestan servicios culturales (Pascual Izquierdo, Un corto viaje a Huelva. Guíarama compact. Anaya Touring. Madrid, 2012).
     Esta ciudad, una de las más hermosas e importantes del antiguo Al-Ándalus, se levanta sobre una pequeña colina a orillas del río Tinto.
Historia
     Es posible que Niebla fuese fundada por los ligures. En todo caso, cuando los cartagineses se apoderaron de ella era ya una ciudad consolidada y fortificada. Tras arrebatársela a los cartagineses, los romanos la reconstruyeron casi enteramente, autorizándola a acuñar moneda. Por entonces era conocida con el nombre de Ilipla.
     En la época cristiano visigoda fue sede episcopal, participando sus obispos en los con­cilios de Toledo. Los musulmanes la llamaron Lebla (La roja) y en su tiempo alcanzó su mayor importancia. Llegó a ser cabeza de un reino independiente cuyas fronteras abarcaban la actual provincia de Huelva, parte de la de Sevilla y el Algarve portugués. En 1262 fue conquistada por Alfonso X, pasando algún tiempo después a poder de don Juan Alonso de Guzmán, primer conde de Niebla. A partir de aquí entra en un periodo de continua decadencia. Incluso en 1508 fue saqueada por el propio rey Católico para incorporarla a la corona.
Gastronomía
     La cocina leblense sigue las pautas de las tierras del interior de la provincia. Tres son los platos de más dilatada tradición: las habas enzapatadas, cocidas con sal; la caldereta de cordero y los revoltillos con tomate. Estos platos se acompañan con los magníficos vinos del condado.
Artesanía
     La "empleita", trabajos con hojas de palma, se utiliza desde tiempo inmemorial en labores como bolsos, cestas y alfombras. Dignos de mención son los bordados, la cerámica y la elaboración de esencias de plantas naturales.
Fiestas
     El Carnaval, en el mes de febrero, es una fiesta muy concurrida. El Viernes Santo se celebra un emocionante Vía Crucis alrededor de la muralla. En la primera semana de junio tienen lugar los festejos en honor de San Walabonso, patrón de la ciudad.
     Entre julio y agosto se celebra el Festival de Teatro y Danza, que se lleva a cabo en el sugestivo marco del castillo.
Visita
     La gran muralla* que cierra por completo el perímetro de la ciudad es, en su estilo, la más com­pleta e importante de cuantas se conservan en España. Es obra almorávide, construida sobre otra anterior de época romana. Debió terminarse hacia 1130. Posee cinco puertas: la del Buey, de estilo almohade; la del Socorro, por haberse descubierto en ella una imagen de esta Virgen, del siglo XVI; la de Sevilla, la del Agua y la del Embarcadero, que mira al Tinto y está prácticamente derrumbada.
     En el interior, en la cara norte de la muralla, se levanta el castillo. De origen romano, ha sido ocupado ininterrumpidamente hasta fecha reciente, habiendo sufrido las lógicas reparaciones llevadas a cabo por sus sucesivos ocupantes: visigodos, árabes y condes de Niebla. El cuarto conde construyó una torre del homenaje que no tenía nada que envidiar a la Giralda de Sevilla. Desgraciadamente se derrumbó durante el terremoto de Lisboa de 1755.
     En la plaza de Santa María, frente al Ayuntamiento, se encuentra la iglesia de Santa María de la Granada*, que en su origen fue una catedral bizantina man­dada construir por el obispo Basilio. Posteriormente se transformó en mezquita árabe, sufriendo su última remodelación en el siglo XVI, siguiendo las pautas del estilo gótico-mudéjar (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Alcazaba - Castillo de los Guzmanes
     La alcazaba, residencia de los gobernantes musulmanes de Niebla, se hallaba situada como punto estratégico en la parte nordeste del recinto, entre la puerta de Sevilla y la del Socorro. De ella tan sólo nos han quedado algunos vestigios de su presencia, en el flanco norte, que co­incidía con el muro de la cerca. En él se conserva una torre islámica, embutida en la torre del homenaje del alcázar cristiano. El castillo es de planta rectangular, y cuenta con un doble recinto amurallado, con un espacio intermedio. El más exterior lo compone un fuerte muro, que rodea el conjunto, con torres cuadradas, cilíndricas y poligonales, y matacanes en las esquinas. Del antiguo esplendor queda como testimonio el arco conopial gótico de la torre del Homenaje, de fines del siglo XV, en cuyo remate aparece tallado el escudo de la casa condal de Niebla: el caldero orlado de castillos y leones (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Está situado en la zona noroccidental del Conjunto Histórico de Niebla, entre las puertas de Sevilla y la del Agujero.
     La fortaleza ocupa una amplia manzana delimitada por las calles Castillo, Campo Castillo, Orta Boza y la carretera de Huelva-Sevilla, que incluye algunas edificaciones que se han adosado al edificio.
     El castillo consta de dos recintos. El primero, el castillo propiamente dicho y el segundo, un perímetro defensivo exterior que rodea al edificio interior por completo.
     El alcázar, en la actualidad, se presenta protegido por diez torres (seis cuadradas y cuatro cilíndricas), construidas, al igual que los lienzos de muros, en mampostería con zócalos y aristas de sillería en las esquinas. Cuenta con abundantes troneras características del tipo "cruz y orbe". En su flanco norte, el lienzo del castillo se confunde con el propio recorrido de la muralla que rodea toda la villa, al encontrarse la fortaleza adosada a este recinto murado.
     El recinto interior consiste en un rectángulo subdividido en otros dos por un muro central prácticamente desaparecido.
     Uno de ellos sería el patio de armas donde se hallaban las caballerizas y otras dependencias militares. El otro patio es de carácter doméstico y residencial, donde se encuentra la torre del homenaje, que se convertía en el último reducto defensivo en caso de ataque. Esta torre, muy afectada por el terremoto del 2 de noviembre de 1755, es de planta cuadrada.
     El recinto exterior está constituido por la muralla norte, que se sustituirá durante el s. XVII por encontrarse muy deteriorada, construyéndose la actual de muros esquinados en ángulo agudo y en talud. El resto del recinto defensivo exterior, en los lienzos sur, oeste y sureste, se defiende con una gruesa cerca donde se sitúan seis torres poligonales. Dos de estas torres, de planta cuadrada, protegerían en la zona occidental la entrada al castillo.
     Estos lienzos, que se corresponden con las calles Castillo, Campo Castillo y Orta Boza, estan quedando libres progresivamente.
     En la década de los 60, tras los intentos de Wishaw, se comienza a realizar de forma sistemática, diferentes intervenciones de restauración, limpieza y consolidación. El castillo se encuentra en la actualidad mejorado estética y estructuralmente.
     Cuenta con una zona de exposiciones en las torres y en el interior y sótanos de las defensas abaluartadas del flanco norte. Por otro lado, el patio de armas se configura como marco para diferentes actividades culturales, destacando la celebración anual del Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla.
     A pesar de que algunos cronistas afirman la existencia de una ciudadela romana, que debió estar situada en el lugar que hoy ocupa el castillo, no hay constancia arqueológica de ello.
     Hay, en cambio, testimonio de una importante edificación de esta época, junto a la Puerta de Sevilla, así como una gran profusión de sillares romanos en los cimientos y esquinales de las torres de la fortaleza y muralla.
     Niebla poseyó una alcazaba en época musulmana, que es entregada al rey castellano en la rendición de la ciudad en 1262. Posteriormente la villa, y con ella el alcázar, se entrega al señorío de los Guzmán (1367), estos la repararon y reconstruyeron en parte. En los últimos decenios del siglo XV o principios del XVI es cuando se construye el castillo. Don Enrique, cuarto Conde de Niebla y segundo Duque de Medina Sidonia, fue el único representante del linaje de los Guzmán que habitó alguna vez el castillo.
     Los constructores de este magnífico edificio fueron alarifes mudéjares traídos expresamente para ello; estas personas llegaron a constituir una importante colonia en la ciudad cuyas relaciones fueron reglamentadas mediante ordenanzas en 1493.
     A fines del siglo XVII o principios del XVIII debió construirse la barbacana norte sobre los restos de la antigua, que estaba ya muy deteriorada en 1615.
      Todo el recinto, y especialmente la torre del homenaje, sufre enormes daños con el terremoto de Lisboa de 1755.
     El mariscal Soult, durante la Guerra de la Independencia, repara muros de su cerca y abre troneras en los muros de la barbacana para la artillería, en 1810. Es la última vez que este edificio cumple su función militar. Pero en 1812, antes de su retirada vuela el edificio y lo deja completamente derruido.
     Desde esta fecha se convierte en un lugar de vivienda de personas marginales, hasta que en 1935 Mrs. E. Wisah intenta desalojarlas de allí, para lo cual construye una barriada. Se construye a finales del siglo XV o principios del XVI.
     En la década de los 60, el arquitecto D. Rafael Manzano restauró el muro norte del primer recinto que estaba destruido y actuó en el muro del homenaje. También actuó en el patio principal, encontrando la cimentación y la organización de las crujías interiores. Es obra suya también la escalera del patio principal.
     En los años ochenta se realizaron obras de limpieza y consolidación de parte del castillo por el arquitecto D. Manuel López Vicente.
     La Escuela Taller de Niebla y el proyecto Arqueológico de Niebla han realizado trabajos de rehabilitación de la zona de la barbacana norte (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Capilla de los Santos mártires Walabonso y María
     En el antiguo arrabal, extramuros de la ciudad, se ha construido en 2001 una capilla dedicada a los santos mártires iliplenses, Walabonso y María.
     La imagen de San Walabonso, en madera po­licromada, es una obra escultórica firmada por Joaquín Gómez del Castillo, Huelva, 1940. El santo diácono iliplense es patrono de la ciudad desde 1770. La figura de la mártir Santa María de Niebla ha sido tallada en madera por Francisco García Chaparro, en 200l (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Capilla del Señor de la Columna
     Adosada a la iglesia de San Martín se encuentra la Capilla del Señor atado a la columna.
     Es de planta cuadrada, con bóveda octogonal sobre trompas aristadas. Frente a la puerta de ingreso hay un arco apuntado, que comunica con un espacio rectangular, con bóveda de aristas semejante a las de Villalba, del siglo XIV. En el interior, hay un retablo de madera jaspeada en gris, con decoración de rocallas, pinjantes dorados, etc. de fines del XVIII. A la derecha de la entrada, frente a la única ventana que ilumina el interior, hay un retablo dorado, del XVIII, que se enriquece con decoración de rocallas, guirnal­das de hojarasca, y tres lienzos, dos de los cuales representan a Santa Teresa y San Bernardo y el tercero, de San Juan Bautista, que se halla en el ático. Lo preside la devota efigie del Cristo atado a la columna, escultura en barro cocido y policromado, atribuible a Pedro Millán, hacia 1500. El paramento se decora con pinturas murales, dieciochescas, muy repintadas, que completan la arquitectura del retablo con columnas adosadas a pilastras dobladas, trozos de entablamento, copete con el Padre Eterno, ángeles, querubines (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Ermita y Hospital de Nuestra Señora de los Ángeles
     Este antiguo edificio hospitalario se ubica en la Plaza de Santa María, y está dedicado a Casa de la Cultura. Actualmente, el edificio conserva aún la impronta de su primitiva funcionalidad. Sin embargo, su fábrica aparece muy transformada. A juzgar por los restos tectónicos, es posible localizar distintas etapas constructivas, que arrancan de comienzos del siglo XVI.
     Todas las dependencias del inmueble giran en torno a un patio, de fines del siglo XVIII, en cuyo centro se ha instalado una fuente, compuesta de un capitel de pencas invertido, de época vi­sigoda, y una taza de fuente romana, formada de un antiguo capitel corintio. El patio, de planta trapezoidal, originalmente debió constar de dos cuerpos superpuestos, aunque por el costado meridional se añadió más tarde un tercer piso, que repite el esquema compositivo del resto de la obra. La planta baja aún presenta por tres de sus lados sendas crujías.
     Alrededor de estas galerías porticadas, en ambas plantas, se disponían las enfermerías de verano y de invierno, las primeras en el bajo, y las otras en el principal. En efecto, en la planta inferior, en el flanco sur, se conserva una sala subdividida, según el  modelo hospitalario en dos naves mediante una arquería central. La ar­quería de la planta baja tiene un primer tramo, caracterizado por los soportes cilíndricos de la­drillo, que soportan tres arcos: los dos primeros, de medio punto peraltados; el tercero, rebajado. El segundo tramo se caracteriza por los soportes rectangulares achaflanados y los arcos carpaneles. En la planta alta está la Biblioteca y Archivo Histórico. En ella se conserva un estante de ma­dera, con decoración geométrica de cuarterones, rombos, lacería, pinjantes, y pinturas que imitan jaspeados, elementos florales y querubines, de 1742.
     En una salita se reúne una pequeña colección de piezas arqueológicas. En el ángulo Noroeste se halla la capilla del antiguo hospital. Su fábrica mudéjar tiene planta cuadrada, cubierta con bóveda de crucería simple. Los arcos están labrados en ladrillo, mientras que las nervaduras y arcos, torales y formeros, son de sillería. El presbiterio tenía, en principio, un doble arco triunfal: uno, de perfil apuntado y molduración gótica, que abría a la nave; y otro, a la derecha, que comunicaba con la sala del hospital, desde donde los enfermos podían seguir las celebraciones. En su interior, pintada sobre el muro del presbiterio, recibía culto su titular. Se trata de un fresco, retocado al óleo, que representa una sa­cra conversación, obra anónima de la segunda mitad del siglo XVI. Representa a una Virgen sedente, con el Niño Jesús sobre su regazo, está flanqueada por el arcángel San Miguel y el diácono San Lorenzo.
     La fachada del edificio combina características arquitectónicas diferentes. En ella destaca la portada, de marcado ritmo ascendente. Se compone de tres cuerpos superpuestos. El inferior, trabajado en ladrillo en limpio, sobresaliente, presenta un arco conopial, de principios del siglo XVI. Sobre esta portada mudéjar se dispuso un balcón con triplicado enmarque, provisto de orejetas en los vértices superiores, que constituye el núcleo central de la actual portada. Más arriba hay un azulejo polícromo con la titular del hospital (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     De entre las mezquitas contenidas en Niebla, destaca por su proximidad a la mezquita mayor, la que luego fue capilla de Ntra. Sra. de los Ángeles que formaba parte del hospital de la ciudad.
     Los restos más antiguos que han llegado hasta nosotros acreditan: una iglesia con presbiterio de planta cuadrada cubierto por bóveda de ojivas, labrada en ladrillo pero con herraduras y arcos torales y formeros de sillería. Este presbiterio tuvo un doble arco triunfal. El principal, de perfil apuntado y molduración gótica, abría a una única nave cubierta con artesonado mudéjar de par y nudillo.
     El testero de la derecha abría por otro arco a una nave, hoy desaparecida y ocupado su solar en la actualidad por el patio posterior allá existente. Esta nave era la del hospital, que ventilaría a un patio, agrandado luego, y colocada en posición de poder seguir los enfermos desde sus lechos los oficios divinos.
     Durante los siglos XVII y XVIII se amplia y modifica el edificio pero repitiéndose viejos modelos medievales.
     La primitiva sala hospitalaria se derribó y se construyeron dos de mayor tamaño. En el centro del espacio disponible se labró un patio muy sencillo y de traza neoclásica con huecos de medio punto apoyando en pilares. En el cuerpo alto se cegaron luego los arcos sustituyéndolos por ventanas.
     En el exterior se produjo una notable alteración de la fachada; surgió un cuerpo nuevo, el de la enfermería, tras el ábside, con una bella altana para tendero a la calle lateral y a nivel de tercera planta, decorada con arcos enmarcados por pilastras. Se labró una espadaña barroca sobre la primitiva puerta gótico-isabelina del s. XV con arco conopial labrado en ladrillo aplantillado. Esta espadaña perdió posteriormente sus columnas laterales.
     El cuerpo del presbiterio mudéjar quedó desfigurado y la iglesia se dividió en dos plantas, con notorio carácter civil.
     El edificio, perdió su primitivo uso y sirvió luego de ayuntamiento, prisión, juzgado y también de escuela de costura.
     Se tabicaron sus piezas y se perdió prácticamente la iglesia que conserva una pintura medieval de la Virgen en un marco y un precioso armario del antiguo archivo del hospital.
     Degradadas sus fábricas, y alterada su distribución el Excmo. Ayuntamiento de Niebla en colaboración con la Dirección General de Arquitectura, ha restaurado gran parte del edificio, adaptándolo al nuevo uso de la Casa de Cultura (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ermita de Nuestra Señora del Pino
     La Patrona de Niebla, Nuestra Señora del Pino, es venerada en su ermita, situada junto al arroyo Lavapiés, a 5,5 Km. de Niebla por la ca­rretera de Valverde. La tradición, narrada por fray Felipe de Santiago en 1714, sitúa el origen de la devoción en 1480, aunque la advocación y la iglesia de Nuestra Señora de Lavapiés están documentadas desde 1349. La anterior ermita estaba situada a 4 Km. de la ciudad, pero por lo accidentado de su emplazamiento, se levantó en 1973 una nueva, junto a una frondosa alameda, con un amplio recinto a su alrededor. La imagen actual de la Virgen del Pino es una talla en ma­dera policromada, que reemplaza a la que fue destruida en 1936, y fue realizada por Antonio Castillo Lastrucci en 1942, y restaurada por Antonio León Ortega en 1973 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Alcazaba - Castillo de los Guzmanes; Capilla de los Santos mártires Walabonso y María; Capilla del Señor de la Columna; Ermita y Hospital de Nuestra Señora de los Ángeles; y Ermita de Nuestra Señora del Pino) de la localidad de Niebla (I), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

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