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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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domingo, 30 de julio de 2023

Los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la O; Ermita del Cristo de las Misericordias; Santuario de Nuestra Señora de Regla y Convento Franciscano; Castillo; y Faro) de la localidad de Chipiona, en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la O; Ermita del Cristo de las Misericordias; Santuario de Nuestra Señora de Regla y Convento Franciscano; Castillo; y Faro) de la localidad de Chipiona, en la provincia de Cádiz.
     Se sitúa en el extremo oeste del litoral atlántico gaditano. Los primitivos habitantes se asentaron en torno a la actual roca de Salmedina, denominada en la antigüedad «Caepionis Turris», en alusión a la torre levantada por el cónsul Quinto Servilius Caepion en el siglo II a.C. La villa fue definitivamente reconquistada por Alfonso X y en 1295. Sancho IV la otorgó en señorío a Alonso Pérez de Guzmán, El Bueno, quien la entregó en 1303 a su hija, Isabel Guzmán de la Cerda, como dote para su matrimonio con Fernán Pérez Ponce de León, primer Señor de Marchena y posteriores Duques de Arcos, a cuya casa señorial pertenecerá hasta 1780, en que pasó a la Casa de Osuna hasta la disolución de los señoríos. Entre los edificios de interés destaca la Residencia San Carlos, antiguo sanatorio de Santa Clara, edificado en 1897 en estilo neomudéjar y el faro, construido en 1867 por Jaime Font, que es el más alto de España y el tercero de Europa (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
        La patria chica de la cantante Rocío Jurado, antigua villa marinera de larga tradición turística, se levanta a orillas del Atlántico frente a la roca de Salmedina, en el ángulo occidental de la costa gaditana.
Historia
     El origen de Chipiona se remonta a la época de los tartesios. La población debía situarse en el arrecife del Salmedina, que emerge en la bajamar frente a la costa, entonces unido a tierra firme. Entre los años 140-139 a.C. el cónsul romano Quinto Servilius Caepión hizo construir un faro para que las naves que se dirigían al Guadalquivir advirtieran durante la noche los escollos de Salmedina. De esta Turris Caepionis, o torre de Escipión, que Estrabón cita con el nombre de Kaipionos Pyrgos y el gaditano Pomponio Mela como Monumentum Caepionis, procede el nombre actual de la ciudad. Este faro desapareció con el tiempo. El que puede verse hoy en la playa de las Canteras data sólo de 1867. Apenas hay noticias de la dominación musulmana. Se sabe únicamente que los nuevos pobladores llamaban a la población Chepiona, que el castillo fue construido por ellos y que probablemente en el solar de la parroquia de Nuestra Señora de la O existió una mezquita.
     Femando III conquistó el lugar en 1251, cediéndoselo Sancho IV a Alonso Pérez de Guzmán en 1295. En 1303, la ciudad pasó a poder de los Ponce de León, duques de Arcos. En el siglo XIX, fue lugar de veraneo de los duques de Montpensier y de la aristocracia andaluza, costumbre que se extiende a la burguesía a partir del segundo decenio del siglo XX.
     Tierra de excelentes vinos, Chipiona es en la actualidad la primera productora de flora cortada del país, destacando la producción de claveles, además de un importante centro turístico, principalmente familiar.
Gastronomía
     Los productos del mar ocupan un lugar preferente en la mesa chipionera, espe­cialmente los mariscos y, entre ellos, el langostino. A estos productos se unen los de las huertas de los alrededores, creándose con los unos y los otros platos de tanta tradición como la corvina con guisantes, la raya con patatas, las ortiguillas fritas y el guiso de coles, al que no le falta ni la carne de cerdo, ni el tocino ni la morcilla. A todo ello se añade el magnífico vino moscatel, cuya producción es de origen inmemorial.
Fiestas
     En el mes de enero se desarrolla Florasul, una importante Feria Internacional de la Flor. En febrero, durante el carnaval, la gracia chispeante de la localidad se pone de relieve en todo su esplendor. El segundo domingo de junio es la romería de la Virgen de Regla del Pinar, en el pinar de Peritanda, a unos 4 km de la población. Del 1 al 6 de julio, la ciudad pone en pie la Semana del Veraneante, con un variado programa de actividades culturales. Del 15 al 18 de julio tienen lugar las pintores­cas fiestas de la Virgen del Carmen, con procesión marinera incluida. En la primera quincena de agosto se celebra el Festival del Moscatel, y en la primera semana de septiembre la feria de la Virgen de Regla.
Visita
     La avenida de Rota es la mejor vía de pene­tración en la ciudad para el que llega en automóvil. En ella o en sus proximidades debe dejarse el vehículo. Esta vía concluye en la confluencia de la avenida de la Diputación con la calle Víctor Pradera.
     Chipiona disfruta de un caserío mayo­ritariamente de poca altura, claro, sencillo, distribuido en calles rectilíneas, toda llanas, muchas de ellas de gran longitud y muy agradables de caminar. La avenida de la Diputación se dirige al norte y lleva hasta la de Rocío Jurado, en la que se alza un monumento a la genial cantante chipionera. El cementerio, en el que se encuentra su tumba, está un poco más arriba, al final de Río Ebro.
     Desde aquí, la calle Río Tinto lleva hacia los puertos pesquero y deportivo, el primero con 200 m lineales de muelle y el segundo con capacidad para 317 embarcaciones deportivas.
     Aquí mismo, hacia el sur, comienza la playa de la Cruz del Mar, en la que se sitúan los famosos corrales, espacios marinos artificiales de muy antiguo origen, acotados con muros de piedra, que se utilizan como un arte de pesca, pues los peces quedan atrapados en ello cuando baja la marea.
     El paseo de la Cruz del Mar, que corre paralelo a la playa, lleva hasta Isaac Peral, la calle más comercial del pueblo, un abigarrado y bullicioso zoco que se prolonga a lo largo de los primeros metros de Miguel de Cervantes y que se encuentra abarrotado de público desde primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche.
     A la izquierda del comienzo de esta calle, entrando por Fray Baldomero Gon­zález, está la graciosa plaza de Juan Carlos I, en la que se levantan el Ayuntamiento, la ermita del Cristo de las Misericordias y la iglesia de Nuestra Señora de la O. La ermita es un sencillo edificio blanco distinguible como edificio religioso casi únicamente por la espadaña. La iglesia, cuya construcción se remonta a 1578, tuvo que ser reconstruida con posterioridad al terremoto de Lisboa de 1755 para subsanar los daños sufridos, terminándose las obras en 1794. La portada principal es de estilo barroco. La conforma un arco de medio punto flanqueado por columnas sobre altos basamentos, estriadas en el tercio inferior y con decoración de lazos bajo el capitel. Estas columnas soportan un friso clásico con metopas, una cornisa y, sobre ella, un frontón partido con una hornacina entre columnas jónicas en la que aparece una imagen en terracota de la Virgen de la Rosa, réplica del original que se encuentra en el interior. En el lado izquierdo, ligeramente adelantada a la línea de fachada, se alza la torre, un gran cuerpo de base cuadrada sobre el que se asienta el campanario, rematado por un chapi­tel piramidal decorado con azulejería, a la manera sevillana. La portada que apa­rece en el lado de la epístola pertenece a la construcción original, de ahí su bello estilo gótico. El interior tiene planta basilical de tres naves separadas por arcos formeros de medio punto sobre colum­nas toscanas. El ábside, que responde en su estructura al original, lleva bóveda de crucería pintada de blanco. En él se loca­liza el altar mayor, al que se llega por una breve escalinata. Presenta un baldaquino neoclásico de madera policromada para imitar el mármol. En su interior se encuentra la Virgen de la O, imagen tallada en 1785 por Manuel García de Santiago, correspondiendo el dorado y el estofado a José de Guevara. La imagen más interesante del templo se encuentra a sus pies, en una hornacina abierta en el muro. Se trata del original de la Virgen de la Rosa, una talla de los primeros años del siglo XVI, de estilo gótico-renacentista, atribuida a Pedro Millán. Otra talla merecedora de interés es la de la Virgen del Rosario, situada en el lado de la epístola. Pertenece al siglo XVI y fue tallada por un imaginero anónimo, pero de muy buena mano.
      En la confluencia de Isaac Peral, Víctor Pradera y Miguel de Cervantes se encuentra el mercado de abastos. Es ésta una zona muy alegre y colorista, especialmente por las mañanas, durante las horas de mercado. Hay varios bares con terraza en los que sirven jeringos y son muchos los que vienen aquí a desayunar y a disfrutar del ambiente, en el que se mezclan a partes casi iguales lo autóctono y lo foráneo.
La Virgen negra
     Una larga calle separa este punto del santuario de Nuestra Señora de Regla, la avenida del mismo nombre. Este santuario es una verdadera institución en Chipiona. Sus orígenes se remontan a 1399 cuando lo fundó la Orden de San Agustín sobre una antigua ermita edificada por Alonso Pérez de Guzmán, en la que ya estaba la Virgen de Regla, patrona del pueblo. En 1836, la edificación quedó abandonada con motivo de la Desamortización. En 1852, se restauró la iglesia a expensas de los duques de Montpensier. En 1882, los franciscanos inauguraron un colegio de misioneros, levantándose una nueva iglesia en 1906 bajo la dirección de Antonio Arévalo Martínez, quien siguió el proyecto trazado por fray José María Rodríguez. La parte más antigua que se conserva es el claustro de los Plátanos en la zona conventual, edificado en el siglo XV siguiendo las pautas del gótico. Consiste en un cuadrado compuesto por cuatro galerías con bóvedas de arista decoradas con yeserías, arcos en ojiva sobre robustos pilares, con bancos de azulejería entre ellos, y el patio propiamente dicho. La iglesia muestra una gran fachada principal con abundantes elementos neogóticos. En ella se inscribe la portada, constituida por un vano ojival y abocinado, encajado entre machones coronados por pináculos, y rematada por un gablete y un rosetón. Al exterior se descubren dos torres. La principal acoge el campanario, tiene planta octogonal con vanos ojivales en cada cara y un gran remate calado. La otra, de menor altura se alza sobre el ábside. El interior tiene tres naves, la central más ancha y más alta que las laterales, separadas por arcos apuntados sobre pilares, ábside poligonal y coro alto a los pies. Tanto las naves como el ábside su cubren con bóvedas de crucería. En el camarín del altar mayor se encuentra la imagen sedente de la Virgen de Regla, una Virgen negra que muestra al Niño, blanco, entre sus manos. Se trata de una talla del siglo XIII, de factura castellana con influencias orientales. Originalmente era de bulto redondo, pero fue mutilada en 1580 para transformarla en imagen de candelero. Magníficamente ata­viada y con una espectacular corona sobre su cabeza, hoy sólo se ven de la antigua talla la cara y las manos. Muy interesante es la colección de exvotos existente en la escalinata del camarín.
     El santuario se encuentra en el extremo sur de la playa de Regla, un fantástico arenal dorado al que se asoma el paseo de la Luz, que llega hasta la punta del Perro, donde concluye la playa y donde se alza el faro, monumental torreón ligeramente cónico sobre un alto pedestal de base cuadrada, que con sus 69 m. es el más alto de España.
     Aquí comienza la playa de las Canteras, al final de la cual se sitúa el castillo, que después de su utilización para varios usos a lo largo de su historia llegó a albergar un hotel desde los últimos años del siglo XIX. En el año 2000 fue adquirido por el Ayuntamiento, que lo destina, principalmente, a usos culturales (Rafael Arjona, y Lola Wals. Guía Total, Cádiz, Costa de la Luz. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2008).  
   Villa marinera y turística de la Costa de la Luz, enclavada junto a la Punta del Perro, en el ángulo más occidental de la costa gaditana.
Historia
     En el año 139-140 a.C., el cónsul romano Quinto Servilius Caepión construyó un faro para que las naves que se dirigían al Guadal­quivir pudieran evitar los escollos de Salmedina. Este faro fue llamado Turris Caepionis y de él procede el nombre actual de la ciudad, que fue creciendo lentamente a su alrededor. En 1251, fue conquistada a los árabes por Fernando III y, poco después, en 1295, Sancho IV se la cedió a Alonso de Guzmán, llamado "el Bueno", quien mandó construir un castillo sobre una antigua fortaleza romana. En 1303, la ciudad pasó a depender de la Casa de Arcos. En 1755 sufrió graves daños a causa de los terremotos de Lisboa. A partir del siglo XIX fue lugar de veraneo de los duques de Montpensier y de la aristocracia andaluza. Tierra de excelentes vinos, hoy es un centro turístico de primera magnitud.
Gastronomía
     Son muy buenos los mariscos que se capturan en sus costas, con los que se prepara una gran variedad de platos. Son muy apreciados el erizo y la ortiga de mar. Platos de larga tradición son la corvina con guisantes y el guiso de coles, con frijoles, carne de cerdo, tocino, morcilla y, naturalmente, coles. Por último, no puede olvidarse el famoso vino de moscatel.
Fiestas
     El Carnaval, en febrero, tiene un brillante colorido y cuenta con una enorme participación popular. Del 15 al 18 de julio tienen lugar las pintorescas fiestas de la Virgen del Carmen. En la primera semana de sep­tiembre la feria de la Virgen de Regla y en la segunda, la Fiesta del Moscatel, en la que se exalta el vino de la tierra.
Vida urbana
     Chipiona cuenta con un buen puerto deportivo y en sus playas pueden practicarse deportes como vela, surf, pesca o submarinismo. La afición al caballo ocupa un buen número de horas de muchos chipioneros. Todavía es posible encontrar el silencio y pasear por las calles del casco histórico. En la avenida de Sevilla y a lo largo del paseo marítimo, sobre todo hacia el santuario de Regla, se concentra la mayor parte de los bares de juventud, muy concurridos en las noches de verano.
Visita
     Al norte de la población se sitúa el puerto, con capacidad para 317 embarcaciones deportivas y 200 m. lineales de muelle para pesqueros, y en el que se celebran competiciones de vela. Al lado, el paseo marítimo recorre las playas de la Cruz del Mar, con un estupendo mirador; la de las Canteras, donde está el faro, y la de Regla. El faro, referente simbólico de la ciudad, es un sólido edificio construido en 1867 que se eleva 68 m sobre el nivel del mar. La torre es cilíndrica, ligeramente cónica y arranca de un robusto pedestal de base cuadrada.
     Al final del paseo marítimo, en una amplia explanada en la que confluyen las avenidas de Sevilla y de Nuestra Señora de Regla, se alza el santuario de Regla, obra del siglo XIV construida sobre las ruinas de la fortaleza de los Ponce de León. En 1882, después de un largo periodo de abandono debido a la desamortización de Mendizábal, se instalaron en él los franciscanos misioneros. De su primera construc­ción sólo se conserva uno de los muros del claustro, restaurado en el siglo XVII, y el zócalo de azulejos. En cuanto a la Virgen, aunque la tradición la supone egipcia, se trata de una imagen del siglo XIII, muy restaurada y repintada (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
          
Iglesia de Nuestra Señora de la O
     Edificada en 1578, fue reconstruida en 1794 tras el terremoto de Lisboa, según consta en ins­cripción cerámica situada en la fachada principal. Presenta planta basilical dividida en tres naves, mediante sendas columnas toscanas, siendo la central más ancha y alta que las laterales. Tras la nave del crucero se sitúa el ábside que conserva la estructura original. Las tres naves se cubren con bóvedas de arista en sus tres tramos. En el crucero se alza una cúpula semiesférica sobre pechinas y el ábside presenta bóveda de crucería muy repintada. En la zona superior del ábside se sitúa una tribuna donde se encuentra el órgano, instalado en 1836, y debajo se localiza una sillería coral neoclásica, cubriéndose este tramo con bóveda de cascarón. A la planta original se agrega la capilla del Sagrario y la capilla bautismal, situadas en la nave del evangelio.
     La fachada principal, presidida por la porta­da de los pies, se corona con un pretil formado por balaustrada entre netos con remates piramidales en los extremos. En el centro se sitúa una espadaña, a modo de balconcillo amansardado, que se encuentra muy ornamentada con  pilastras laterales, aletones mixtilíneos y frontoncillo superior; y en el extremo derecho se alza un pe­queño cimborrio cilíndrico, coronado con cúpula semiesférica, estando todos estos elementos de­corados con azulejería azul. La torre se ubica a los pies de la nave del evangelio, sobresaliendo sobre la línea de fachada. Presenta planta cua­drangular y se estructura en dos cuerpos. Sobre una alargada caña, donde se inscriben dos esfe­ras de reloj, se levanta el campanario con vano de medio punto en cada lado flanqueado por doble apilastrado. Se cubre con chapitel piramidal revestido de azulejería azul.
     La portada principal ofrece estilo tardobarro­co. El vano de entrada presenta arco de medio punto y queda flanqueado por columnas con el primer tercio estriado y decoración superior de lazos, que se superponen a unas traspilastras almohadilladas recayendo todo sobre altos pedestales. Este cuerpo se corona con friso clásico, cuyas metopas están decoradas con los símbolos parroquiales. Sobre agudo cornisamiento se sitúa un frontón partido que alberga una hornacina, flanqueada por columnas jónicas y con enmar­camiento mixtilíneo, donde se ubica una réplica de la imagen de terracota de la Virgen de la Rosa cuyo original se conserva en el interior, quedando todo decorado con aplacados y motivos de guirnaldas y lazos.
     La portada lateral se ubica entre dos contrafuertes del lado de la epístola. Es de estilo gótico tardío y corresponde a la época fundacional, siendo reformada la zona de acceso a finales del siglo XVIII. La portada está flanqueada por dos pilastrones coronados por pináculos. El acceso es adintelado y está enmarcado en moldurones que conforman un arco apuntado ciego en la zona superior, cuyo tímpano se ornamenta con círcu­los concéntricos y el anagrama mariano. Todo se enmarca en gablete con rosetón circular en el tímpano y corona superior.
     En el tramo central del crucero se ubica el altar mayor, en alto mediante gradas, donde se ha­lla un baldaquino neoclásico de 1836 de madera pintada a imitación de mármoles. Está presidido por la imagen titular de Nuestra Señora de la O, obra realizada en 1785 por Manuel García de Santiago y policromada por José de Guevara. A ambos lados se encuentran imágenes de San Miguel y San José del siglo XVIII, siendo ésta última la que posiblemente se doró y estofó en el año 1782.
      En la cabecera del lado del evangelio se sitúa la capilla sacramental, de planta rectangular y estilo neoclásico. Se divide en dos tramos, cubriéndose con cúpula semiesférica con linterna el primero y bóveda de cañón con lunetos la cabecera. Los arcos que sostienen la cúpula son de medio punto y recaen sobre pilares con pilastras estriadas y capiteles jónicos con guirnaldas. Sobre la mesa de altar se sitúa un sagrario de plata contemporáneo y una pequeña imagen policromada de la Virgen y el Niño del siglo XVIII. La capilla bautismal se abre al final de la nave evangelio. Es de planta cuadrangular y se cubre con bóveda de arista. En el frente principal hay un dieciochesco retablo de altar dorado con estípites, que alberga una imagen contemporánea de Jesús cautivo. En el centro se ubica una sobria pila bautismal de mármol de 1797 y en un lateral existe un retrato del Arzobispo Solís Folch de Cardona de finales del XVIII. La capilla se cierra con verja de ma­dera donde está instalada una imagen del Niño Jesús que parece del siglo XVIII. En la nave del evangelio se encuentran dos retablos neoclásicos similares, que albergan una imagen de vestir de San Francisco de Asís, de finales del XVIII y una figura contemporánea  de la Inmaculada.
     En el lado de la epístola se sitúa un altar con imagen contemporánea de la Virgen del Carmen. En el testero del crucero se halla un retablo recompuesto, donde se ubica una interesante talla de la Virgen del Rosario, de la segunda mitad del siglo XVI, a cuya fecha parece pertenecer también el relieve de la puerta del sagrario situado sobre la mesa de altar. En una clásica hornacina abierta en el muro de los pies del templo se aloja la figura original de la Virgen de la Rosa, de principios del siglo XVI y atribuida a Pedro Millán. Diversas pinturas se distribuyen en el interior del templo, siendo su mayoría de los siglos XVII y XVIII. En la sacristía, cubierta en sus dos tramos con bóvedas rebajadas de arista se guardan dos pequeñas imágenes policromadas de Santo Domingo y Santa Teresa, del siglo XVIII; un crucifijo dieciochesco y un misal romano de 1638, expuesto sobre pie de tenebrario del siglo XVIII, entre otras obras (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la O de Chipiona responde en su tipología actual al tipo de templo columnario.
     Su planta es rectangular, con ábside poligonal y tres naves (la central, de doble anchura que las laterales) de cuatro tramos. En la cabecera de la nave de la Epístola se encuentra adosada la sacristía. mientras que en la del Evangelio se alza la capilla del Sagrario. En los pies de esta última nave destacan dos volúmenes de planta cuadrada que se corresponden con la capilla bautismal y la torre. El inmueble presenta dos accesos: el principal, situado a los pies de la nave central, y uno secundario, que se abre en el muro de la Epístola, a la altura del segundo tramo. En realidad. todo este esquema no es sino fruto de las reformas llevadas a cabo a fines del siglo XVIII, que transformaron algunos aspectos del primitivo templo, donde habría intervenido Diego de Riaño en el siglo XVI sobre unas trazas aún goticistas.
     Por lo que se refiere al interior del templo, hay que indicar que las naves se encuentran separadas por gruesas columnas dóricas acanaladas, con un gran ábaco y escueta basa. Las cubiertas que resuelven por medio de bóvedas de arista, con la excepción del tramo de la nave central que precede a la capilla mayor, donde aparece una bóveda baída sobre pechinas con lucernario. En dicha capilla con planta poligonal de cinco lados, aparecen nervaduras que proceden de la primitiva fábrica. Lo más llamativo es la presencia ante el muro de cierre de un arco carpanel, que alberga el coro y una tribuna, en la cual se ubica el órgano.
     La capilla del Sagrario, por su parte, está dividida en dos tramos: el primero, de planta cuadrada, esta cubierto por una pequeña cúpula con cupulín, que trasdosa al exterior, mientras que el segundo, donde se ubica el altar, es de planta rectangular y se encuentra cubierto por una bóveda de cañón con lunetos. La sacristía, en la cabecera de la otra nave, también presenta dos tramos, que se cubren por medio de bóvedas de arista, apoyadas en pilastras adosadas al muro.
     Este mismo sistema de cubrición es el que aparece en la capilla bautismal.
     Por lo que respecta al aspecto exterior del inmueble, conviene destacar el sistema de cubiertas del templo, a dos aguas para la nave central y a una sola para las laterales. En la fachada principal, a los pies del templo, observamos la presencia de la torre, adosada al último tramo de la nave del Evangelio; en un segundo plano aparece la portada y el muro que cierra la nave de la Epístola, el cual muestra un leve retranqueo respecto al plano de la mencionada portada. La torre, con dos cuerpos rematados por un chapitel, tiene como elementos más llamativos su decoración de tono clasicista, con pinjantes, pilastras y vanos geométricos, así como la ornamentación a base de piezas de azulejería, que se extienden hasta el propio chapitel; también conviene destacar aquí la existencia, en el primer cuerpo de la misma, de sendos relojes que se encuentran en las caras sur y oeste En cuanto al resto de la fachada, debemos señalar que la decoración se centra en la portada, cornisa, balaustrada flanqueada por motivos piramidales, espadaña y lucernario. La portada es de tono academicista, y en su primer cuerpo se abre un arco de medio punto entre columnas toscanas con acanaladuras y guirnaldas, que remata en un friso de triglifos y metopas con símbolos pasionarios y un frontón partido ;éste da paso un segundo cuerpo, sobre el cual se levanta, a modo de remate para toda la composición, un frontón curvo con pináculos.
     En línea con esta portada, y en la parte superior de la fachada, aparece una espadaña de motivos clasicistas y decoración semejante a la de la torre. Junto a ella y en un segundo plano, observamos la presencia de un cupulín, que se corresponde con la escalera que hace practicables las cubiertas del edificio, y cuya estructura y decoración se encuentra en la misma línea que la de la torre y la espadaña.
     La fachada del muro de la Epístola también es de gran importancia. Aparece dividida por cinco contrafuertes, rematados por un mensulón, los cuales trasladan a la misma la división interior de las naves del templo. En cada uno de los tramos se inscribe un vano abocinado, salvo en el correspondiente a la portada. Esta es una obra gótica en piedra, muy cercana a la estética de la Catedral de Sevilla. Consta de un arco apuntado, que se resuelve en un vano adintelado y tímpano con decoración de rosetas y óculo central. sobre el vano aparece un gablete con rosetón polilobulado y decoración menuda de cardinas. A ambos lados de la puerta se desarrollan dos machones con baquetones, que culminan en pináculos tallados con motivos vegetales. Por lo que respecta a la fachada del muro del Evangelio, debe indicarse que sigue el mismo esquema que la de la Epístola, con la salvedad de que no hay en ella portada alguna, pues el acceso simétrico al interior fue cegado (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ermita del Cristo de las Misericordias
     Al exterior presenta una sencilla fachada de un solo cuerpo, en cuyo lateral izquierdo se abren ventanas de medio punto molduradas y en el extremo derecho se sitúa el acceso a la capilla, mediante puerta adintelada enmarcada con molduras y ménsulas superiores, alzándose sobre ella una espadaña de dos cuerpos, con un vano de medio punto en cada uno, quedando ambos flanqueados por pilastras adosadas. La espadaña presenta cartabones laterales en el primer cuerpo y se corona con jarrones cerámicos y cruz y veleta final.
      El interior consta de una nave rectangular cu­bierta con rebajada bóveda con lunetos y arcos fajones, situándose en la cabecera un retablo de altar donde se halla la imagen del Cristo de las Misericordias de mediados del siglo XVI. Aunque tiene rasgos dieciochescos. A sus lados se si­túan imágenes contemporáneas de la Virgen de la Soledad y María Magdalena. Entre las obras distribuidas por la capilla, destaca una figura del Niño Jesús y una imagen de candelero de Nuestra Señora del Amparo de pequeño tamaño, am­bas fechables en el siglo XVIII (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   

Santuario de Nuestra Señora de Regla y Convento Franciscano
     El antiguo convento de la Orden de San Agus­tín fue fundado en 1399 sobre una antigua fortaleza y ermita, edificada por Alonso Pérez de Guzmán, donde ya se hallaba la Virgen de Regla con anterioridad a 1365. Tras la marcha de los agustinos con la desamortización, en 1852 fue restaurada la iglesia con el patrocinio de los Du­ques de Montpensier y en 1882 los franciscanos establecieron en el edificio un Colegio de Misioneros. El nuevo templo fue inaugurado en 1906, según proyecto de Antonio Arévalo Martínez que siguió las trazas de fray José María Rodríguez, levantándose la torre-campanario de la fachada en 1909, obra de ]osé Romero Barrero.
     El santuario es de estilo neogótico. Consta de tres naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales, y ábside poligonal de tres lados. El coro se sitúa a los pies en alto ocupando los dos primeros tramos de los pies. En las fachadas laterales sobresalen ligeros estribos con pinácu­los, abriéndose en cada fachada ocho ventanales apuntados que albergan en su interior un doble arco apuntado y vano circular superior. La facha­da principal está compuesta por dos cuerpos, quedando centrado el  primero por la portada de acceso, a cuyos lados se sitúan vanos apunta­dos y óculos superiores. La zona central del primer cuerpo y el segundo componen la portada de los pies, conformada por un acceso apuntado y abocinado, flanqueado por machones con pináculos, que se corona con gablete y rosetón superior, hallándose todos estos elementos muy geometrizados. La torre-campanario presenta planta octogonal con vanos apuntados en cada lado y remate piramidal calado. Con formas similares se levanta otra torre de menor altura sobre el ábside. Las figuras de santos franciscanos, situados en los ángulos de la torre de fachada, son obras en barro de Viriato Rull de 1906. En el lado de la epístola se abre otra sencilla portada con vano apuntado entre pilastrones con pinácu­los y gablete superior.
     Las naves se cubren con decorativas bóvedas de crucería propias del gótico que recaen sobre pilares fasciculados mediante arcos apuntados. El ábside se cubre con bóveda de crucería. Sobre las naves laterales se sitúan tribunas que vierten balconcillos hacia la nave central. Los ventanales del templo se cierran con dieciséis dobles vidrie­ras y una sencilla en el ábside, todas realizadas en los años cincuenta del siglo XX con motivos franciscanos y figuras de santos y vírgenes.
     El retablo mayor fue realizado en 1906 por José Gerique en estilo neogótico. Se organiza en dos cuerpos y tres calles y está pintado en blanco con ornamentación dorada. Se estructura en banco, dos cuerpos y tres calles. El camarín central se halla decorado con pinturas de estilo neobarroco. Alberga a la Virgen de Regla, Patrona de Chipiona, que es una talla castellana con influencias orientalizantes de finales del siglo XIII y probable origen norteño. Es una figura sedente de bulto redondo que fue mutilada hacia 1580 para convertirla en imagen de candelero. El color oscuro del rostro se debe a la pintura de tierra so­bre diversas capas de estuco. En los laterales se ubican imágenes policromadas de Santo Domin­go y San Francisco, del siglo XX, en el primer cuerpo; santos franciscanos en el segundo y re­lieve de Dios Padre en el ático.
     Entre las imágenes situadas en los retablos y altares, que se distribuyen por el interior del templo, todos de estilo neogótico, destacan las figuras de San Antonio de Padua, San Diego de Alcalá y Santa Clara, del XVIII, ubicadas en el segundo retablo del lado del evangelio; Jesús de la Humildad y Paciencia del siglo XVII, a los pies de la nave de la epístola; y las imágenes policromadas de San Buenaventura del XVIII y un Nazareno de finales del siglo XV o principios del XVI, albergadas en otros tantos retablos de la nave de la epístola. Entre las piezas artísticas que se guardan en la sacristía, destaca la cajonería del siglo XVII, la mesa de los Cálices del XVIII, una dieciochesca imagen de San Francisco de Asís, y las pinturas del Divino Pastor y la Divina Pastora, del mismo siglo. El órgano fue instalado en 1925 y también es de interés la colección de exvotos existente a la subida del camarín de la Virgen.
     En 1889 se construyó el actual acceso al convento, de estructura muy clasicista coronado con los emblemas franciscanos. En el interior destaca la doble escalera principal, de 1777, y la pé­trea portada de acceso al claustro mudéjar, de la primera mitad del siglo XVII, la cual presenta vano adintelado con enmarcamiento decorado con motivos geométricos y se corona con frontón curvo y partido para albergar un desaparecido escudo nobiliario. El claustro mudéjar o «Patio de los Plátanos» fue edificado a mediados del si­glo XV en estilo gótico. De planta cuadrangular, el primer cuerpo, sostenido por recios contra­fuertes, está conformado por arquerías apunta­das que recaen sobre gruesos pilares pétreos con marcada línea de imposta. Las cuatro galerías perimetrales se cubrían con bóvedas de crucería, que se transformaron en 1640 en bóvedas de arista decoradas con yeserías. En el centro existe un aljibe de 1460 con brocal del siglo XVII. En uno de los muros se encuentra un pétreo ajimez configurado por dos arcos de herradura apun­tados que se enmarcan en alfices y descansan en semicolumnas adosadas en los laterales y parteluz central, presentando estos tres apoyos toscos capiteles de talla vegetal. Durante la reforma de 1640 se revistieron los paramentos con zócalos de azulejería sevillana, donde aparecen los es­cudos de Ponce de León y la fecha de 1640. El cuerpo superior es de fecha posterior y se cierra con sencillas ventanas.
     El humilladero, situado en la explanada exterior, fue edificado en 1663, a cuya fecha parece pertenecer la verja que cierra el acceso de medio punto. Su estado actual responde a la renovación efectuada en 1947. Presenta planta cuadrangular cubierta con cúpula  semiesférica. En el interior existe un altar cerámico situado sobre el pozo en que se supone apareció la Virgen de Regla (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     Situado junto al mar sobre una pequeña elevación, en un paraje situado al suroeste de la población, nada tiene que ver el actual santuario con la antigua ermita medieval de tres naves que alojó desde principios del siglo XVI hasta finales del siglo pasado a la venerable imagen de Nuestra Señora de Regla. La iglesia actual es un pastiche neogótico edificado entre los años 1899 y 1906, según modelo de tres naves de ocho tramos, la central de mayores proporciones, volteadas con bóvedas de crucería apeadas en pilares de capiteles de fajas vegetales y basas bulbiformes, coro alto abarcando los dos primeros tramos, triforio con ventanales apuntados de celosía surmontado por ventanales ojivales con vitrales lobulados y ábside poligonal de nervaturas ochavadas trasdosado con un capitel octogonal decorado con frondas, rematada en 1.909 por el arquitecto gaditano José Romero Borrero, se encuentra situada en el hastial sobre la portada principal, componiéndose de un cuerpo prismático de torre y un cuerpo ochavado de campanas con vanos y hornacinas religiosas alternadas, rematado con un pináculo octogonal calado adornado con fronda y florón. Toda la composición recibe un aspecto de falso y pretencioso decorativismo que resta interés con planteamiento arquitectónico.
     La zona de más intereses del conjunto se centra en el claustro gótico mudéjar de cuerpo conventual, construido bajo el patronato de Rodrigo Ponce de León a mitad del siglo XV, adosado a la ermita, en el emplazamiento del patio de armas -hoy denominado de los plátanos- del antiguo castillo medieval de la Casa de Arcos. Inicialmente de una planta con arquería ojival rajado hasta el suelo, y galerías con bóveda de arista y solería de loza de Tarifa. Fue renovado en el siglo XVII perdiendo el apuntado de los arcos y enmascarándose las bóvedas.
     En este santuario se encuentra la patrona de esta localidad, la Virgen de Regla, imagen que goza de gran devoción y que adquiere protagonismo durante la procesión que se lleva a cabo el día ocho de septiembre, festividad de la Natividad de la Virgen. La Virgen sale del santuario recorriendo las calles aledañas a este inmueble.
     El santuario y su casa de espiritualidad acogen a una gran comunidad de franciscanos. Además de ocuparse del culto a la Virgen, realizan otras muchas actividades relacionadas con su comunidad y sus creencias (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Castillo
     Su origen se ha atribuido tanto a los musulma­nes como a Guzmán el Bueno o a los Ponce de León. Fue rehabilitado en 1527. Tras varios usos se convirtió en hotel a finales del siglo XIX, ad­quiriéndolo el Ayuntamiento en 2000. Aunque muy transformado, conserva la planta cuadran­gular con torre cuadrada junto al lienzo de muralla que mira al mar, donde también se abre una galería porticada de arcos de medio punto. Presenta dos plantas que se cubren con bóvedas de aristas y se disponen en torno a un patio central. Sus ventanas son apuntadas y todo el edificio se encuentra coronado con almenado piramidal (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).  
      El Castillo de Chipiona es de reducidas dimensiones y presenta planta cuadrada, con una torre de la misma forma ubicada junto al lienzo de la muralla que da al acantilado. Posee dos plantas que se cubren con bóveda de arista y ventanas ojivales.
     Aparece totalmente almenado. Ha sufrido muchas transformaciones hasta hoy.
     En la crónica de los Duques de Medina Sidonia, de Pedro de Medina, se incluyen entre las mercedes de Sancho IV a don Alonso Pérez de Guzmán, la tierra de la parte que los moros llamaban Chipiona, donde se edificó un Castillo. En el año 1303, cuando se funda la Casa de Arcos, la villa de Chipiona con su Castillo pasó a los Ponce de León.
     En un informe sobre el estado de las fortificaciones desde Gibraltar hasta Ayamonte de 1577, Luís Bravo de Laguna, menciona la fortaleza de Chipiona, describiendo el estado de abandono que tenía por aquellos años y proponiendo las obras necesarias a realizar para incrementar su valor poliorcético.
     El castillo se encontraba deshabitado, sin uso específico, en estado de abandono con un importante grado de deterioro, presumiendo que pueda tener elementos en ruina. Con fecha de 30 de noviembre de 1999, por el Pleno del Ayuntamiento de Chipiona en sesión extraordinaria, se acordó iniciar el expediente de expropiación del citado Castillo para su incorporación al Patrimonio Municipal. La adquisición del mismo por el Ayuntamiento ha posibilitado la realización de obras de consolidación que han paralizado el estado de abandono en que se encontraba. De la misma manera, se han facilitado las actuaciones necesarias para su puesta en valor y visita pública (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Faro
     Este Faro es uno de los de mayor porte y connotaciones históricas de entre los faros de España. Señaliza estratégicamente, junto con otros faros o balizas, la desembocadura del Guadalquivir.
     El proyecto original consta de un edificio principal (viviendas y almacén), en dos alturas y planta rectangular de 25 metros x 26 metros, previsto para el servicio de tres torreros, y un alzado de torre de 63.50 sobre la cota del solar. La lámpara se alza 71 metros sobre el nivel medio de la mar.
     La fábrica es de piedra ostionera.
     Dispone de sistema de giro apoyado sobre cubeta de mercurio y sistema de pesas para rotar la óptica. El proyecto original incluye un sistema de giro de H. Lepaute, colaborador de G. Eiffel.
     En 1867 tuvo lugar la colocación de la primera piedra tras la celebración de una misa cantada en el cercano Santuario de Ntra. Sra. de Regla y la procesión de la titular del Templo.
     De acuerdo a la crónica recogida en prensa: ".....empezó a descender entre flores y banderas la enorme piedra......de 63 quintales, bendecida por el Sr. cura de la villa.... y después de firmar los concurrentes el acta y depositarla ésta, con las monedas, diarios y demás objetos de costumbre, el Excmo. Sr. Gobernador pronunció un.....discurso...."
      Asimismo, la inauguración del Faro, uno de los más importantes de la península, también fue recogido por el Diario de Cádiz, en otra crónica (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la O; Ermita del Cristo de las Misericordias; Santuario de Nuestra Señora de Regla y Convento Franciscano; Castillo; y Faro) de la localidad de Chipiona, en la provincia de Cádiz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia gaditana.

Más sobre la provincia de Cádiz, en ExplicArte Sevilla.

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