Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Pedro de Alcántara, Casa-Capilla de los Mínimos, y Torre de Don Lucas) de la localidad de La Victoria, en la provincia de Córdoba.
Tras la aparente modernidad de su origen, este apacible y sencillo pueblo blanco tiene raíces antiguas en su territorio. Tras la aparente modernidad de su origen, este apacible y sencillo pueblo blanco tiene raíces antiguas en su territorio, como evidencia el toro ibérico que la reja del arado descubrio fortuitamente en el pago de Riaza; o la torre medieval musulmana rebautizada por los cristianos como de Don Lucas, que reconvertida en singular santuario mariano alza su cuerpo prismático en la planicie campiñesa.
Esta población comenzó a formarse en el siglo XVI, como alojamiento de obreros de la finca que tenían en La Guijarrosa los mínimos del convento de Nuestra Señora de la Victoria de Córdoba, de donde tomó el nombre. Fue aldea de La Rambla hasta que consiguió la emancipación municipal en 1842. En las proximidades se encuentra la Torre de Don Lucas, construcción islámica del siglo XII, que perteneció a las monjas de la Inmaculada Concepción de Córdoba, que la convirtieron en ermita de la Purísima, con una imagen de barro, de hacia 1800, pero muy retocada, conocida como Virgen de la Torre (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Iglesia de San Pedro de Alcántara.-
La actual parroquia se terminó en 1810. Responde a un esquema académico de cruz latina con pórtico de arcos y espadaña a los pies. La cabecera sufrió un alargamiento en la reforma de 1960. Preside la iglesia el hermoso Cristo de la Expiración, talla de Francisco Romero Zafra, de 200l. A los lados se ven las imágenes de San Pedro de Alcántara, del siglo XIX, y la Inmaculada, con estética del XVIII, aunque restaurada.
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Pedro de Alcántara, Casa-Capilla de los Mínimos, y Torre de Don Lucas) de la localidad de La Victoria, en la provincia de Córdoba. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia cordobesa.
Tras la aparente modernidad de su origen, este apacible y sencillo pueblo blanco tiene raíces antiguas en su territorio. Tras la aparente modernidad de su origen, este apacible y sencillo pueblo blanco tiene raíces antiguas en su territorio, como evidencia el toro ibérico que la reja del arado descubrio fortuitamente en el pago de Riaza; o la torre medieval musulmana rebautizada por los cristianos como de Don Lucas, que reconvertida en singular santuario mariano alza su cuerpo prismático en la planicie campiñesa.
Villa situada al suroeste de la provincia, a 4 Km. de la autovía.
Distancia a Córdoba: 29 Km.
Altitud: 262 m.
Extensión: 19,2 Km2
Habitantes: 2.400.
Gentilicio: Victoreños.
A raíz del establecimiento de los frailes Mínimos de San Francisco de Paula en el convento cordobés de Nuestra Señora de la Victoria, el cabildo les concedió unas tierras para su sustento en el pago de La Guijarrosa, donde construyeron una casa de labor que recibió el mismo nombre del convento. Los braceros que llegaron al lugar para labrar las tierras de los Mínimos formaron un núcleo de población que en 1840 se emancipó de La Rambla para constituirse en municipio independiente (Diputación Provincial de Córdoba).Esta población comenzó a formarse en el siglo XVI, como alojamiento de obreros de la finca que tenían en La Guijarrosa los mínimos del convento de Nuestra Señora de la Victoria de Córdoba, de donde tomó el nombre. Fue aldea de La Rambla hasta que consiguió la emancipación municipal en 1842. En las proximidades se encuentra la Torre de Don Lucas, construcción islámica del siglo XII, que perteneció a las monjas de la Inmaculada Concepción de Córdoba, que la convirtieron en ermita de la Purísima, con una imagen de barro, de hacia 1800, pero muy retocada, conocida como Virgen de la Torre (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Iglesia de San Pedro de Alcántara.-
La actual parroquia se terminó en 1810. Responde a un esquema académico de cruz latina con pórtico de arcos y espadaña a los pies. La cabecera sufrió un alargamiento en la reforma de 1960. Preside la iglesia el hermoso Cristo de la Expiración, talla de Francisco Romero Zafra, de 200l. A los lados se ven las imágenes de San Pedro de Alcántara, del siglo XIX, y la Inmaculada, con estética del XVIII, aunque restaurada.
A la izquierda de la cabecera está Nuestra Señora de la Victoria, dolorosa de vestir, realizada también por Romero Zafra en 2001. En el crucero se ven dos retablos gemelos que contienen las imágenes procesionales de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, adquirida en 1878, ambas de canon granadino. En el brazo derecho hay un lienzo de la Inmaculada, del siglo XVIII, donado por la familia Romero Pino en 2003 (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La Iglesia de San Pedro de Alcántara, fue edificada en terrenos de propiedad de la Orden de San Francisco de Paula en 1818. El 30 de agosto de este año se celebró en el recién construido recinto sagrado la Santa Pastoral Visita del obispo Pedro Antonio de Trevilla. El 1 de octubre del mismo año, en agradecimiento por la construcción de la nueva iglesia, fray José Antonio Valenzuela pidió al prelado que pudieran poner el templo bajo la advocación de un santo franciscano con su mismo nombre: San Pedro Alcántara.
En la parte superior del Altar Mayor de la recién construida iglesia se colocó un enorme lienzo con la imagen del santo extremeño fundador de la orden alcantarina. En principio fue una nave pequeña, sencilla abovedada, que se fue haciendo insuficiente a través de los años por el constante aumento de la población. Por este motivo en la década de 1950-60 se hizo una notable ampliación.
La portada de la iglesia se abre a una magnifica porticada formada por cinco arcos frontales y dos laterales, hechos de mampostería.
El campanario es del estilo conocido por espadaña. Tiene dos campanas, vulgarmente conocidas por “la chica” y “la gorda” y en la parte más elevada se encuentra el viejo campanil que estuvo en la torre de capilla de los frailes mínimos, a la que la gente da el apelativo de “Periquillo” (Diputación Provincial de Córdoba).
La Victoria Vieja, esto es, la “heredad”, con “casas, bodega, lagar, pila e tinajas, viñas e arboles” y “con todo lo que le pertenece”, que el 21 de noviembre de 1551 compró al curtidor Alonso de Hillón y a su mujer, Isabel Rodríguez, fray Andrés de Santa María para donarla poco después, el 26 de enero de 1552, a los Mínimos o frailes de San Francisco de Paula del Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Córdoba.
En la citada “heredad” los Mínimos construyeron un oratorio, cuya existencia tenemos ampliamente documentada, al menos en lo que al siglo XVIII respecta: en él se casaron muchos de los antepasados que, en su mayor parte, vivían en humildes y aisladas “casas de campo cubiertas de paja” o de “rama”, como se les denomina en el catastro del Marqués de la Ensenada realizado a mediados de la citada centuria. Junto a la misma finca había también un cementerio.
Pero, aunque se desposaran o inhumaran en “La Victoria Vieja”, su boda o entierro eran inscritos, como puede comprobarse, en los libros parroquiales de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de La Rambla.
En suma, “La Victoria Vieja” era una ermita más de nuestra “metrópoli”, pero no tenía la condición de parroquia (Diputación Provincial de Córdoba).
La Torre de Don Lucas se yergue en la Baja Campiña cordobesa sobre una elevación aparentemente poco importante pero que en realidad es un estratégico lugar que domina un importante sector del valle del Guadalmazán -el curso fluvial más importante de la zona- y el arrecife (o al-Rasif), antiguo camino empedrado que comunicaba Córdoba con el Bajo Guadalquivir y el Levante español y que se corresponde con la antigua Vía Augusta de los romanos y la actual Nacional IV. Desde ese emplazamiento la torre posee enlace visual con otros puntos del entorno que fueron enclaves de importancia en la época: al este, la alquería y torre de Albaén; al norte el arrecife (al-Rasif); y al Suroeste, la alquería islámica de Fuente del Membrillar (La Carlota).
La Torre de Don Lucas es una torre-refugio construida en tapial, de doce metros de altura y planta rectangular. En total son diecisiete tapiales que forman un torreón de tres pisos, estrechándose a la altura del arranque del tercero, pareciendo por ello, según sugiere Nieto Cumplido, ser este último piso de época posterior al resto de la torre. Los paramentos han sido realizados mediante el procedimiento del encofrado por tongas, según demuestran los mechinales o huecos dejados por las agujas de palo de las cajas de encofrado, agujas que, curiosamente, en algunos casos aún se pueden apreciar dentro de esos huecos. Sus muros miden 9"5 metros en sus lados norte y sur y 7 los orientados a este y oeste. El espesor del muro es de metro y medio en su planta inferior, disminuyendo algunos centímetros en la primera y poco más en la segunda. Sabemos que esta torre estuvo coronada por merlones y almenas, pues, aunque hoy estos elementos no se conservan, ello puede deducirse de un dibujo de la torre que aparece en un croquis del siglo XVIII y que representa el término municipal de La Carlota (Córdoba), conservado en el Archivo Municipal de esta localidad. También se aprecia muy bien en el mismo dibujo el podio sobre el que se levanta la torre, un basamento de forma troncopiramidal que, como se observa ya sobre el terreno, está construido a base de cemento trabado con cantos rodados. En la parte inferior de la actual entrada se abre un hueco que tuvo que ser la primitiva entrada. Este hueco da lugar a un espacio del que, según fuentes orales que pudieron apreciarlo directamente, sale un "pasadizo" o conducto hoy inaccesible y que tal vez habría que interpretar como un refugio o como una canalización de agua, ya que conecta el bastión con un pozo cercano llamado "Pozo de la Torre", aún rico en agua y del que por ciertos documentos sabemos que fue una antigua fuente.
Sin duda, el control de esta aguada fue un factor importante que condicionó el emplazamiento del asentamiento asociado a la torre y el de ella misma así como el de los anteriores asentamientos (Edad del Bronce y época romana), ya que se trata del único y mejor punto de agua de la zona. En el muro meridional dos inscripciones en piedra fechadas en 1834 aluden a la decisión episcopal de convertir la torre en ermita de culto mariano. En la primera inscripción figura que "El Ilmo. Señor D. Juan José Bonel, Obispo de Córdoba, concedió 40 días de indulgencia al que rezare una salve o ave maría, o algún verso de la letanía ante esta sagrada imagen de Nuestra Señora. Año de 1834". Se advierte, por tanto, un empeño por parte del episcopado cordobés en instalar un culto en la torre y que éste tuviera éxito. Por su parte, la segunda inscripción dice: "Torre de la Purísima Concepción desde este día 1º de mayo de 1834, conosida en lo antiguo por la de Dn Lucas". Se intentó, pues, cambiar el nombre de la torre, pero no hubo éxito, pues, como indica Crespín, ha seguido denominándose entre los habitantes del entorno con su antiguo nombre.
Respecto al interior, las techumbres están conformadas por bóvedas circulares hechas por aproximación de hiladas de ladrillo y están sostenidas por arcos torales del mismo material. Las bóvedas primera y segunda, que sustentan el pavimento de las plantas superiores, presentan en su parte central sendos orificios por los que ascenderían sus moradores en caso de necesidad, posiblemente con el auxilio de escalas de cuerda o de madera.
La torre conserva algunas ventanas y puerta de entrada exterior en la segunda planta, por medio de una escalera metálica de colocación contemporánea. Esta puerta no existiría en la época de construcción de la torre. La planta baja no cuenta con más abertura que la entrada, abierta en el muro oriental, y no tiene con las superiores más comunicación que el mencionado orificio central de las bóvedas. La planta central tiene dos grandes ventanales, abiertos al sur y al este, que debieron ser antiguas saeteras, como lo demuestra la existente en la cara sur, aún conservada con su forma original. Se trata de un vano, hoy cegado por una fina pared de losas de barro, de 1"40 metros de altura y con una luz externa de 48 centímetros, mientras que al interior se abre hasta los 88, es decir, posee abocinamiento interno con el fin de facilitar el disparo del defensor de la fortaleza y dificultar la entrada de proyectiles enemigos. La planta inferior posee sólo dos vanos: una saetera sur que sirve hoy de camarín a la Virgen y otra en el lado oeste y que hace de entrada a esta planta, a la que se sube por una escalera metálica de colocación y factura moderna. La planta alta, en cambio, está provista de saeteras en cada una de sus cuatro caras, lo que indica que debió de ser éste el espacio destinado a albergar a los defensores de la fortificación. En el muro occidental, arrancando desde la planta media, existe una escalera practicada en el espesor del mismo que da acceso a la superior.
En el lado sur de la torre, a cinco metros de su muro, existen restos de un lienzo de tapial conservado unos cuantos milímetros por encima del suelo, con unas dimensiones de 1"70 metros de largo y 0"60 de ancho. Este resto puede corresponder a un cuerpo de fortificación que complementaría a la torre en calidad de elemento defensivo y que junto a otros elementos constituiría el sistema de fortificación y protección de la alquería situada en el lugar donde se emplazan los dos elementos.
Es de destacar la presencia en derredor de la fortificación de un importante sitio arqueológico con abundancia de materiales de clara adscripción andalusí, que hacen suponer la presencia de una alquería o aldea islámica que se extendería sobre todo al este y, en menor medida, al norte de la torre. También se han hallado materiales de la Edad del Bronce (cerámicas bruñidas, hachas pulimentadas, molinos barquiformes) y de la época romana (sigillatas alto y bajoimperiales, tegulae, molinos rotatorios manuales, etc.). Un nuevo período de esplendor del asentamiento viene dado por la importante presencia de cerámicas y otros restos del siglo XVII, quizá correspondientes al cortijo que debió edificarse en el lugar durante la Edad Moderna.
La Torre de Don Lucas es, a diferencia de lo que ha sucedido en otros espacios rurales andalusíes, como la huerta valenciana, donde existen varias torres de este tipo, la única torre islámica de alquería en la campiña cordobesa que se ha conservado en pie hasta nuestros días, pues de la Torre de Albaén sólo podemos ver ya el arranque de sus muros y el resto, muchas de ellas conocidas por los documentos de la reconquista, han desaparecido. La andadura de esta torre pudo comenzar, como ha defendido F. Sánchez Villaespesa para el conjunto de torres similares, en la época almohade, cuando la proximidad de la frontera cristiana comienza a ser una evidente amenaza. De haber sido así, el asentamiento islámico a ella asociado estaría existiendo desde un tiempo antes, pues se hallan en él materiales más antiguos, concretamente del Califato y la época almorávide.
Esta torre es citada como "la Torre de Lucas" en un documento por el que se delimita el alfoz de la recién conquistada ciudad de Córdoba, emitido por Fernando III el 10 de marzo de 1241 en dicha ciudad. Tras la reconquista cristiana de la campiña cordobesa ese mismo año, la Torre de Don Lucas pasa a poder de la Catedral de Córdoba, la cual con ésta y otras heredades estableció sus famosos "beneficios". Después, el Cabildo catedralicio vendió la torre, con todo su heredamiento, al Adelantado Mayor de la Frontera, don Alonso Fernández de Montemayor, señor de Dos Hermanas y Alcaudete, entrando posteriormente en la Casa de los Ríos, mediante el enlace matrimonial de Doña Inés de Montemayor, nieta del Adelantado y poseedora de la torre por herencia de su padre, con Don Alonso de los Ríos y Bocanegra, octavo señor de Fernán-Núñez. Como puso de manifiesto E. Cabrera, en octubre de 1352 Gómez Ferrández de Soria, alcalde de corte del rey Pedro I, por mandato de éste, emite en Córdoba unos ordenamientos por los que se declaran propiedad del concejo ciertos montes y arrahanales situados en varias heredades, entre ellas la Torre de Don Lucas.
Durante cerca de trescientos años estuvo vinculada esta fortaleza a la familia de los Ríos. Posteriormente, uno de los señores de Torre de Don Lucas, emparentado con los Venegas, dividió su heredamiento entre sus cuatro hijos, correspondiendo la torre a la única hembra de ellos, religiosa profesa en el Convento de la Concepción de Córdoba, a cuya casa entregó su herencia como dote. Al pasar esta heredad a dicho convento, éste mandó entronizar la imagen de la Inmaculada en una de las antiguas aspilleras del bastión, convertida para este fin en camarín, donde aún permanece.
Una imagen de la torre de Don Lucas a mediados del siglo XIX nos la ofrece el escritor cordobés decimonónico Luis María Ramírez de las Casas-Deza: "Cerca de esta villa [La Victoria] está la atalaya llamada Torre de Don Lucas que da nombre al cortijo en que se halla, y era del convento de Religiosas de la Concepción de Córdoba. Había en la torre una imagen de Ntra. Sra. a la cual encienden faroles por la noche y sirve como de faro a los que transitan por aquellos parajes, y en ella se encuentra la fuente de que principalmente se surte la población. El cortijo tenía privilegio de villazgo juntamente con el inmediato de Vaneguillas". Actualmente el cortijo de la Torre de Don Lucas no existe, pero por el estudio de Mª D. Muñoz Dueñas sobre el diezmo en el obispado de Córdoba sabemos que debió de superar las ciento sesenta fanegas de tierra. Hoy esta gran propiedad ya se encuentra fragmentada (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Torre de Don Lucas fue levantada en época árabe, no sabiéndose exactamente la fecha de su construcción. Por los indicios obtenidos en los alrededores se supone que pertenece a los tiempos de Alhaquen I (808-809 de la Era Cristiana).
Está situada al noroeste de La Victoria, dentro de su término municipal, a unos trescientos metros de la carretera comarcal que enlaza la Aldea Quintana con La Victoria.
Construida con cal, arena, cantos rodados y guijarros cuarcíferos, consta de tres plantas.
Entre otras funciones, esta torre sirvió para custodiar la calzada de Al-Rasif, o camino de la Plata, proteger a la población y custodiar el agua del manantial, y almacenar granos y aceites.
Tras La Reconquista, la Torre de Don Lucas fue donada a la Orden de San Juan de Jerusalén. Fue límite de la jurisdicción territorial de Córdoba, pero posteriormente pasó a la jurisdicción del Cabildo Catedral de Córdoba, que la dio al canónigo Don Lucas Pérez, de quien tomo el nombre.
En el siglo XVIII, uno de los señores de la torre, de la familia Venegas, al repartir las tierras dejó en heredad a una hija religiosa del Convento de la Concepción de Córdoba la torre y la casa del señorío que estaba próxima. Esta religiosa lo entregó como dote a su ordenación religiosa, quien mando entronizar la imagen de la Inmaculada en una de las antiguas barbacanas del bastión, convertida para este fin en camarín.
Así la Torre sirve desde 1834 como ermita para la veneración de la imagen de la Inmaculada Concepción, donde todavía permanece.
La Virgen de la Torre de estilo barroco está realizada en terracota o barro cocido y es de pequeño tamaño y muy venerada.
De la época concepcionista datan las lápidas colocadas en el torreón, que aluden a la denominación del reducto y a las indulgencias concedidas por el obispo don Juan Bonel y Orbe a los devotos de la Inmaculada Concepción.
«EL ILTMO. SEÑOR D. J. BONEL, OBISPO DE CORDOBA, CONCEDIO 40 DIAS DE INDULGENCIA AL QUE REZARE UN SALVE U AVE MARIA, O ALGUN VERSO DE LA LETANIA ANTE ESTA SAGRADA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA. AÑO DE 1834».
«TORRE DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DESDE ESTE DIA, 1º DE MAYO DE 1834, CONOCIDA EN LO ANTIGUO POR LA DE DON LUCAS».
La Torre de Don Lucas fue declarada Bien de Interés Cultural el 22 de junio de 1993 (Diputación Provincial de Córdoba).
Más sobre la provincia de Córdoba, en ExplicArte Sevilla.





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