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martes, 20 de septiembre de 2022

La Iglesia de San Eustaquio, en Sanlúcar la Mayor (Sevilla)

     Por Amor al Arte,
déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Eustaquio, en Sanlúcar la Mayor (Sevilla)
     Hoy, 20 de septiembre, en Roma, Conmemoración de San Eustaquio, mártir, cuyo nombre se venera en una antigua iglesia diaconal de la Urbe (s. inc.) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte la Iglesia de San Eustaquio, en Sanlúcar la Mayor (Sevilla).
     La Iglesia de San Eustaquio, se encuentra en la plaza de San Eustaquio, s/n; en Sanlúcar la Mayor (Sevilla)
     Se halla situada en la parte alta de la población y responde al modelo mudéjar de tres naves, arcos apuntados sobre pilares y ábside poligonal, que se cubre con bóveda sexpartita de espina, apareciendo en el arco triunfal capiteles góticos.
     Al exterior presenta también tres portadas, teniendo las dos laterales los lóbulos característicos de las iglesias de Sanlúcar, mientras que la de los pies presenta un arco apuntado en el exterior, que cobija otro de herradura apuntada. El hastial se remata por una ventana abocinada. El ábside es poligonal, con almenas, contrafuertes y ventanas lobuladas. La torre fue proyectada por Pedro de Silva en 1766 y presenta dos cuerpos y un chapitel piramidal con azulejos. El retablo mayor fue contratado por José Fernando y José Francisco de Medinilla en 1745. Presenta banco, tres calles, con dos hornacinas la central, y ático. Entre los estípites se distribuyen las esculturas de San Sebastián, Santo Tomás, Santa Lucía y San Pablo, ocupando el lugar preferente el grupo de San Eustaquio, que figura de rodillas, acompa­ñado por el ciervo, los perros y el caballo, alegoría de su conversión. Todas las esculturas son de la época del retablo, excepto un Crucificado de mediados del siglo XVI. El pavimento del presbiterio tiene olambrillas, con azulejos de cuenca del siglo XVI y algunos pintados del XVIII.
     En la nave izquierda hay un retablo rococó de tres calles, con la imagen de la Virgen de los Remedios del siglo XVI y pinturas del siglo XVIII. En el mismo muro hay otro altar constituido por un retablo-marco de la segunda mitad del siglo XVII, que contiene una gran escena del Descendimiento, pintura de la primera mitad del mismo siglo. De gran importancia es el Cristo de la Salud, escultura de tamaño natural del XVI, con potencias de plata algo posteriores. Se halla en un retablo barroco, con estípites y pabellón en la parte superior. En cuanto a las pinturas de la nave, destacan un Cristo con la cruz a cuestas del siglo XVIII, un Martirio de San Bartolomé y una pintura mural de un escudo nobiliario.
     En la nave derecha hay un lienzo de la Virgen de Guadalupe del  siglo XVIII, firmada por Ambrosio de Abellaneda. Los retablos son barrocos, se articulan por estípites y pueden fecharse en la segunda mitad del siglo XVIII. Pueden citarse el de la Virgen de la Concepción y el de San José. En la Capilla Sacramental hay un retablo neoclásico de la Virgen de Fuentes Claras, imagen de vestir de fines del siglo XV o comienzos del XVI. Lleva corona de plata de fines del XVIII. En la misma capilla hay varios lienzos representando a la Mujer de Putifar, de la segunda mitad del XVIII, a San Antonio y a San Ignacio, ambos del siglo XIX. De la misma época es una custodia procesional de madera dorada con tres cuerpos, de orden corintio, que se remata con una escultura de la Fe (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     La Iglesia de San Eustaquio es de estilo mudéjar, y se encuentra situada en el punto más alto del centro histórico de Sanlúcar la Mayor. Según la tradición, se piensa que la iglesia de San Eustaquio se construyó sobre las ruinas de un antiguo templo romano dedicado al sol. Esta hipótesis, no del todo descartada, debe tomarse con ciertas reservas por una serie de consideraciones.
     La Iglesia de San Eustaquio está constituida por tres naves separadas por arcos apuntados. En su interior podemos encontrar un retablo principal de estilo Barroco (siglo XVIII). A la izquierda hay un retablo rococó con una imagen de la Virgen de los Remedios y otra del Cristo de la Salud, ambas del siglo XVI. En la nave lateral derecha encontramos las imágenes de la Concepción y San José, esculturas del siglo XVI, y en la capilla del Sagrario se encuentra la Virgen de Fuentes Claras (siglo XV). Posee además imágenes, pinturas y retablos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX.
     En cuanto a la advocación de San Eustaquio, patrón de su Iglesia homónima y de Sanlúcar la Mayor, se sabe que en 1570 ya estaba considerado el patrón de nuestra localidad, pero fue durante la época del Conde-Duque de Olivares cuando se renovó el fervor por el mártir cristiano ya que, a la vuelta de la estancia en Roma como embajador de D. Enrique de Guzmán (padre del conde-duque), trajo a España numerosas reliquias, entre ellas las reliquias de San Eustaquio, las cuales fueron donadas a distintas instituciones como la catedral de Sevilla, al Hospital de los Venerables, entre otras.
     Así pues, se podría decir que, en cierta manera, a causa de la estrecha vinculación de la casa de Olivares con Sanlúcar la Mayor, esta devoción por San Eustaquio se vio reforzada. Tanto es así que se encargó una talla de madera del santo, que data de los siglos XVI y XVII y que se piensa podría ser obra de Martínez Montañés (Ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor).
     La iglesia de San Eustaquio es de estilo mudéjar y se encuentra situada en el punto más alto del centro histórico de Sanlúcar la Mayor. Según la tradición, la iglesia se construyó sobre las ruinas de un antiguo templo romano dedicado al sol.
     San Eustaquio está constituida por tres naves separadas por arcos apuntados. En su interior podemos encontrar un retablo principal de estilo barroco. A la izquierda se observa un retablo rococó con una imagen de la Virgen de los Remedios y otra del Cristo de la Salud, ambas del siglo XVI. En la nave lateral derecha encontramos las imágenes de la Concepción y San José, esculturas del siglo XVI, y en la capilla del Sagrario se encuentra la Virgen de Fuentes Claras del siglo XV. Posee además imágenes, pinturas y retablos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX.
     En cuanto a la advocación de San Eustaquio, se sabe que en 1570 ya estaba considerado el patrón de la localidad, pero fue durante la época del conde-duque de Olivares cuando se renovó el fervor por el mártir cristiano ya que, a la vuelta de la estancia en Roma como embajador de Enrique de Guzmán, trajo a España numerosas reliquias, entre ellas las de San Eustaquio, que fueron donadas a distintas instituciones como la Catedral de Sevilla o al Hospital de los Venerables.
     Así pues, se podría decir que, a causa de la estrecha vinculación de la casa de Olivares con Sanlúcar la Mayor, esta devoción por San Eustaquio se vio reforzada. Tanto es así que se encargó una talla de madera del santo, que data de los siglos XVI y XVII y que se piensa podría ser obra de Martínez Montañés (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Eustaquio,
LEYENDA
     Según una fábula novelesca popularizada por la Leyenda Dorada, Placidas (o Plácidos), general del emperador Trajano, un día vio aparecer el crucifijo resplandeciente como un sol «entre los cuernos» de un ciervo que perseguía en la caza.
     Convertido por el milagro, se hizo bautizar con su mujer y dos hijos y adop­tó el nombre de "Eustaquio", traducción griega de Plácido.
     Entonces comenzaron las pruebas. En su Vita, que fue versificada por P. de Beauvais, Dios lo previene acerca de lo que le espera: De ti haré otro Job. Degradado y despojado de sus bienes, se embarcó hacia Egipto. Como no te­nía con qué pagar el precio del viaje, el dueño del barco lo arrojó al mar y se quedó con su mujer, Teóspita, como prenda.
     A pesar de todo, Eustaquio consiguió llegar a Alejandría con sus dos hijos. A orillas del Nilo, cruzó al mayor de ellos a la orilla opuesta; luego fue a buscar al menor. Pero cuando estaba en mitad de la corriente, en una de las riberas apareció un lobo y en la otra un león, que se llevaron a los dos niños al mismo tiempo.
     Después de haberlos llorado muchos años, los recuperó milagrosamente, al igual que a su madre.
     Pero su felicidad duró poco. El emperador Adriano, al saber que Eustaquio se había convertido al cristianismo, le prometió la gracia si a cambio ofrendaba sacrificios a los ídolos. Como el santo se negó, lo hizo quemar vivo junto a su mujer y sus dos hijos en el interior de un toro de bronce colocado encima de un brasero. Al tercer día los sacaron sin huella alguna de quemadura.
     Las fuentes de esta novela hagiográfica son fáciles de descubrir: sus diversos elementos se copiaron de la Biblia, los relatos populares y el teatro latino. La aparición de la cruz radiante recuerda la conversión de san Pablo desmontado en el camino de Damasco.
     Las tribulaciones de Eustaquio son la réplica de las Pruebas de Job, quien después de haber perdido sus bienes e hijos acaba recuperándolos.
     En cuanto al ciervo cruciforme, es un tema muy difundido de la tradición popular, que se retomó en las leyendas de san Huberto y de san Menulfo. El reconocimiento de su mujer e hijos recuerda las comedias de Plauto y de Terencio, donde dicho procedimiento dramático es el recurso habitual para resolver el nudo de la intriga.
     La cocción en el toro de bronce es el suplicio practicado por Falaris, tirano de Agrigento. San Eustaquio y su familia habrían salido de su interior sin quemadura alguna, igual que los tres jóvenes hebreos del horno (Daniel) y que san Eusicio de su horno de panadero.
CULTO
     El culto de san Eustaquio se difundió en Francia en el siglo XIII, a causa de la traslación de fragmentos de sus reliquias a la abadía de Saint Denis, y luego, en 1190, a París donde se puso bajo su advocación la iglesia parroquial del barrio des Halles.
     Es patrón de los cazadores, de los guardamontes, de los guardas forestales, de los peleteros, de los pañeros y de los fabricantes de calcetines. El patronazgo de los peleteros se explica porque su leyenda comienza con un relato de caza.
     En Alemania se cuenta entre los Catorce Intercesores, lo cual ha contribuido mucho a su popularidad.
     Pero a partir de finales de la Edad Media, la competencia con san Huberto, cuya leyenda es una copia de la suya, lo relegó al olvido.
ICONOGRAFÍA
     San Eustaquio, con frecuencia confundido con san Huberto, tiene como atributo una cabeza de ciervo cruciforme: un crucifijo luminoso se yergue entre las dos puntas de la cornamenta del animal. Con frecuencia está representado a caballo.
     Como patrón de los monteros, los artistas le atribuyen un cuerno de caza (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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