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sábado, 3 de septiembre de 2022

La Capilla de Nuestra Señora de la Aurora, en Lebrija (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Capilla de Nuestra Señora de la Aurora, en Lebrija (Sevilla).
     Hoy, sábado 3 de septiembre, como todos los sábados, se celebra la Sabatina, oficio propio del sábado dedicado a la Santísima Virgen María, siendo una palabra que etimológicamente proviene del latín sabbàtum, es decir sábado
        Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Capilla de Nuestra Señora de la Aurora, en Lebrija (Sevilla).
     La Capilla de Nuestra Señora de la Aurora, se encuentra en la calle Cataño, s/n; en Lebrija (Sevilla).
     Edificio de estilo barroco, cuya construcción se inició en los primeros años del siglo XVIII, concluyéndose en 1717, año en que aparece fechada la portada. La iglesia es de planta rectangular, con una sola nave de cabecera cuadrada, a la que se accede a través de un gran arco de medio punto. El cuerpo de la nave se cubre con una techumbre de la época de construcción de la capilla, y el presbiterio con una bóveda semiesférica sobre pechinas. La portada, ejecutada en ladrillo visto, se sitúa a los pies de la nave y está formada por un vano adintelado que fue agrandado modernamente y que está flanqueado por pilastras dóricas y rematado por un entablamento y frontón recto y roto, en cuyo tímpano se sitúa una hornacina con una escultura de barro policromado de la Inmaculada. En el frontón de la hornacina aparece la fecha de conclusión de la capilla, 1717. A la izquierda de la fachada se sitúa una pequeña espadaña de un solo cuerpo, de la época de la construcción de la iglesia.
     El retablo  mayor consta de banco, un cuerpo de tres calles compartimentadas por estípites y ático, y se puede atribuir a la familia Santamaría Navarro, fechándose en el segundo cuarto del siglo XVIII. En la hornacina central aparece la escultura de la Virgen de la Aurora, situándose en las calles laterales las de San Antonio y San José y en el ático las de San Miguel y San Martín, apareciendo en el centro un relieve de la Trinidad. Tanto este relieve como las esculturas son del momento de la ejecución del retablo. En dos hornacinas situadas en el presbiterio se hallan una escultura de Cristo, moderna, y otra de la Dolorosa, imagen de candelero del siglo XVIII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     La capilla de la Aurora alberga en su interior las imágenes titulares de la Venerable Hermandad y Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Humildad, Ntra. Sra. de la Victoria, Ntra. Sra. de la Aurora y San Juan Evangelista.
     Actualmente se desconoce quién fue el autor de la hermosa talla de gloria de Ntra. Sra. de la Aurora y, aunque también se ignora el año exacto en que se creó, esta obra realizada en madera policromada puede datarse en el siglo XIII.
     La imagen de Ntra. Sra. de la Victoria, datada en el siglo XVII, también es de autor desconocido, aunque no se descarta que fuese realizada por las manos del imaginero José Montes de Oca. También hay quienes creen que pudo ser realizada por algún discípulo de la escuela de Martínez Montañés.
      La talla de San Juan Evangelista se piensa que fue realizada en el siglo XVII por el destacado artista Pedro Duque Cornejo, hijo del escultor Felipe Duque Cornejo y de la pintora Francisca Roldán, siendo por tanto nieto de Pedro Roldán. Ntro. Padre Jesús de la Humildad fue realizado en 1981 por el escultor Juan Abascal Fuentes.
     La imagen que recorre Lebrija cada Miércoles Santo no es la primera imagen titular de la Hermandad de la Humildad. La talla original es el Cristo de la Humildad y la Paciencia, realizado en el siglo XVII y de autor desconocido. Actualmente se encuentra en el coro la Capilla de la Aurora. Cada Miércoles Santo la Virgen de la Victoria se convierte en alcaldesa de la ciudad de Lebrija. Esto ocurre desde 1991 cuando la Alcaldía de Lebrija es nombrada Hermana Mayor Honoraria de la Hermandad, por lo que cada año en la mañana del Miércoles Santo, la alcaldesa cede la vara de mando para que la Virgen lo porte durante toda su estación de penitencia.
     Ntra. Sra. de la Victoria tiene dos “sayas toreras”. Estas sayas (faldas) fueron realizadas en el taller de bordados de la Hermandad con trajes de luces.
     El primer traje fue donado por Dña. Consuelo Ruiz de Castro y perteneció a un picador. El segundo fue donado por el novillero lebrijano José Luis Villalba, el cual perteneció antes al torero José Tomás.
ORIGEN DE LA HERMANDAD DE LA HUMILDAD
     El origen de esta Hermandad está estrechamente vinculado con el gremio de los molineros, quienes en el año 1640 fundaron la cofradía de San Francisco de Padua y comenzaron a sacar la procesión de penitencia bajo la insignia del Santo Cristo de la Humildad y la Paciencia de Nuestro Señor. Esta Hermandad también es popularmente conocida como “La Hermandad de los Zagales”. Esto se debe a que los primeros costaleros de la imagen de San Juan fueron los jóvenes pastorcillos de la localidad, tradicionalmente llamados “zagales”.
FECHAS IMPORTANTES
     15 de agosto: Cada año en esta fecha, durante la madrugada y las primeras horas de la mañana, los hermanos pasean por las calles engalanadas de Lebrija a la Virgen de la Aurora para celebrar la Asunción de María, es decir, la subida al cielo de la madre del hijo de Dios. Durante su recorrido por el pueblo es acompañada por los lebrijanos y el Coro de Campanilleros de la Aurora, fundado en 2002 por los jóvenes cofrades de la Hermandad de la Humildad (Ayuntamiento de Lebrija).
     La capilla de la Aurora alberga en su interior las imágenes titulares de la Venerable Hermandad y Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Humildad, Ntra. Sra. de la Victoria, Ntra. Sra. de la Aurora y San Juan Evangelista.
     El edificio lebrijano, de estilo barroco, se terminó en 1717, año que aparece inscrito en la portada. La espadaña se sitúa sobre un lienzo contiguo al de la portada. La portada, ejecutada en ladrillo visto, se sitúa a los pies de la nave. Presenta la fachada cuatro pilastras, entre las dos centrales se sitúa la propia puerta coronada por un frontón partido y, entre las laterales, sendos retablos cerámicos de la “Virgen de la Victoria” y del “Cristo de la Humildad”, instalados recientemente. En un segundo cuerpo, sobre la puerta hay una hornacina con una escultura de barro policromado de la “Inmaculada”, flanqueada por pilastras y óculos, y coronada por un frontón curvo sobre el que se ubica una cruz. La fachada se remata con tres pináculos.
     La iglesia es de planta rectangular, con una sola nave de cabecera cuadrada a la que se accede a través de un gran arco de medio punto. El cuerpo de la nave se cubre con un artesonado de la época de la construcción de la capilla. El retablo mayor posee la escultura de la “Virgen de la Aurora”. Además, hay otras esculturas, como las de “San Antonio”, “San Miguel”, “San Martín”, la “Virgen de la Victoria” (siglo XVIII) y la del “Cristo de la Humildad” (imagen actual) (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la historia de la Sabatina como culto mariano
    Semanalmente tenemos un culto sabatino mariano. Como dice el Directorio de Piedad Popular y Liturgia, en el nº 188: “Entre los días dedicados a la Virgen Santísima destaca el sábado, que tiene la categoría de memoria de santa María. Esta memoria se remonta a la época carolingia (siglo IX), pero no se conocen los motivos que llevaron a elegir el sábado como día de santa María. Posteriormente se dieron numerosas explicaciones que no acaban de satisfacer del todo a los estudiosos de la historia de la piedad”. En el ritmo semanal cristiano de la Iglesia primitiva, el domingo, día de la Resurrección del Señor, se constituye en su ápice como conmemoración del misterio pascual.  Pronto se añadió en el viernes el recuerdo de la muerte de Cristo en la cruz, que se consolida en día de ayuno junto al miércoles, día de la traición de Judas. Al sábado, al principio no se le quiso subrayar con ninguna práctica especial para alejarse del judaísmo, pero ya en el siglo III en las Iglesias de Alejandría y de Roma era un tercer día de ayuno en recuerdo del reposo de Cristo en el sepulcro, mientras que en Oriente cae en la órbita del domingo y se le considera media fiesta, así como se hace sufragio por los difuntos al hacerse memoria del descenso de Cristo al Limbo para librar las almas de los justos.  
     En Occidente en la Alta Edad Media se empieza a dedicar el sábado a la Virgen. El benedictino anglosajón Alcuino de York (+804), consejero del Emperador Carlomagno y uno de los agentes principales de la reforma litúrgica carolingia, en el suplemento al sacramentario carolingio compiló siete misas votivas para los días de la semana sin conmemoración especial; el sábado, señaló la Santa María, que pasará también al Oficio. Al principio lo más significativo del Oficio mariano, desde Pascua a Adviento, era tres breves lecturas, como ocurría con la conmemoración de la Cruz el viernes, hasta que llegó a asumir la estructura del Oficio principal. Al principio, este Oficio podía sustituir al del día fuera de cuaresma y de fiestas, para luego en muchos casos pasar a ser añadido. En el X, en el monasterio suizo de Einsiedeln, encontramos ya un Oficio de Beata suplementario, con los textos eucológicos que Urbano II de Chantillon aprobó en el Concilio de Clermont (1095), para atraer sobre la I Cruzada la intercesión mariana.
     De éste surgió el llamado Oficio Parvo, autónomo y completo, devoción mariana que se extendió no sólo entre el clero sino también entre los fieles, que ya se rezaba en tiempos de Berengario de Verdún (+962), y que se muestra como práctica extendida en el siglo XI. San Pedro Damián (+1072) fue un gran divulgador de esta devoción sabatina, mientras que Bernoldo de Constanza (+ca. 1100), poco después, señalaba esta misa votiva de la Virgen extendida por casi todas partes, y ya desde el siglo XIII es práctica general en los sábados no impedidos. Comienza a partir de aquí una tradición devocional incontestada y continua de dedicación a la Virgen del sábado, día en que María vivió probada en el crisol de la soledad ante el sepulcro, traspasada por la espada del dolor, el misterio de la fe.  
      El sábado se constituye en el día de la conmemoración de los dolores de la Madre como el viernes lo es del sacrificio de su Hijo. En la Iglesia Oriental es, sin embargo, el miércoles el día dedicado a la Virgen. San Pío V, en la reforma litúrgica postridentina avaló tanto el Oficio de Santa María en sábado, a combinar con el Oficio del día, como el Oficio Parvo, aunque los hizo potestativos. De aquí surgió el Común de Santa María, al que, para la eucaristía, ha venido a sumarse la Colección de misas de Santa María Virgen, publicada en 1989 bajo el pontificado de San Juan Pablo II Wojtyla (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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