El Barrio de El Porvenir es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Sur, delimitado por las vías c/ Montevideo, c/ Santa Rosa, c/ San Salvador, c/ Diego de la Barrera, c/ Felipe II, avda. Ramón Carande, c/ Cardenal Bueno Monreal, avda. Manuel Siurot, y avda. de la Borbolla.
El Barrio de El Porvenir lo componen las vías siguientes: c/ Adriano del Valle, c/ Bogotá, avda. de la Borbolla, c/ Brasil, c/ Cardenal Bueno Monreal, c/ Colombia, c/ Compás del Porvenir, c/ Diego de la Barrera, c/ Editor José Manuel Lara, c/ Exposición, c/ Felipe II, c/ Francisco Guerrero, c/ Gaspar Alonso, c/ Jorge Guillén, c/ Juan Pablos, avda. Manuel Siurot, c/ Montevideo, c/ Nuestra Señora de la Paz, c/ Pedro Salinas, c/ Porvenir, c/ Progreso, avda. Ramón Carande, c/ Río de la Plata, c/ San Salvador, c/ Santa Rosa, c/ Valparaíso, y plaza Vicente Aleixandre.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
Estos terrenos formaron parte del ejido de la ciudad; a finales de la Edad Media existía una ermita bajo la advocación de San Sebastián, con un cementerio, que será ampliado con ocasión de las grandes epidemias. En el s. XIX estas tierras están privatizadas y convertidas en huertas. Al mismo tiempo, en torno a la mencionada ermita se crea uno de los primeros cementerios públicos, que desaparece tras la construcción del de San Fernando. A comienzos de la presente centuria lo ocupan las huertas de San Sebastián, del Carmen, del Rosario y del Fraile, pertenecientes a las familias Camino y Zambrano. Estas venden o ceden al Ayuntamiento terrenos de su propiedad para la construcción de un barrio con vistas a la Exposición Iberoamericana. Se parcela en 1914 con proyecto de Juan Talavera; se preveían tanto hotelitos para la burguesía como casas baratas para obreros. En sus comienzos es nominado barrio de San Sebastián por la ermita de este nombre, que ahora se transforma en parroquia. Poco antes, en 1912, se había levantado en su periferia la fábrica de gas y electricidad, obra de Aníbal González. Cuando en l929 se celebra la Exposición, sus calles todavía eran de propiedad particular en la mayoría de los casos, siendo rotuladas con nombres alusivos a los países americanos y a la filosofía que hizo nacer el barrio: Porvenir, Progreso, etc., hasta el punto de que se populariza el nombre de Porvenir para la barriada, en lugar del de San Sebastián con el que estaba nominada. En 1937 se urbanizan las dos zonas creadas a ambos lados del eje Felipe II con vías de cinco, seis y siete m. de calzada y aceras con arbolado, dándole carácter de ciudad jardín al margen izquierdo, mientras que el derecho se edifica con bloques de viviendas de varias plantas. A partir de los años setenta, ese carácter de ciudad jardín comienza a perderse por la construcción de bloques que rompen la estética del conjunto. Es un barrio residencial, bien equipado en cuanto a colegios públicos y privados, con chalets ajardinados, de dos y tres plantas, especialmente en el lado izquierdo de Felipe II, y manzanas de bloques de pisos en el contrario. La proximidad del Parque de María Luisa revaloriza constantemente la zona, convirtiéndola en muy apreciada por los inversores y por las compañías inmobiliarias. Barrio tranquilo y considerado oficialmente de bajo índice de delincuencia, a pesar de la existencia de zonas, como los aparcamientos privados. que se convierten por las noches en refugio de drogadictos y delincuentes. La presencia de la Fábrica de Gas constituye un peligro potencial, denunciado frecuentemente por los vecinos de la zona (ya reconvertida en Gimnasio) [María del Carmen Medina, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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