Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, Convento de capuchinos de San Sebastián, Caminito del Rey, Basílica mozárabe y ruinas de Bobastro, Castillo Peña de Ardales, Castillo de Turón, y Ermita de Nuestra Señora de Villaverde) de la localidad de Ardales, en la provincia de Málaga.
Datos geográficos
Comarca de Guadalteba
Superficie: 106 km2
Altitud: 445 m
Latitud: 36º 52' - Longitud: -4º 50'
Distancia a Málaga capital: 53'4 km
Datos demográficos
Población: 2.522
Gentilicio: Ardaleños
Ayuntamiento
Plaza de la Constitución, 1, 29550
952458087 - 952458169 www.ardales.es
Ardales es un municipio de la comarca del Guadalteba, en la provincia de Málaga, localizado en la cara norte de la Sierra de las Nieves.
Comarca de Guadalteba
Superficie: 106 km2
Altitud: 445 m
Latitud: 36º 52' - Longitud: -4º 50'
Distancia a Málaga capital: 53'4 km
Datos demográficos
Población: 2.522
Gentilicio: Ardaleños
Ayuntamiento
Plaza de la Constitución, 1, 29550
952458087 - 952458169 www.ardales.es
Ardales es un municipio de la comarca del Guadalteba, en la provincia de Málaga, localizado en la cara norte de la Sierra de las Nieves.
Ardales aglutina un gran número de atractivos turísticos. A su patrimonio monumental e histórico hay que sumarle las maravillas naturales que nos ofrece, desde aquí podremos visitar el extraordinario Caminito del Rey y el Desfiladero de los Gaitanes.
En Ardales no puedes perderte sus monumentos:
El pasado andalusí de Ardales lo podemos ver en las ruinas de Bobastro. Un vestigio del siglo IX formado por una construcción defensiva y un templo, que está excavado en la roca. De este momento histórico es también el Castillo de la Peña, un conjunto de dos recintos amurallados rematados con nueve torres. Ambos son la huella de los enfrentamientos que libró Omar Ben Hafsun contra el Emirato de Córdoba, hasta que éste conquistó Ardales.
El Castillo de Turón, a 3 kilómetros siguiendo el cauce del río del mismo nombre, fue construido por Muhammad V en el siglo XIV para defenderse de las incursiones castellanas. También sobre el río Turón, en un bello paraje, podemos cruzar el Puente Romano de la Molina.
En otro paraje, el Cerro de las Aguilillas, se encuentra una necrópolis prehistórica. Pero es la Cueva de Doña Trinidad Grund el yacimiento prehistórico más interesante de Ardales. Una cavidad natural repleta de estalactitas y estalagmitas, y con los grabados rupestres de la galería del Calvario. Merece la pena visitarla.
En el núcleo urbano de Ardales destacan la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, originaria del siglo XV, y el Convento de los Capuchinos, fundado entre los siglos XVII y XVIII, con su interesante iglesia barroca y su espadaña con almenas. Cerca podemos visitar la ermita de la Encarnación.
El Museo de la Historia y las Tradiciones y el Centro de Interpretación de la Prehistoria de Ardales son el mejor resumen para conocer el inmenso legado histórico, cultural y etnográfico que han dejado en este privilegiado enclave las sucesivas civilizaciones (Diputación Provincial de Málaga).
Situado en la confluencia entre la Serranía de Ronda, la campiña de Antequera y el valle del Guadalhorce, en su término se hallan el espectacular desfiladero de los Gaitanes y el embalse del Conde de Guadalhorce. Los vestigios humanos más antiguos se remontan al Paleolítico Superior, destacando las pinturas rupestres de la Cueva de la Calinoria o de Doña Trinidad Grund, a 5 km del núcleo urbano, declarada B.I.C. en 1982, con figuras de animales del Solutrense (20.000 a.C.), y la necrópolis de Las Aguilillas (III-II milenio a.C., lindando con el término de Campillos). Varios de estos restos arqueológicos se exponen en el Museo Municipal y en la Sala de Interpretación de la Cueva de Ardales. De época celtíbera existen los restos de la ciudad bástula de Turobriga, citada por Plinio. Los orígenes de Ardales se sitúan en la época romana, conservándose el puente de la Molina, de tiempos de Augusto, s. I d.C. La auténtica entidad de villa la adquirió con la dominación musulmana, recibiendo el nombre de Ard-Allah. A finales del siglo IX, el caudillo Omar Ben Hafsun, convertido al cristianismo en 889, encabezó durante varias décadas una revuelta popular contra el Califato cordobés en Bobastro, identificado con el yacimiento de Mesas de Villaverde, a 4 km. de Ardales, comarca defendida por los castillos de Ardales, Turón, del s. XIII, cuyas ruinas también pertenecen al municipio, Teba y Álora. Entre los restos de Bobastro, declarados Monumento en 1931, que incluyen una fortaleza, viviendas y eremitorios, sobresale la iglesia rupestre mozárabe, de principios del siglo X. De planta basilical con tres naves separadas por arcos de herradura, la cabecera posee tres capillas: las dos laterales cuadradas, y la central de herradura.
Aún hoy Ardales conserva su fisonomía de impronta musulmana, con un trazado orgánico bajo un cerro donde se sitúan las ruinas de la fortaleza (B.I.C.). Conocida ésta como el Castillo de la Peña, se remonta a finales del s. IX, en tiempos de Ben Hafsun, y conserva vestigios del doble recinto amurallado, uno exterior irregular y el interior cuadrado, además de nueve torres, si bien todos ellos ya de época nazarí y cristiana (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Al norte de Ronda, en la cuenca del Guadalteba, se encuentra Ardales, un pueblecito serrano al que se puede ir por la carretera de El Burgo, a través del puerto del Viento. Además de la iglesia de los Remedios y del castillo, en el término, a unos 3 km, se localiza la cueva de Doña Trinidad o de Ardales, impresionante enclave que guarda pinturas y otros elementos del Paleolítico. A unos 6 km, se encuentra el embalse del Chorro, a un paso del cual se sitúa la mítica ciudad de Bobastro, centro de operaciones del rebelde Ibn Hassun, que conserva las ruinas de una asombrosa iglesia rupestre mozárabe. Las orillas del pantano se han convertido en un excelente lugar de vacaciones, con hoteles, campings, restaurantes y la posibilidad de practicar todo tipo de deportes acuáticos (Rafael Arjona. Guía Total, Málaga. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005)
Pintoresca ciudad cuyo casco urbano, enclavado en una seca altiplanicie, forma 1111 semicírculo alrededor de fa peña en fa que un día se alzó el hoy derruido castillo árabe.
Historia y visita
De origen indeterminado, durante la dominación árabe perteneció en primer lugar a la cora de Archidona y posteriormente a la de Málaga. Enrique III de Castilla concedió el señorío de la población a su conquistador para la causa cristiana Juan Ramírez de Guzmán.
Ciudad de calles onduladas y casitas blancas de una planta, cuenta con la iglesia de la Virgen de los Remedios, situada en la calle Iglesia, en las proximidades de la peña donde se encuentran las ruinas del castillo medieval. Se trata de un bello ejemplo de arquitectura mudéjar construida en el siglo XV, aunque reedificada en 1720. Conserva el artesonado y unas arcadas de sumo interés.
La plaza de San Isidro, en la que se levanta el Ayuntamiento, sirve de zona de tránsito hacia la parte baja en la que se localiza lo más moderno del pueblo. Siempre muy concurrida, en ella se albergan los mejores bares y comercios de la localidad.
Fiestas
El 15 de mayo, San Isidro, diversas bandas de tambores y cornetas recorren la ciudad durante todo el día. Del 4 al 8 de septiembre, celebraciones en honor de la Virgen de Villaverde, con romería a los Gaitanes el día 8.
Alrededores
A unos 3 km del pueblo, tras un desvío de la carretera de Álora, se encuentra la cueva de Doña Trinidad o de Calinoria, descubierta tras el terremoto de 1821. Cuenta con 16 salas exploradas, algunas de grandiosas proporciones, en una de las cuales se han encontrado pinturas y grabados rupestres fechados hace más de veinte mil años, de incalculable valor. Se puede visitar concertando cita previa con el Ayuntamiento.
A unos 6 km por la carretera provincial 444 se encuentran las ruinas de Bobastro, capital del reino del famoso Ornar ben Hafsún, quien durante buena parte del siglo IX se enfrentó violentamente al centralismo del emirato de Córdoba. Aquí se conservan las ruinas de la ermita de la Virgen de Villaverde, iglesia mozárabe del siglo IX excavada en la roca de la que quedan vestigios de la planta basilical, las capillas de la cabecera y algunos de los arcos que separaban sus tres naves.
A poco más de 8 km por este mismo camino se alza el espectacular desfiladero de los Gaitanes, más conocido como la garganta del Chorro, impresionante tajo de más de 400 m de profundidad y una anchura máxima de 10 m, formado por la erosión del río Guadalhorce (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Situada en el cerro, junto a la fortaleza, fue edificada a finales del siglo XV sobre una mezquita, reedificándose en parte en 1720. El interior conserva los rasgos mudéjares de la construcción primitiva. Posee tres naves, divididas por gruesas columnas, que sostienen arcos apuntados. Otros elementos mudéjares son las cubiertas, muy reformadas en el año 2000: la nave central se cubre con armadura de par y nudillo con lazo, en tramos rectangulares, mientras que las naves laterales lo hacen con armaduras de colgadizo. Del XVIII son las tres capillas de la cabecera, la mayor cubierta con media naranja, y las de las naves laterales, dos en cada una, destacando la central del Evangelio, dedicada a la Virgen de los Dolores, de 1784 y decorada con yeserías y estípites. La portada, barroca, ha sido atribuida al maestro sevillano Diego Antonio Díaz. Es de ladrillo enfoscado y arco de medio punto entre pilastras que sostienen un entablamento con la fecha 1723; sobre él, un frontón curvo partido con hornacina coronada por frontón curvo con óculo; todo ello rematado por un frontón triangular con cruz. Adosada a la fachada por el lado del Evangelio, se sitúa la torre, en la línea de las sevillanas, probablemente edificada en torno a 1775 por Antonio Matías de Figueroa, maestro mayor del cabildo catedralicio hispalense, autor también de la portada de la parroquia de Campillos. De planta cuadrada, los sobrios cuerpos inferiores de ladrillo presentan óculos, mientras que los superiores concentran la decoración, consistente en pilastras cajeadas de cerámica vidriada; todo ello rematado por un chapitel octogonal con tejas vidriadas.
En la capilla mayor se sitúan una diminuta imagen de la Virgen de Villaverde, patrona de Ardales, en madera dorada y policromada, y un pequeño Crucificado. En la nave del Evangelio se encuentran: un Cristo de la Sangre, compuesto en 1944 en Sevilla con los restos de imágenes mutiladas en la Guerra Civil, en el retablo junto al presbiterio; una Dolorosa sevillana, de hacia 1940, en el camarín de la capilla de su advocación; y un San Isidro de José Paz Campano, de 1963, en la capilla bautismal a los pies. En la nave de la Epístola hay una talla de San José, obra antequerana del XVIII, muy restaurada, en un retablo, y una Divina Pastora, de finales del XIX, procedente del convento capuchino, en la capilla de los pies (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El inmueble se sitúa en el interior del pueblo, ocupando uno de los lugares de interacción social más destacados.
El interior de la Iglesia, que es de una gran sencillez, conserva su impronta mudéjar correspondiente al siglo XV, aunque hubo una importante remodelación en 1720, en la que se rehízo la zona de la cabecera de la Iglesia (Capilla Mayor y las dos laterales), sin demasiadas pretensiones.
Tiene tres naves separadas por gruesas columnas cilíndricas que apoyan en plintos cuadrados y coronan con capiteles de esquinas cóncavas; sobre estas columnas voltean arcos apuntados, siéndolo también el triunfal de la Capilla Mayor.
Las naves laterales se cubren con armaduras de colgadizo, y la central -que es ochavada- de par y nudillo con lazo.
La torre, de hacia 1755, de ladrillo y con azulejería, responde a un modelo muy difundido en la archidiócesis de Sevilla -a la que perteneció esta parroquia-, recordando particularmente al estilo de Antonio Matías de Figueroa; tiene estructura prismática, muy sencilla, concentrándose la articulación tectónica en el cuerpo de campanas, a base de pilastras dobles jalonando arco de medio punto en cada frente, pequeña balaustrada superior y chapitel piramidal de cerámica.
La portada, esquemática y sencilla, reproduce un esquema muy similar al de la torre. Es de ladrillo enfoscado, y se construye por medio de pilastras toscanas dobles y entablamento taqueado, enmarcando el acceso con arco de medio punto, y cuerpo superior con hornacina.
La actual fábrica de esta iglesia corresponde, en parte, a la reedificación del año 1.720, época a la que pertenece la interesante portada de ladrillo (1.723), obra atribuida a Diego Antonio Díaz (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La villa de Ardales es conquistada definitivamente por las tropas castellanas en 1453 ó 1454 y cedida, por el rey Juan Segundo, al señor de Teba, Don Juan Ramírez de Guzmán, quien promueve la edificación de una iglesia, construida a fines del siglo quince en estilo mudéjar.
El edificio, de planta basilical, aprovechó la estructura medieval de la mezquita, edificando encima de la misma, por lo que se sigue conservando una parte del perímetro exterior y tres cuerpos de ladrillo del antiguo alminar. El templo cristiano primitivo, tras varias ampliaciones del siglo XVIII, desarrolladas en el altar mayor, el coro, las capillas situadas en las naves laterales, las escalinatas de acceso y el cuerpo de campanas, ha llegado a nosotros como un lugar de gran interés cultural.
Lo mejor, sin duda alguna, es que todavía presenta un formato de templo pre barroco, con una gran nave sostenida con arcos ojivales y cubierta con un magnífico artesonado mudéjar. Las capillas laterales, fueron dañadas durante la Guerra Civil y casi todas sus imágenes originales desaparecieron. Actualmente sólo conserva una imagen original de San José; todas las demás fueron aportadas a posteriori por la Diócesis de Sevilla, a la que el templo perteneció hasta 1956.
Mención especial merece la pequeña imagen de la Virgen de Villaverde, probablemente una restauración de lo que fue la talla de conquista traída a Ardales por las tropas castellanas. Una pequeña gran obra de arte cristiano que representa a la Virgen con el Niño en un claro estilo imaginero sevillano. Su pequeño tamaño la salvó de los destrozos durante las distintas guerras desde el siglo XV. Es la patrona de Ardales (romería 8 de septiembre)
Otras imágenes de interés religioso son la del Cristo de la Sangre a cuyos pies se encuentra una lápida barroca de un náufrago que fue rescatado en pleno Océano Atlántico y la de la Virgen de los Dolores, cuya capilla es la mejor representación de los añadidos barrocos de este templo. El baptisterio está ocupado por la imagen de San Isidro, patrón de Ardales (romería 15 de mayo). En otra pequeña capilla hay una interesante imagen de la Divina Pastora, aportada al templo por los monjes capuchinos pertenecientes al Convento de San Sebastián de Ardales, situado en la Plaza principal del casco urbano.
Al exterior, en la portada de ladrillo enfoscado se abre un arco de medio punto enmarcado por pilastras que sostienen un entablamento en cuyo friso hay una inscripción con la fecha de 1723. Sobre él se sitúa un frontón semicircular abierto con una hornacina entre pilastras, coronada por un frontón curvo en donde apoya un óculo. Remata con un frontón triangular que alberga una cruz. Esta portada es atribuida al arquitecto sevillano Diego Antonio Díaz que trabajó en la diócesis de Sevilla; algunas de sus obras, como la portada del Convento de Santa Rosalía en Sevilla, se relacionan con la de Ardales. Un nuevo cuerpo de campanas remata el antiguo alminar medieval, obra de Antonio Matías de Figueroa, maestro mayor del Cabildo Eclesiástico sevillano y que trabajó en la portada de la iglesia de la cercana localidad de Campillos. Es de ladrillo cubierto con azulejos, ofreciendo un marcado carácter de templo sevillano a todo el conjunto.
El pueblo de Ardales perteneció al reino de Sevilla hasta 1833, cuando en el reparto provincial pasó a la de Málaga, aunque, como se ha comentado, la parroquia siguió como diócesis de Sevilla hasta 1956.
CÓMO LLEGAR
Utilizando cualquiera de las dos entradas que Ardales tienen en la carretera A-357 y cruzando el puente sobre el arroyo Cantarranas, se adentra en el casco urbano, debe aparcarse cuanto antes. El casco histórico mantiene calles estrechas y empinadas sin posibilidades de aparcar vehículos.
La iglesia se sitúa en la parte más alta del pueblo, junto al Castillo de la Peña de Ardales. Desde la plaza hay varias calles que suben directamente a la Iglesia.
PRECIO Y HORARIO
La visita a la iglesia no tiene un precio público fijo, es costumbre dejar alguna cantidad para su mantenimiento en el “cepillo”.
El horario de apertura son viernes, sábados y domingos por las mañanas y, en algunas ocasiones, por la tarde. El aforo actual del edificio, hasta el fin de la crisis del COVID-19 es de 30 personas.
Puede informarse y reservar en el teléfono 952458046 o en patrimonio@ardales.es (Diputación Provincial de Málaga).
Aunque fundado en 1635, su edificación actual data del XVIII. Además de la iglesia se conservan la sala capitular, el refectorio y una pequeña celda monacal. En la actualidad el conjunto se encuentra en proceso de rehabilitación. La iglesia, de exterior muy sencillo, tiene planta de cruz latina de una nave con dos capillas en el lado del Evangelio. La nave se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, y el crucero con bóveda de media naranja muy rebajada. A los pies se sitúa el coro, elevado sobre un par de columnas toscanas. Las pinturas murales del XVIII, que decoraban el interior, se encuentran actualmente tapadas por el encalado, pudiendo apreciarse algunos restos en el coro alto. En su interior había dos esculturas, que mientras dura la rehabilitación se custodian en la parroquia: un Nazareno de Sebastián Santos, de 1947, y una Virgen de la Esperanza, anónima. En cuanto a los lienzos, hay una Divina Pastora, de finales del XIX, y un retrato de fray Diego José de Cádiz, donado a principios del XX por fray Juan Bautista de Ardales (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La iglesia, de exterior muy sencillo, desprovisto de ornamentación, tiene planta de cruz latina de una nave con dos capillas en el lado del Evangelio. La nave cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, y el crucero con bóveda de media naranja muy rebajada. Los arcos de la nave apoyan sobre pilastras y en la cabecera en ménsulas. Ésta es planta y ante ella, en el crucero, hay una bóveda semiesférica apoyada en pechinas. A los pies se sitúa el coro, elevado sobre un par de columnas toscanas de mármol. El resto de dependencias corresponden a la antigua sacristía conventual y a los accesos a la planta superior del convento y coro. En los muros laterales se abren capillas entre contrafuertes. Las del lado del evangelio se cubren con bóvedas vaídas que se adaptan airosamente a la planta rectangular de la capilla; la última con una cupulita con decoración de palmas en la clave se comunica por medio de un arco carpanel abocinado. En el muro de la epístola solo queda una capilla pues las otras son retablos.
Aunque fue fundado en 1635, su edificación actual data del siglo XVIII. Además la iglesia se conservan la sala capitular, el refectorio y una pequeña celda monacal. Se desamortiza en 1835, subsistiendo la iglesia con parte de las dependencias conventuales. El resto del edificio conventual, es propiedad hoy en día de un particular ubicado junto a la iglesia.
El proyecto de restauración, debido a la magnitud de las obras se dividió en dos fases. Una primera intervención en las cubiertas, estructuras y fachadas del edificio; y una segunda intervención en el interior del mismo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El antiguo convento de San Sebastián se encuentra situado en una de las esquinas de la Plaza de Ardales y el mismo albergó una comunidad de gran influencia durante los siglo diecisiete y dieciocho. A finales de 2009 abrió de nuevo sus puertas ya que tuvo que cerrarse tras ser declarado en ruinas. Del edificio original se conserva la iglesia barroca con espadaña exterior rematada por almenas y varias dependencias internas de los monjes franciscanos.
Las nuevas dependencias disponen de un despacho parroquial, dos salones independientes, una sala multimedia, una sala de catequesis adaptable a reuniones de convivencia. Actualmente desempeña la doble función de ser lugar de uso social y de culto (el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, celebró en él un acto litúrgico inaugural en el que consagró el nuevo altar en noviembre de 2009) (Diputación Provincial de Málaga).
Enclavado en el Paraje Natural Desfiladero de los Gaitanes, adosado a las paredes de la garganta abierta por el río Guadalhorce a su paso por la Sierra de Huma, en la provincia de Málaga, se encuentra situado el Caminito del Rey.
En este cañón, de más de tres kilómetros de longitud, de paredes que alcanzan los 300 metros de altura y de escasa anchura no superior a diez metros, se encuentra el camino de servicio del salto hidroeléctrico de El Chorro que, durante más de 4 km de desarrollo, discurre de manera paralela al canal de agua y el trazado del ferrocarril.
Este camino, que pone en relación el salto del Gaitanejo (Benjumea y Werner, 1914), situado 2,5 kilómetros aguas arriba y el del Chorro (Benjumea y Werner, 1904) situado 1,8 kilómetros aguas abajo, cruza el gran desfiladero a través de un acueducto (Ribera, 1903) de 35 metros de luz sin cimbra situado a 100 metros de altura sobre el barranco de El Chorro, muy cerca del puente del ferrocarril.
El acueducto está formado por un cable principal que discurre entre las dos laderas y una ligera armadura compuesta de viguetas de doble T previamente encorvadas en arco de círculo rebajado al 1 por 10 cuyos extremos están empotrados con hormigón en cajas previamente abiertas en la peña.
Distintos maderos colgados también del cable arriostran las viguetas entre sí por medio de pasadores. Se obtiene así una serie de arcos metálicos que forman el alma férrea de la bóveda. Sobre la bóveda se sitúan unos tabiques, sobre éstos un tablero y sobre este último, las paredes del cajero.
Debe su nombre a la visita inaugural realizada en el año 1921 por el rey Alfonso XIII a la presa del Conde del Guadalhorce situada pocos kilómetros aguas arriba.
En 1903 se crea la compañía Hidroeléctrica de El Chorro para el suministro de energía eléctrica a la ciudad de Málaga.
En mayo de 1921 el rey Alfonso XIII visitó El Chorro (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El Caminito del Rey es un senda aérea construida en las paredes del Desfiladero de los Gaitanes en El Chorro. Es un camino adosado al citado desfiladero con una longitud de 3 kilómetros que cuenta con largos tramos y con una anchura de apenas 1 metro. Se inicia en el término municipal de Ardales, atraviesa terrenos de Antequera y concluye en El Chorro, perteneciente a Álora.
Este camino está colgado en las paredes verticales del desfiladero y a una distancia media de 100 metros sobre el río.
Este sendero se construyó porque la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, propietaria del Salto del Gaitanejo y del Salto del Chorro, necesitaba un acceso entre ambos “saltos de agua“ para facilitar tanto el paso de los operarios de mantenimiento como el transporte de materiales y la vigilancia de los mismos.
Las obras se iniciaron en 1901 y concluyeron en 1905. El camino comenzaba junto a las vías del tren de Renfe y recorría el Desfiladero de los Gaitanes, comunicando y facilitando el paso entre ambos lados. Para inaugurar esta gran obra, el rey Alfonso XIII se desplazó en 1921 hasta el lugar en la presa del Conde del Guadalhorce cruzando para ello el camino previamente construido. Fue a partir de este momento cuando las gentes comenzaron a denominar a aquel camino como Caminito del Rey, nombre que se mantiene en la actualidad.
El paso del tiempo, el abandono y la falta de mantenimiento ha llevado a esta importante y singular obra a deteriorarse de tal manera que se hace casi impracticable. De hecho en casi todo el recorrido, podemos comprobar que faltan barandillas y hay zonas en el pavimento que se han destruido y desaparecido, quedando a la vista sólo la viga de la base.
Precisamente, su peligrosidad y el hecho de ser una de las zonas de escalada más importantes de Europa han contribuido a incrementar su fama, lo que ha ocasionado que numerosos excursionistas se hayan dirigido a El Chorro motivados por recorrer el Caminito. Esto ha propiciado numerosos accidentes (algunos mortales) a lo largo de los años y ha acrecentado su leyenda negra.
En el año 1999 y 2000, se produjeron varios accidentes mortales que costaron la vida a cuatro excursionistas, por lo que la Junta de Andalucía, para evitar más desgracias, decidió cerrar los accesos al camino, demoliendo su sección inicial a fin de evitar el paso de los visitantes.
El año 2014 supone un hito en la historia del Caminito, pues la Diputación de Málaga ha iniciado en febrero el proceso de restauración completa del mismo y que ha concluido con su inauguración el 28 de marzo de 2015.
Este voladizo es perfectamente visible desde la vía férrea y todo aquel que lo contempla sale admirado de su arriesgada construcción y de los pintorescos paisajes que desde allí se vislumbran. Desde la carretera que une Álora con El Chorro, y a la entrada del desfiladero, se puede ver un pequeño y pintoresco puente que une la pasarela que discurre por ambas paredes. Desde el puente sigue el camino peatonal instalado en la roca vertical que termina en la línea férrea de Córdoba a Málaga.
El Desfiladero de los Gaitanes está situado en la parte occidental de la Cordillera Bética y, en su conjunto, el cañón cuenta, en ciertos sectores, con paredes de más de 300 metros de altura y con anchuras menores a 10 metros. Está excavado básicamente en calizas y dolimias del Jurásico, existiendo también en la zona afloramientos rocosos del Mioceno. El aspecto morfológico más espectacular es la estratificación vertical de las calizas que el río ha ido taladrando y que ofrece un corte.
En la zona del Desfiladero de los Gaitanes existen una veintena de cavidades, algunas de ellas colgadas varias decenas de metros por encima del curso del río, y cuya evolución se ha visto afectada por el progresivo encajamiento del río Guadalhorce, que ha ido profundizando el desfiladero en sucesivas etapas.
De entre las diversas unidades presentes se encuentran una formación de conglomerados y calcarenitas, sedimentos miocenos que presentan bellas estructuras sedimentarias, algunos restos fósiles de ballenas y también unas formaciones areniscas de tipo "taffoni" y que consisten en unos promontorios redondeados de arenisca en los que la erosión ha excavado una cueva o abrigo.
Toda la información referente al Caminito se encuentra en la nueva web del mismo. Pincha aquí para acceder a ella (Diputación Provincial de Málaga).
Se localiza al noroeste de la provincia de Málaga, en las estribaciones fnales de la cordillera Penibética, denominada Mesas de Villaverde, en la sierra de Abdalajis, vertiente meridional.
Los trabajos de excavación llavados a cabo en 1927 revelaron la existencia de una iglesia rupestre, algo aislada del centro principal de la población, pero defendida con gran interés como pieza de gran transcendencia, lo que revela su origen mozárabe del siglo IX.
La masa de una de las peñas del centro de la terraza superior fue tallada, construyéndose la iglesia. La originalidad de este conjunto mozárabe reside en ser el resultado del vaciado de una meseta de arenisca, elegida por su capacidad para albergar las cavidades proyectadas. El perímetro externo es semejante a un rectángulo. La iglesia consta de tres cavidades, un crucero con tres compartimentos y tres naves. De los ábsides, el izquierdo es un cuadrado de 2'40 por 2'34 metros; el central presenta una planta en arco de herradura y el derecho es, como el izquierdo, un cuadrado mal ejecutado de 2'26 por 2'45 metros. Estos ábsides no están intercomunicados directamente.
El crucero está constituido por tres compartimentos intercomunicados que se abren a sus respectivos ábsides y naves.
El izquierdo mide 3'29 por 2'61 metros y comunica además con el exterior. El central presenta planta trapezoidal, y el derecho con piso elevado respecto al central, mide 3'14 por 2'32 metros.
En cuanto a las naves, la izquierda tiene incompleto su muro norte y carece del que la cerraría por el oeste. Su lado sur viene definido por tres pilares que determinan vanos de comunicación con la nave central 9'27 por 3'08 metros. En su lado sur dos cavidades destinadas a constituir arcos de herradura que coronarían otros vanos de comunicación entre esta nave y la derecha que presenta su piso elevado respecto a las otras y mide 9'85 por 2'23 metros.
Sobre el suelo de roca viva, en parte allanada por las excavaciones, aparece una sepultura abierta en la peña de forma trapezoidal con la base menor mirando a la iglesia, seguramente perteneciente a Omar y su hijo, ultrajada por los alfaquíes en el segundo viaje de Abderramán III a Bobastro tras su conquista.
De origen romano las primeras transformaciones en el Castillo de Bobastro se realizaron en 880 por parte de Omar godo islamizado descendiente del conde Altfuns, que se refugió en las ruinas romanas tras su exilio en África por sublevarse contra los musulmanes. Tomó el castillo como capital del reino que se fundó en el sur de Andalucía, emprendiendo numerosas empresas dando lugar a uno de los ejemplos más formidables de toda la comarca andaluza. Tras su muerte le sucedieron en el siglo IX en su reinado sus hijos Chafar, Soleiman y Hafs. Posteriormente, fue conquistado en 928 por Abderramán III, quien había construido numerosas fortalezas y castilletes en su entorno para estrechar el cerco de la plaza y el castillo, siendo demolida seguidamente la fortaleza (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Es un sitio clave para entender los primeros siglos de formación de al-Ándalus. Se trata de la ciudad desde la que el rebelde Umar Ibn Hafsun lideró la revuelta contra el poder cordobés a finales del s. IX y principios del s. X, antes de que el estado islámico se impusiera por las armas, iniciando después el califato omeya con Abd al-Rahman III. El conjunto arqueológico lo integran, entre otros, una iglesia rupestre y una serie de viviendas excavadas en roca.
Los mozárabes (cristianos en tierras musulmanas), mantuvieron una revuelta contra el estado cordobés desde el 880 hasta el 928, y en estas montañas del Desfiladero de los Gaitanes se conserva uno de los monumentos más impresionantes de la arquitectura alto medieval andaluza, la Iglesia rupestre Mozárabe de Bobastro.
El paraje de las Mesas de Villaverde ha conservado los restos arqueológicos de Bobastro, la ciudad de los mozárabes durante los siglos IX y X. Este lugar fue un gran recinto amurallado, el refugio principal de Omar Ibn Hafsún y sus seguidores durante medio siglo, un lugar estratégico en la montaña malagueña y el cuartel general de la lucha rebelde contra el emirato cordobés.
Omar Ibn Hafsún aglutina el descontento generalizado de numerosos rebeldes locales y desde estas sierras lanza una ofensiva desafiante contra el ejército Omeya, se inicia una larga etapa de convulsión (880-928 d.C.) que tuvo su cuartel general en esta montaña de Bobastro. Omar y sus militares establecerían un sistema de rentas a sus refugiados (Bobastro), a sus protegidos (población rural) y a sus aliados (otros pueblos y fortalezas).
Omar Ibn Hafsún, con la ayuda de una importante red de aliados, se fortificó en Bobastro, construyendo un alcázar, numerosas murallas defensivas e iglesias. Los habitantes de esta ciudad rebelde se desparramaron por los acantilados, edificando y excavando casas y cuevas. En muchas de esas viviendas trogloditas se extraían sillares de areniscas que se incorporaban a las defensas militares. Las murallas de la fortaleza están construidas con estas aportaciones de los refugiados y residentes en Bobastro. La población pudo llegar a más de mil quinientos personas en los momentos de máxima tensión.
En el entorno de Bobastro, Omar Ibn Hafsún construyó varias iglesias. Una de ellas estaba junto al alcázar, en la zona más alta de la ciudad, claramente vinculada al cuartel general de la revuelta. Otra, sin embargo, estaba en un entorno periurbano, extramuros de un potente recinto, en la cara oeste de la montaña, relacionada con la comunidad religiosa protegida por Umar. Se trata de una iglesia rupestre que formaba parte de un recinto cuadrangular que albergaba a los eremitas. Un convento ejecutado por y para la comunidad religiosa. No sería improbable que la ciudad de los mozárabes conservase alguna iglesia más. De hecho, junto al Desfiladero de los Gaitanes, se encuentra la Ermita de Villaverde, edificada sobre un recinto que incluía una necrópolis mozárabe. La futura investigación arqueológica en este importante yacimiento medieval aportará a la Historia datos fiables sobre este patrimonio mozárabe.
La arquitectura de las iglesias de Bobastro tienen su antecedente en las basílicas paleocristianas e hispano visigodas. Es lógico que Omar Ibn Hafsún quisiera legitimar su decisión en la tradición, aprovechando una comunidad eremítica que formaría parte del sustrato poblacional de estas montañas. Sin embargo, la verdadera afrenta al estado cordobés está en el nombramiento como obispo de estas iglesias de Yafar Ibn Maqsim, algo que ocurre en 916, cuando ambas construcciones ya están funcionando. Se sabe que el emir Abderramán III, visitó el lugar cuando conquistó Bobastro a los hijos de Omar Ibn Hafsún en 928, desterrando a sus habitantes, destruyendo casas y, sobre todo, las iglesias que el rebelde había construido en contra de la ley.
La iglesia es una gigantesca obra escultórica que los canteros afrontaron con un plano muy detallado que especificaba medidas, contrafuertes, y elementos decorativos. Donde faltó roca se completó con muros de ladrillo y mampostería, se cubrió con una armadura de vigas de madera que sostenía una cubierta de tejas a dos aguas.
Esta ruta permitirá a los visitantes conocer el Trogloditismo medieval de Málaga, un tipo de arquitectura vinculada con la roca madre y con las cuevas que alcanzan en Bobastro un carácter de excepcionalidad patrimonial.
CÓMO LLEGAR
El acceso desde Ardales (A-357) nos permite desviarnos con dirección al Caminito del Rey. Desde la rotonda situada a cinco km del casco urbano, se toma el desvío indicado como Acceso Sur que nos llevará al cruce, indicado como “Bobastro” y desde allí la carretera nos sube hasta la caseta de control donde los guías organizan las visitas.
Un sendero peatonal de 700 m nos llevará hasta la Iglesia Rupestre Mozárabe, en el camino se contemplarán murallas, canteras y un aljibe.
PRECIOS Y HORARIOS
Se realizan visitas guiadas de martes a viernes de 10 h a 15 h, los sábados de 10 h a 18 h y los domingos de 10 h a 16 h.
Para más información sobre los horarios de las visitas y sobre las visitas guiadas, pueden llamar al 952 458046 / 609207239 o escribirnos a turismo@ardales.es (atención al público de martes a domingo de 8'30 h a 14'30 h).
Horario de verano:
Del 15 de junio al 15 de septiembre de martes a domingo de 9 h a 14 h.
Precios: 3 € adultos y 2 € niños entre 6 y 12 años, menores de 6 años gratis (Diputación Provincial de Málaga).
El castillo, situado sobre un promontorio rocoso a 496 metros de altitud, domina el núcleo de población asentado a sus pies y la ancha llanura que se extiende en dirección a la Sierra de Peñarrubia y que constituye una de las entradas naturales hacia Málaga. Tiene comunicación visual con la torre almenara de la Sierra de Peñarrubia y el castillo de Turón.
Esta fortaleza se encuentra encaramada sobre una peña y conserva un doble recinto perfectamente definido. El primero de ellos en la parte superior, sostenido por dos grandes contrafuertes al sur, tiene forma rectangular y en su interior quedan restos de los habitáculos que existieron. El segundo bordea el contorno de la mesa rocosa adaptándose a las irregularidades del terreno, posee forma casi espiral. Ambos recintos son de mampuestos.
Han desaparecido los elementos que formaban la única entrada a la fortaleza, así como la mayoría de las estructuras pertenecientes a las estancias del recinto principal. Algunos paños de muros se han desprendido sobre las viviendas próximas.
Se pueden observar claramente dos etapas de construcción, una primera en la que los ángulos de torres y muros están formados por sillares rectangulares perfectamente tallados, una segunda en la que las terminaciones angulares están compuestas por verdugadas de ladrillo y mampostería de piedras irregulares.
Según la página web de turismo de Málaga, en total se conservan nueve torres, cuadradas y de escaso saliente, que rodean el perímetro de la peña, aunque es probable que otras hayan desaparecido. Una de ellas, quizás la del homenaje, cierra el recinto superior por el noroeste.
De la construcción original de época emiral no quedan restos visibles, pues los actuales lienzos y torres del castillo responden a dos momentos constructivos distintos, pero de época nazarí o cristiana. Se trata de muros de mampostería, unos con las esquinas reforzadas con sillares rectangulares y otros compuestos por verdugadas de ladrillos y mampostería.
Aquí también se ubica el Museo de la Historia. Las dos plantas del museo se encuentran en el espacio central del conjunto patrimonial al que se accede mediante un previo recorrido urbano- arquitectónico de acceso a la zona del Castillo. Dispone, por tanto, de un espacio interpretativo de alto valor cultural.
Se distribuye en cuatro salas en orden cronológico, desde la parte más antigua hasta la época en la que los ardaleños tuvieron que emigrar. Además, el Centro de Interpretación está dotado de distintos paneles que se han situado tanto en el interior del Centro como en el exterior.
Se trata pues de un proyecto de conversión y musealización que complementa la dotación de la comarca (Museo de Teba, Cueva de Doña Trinidad Grund, Bobastro, Carratraca¿.) aprovechando las infraestructuras existentes en el municipio de Ardales (una de ellas su histórico Museo Municipal en el que se ubica el Centro de Interpretación de la Prehistoria).
La peña en la que se encuentra enclavada, muestra una secuencia histórico-cultural, resumen de la historia secular de la villa de Ardales, abarcando desde el Calcolítico hasta la Edad Moderna.
Historiográficamente, la primera noticia sobre el enclave figura en la crónica de Ibn al-Quttiyya Ta"ri Iftah al-Andalus, donde se relata el encastillamiento en el lugar de al-Tatubi en el año 883, quien previamente había fortificado Bobastro como representante del estado cordobés. Por lo tanto, la primera construcción de un hisn se debe directamente a Ibn Hafsun. Más tarde, en época nazarí, el castillo figura como tal en varias crónicas. A este período debe corresponder buena parte de la alcazaba interior, así como el reforzamiento de la fábrica exterior de mampuestos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Promontorio rocoso que preside el casco urbano de Ardales. Su singular situación estratégica provocó un muy temprano interés de los grupos humanos, atraídos por el paso natural entre la Hoya de Málaga, la Serranía de Ronda y la Vega de Antequera. La gran roca ha sido fechada durante el periodo Ordovícico, perteneciente a la Era Primaria, constituyéndose en uno de los fragmentos geológicos más antiguos del Sistema Bético de Andalucía (según la Universidad de Granada).
Arqueológicamente, la Peña de Ardales es uno de los yacimientos más interesantes sobre la ocupación humana de un espacio concreto, dado que se han podido rastrear vestigios desde los últimos neandertales hasta finales del siglo XX. Más de cincuenta mil años que representan un registro de dos mil setecientas piezas que demuestran que el casco urbano actual está implantado encima de de una primitiva aldea Neolítica de algo más de cuatro mil quinientos años de antigüedad y que esa primera población anclada en este espacio, viendo pasar el tiempo y a todas las culturas que poblaron el sur de la Península ibérica.
Hasta aquí llegó la influencia tartésica en torno al año mil antes de Cristo, cambiando ese primer asentamiento prehistórico de cabañas por las primera casas cuadrangulares y el abandono al abrigo de las grandes rocas para desparramarse por la ladera en busca del río Turón. Durante el siglo Vº antes de Cristo los Iberos usaron la parte más alta de la roca como una auténtica acrópolis, ocupándola con un primer templo y convirtiendo esa costumbre de no usar la Peña como un lugar de hábitat en una norma hasta nuestros días. Desde entonces, en pleno siglo de Pericles, la gran roca sólo albergó edificios que representaban el poder (político, religioso o militar). Es un hecho que todas las construcciones conservadas mantienen ese carácter y eso ha llegado a nuestros días bajo una mentalidad social que convierte a la Peña en “el Castillo o la Iglesia” para toda la ciudadanía de Ardales.
Realmente, lo que nos queda en pie son los restos de la fortaleza medieval, en uso desde el siglo IX al XIX, y el templo religioso cristiano, construido sobre una mezquita medieval en el siglo XV, que conserva un impresionante artesonado mudéjar, arcos ojivales y varias capillas interesantes.
El gran promontorio mantiene visualmente una relación con el valle del río Turón y su conexión con los valles del Guadalteba y Guadalhorce (actualmente convertidos en los embalses), pero también con el arco montañoso de las estribaciones de la Sierra de las Nieves/Serranía de Ronda y con el puerto de montaña entre Carratraca y Ardales, ocupado por el camino de Málaga desde la época romana que fue, durante varios siglos, frontera entre el reino de Castilla y el de Granada, de ahí la gran importancia histórica de este lugar.
Los restos de la fortaleza que hoy vemos pertenecen a una construcción político/militar de finales del siglo noveno, momento de la revuelta de Omar Ibm Hafsún, formando parte de sus dominios hasta que los Omeyas cordobeses pusieron fin a la rebelión con la rendición y conquista de Bobastro. A partir del siglo trece, tras la conquista del valle del Guadalquivir por las tropas castellanas, el castillo de Ardales cobrará nuevamente importancia, pues la zona se convertirá en frontera entre Castilla y el reino nazarí, siendo frecuentes las incursiones cristianas para conquistarlo. La primera conquista se produjo en 1362, durante el reinado de Pedro el Cruel, aunque seis años después será recuperada por los nazaríes.
Los últimos años del siglo catorce se caracterizan por una relativa paz entre ambos reinos, pero a comienzos del siglo quince, aprovechando la debilidad del reino nazarí como consecuencia de sus luchas internas, los castellanos reanudan la conquista y ponen cerco a Ardales, que es nuevamente conquistada en 1433, junto con las plazas fronterizas de Turón e Iznájar, hasta que en 1447 pasa nuevamente a poder de los granadinos. En 1453 ó 1454 la fortaleza es definitivamente conquistada, tras la huida de sus habitantes, por el alcaide de Teba, Juan Ramírez de Guzmán, quien la incorporará más tarde a su señorío, origen del futuro condado de Teba/Ardales.
La primera imagen histórica de la fortaleza de Ardales nos la proporciona un grabado de Hoefnagle, perteneciente a la obra Civitates Orbis Terrarum, fechado en 1564, donde se aprecian en la cima de la peña los recintos con sus correspondientes edificaciones y el caserío que se extiende por la ladera. También aparece una gran acequia construida entre los siglos quince o dieciséis, que traía el agua de la cercana sierra de Alcaparaín y llegaba hasta la base de la fortaleza. De esta construcción hoy se conservan parte de la doble muralla, su arranque y varios lienzos embutidos en algunas viviendas modernas.
Del castillo también podemos diferenciar, en la actualidad, los dos recintos amurallados. El exterior se adapta al terreno, bordeando el contorno de la peña sobre la que se edificó, configurando una planta irregular. El acceso se realizaría mediante una puerta en recodo, localizada detrás del actual edificio museográfico. El recinto superior, probable alcázar o residencia señorial situado en la parte más elevada de la peña, es de planta cuadrangular, y tendría una torre en cada esquina; fue la zona ocupada por los castellanos tras la conquista de la fortaleza, convirtiéndose en la residencia del alcaide, hasta la destrucción de todo el complejo por parte de las tropas francesas tras su ocupación entre 1810 y 1813.
Actualmente, la Peña de Ardales mantiene un recorrido abierto al público que permite una visita guiada de una hora que incluye la subida al magnífico mirador natural y patrimonial y el recorrido por el edificio de dos plantas que expone la Colección Museográfica de la Historia y las Tradiciones de Ardales. Un gran aliciente para el turista cultural que vivirá la experiencia de forma muy pedagógica.
CÓMO LLEGAR
Cualquiera de las dos entradas a la Villa de Ardales desde la A-357 nos lleva al interior del casco urbano, lo mejor es aparcar el vehículo en la parte baja de la población y iniciar un recorrido desde la plaza a pie, por cualquiera de sus calles empinadas. La silueta del campanario de la Iglesia junto a la mole rocosa nos guiará. Bajo ese mismo campanario (el antiguo alminar medieval de la mezquita al que los castellanos añadieron el cuerpo de campanas) se encuentra la entrada señalizada al recinto.
PRECIO Y HORARIO
El precio único de la visita guiada es de 3 euros por persona y se realizan a las 11 y a las 12,30, para un máximo de 10 personas cada hora. El cupo máximo cada día, por tanto, será de 20 personas. Los días de visitas previstos hasta 31 diciembre 2020 serán los viernes, sábados, domingo y festivos. Menor de 5 años, acompañado de un adulto, gratis.
Pueden realizar su reserva en la Oficina Municipal de Turismo de Ardales todos los días por las mañanas de 9 a 14’30 horas, a través del teléfono 952458046 o mediante correo electrónico turismo@ardales.es (Diputación Provincial de Málaga).
Es la tercera de las fortalezas del término municipal de Ardales, ubicada al oeste del núcleo urbano, colgada sobre el cauce del río Turón. De planta alargada, presenta un frente que mira al nordeste con varias torres de flanqueo, entrada en recodo con rampa y barbacana. En el otro lado, el precipicio actúa como elemento disuasorio. Todos estos elementos hacen de este castillo una fortaleza avanzada en cuanto a la incorporación de avances poliorcéticos. Su cronología conduce al siglo XII, siendo uno de los tugur nazaríes de la línea fronteriza castellano-granadina. Por la Nufadat-alyirab de Ibn al Jatib, se sabe que a mediados del siglo XIV el lugar fue fortificado en una campaña de Muhammad V para recuperar el trono perdido.
Su antigüedad de más de veinte siglos puede remontar sus orígenes a la defensa de la ciudad ibérica de Turobriga (Diego Vázquez Otero) ó Turó Briga (Emilio Serrano Díaz), citándola posteriormente Plinio con este nombre, siendo un apócope del mismo el nombre de Turón que se aplica al castillo.
En el año 713 pasa a ser de dominio mahometano. Más tarde, en el siglo IX formó parte del arco defensivo de la fortaleza de Bobastro sede de Omar ben Hafsum, relacionándose con los de Ardales, Teba y Alora, construyéndose nuevas murallas y torreones para luego ser arrasado por Abd ar Rhaman III.
Como en Ardales, los Nazaríes granadinos último poder musulmán en la España medieval, lo remozarían, sufriendo ataques cristianos en 1333, por Alfonso XI, y cayendo en 1433 ante el Adelantado de Andalucía (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Una de las pocas fortalezas medievales que todavía en el siglo XXI conserva una imagen original, sin urbanismo parásito, sin restauraciones, sin accesos de cemento, ni aparcamientos asfaltados. Un castillo con la impronta del paso del tiempo, rodeado de un paisaje agrícola que se convierte en un mirador al formidable valle del río Turón, con el casco urbano de Ardales y el pantano de El Chorro como colofón de la extensa panorámica.
No está exento su entorno de antecedentes previos a lo medieval, en su ladera oeste se estudió un taller de sílex de la Edad del Cobre (cinco mil años de antigüedad), en su entorno se publicaron restos romanos y en el Museo de Málaga se expone un tesorillo medieval de dinares musulmanes que se encontraron a menos de dos kilómetros del castillo en el Llano del Retamar.
Parece que la construcción militar, tal y como la conocemos actualmente, es consecuencia de la Guerra de Frontera provocada por el avance del rey castellano Alfonso XI en 1330, convirtiéndose en el cuartel general de las tropas granadinas durante más de un siglo.
Desde este castillo se infringían continuos hostigamientos contras los ejércitos aliados cristianos, de hecho el General Beréber Ozmín, al mando de varios miles de caballeros granadinos, dio muerte, mediante el engaño conocido como el “torna fuga” (escaramuza de comandos), al caballero escocés James Douglas, que guardaba la aguada en la orilla del río Guadalteba durante la toma del Castillo de Teba, provocando un altercado diplomático entre el reino de Castilla y el entonces reino de Escocia. Douglas perdió el corazón de Robert Bruce durante esa batalla y todos los cadáveres tuvieron que repatriarse desde el Puerto de Sevilla. Aparte de esta historia, descrita por el propio rey castellano en la “Gran Crónica”, el Castillo de Turón y el de Ardales conformaron un cinturón defensivo que ha perdurado en el escudo de este municipio malagueño, donde la figura de dos fortalezas permanecen unidas por un puente (el puente romano de la Molina), que sigue uniendo ambos enclaves históricos, separados por sólo tres kilómetros.
Arquitectónicamente, es un recinto adaptado a una cresta montañosa más larga que ancha, cuyo acceso este es imposible por la existencia de un gran cortado, por lo que no necesitó murallas, pero sí dos torres de flanqueo (una en cada extremo). El resto del perímetro fue potentemente fortificado con una decena de torres, lienzos de murallas y barbacanas.
En su extremo norte se conserva parte de lo que fue la Torre del Homenaje, con una entrada en ángulo recto. A diferencia del resto de murallas, este imponente torreón se construyó en tapial encofrado, soportado por un gran zócalo de sillares.
En 1433, Gómez de Ribera “El Adelantado” conquista Turón para Castilla y la fortaleza pierde peso político a favor de la Peña de Hardales.
Desde 1985, el Ayuntamiento de Ardales inició la protección de la fortaleza y su entorno rural. Sin embargo, resulta evidente que se hace necesaria una intervención de conservación, ya que algunas especies vegetales han enraizado en sus paramentos y torres, provocando desprendimientos.
CÓMO LLEGAR:
Desde el casco urbano de Ardales, bajando hasta el río Turón y atravesando el puente romano de La Molina, un amplio carril de tres kilómetros nos deja en la accesible, aunque pendiente, ladera oeste. El ascenso, de unos quince minutos, nos sitúa junto a la gran Torre del Homenaje. Lo ideal, una vez recorrido todo el perímetro es volver por el mismo lugar y no arriesgarse por las zonas de barrancos (Diputación Provincial de Málaga).
La ermita se sitúa sobre una elevación de terreno cortada por el río Turón. A un nivel un poco más bajo que ésta, se ubican una venta, el yacimiento arqueológico, un almacén, un aparcamiento y la vivienda de los propietarios de la venta.
A la ermita se accede subiendo una escalinata de ladrillo. Desde una pequeña explanada enchinada se accede a la ermita, compuesta por un solo inmueble de tres naves, la principal y dos auxiliares que se emplean para guardar algunos enseres.
A las naves laterales se accede a través de dos vanos en la nave principal, cerrándose el de la nave izquierda con una puerta de madera y con una cortina el de la derecha. La cabecera se destaca en la planta elevándose unos centímetros del suelo; sobre esa elevación se sitúa el altar. En los muros se ha usado técnica de mampostería trabada con arenisca y tierra. La solería es de ladrillo en la nave principal, y de cemento en los laterales. Antecede a la entrada un enchinado.
En la fachada se observa una puerta de acceso, de hierro; sobre ésta un óculo con reja de hierro. Se abren dos pequeños vanos en la nave lateral y uno en la nave derecha. Destaca un medallón de azulejo en la fachada con la imagen de la Virgen. Decoración a base de bandas de ladrillo. En el interior, en la cabecera, se recrea un arco de herradura con alfiz.
Es significativa la ilustración en el frontal del altar, con reproducción de la ermita antigua. Destaca asimismo la recreación del arco de herradura mozárabe en la entrada, que la hace tan distinta de la que se puede apreciar en las ilustraciones antiguas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Encajonada entre los Tajos de Almorchón y las paredes verticales de las Mesas de Villaverde, donde se situaba la ciudad mozárabe de Bobastro. Junto a la ermita actual, reformada durante los años sesenta del siglo pasado, se descubrió una necrópolis de tumbas excavadas en la roca, antropomorfas, de época mozárabe. Frente a la ermita, un promontorio conserva los restos de una torre de vigilancia, conocida como Peñón del Moro, que indican la gran importancia del enclave. Probablemente, la antigua ermita era otra de las iglesias extramuros de Bobastro, tal y como indican las fuentes.
Hasta los años veinte del siglo pasado se celebraban fiestas de moros y cristianos. En la actualidad se sigue celebrando la misa romería de la Virgen de Villaverde, patrona de Ardales que, según la tradición, apareció tras la conquista cristiana en este paraje (Diputación Provincial de Málaga).
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