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martes, 16 de julio de 2024

La Hermandad del Carmen de Calatrava

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Hermandad del Carmen de Calatrava, de Sevilla.          
     Hoy, 16 de julio, Memoria de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, monte en el que Elías consiguió que el pueblo de Israel volviese a dar culto al Dios vivo y al que, más tarde, algunos, buscando la soledad, se retiraron para hacer vida eremítica, y dieron origen, con el correr de los tiempos, a una orden religiosa de vida contemplativa, que tiene como patrona y protectora a la Madre de Dios [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Hermandad del Carmen de Calatrava, de Sevilla.
     La Hermandad del Carmen de Calatrava, tiene su sede canónica y Casa de Hermandad en la Capilla del Carmen de Calatrava (Cruz del Rodeo), que se encuentra en la calle Estrellita Castro, 2; en el Barrio de San Gil, del Distrito Casco Antiguo
     La Real, Ilustre, Fervorosa y Antigua Hermandad de la Santa Cruz del Rodeo y María Santísima del Carmen; es ésta una corporación fundada en 1502, con sede canónica en la capilla de Nuestra Señora del Carmen de la calle Calatrava, siendo sus imágenes titulares la Santa Cruz del Rodeo y María Santísima del Carmen, obra atribuible a la gubia de Cristóbal Ramos en el siglo XVIII, en torno a 1750.
     Los orígenes de esta hermandad se remontan al año 1502, en torno a una cruz situada al final de la Alameda, llamada del Rodeo, que servía de humilladero en la Cuaresma y Semana Santa, donde los fieles y hermandades realizaban sus penitencias y rezaban el viacrucis que en su peana estaba inscrito. Para llevar a efecto estos piadosos actos, los vecinos y cofradías rodeaban la cruz, adquiriendo de esta forma el vulgo del “Rodeo”. En aquellos tiempos, los fines de la hermandad eran puramente de carácter funerarios, aportando a los familiares de los hermanos difuntos un crucifijo, paño mortuorio, candelabros y cirios, e incluso acompañamiento hasta su entierro. Estas obligaciones permanecieron constantes hasta el siglo XIX.
     Se tiene constancia de la celebración de fiestas en torno a la cruz desde principios del siglo XVII, años en los que la hermandad va tomando fuerza, siendo fruto de ello la ermita dedicada a la Santísima Cruz del Rodeo levantada por hermanos y devotos en 1646, en cuyo altar mayor se venero la mentada cruz o una réplica de la misma, aunque existe otra versión de dicho levantamiento, atribuyéndose a la familia de los Ribera, pertenecientes a la casa de Medinaceli, que en memoria del joven Per Afán, resultado muerto a los pies de la Cruz del Rodeo por una puñalada en una reyerta el 15 de mayo de 1639, ordenaron levantar una capilla bajo el título de la Virgen del Carmen, patrona de los difuntos y Ánimas Benditas del Purgatorio, en aquel lugar para decir misa en su honor. Sobre esta historia no existen documentos fidedignos, sino tres leyendas distintas coincidentes en el hecho final. Para adecentar el templo, los hermanos solicitaban al arzobispado elementos litúrgicos tales como imágenes de algún cristo o dolorosa, cálices, paños para el altar, púlpito, cruces, cortinas… Estas peticiones son una constante en las actas de la segunda mitad del siglo XVII, y primera del siguiente, debido a que los elementos eran cedidos tan solo por un año, y por tanto se solicitaban de forma anual. A final de siglo, concretamente el 23 de junio de 1690, los hermanos de la Cruz del Rodeo realizaron su primer Rosario público cantado por las calles de la feligresía, siendo los segundos de la ciudad en realizar dicho culto religioso.
     Durante el siglo XVIII tomó mayor fuerza el rezo del Rosario, llegando a realizarse diariamente. Para ello, la corporación contaba con las llamadas “prendas del Rosario”, que eran algunas insignias como la cruz alzada, faroles, y un simpecado. La actividad del Rosario se vio aún más avivada desde mediados de siglo, debido a un importante hecho acontecido el 19 de abril de 1752, cuando los hermanos de la Cruz del Rodeo aprueban en cabildo general la unión con la Congregación del Rosario de Nuestra Señora del Carmen, proveniente de la extinguida ermita de San Blas, trayendo al templo todas sus insignias y una imagen con la advocación del Carmen, la cual fue trasladada en rosario hasta la capilla de la Cruz del Rodeo el 30 de abril de dicho año. Fusionadas ambas corporaciones, se redactaron nuevas reglas para la inclusión de los cultos carmelitas en el mes de julio, que fueron aprobadas finalmente en 1755, año de penurias para la hermandad por ver la capilla casi destruida en su totalidad debido al terremoto de Lisboa el 1 de noviembre. Parece que en esta centuria la Cruz del Rodeo desapareció del lugar. Algunos cronistas fechan este hecho incluso en el siglo pasado, por lo que no puede darse veracidad del año exacto, al igual que es desconocido también su paradero, aunque en esto si coinciden varios historiadores y la costumbre popular, situándola en la nave derecha de la parroquia de Omnium Sanctorum. En el plano de Olavide de 1771, aparece la ermita del Carmen y el sitio de la Cruz del Rodeo.
     Comenzó el siglo XIX de forma lamentable para la corporación, como para toda Sevilla, debido a la epidemia de 1800, que dejó casi sin hermanos la nómina de la hermandad. Remontada esta triste etapa, se redactan nuevas reglas en 1815, siendo aprobadas el 23 de septiembre de 1819 por el rey Fernando VII, adquiriéndose de esta forma el título de real. En estas reglas se incluía la defensa y creencia del misterio de la Inmaculada Concepción de María. Este mismo año se une la hermandad a la Orden del Carmen. En septiembre de 1885 se realizó triduo de rogativas ante la epidemia que cólera que amenazaba Sevilla, culminando éste con la salida de la imagen en procesión. Desde 1887, por falta de recursos económicos, se suspende la procesión anual de la virgen, comenzando una de las etapas más difíciles de la corporación. Hasta entonces, la procesión anual era un motivo de fiesta para el barrio, quemándose fuegos artificiales y habiendo bailes hasta el amanecer.
     El siglo XX fue semejante al anterior, pues la desolación azotaba la hermandad suspendiéndose constantemente los cultos anuales por motivos económicos o por ruinas en el templo debido a su deterioro natural o a las inundaciones de la zona que anegaban la capilla y que destruyeron gran parte del patrimonio de la hermandad. A pesar de todo, la función a la virgen solía estar bien costeada y concurrida de muchos devotos, llegando a realizarse en julio de 1926 juramento de defensa de la mediación de la virgen en la dispensación de todas las gracias, siendo la primera hermandad de Sevilla en hacerlo. En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, aunque la capilla salió indemne de la quema de iglesias del 18 de julio gracias a la valentía de algunos hermanos unida con algo de suerte, la virgen fue escondida en el armario de un oficial de junta, habiendo sido llevada en un baño de cinc desde la capilla hasta su casa, en la actual calle Peris Mencheta. Una vez repuesta al culto, en 1937 se consideró como ‘milagro de la Virgen’ que el templo no hubiera sufrido daños, resurgiendo con gran actividad la corporación, y saliendo tras cincuenta años la procesión de la imagen en el paso de la Virgen del Rosario de la calle Dos de Mayo. En ese mismo año, y en los dos posteriores, se restauró el poco patrimonio que se había salvado y se completó con numerosos estrenos, destacando entre estos la talla del paso procesional, obra de José Carrera Baena en 1939. En 1940 vuelve a realizarse culto a la Santa Cruz, en el mes de julio.
     Estos buenos momentos no duraron mucho, y es que parece que la historia de esta hermandad va ligada a la pobreza y el sacrificio. Algunos años dejó de salir la imagen, y los cultos pasaron a ser triduo en vez de novena por falta de recursos económicos. Las limosnas y suscripciones seguían siendo su única fuente de ingresos, y la capilla volvía a necesitar obras cada pocos años. Sin duda, gracias al apoyo de la Hermandad de Montesión, la corporación pudo sobrevivir sobre la mitad del siglo, por lo que en 1960, con motivo del 400 aniversario fundacional de la dicha hermandad, la Virgen del Carmen procesionó hasta la capilla de la calle Feria en señal de gratitud, obsequiando a la Virgen del Rosario con un lazo de oro con perlas y el escudo carmelita. Pero en noviembre de 1961 una nueva inundación debilitó la estructura de la capilla al alcanzarse metro y cuarto de agua, por lo que en mayo de 1962 se desplomó la fachada, techumbre y campanario, provocando el exilio de la corporación a San Lorenzo, de la que regresó rodeada de importante gentío en rosario de la aurora en julio del año posterior.
     En 1965, durante las Santas Misiones, la imagen fue a la zona 8 (Candelaria), centro nº 7 en las calles Golondrinas-Jilguero, de la barriada de Los Pajaritos. Desde esta fecha, una nueva etapa de decadencia asola la hermandad. A partir de 1980 resurge casi definitivamente la corporación, tanto es así que el 16 de julio de 1982 la virgen fue portada del diario ABC, y en 1986 la entrada de la procesión fue retransmitida por la Cadena Ser. Toda la década fue una de las mejores etapas de la historia, rehabilitándose la capilla, realizándose numerosas rifas para sufragar los gastos, estrenándose numerosos enseres e incluso dorando, tras casi cincuenta años, el paso procesional. En 1987, la Virgen del Rosario de la Hermandad de Montesión realizó su tradicional Rosario de la aurora a la capilla del Carmen. El buen hacer continuó la mitad de la década posterior, restaurando Jesús Santos Calero la imagen en 1991, que procesionaba desde Omnium Sanctorum o San Clemente por nuevas ruinas en la capilla y recibía culto diario en la parroquia de Belén. Desde 1995 la historia volvió a su cauce tradicional, la escasez económica. En 1997 se plantea la procesión fluvial con la Virgen del Carmen.
     En 2001 culmina la última restauración de la capilla, y la hermandad resurge,  nuevamente, para escribir con letras de oro una década de importante alzamiento. En 2003 se celebró con gran magnificencia el ‘D aniversario fundacional’, presidiendo el pontifical extraordinario el cardenal de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo en el altar mayor de la catedral. Año de cultos y procesiones extraordinarias marcadas por numerosos estrenos como el primer manto bordado de la imagen y el nuevo diseño del paso procesional. En 2010 se une la hermandad a la Orden Carmelita Descalza, y el día 15 de julio del mismo año, se realiza finalmente la ansiada procesión fluvial de la Virgen del Carmen (Web oficial del Consejo de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla).
Conozcamos mejor la Festividad de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo

     La conmemoración de la Virgen del Carmen tiene su origen en la Orden homónima. Ésta remonta sus orígenes míticos a los hijos de los profetas que habitaron el Monte Carmelo en Tierra Santa. En época de la cruzadas fueron estableciéndose allí un grupo de anacoretas que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del monte Carmelo, que veían prefigurada la maternidad divina en la nube que desde allí viera Elías, anunciando el fin de la sequía. Estos religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, a los que San Alberto de Vercelli, también conocido por su nombre secular, Alberto Avogadro (+1214), Patriarca de Jerusalén, escribió una normativa de vida entre 1206 y 1214. Pasaron a Europa en el siglo XIII, aprobando su regla Inocencio IV Fieschi en 1245, bajo el sexto Prior General de la Orden, San Simón Stock (+1265), que los adaptó a la vida mendicante. Este papa es el primero que los llama, en 1252, Hermanos Ermitaños de la Orden de Santa María del Monte Carmelo. Viendo éste en peligro el futuro de la Orden en Occidente, cuenta la tradición que el dieciséis de julio de 1251, según la versión oficial fijada en el siglo XVII, la Virgen María se le apareció en Cambridge y le entregó el hábito que había de ser su signo distintivo, cuya versión reducida es el escapulario marrón, y le prometió: “Este será el privilegio para ti y todos los carmelitas; quien muriere con él no padecerá el fuego eterno, es decir, el que con él muriere se salvará”. Desde Inglaterra se extendió esta devoción a toda la Orden y, por su labor, a todo el mundo.     
     Al principio los carmelitas celebraban a la Virgen en las fiestas del calendario general, sobre todo, en el siglo XIII, la Anunciación, que cedió su lugar, a partir de 1306, a la Inmaculada Concepción, que se convirtió en la fiesta mariana oficial de la Orden. Sin embargo, a comienzos del siglo XV, parece que los carmelitas intentaron buscar una celebración mariana propia acomodada a su  carisma. Esta parece que tiene su origen en el rito jerosolimitano primitivo de la Orden, que a una conmemoración solemne de la Resurrección del Señor semanal había unido una de la Virgen María, especialmente solemnizada la del Adviento, que naturalmente se identificaba con su Asunción como glorificación plena de María. Por primera vez encontramos esta fiesta celebrada en Oxford en 1387 y en un calendario astronómico de Nicolás de Lynn. Poco a poco va apareciendo en diferentes misales (Londres, 1387-93) y breviarios (Oxford 1375-93) y extendiéndose muy lentamente por el continente. Pero con la difusión del escapulario, catapultada por la famosa Bula del privilegio sabatino, en algunas partes, sobre todo en Inglaterra, se relacionó esta commemoratio solemnis, a partir de la celebración de los beneficios recibidos de su Patrona, -con tal devoción, dando lugar a la solemne conmemoración de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Su fijación en julio parece depender de la fecha de la última sesión del II Concilio de Lyon, celebrada el diecisiete de julio de 1274, en que se decretó que las órdenes carmelitana y agustina, que corrían peligro de ser suprimidas, permanecieran en su estado mientras no se decretara otra cosa, aunque la aprobación definitiva no llegaría hasta 1298 con Bonifacio VIII Gaetani en 1298.
     Esta fiesta de acción de gracias a la Virgen se adelantó en el siglo XV al dieciséis de julio. Sixto V Peretti aprobó la fiesta del dieciséis de julio en 1587, y en el Capítulo General carmelitano del 1609, habiéndose preguntado a todos los capitulares qué festividad debía tenerse como titular o patronal de la Orden, todos unánimemente contestaron que ésta, sin duda alguna. A pesar de haberse dictado algunos decretos restringiéndola, esta fiesta, que ya se había difundido por Inglaterra, Italia, España y América, se fue propagando rápidamente en el siglo XVII por el resto de Europa y algunas zonas de Oriente. España fue la primera nación en obtener del papa Clemente X Rezzonico, en 1674, el permiso para celebrar esta festividad en todos los dominios del Rey Católico.  A esta petición siguieron otras muchas, hasta que el veinticuatro de septiembre 1726 Benedicto XIII Orsini, tras haberla impuesto el año antes en los Estados Pontificios, la extendía a toda la cristiandad con rito doble mayor y con la misma oración y lecciones para el segundo nocturno que desde el siglo anterior rezaban ya los religiosos carmelitas. En la reforma del Beato Juan XXIII Roncalli de 1960 fue reducida a simple conmemoración, y en el calendario del uso ordinario es memoria libre. También fue introducida en los ritos ambrosiano,  caldeo, maronita, mozárabe y greco-albanés (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e  Iconografía de la Virgen con el Niño;  
    Tal como ocurre en el arte bizantino, que suministró a Occidente los prototipos, las representaciones de la Virgen con el Niño se reparten en dos series: las Vírgenes de Majestad y las Vírgenes de Ternura.
La Virgen de Majestad 
   Este tema iconográfico, que desde el siglo IV aparecía en la escena de la Adoración de los Magos, se caracteriza por la actitud rigurosamente frontal de la Virgen sentada sobre un trono, con el Niño Jesús sobre las rodillas; y por su expresión grave, solemne, casi hierática.
     En el arte francés, los ejemplos más antiguos de Vírgenes de Majestad son las estatuas relicarios de Auvernia, que datan de los siglos X u XI. Antiguamente, en la catedral de Clermont había una Virgen de oro que se mencionaba con el nom­bre de Majesté de sainte Marie, acerca de la cual puede dar una idea la Majestad de sainte Foy, que se conserva en el tesoro de la abadía de Conques. 
     Este tipo deriva de un icono bizantino que el obispo de Clermont hizo emplear como modelo para la ejecución, en 946, de esta Virgen de oro macizo destinada a guardar las reliquias en su interior.
     Las Vírgenes de Majestad esculpidas sobre los tímpanos de la portada Real de Chartres (hacia 1150), la portada Sainte Anne de Notre Dame de París (hacia 1170) y la nave norte de la catedral de Reims (hacia 1175) se parecen a aquellas estatuas relicarios de Auvernia, a causa de un origen común antes que por influencia directa. Casi todas están rematadas por un baldaquino que no es, como se ha creído, la imitación de un dosel procesional, sino el símbolo de la Jerusalén celeste en forma de iglesia de cúpula rodeada de torres. 
     Siempre bajo las mismas influencias bizantinas, la Virgen de Majestad aparece más tarde con el nombre de Maestà, en la pintura italiana del Trecento, transportada sobre un trono por ángeles.
     Basta recordar la Madonna de Cimabue, la Maestà pintada por Duccio para el altar mayor de la catedral de Siena y el fresco de Simone Martini en el Palacio Comunal de Siena.
     En la escultura francesa del siglo XII, los pies desnudos del Niño Jesús a quien la Virgen lleva en brazos, están sostenidos por dos pequeños ángeles arrodillados. La estatua de madera llamada La Diège (Dei genitrix), en la iglesia de Jouy en Jozas, es un ejemplo de este tipo.
El trono de Salomón
     Una variante interesante de la Virgen de Majestad o Sedes Sapientiae, es la Virgen sentada sobre el trono con los leones de Salomón, rodeada de figuras alegóricas en forma de mujeres coronadas, que simbolizan sus virtudes en el momento de la Encarnación del Redentor.
     Son la Soledad (Solitudo), porque el ángel Gabriel encontró a la Virgen sola en el oratorio, la Modestia (Verecundia), porque se espantó al oír la salutación angélica, la Prudencia (Prudentia), porque se preguntó como se realizaría esa promesa, la Virginidad (Virginitas), porque respondió: No conocí hombre alguno (Virum non cognosco), la Humildad (Humilitas), porque agregó: Soy la sierva del Señor (Ecce ancilla Domini) y finalmente la Obediencia (Obedientia), porque dijo: Que se haga según tu palabra (Secundum verbum tuum).
     Pueden citarse algunos ejemplos de este tema en las miniaturas francesas del siglo XIII, que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Francia. Pero sobre todo ha inspirado esculturas y pinturas monumentales en los países de lengua alemana.
La Virgen de Ternura
     A la Virgen de Majestad, que dominó el arte del siglo XII, sucedió un tipo de Virgen más humana que no se contenta más con servir de trono al Niño divino y presentarlo a la adoración de los fieles, sino que es una verdadera madre relacionada con su hijo por todas las fibras de su carne, como si -contrariamente a lo que postula la doctrina de la Iglesia- lo hubiese concebido en la voluptuosidad y parido con dolor.
     La expresión de ternura maternal comporta matices infinitamente más variados que la gravedad sacerdotal. Las actitudes son también más libres e imprevistas, naturalmente. Una Virgen de Majestad siempre está sentada en su trono; por el contrario, las Vírgenes de Ternura pueden estar indistintamente sentadas o de pie, acostadas o de rodillas. Por ello, no puede estudiárselas en conjunto y necesariamente deben introducir en su clasificación numerosas subdivisiones. 
      El tipo más común es la Virgen nodriza. Pero se la representa también sobre su lecho de parturienta o participando en los juegos del Niño.
El niño Jesús acariciando la barbilla de su madre
     Entre las innumerables representaciones de la Virgen madre, las más frecuentes no son aquellas donde amamanta al Niño sino esas otras donde, a veces sola, a veces con santa Ana y san José, tiene al Niño en brazos, lo acaricia tiernamente, juega con él. Esas maternidades sonrientes, flores exquisitas del arte cristiano, son ciertamente, junto a las Maternidades dolorosas llamadas Vírgenes de Piedad, las imágenes que más han contribuido a acercar a la Santísima Virgen al corazón de los fieles.
     A decir verdad, las Vírgenes pintadas o esculpidas de la Edad Media están menos sonrientes de lo que se cree: la expresión de María es generalmente grave e incluso preocupada, como si previera los dolores que le deparará el futuro, la espada que le atravesará el corazón. Sucede con frecuencia que ni siquiera mire al Niño que tiene en los brazos, y es raro que participe en sus juegos. Es el Niño quien aca­ricia el mentón y la mejilla de su madre, quien sonríe y le tiende los brazos, como si quisiera alegrarla, arrancarla de sus sombríos pensamientos.
     Los frutos, los pájaros que sirven de juguetes y sonajeros al Niño Jesús tenían, al menos en su origen, un significado simbólico que explica esta expresión de inquieta gravedad. El pájaro es el símbolo del alma salvada; la manzana y el racimo de uvas, aluden al pecado de Adán redimido por la sangre del Redentor.
     A veces, el Niño está representado durante el sueño que la Virgen vela. Ella impone silencio a su compañero de juego, el pequeño san Juan Bautista, llevando un dedo a la boca.
     Ella le enseña a escribir, es la que se llama Virgen del tintero (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Hermandad del Carmen de Calatrava, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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Página web oficial de la Hermandad del Carmen de Calatrava: www.carmendecalatrava.com 

La Hermandad del Carmen de Calatrava, al detalle:
- Sede Canónica: Capilla del Carmen de Calatrava (Cruz del Rodeo)
- Día de Salida Procesional: 15 de julio (procesión fluvial), y domingo posterior al 16 de julio

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