Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Mosqueta, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 24 de julio, es el aniversario del bombardeo (24 de julio de 1843) sobre la ciudad de Sevilla por parte del General Espartero, así que hoy es el mejor día para Explicarte la calle Mosqueta, puesto que en ella queda incrustada una bala de cañón, como "recuerdo" de aquel funesto día.
La calle Mosqueta es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; y va de la calle San Esteban, a la calle Muro de los Navarros. La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Recibe esta denominación, tras formarse la calle, en 1869. La mosqueta es un rosal de tallo espinoso y flexible, de flores blancas y pequeñas. Se ignora la razón de tal denominación, pero en la reforma general del callejero de 1868 fue habitual darle nombres comunes a barreduelas y calles pequeñas. La construcción de una pequeña manzana de planta triangular en la confluencia de San Esteban y Navarros, dentro de la operación urbanística emprendida en la Puerta de Carmona tras el derribo de la muralla, dio como resultado la formación de esta calle. Es, pues, de trazado rectilíneo y extremadamente corta; fue adoquinada en 1914 y dotada de aceras al año siguiente; hoy posee calzada de asfalto y aceras de losetas o cemento extendido directamente, en mal estado de conservación; cuenta con una única farola sobre brazo de fundición. El lado de los impares está formado por dos casas cuyas entradas abren respectivamente a San Esteban y Muro de los Navarros. En el de los pares, la manzana que dio origen a la calle es una casa de escalera de tres pisos, que hoy se encuentra desocupada, salvo en los bajos, con entrada por San Esteban, donde hay un comercio de ferretería [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Historia del Bombardeo a Sevilla en 1843;
No deja de ser asombroso que Sevilla tenga una plaza tan principal dedicada al Duque de la Victoria, que no fue otro que el general Espartero. Aunque es cierto que Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro (1793-1879) llegó a ser el espadón más popular de la España del siglo XIX (se le conoció como el "general del pueblo"), también lo es que fue el responsable directo de uno de los episodios más trágicos que ha vivido la ciudad: el ataque y bombardeo que sufrió entre el 18 y el 28 de julio de 1843.
Hoy, 24 de julio, es el aniversario del bombardeo (24 de julio de 1843) sobre la ciudad de Sevilla por parte del General Espartero, así que hoy es el mejor día para Explicarte la calle Mosqueta, puesto que en ella queda incrustada una bala de cañón, como "recuerdo" de aquel funesto día.
La calle Mosqueta es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; y va de la calle San Esteban, a la calle Muro de los Navarros. La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Recibe esta denominación, tras formarse la calle, en 1869. La mosqueta es un rosal de tallo espinoso y flexible, de flores blancas y pequeñas. Se ignora la razón de tal denominación, pero en la reforma general del callejero de 1868 fue habitual darle nombres comunes a barreduelas y calles pequeñas. La construcción de una pequeña manzana de planta triangular en la confluencia de San Esteban y Navarros, dentro de la operación urbanística emprendida en la Puerta de Carmona tras el derribo de la muralla, dio como resultado la formación de esta calle. Es, pues, de trazado rectilíneo y extremadamente corta; fue adoquinada en 1914 y dotada de aceras al año siguiente; hoy posee calzada de asfalto y aceras de losetas o cemento extendido directamente, en mal estado de conservación; cuenta con una única farola sobre brazo de fundición. El lado de los impares está formado por dos casas cuyas entradas abren respectivamente a San Esteban y Muro de los Navarros. En el de los pares, la manzana que dio origen a la calle es una casa de escalera de tres pisos, que hoy se encuentra desocupada, salvo en los bajos, con entrada por San Esteban, donde hay un comercio de ferretería [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Historia del Bombardeo a Sevilla en 1843;
No deja de ser asombroso que Sevilla tenga una plaza tan principal dedicada al Duque de la Victoria, que no fue otro que el general Espartero. Aunque es cierto que Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro (1793-1879) llegó a ser el espadón más popular de la España del siglo XIX (se le conoció como el "general del pueblo"), también lo es que fue el responsable directo de uno de los episodios más trágicos que ha vivido la ciudad: el ataque y bombardeo que sufrió entre el 18 y el 28 de julio de 1843.
Este ataque se enmarca dentro de la alocada, violenta y anárquica vida política española del siglo XIX. Para superar la profunda crisis política e institucional en la que la regente María Cristina de Borbón había sumido el reino, el progresista general Espartero se hizo con el poder tras un pronunciamiento que le llevó a ocupar el sillón de la regencia a la espera de que la reina Isabel II tuviese la mayoría de edad para poder ejercer plenamente sus funciones. Espartero era adorado por el pueblo. Como oficial había destacado en las guerras de independencia americana y, sobre todo, había sido el vencedor de la primera Guerra Carlista, con el famoso Abrazo de Vergara, de ahí su título de Duque de la Victoria. Sin embargo, cuando llegó a la cúspide del poder político, en 1840, se desveló como un gobernante de corte bonapartista e instauró una dictadura progresista de facto que terminó causando un gran malestar en la clase política, que pronto empezó a conspirar contra él. En 1843, tras la disolución de las Cortes y la destitución del presidente del Consejo de Ministros, Joaquín María López, el malestar estalló y varias ciudades españoles se rebelaron contra el regente, entre ellas Sevilla.
En el caso de Sevilla todo empezó el 11 de junio de 1843: una manifestación pacífica que proclamaba la adhesión a la Constitución, la figura de Isabel II y las libertades (dardos envenenados contra Espartero) fue sangrientamente reprimida por un regimiento gubernamental, lo que casuó la indignación de los sevillanos y su Ayuntamiento, que tras intentar apaciguar los ánimos decidió sumarse a la rebelión contra el Duque de la Victoria. Y lo hizo a la manera romántica y grandilocuente del siglo XIX, jurando los señores concejales "morir en su puesto o arrojar a los satélites de un gobierno, el más injusto y opresor". Tras unas negociaciones con el Capitán General, la guarnición militar abandonó Sevilla y la ciudad empezó a organizarse para su defensa, movilizando a las milicias ciudadanas, fortificando los puntos débiles y recabando munición.
La reacción de Espartero, que ya se veía ante una sublevación general, no se hizo esperar. El general Van Halen atacó Sevilla el día 18 julio, registrándose los primeros combates en las cercanías de la Cruz del Campo. Pero no sería hasta la llegada del propio general Espartero a las afueras de la ciudad, el día 23 de julio, cuando empezó el ataque más duro. Tras un fracasado intento de negociación con las autoridades municipales para que depusieran su actitud, el día 24, a las cinco de la mañana, comenzó un intenso bombardeo con artillería de gran calibre para la época, que duraría hasta bien entrada la noche.
Sin embargo, y pese a la complicada situación de Sevilla, el tiempo corría en contra del general Espartero. La sublevación estaba calando en toda España y el día 27 el propio Ministerio de la Guerra le mandó un mensaje en el que se le avisaba que de seguir con los ataques contra Sevilla sería considerado un traidor, con todas las consecuencias negativas que eso traería para su persona. Espartero comprendió que su situación en España era insostenible y el mismo día 28 huyó para embarcarse en el Puerto de Santa María rumbo a Inglaterra. Eso sí, se llevó consigo la caja de caudales del Tesoro y algunos de sus ministros. Espartero no volvería a España hasta 1848, cuando aún le quedarían por protagonizar algunas peripecias políticas.
El bombardeo de Sevilla afectó principalmente, aunque no solo, a los barrios de San Bernardo, Puerta Osario, Puerta de la Carne o la Calzada. La Iglesia de San Benito, en cuya torre se colocó un cañón de las tropas asaltantes, sufrió graves daños que no se restaurarían hasta 1888-1889.
Aunque no se tienen datos exactos, las autoridades sevillanas aseguraron que eran muchas las casas destruidas y los escombros inundaban las calles. Se calcula que fueron 600 las bombas y 900 las balas rasas lanzadas contra la ciudad. Todavía hoy quedan algunas huellas de aquel bombardeo, principalmente cuatro:
-Un proyectil empotrado en la fachada de la pollería que se encuentra en la esquina que forman las calles Mosqueta y San Esteban.
-Un proyectil en los muros del Palacio de los Mañara, actual edificio perteneciente a la Consejería de Cultura, en el Barrio de San Bartolomé.
-Algunos desperfectos en el suelo del Archivo de Indias.
-Algunos desperfectos en la azotea de la Fábrica de Tabacos, actual Universidad de Sevilla, en el que se puede leer un azulejo que reza: "En el sitio y bombardeo que sufrió esta ciudad, por haverse alzado y negado la obediencia al regente del Reyno Duque de la Victoria, cayó y rebentó una bomba en este sitio a las doce del día 22 de julio de 1843".
El 2 de agosto, el Gobierno de la Nación concedió a la ciudad, en nombre de Isabel II, el título de Invicta por su resistencia a los ataques de Espartero (Diario de Sevilla).
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