La pintura "Paisaje con animales", de Jan Brueghel, en la sala IX del Museo de Bellas Artes

      Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "Paisaje con animales", de Jan Brueghel, en la sala IX del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.

     El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.

      En la sala IX del Museo de Bellas Artes podemos contemplar la pintura "Paisaje con animales", de Jan Brueghel, pintada hacia 1620 en óleo sobre lienzo, en estilo barroco, con unas medidas de 0,65 x 0,67 m., procedente de la Donación de Dº Rafael González Abreu.

   Protagonizan la composición unos robustos árboles de densas y tupidas copas, que bordean un curso fluvial de rica vegetación en sus orillas. En los claros del bosque, sobre la pradera, en actitud calmada, el reino animal se nos presenta en toda su riqueza de especies. Por parejas leones, ciervos, ardillas, aves palmípedas y acuáticas, árboles frutales y arbustos e flor... comparten este fragmento de selva y naturaleza salvaje, mientras que, en las ramas y copas de los árboles, simios y aves exóticas de brillantes colores recurso típico de las composiciones de conciertos y alegorías del estilo de Brueghel. A escala diminuta, en un claro de la maleza, se representan las figuras de Adán y Eva, casi inadvertidas, debajo del Árbol de la Vida antes de caer en el pecado (Génesis 2). Todo el conjunto completa una idílica visión del Paraíso.

   La luz que inunda la mitad izquierda de la composición, bien utilizada por Brueghel para conseguir profundidad, permite matizar los colores mediante veladuras que consiguen los efectos lumínicos y resalta las calidades de los animales.

   Una fuerte nota anecdótica lo invade todo, contrastando con lo cuidado del dibujo y el fuerte impacto cromático.

   La particularidad y con ello el interés iconográfico de esta tabla, consiste en ser la representación de un modelo de paisaje meridional, principal arquetipo del paisaje mediterráneo idealizado, interpretado por una sensibilidad septentrional, cuyas referencias imaginarias vienen expresadas por la inclusión de elementos foráneos en cuanto a la flora y la fauna, de origen mediterráneo, en el contexto de una composición paisajística plenamente flamenca.

   Hacia 1590 surge un nuevo tipo de paisaje flamenco, ya presente desde hace algunas décadas en el dibujo. el aspecto panorámico desaparece y la atención se centra casi exclusivamente en el primer plano. Las montañas y rocas que dominaban los paisajes anteriores son sustituidos por árboles y la línea de fuga hacia la lejanía suele estar delimitada. 

 Jan Brueghel contribuyó de manera significativa a este nuevo tipo de paisaje. La particularidad y con ello el interés iconográfico de esta tabla, consiste en ser la representación de un modelo de paisaje meridional, el paraíso terrenal (principal arquetipo del paisaje mediterráneo idealizado), interpretado por una sensibilidad septentrional, cuyas referencias imaginativas vienen expresadas por la inclusión de elementos foráneos en cuanto a la flora, como bosques de palmeras, árboles frutales, etc... de tipo mediterráneo, en el contexto de una composición paisajística plenamente flamenca.

   La escena representada en esta composición es una referencia al pasaje del Génesis 2.

   De esta composición se conserva una réplica original (Berlín, Gemäldegalerie), así como diversas copias de seguidores que hablan del éxito de esta composición (web oficial del Museo de Bellas Artes de Sevilla).

   La prolífica y atractiva escuela flamenca del siglo XVII tiene en el Museo de Bellas Artes de Sevilla algunos ejemplares de notorio interés.

   Jan Brueghel, llamado de Velours, nació en Bruselas en 1568 y murió en Amberes en 1625. En su juventud estuvo en Italia, donde en Roma fue protegido por el cardenal Federico Borromeo. En 1609 regresó a Amberes, donde fue nombrado pintor de la Corte de los Archiduques Alberto e Isabel. Fue especialista en la ejecución de paisajes que animó con figuras de pequeño tamaño para representar escenas mitológicas, históricas, religiosas y alegóricas, al tiempo que pintó numerosas escenas que reflejan ambientes populares. Fue también  pintor de flores, realizando todas sus obras con estilo cuidadoso y pormenorizado, plasmado con una alta calidad técnica. De su copiosa producción se conservan en el Museo de Bellas Artes dos obras que si bien son de tono menor y evidencian ser creaciones de taller, no dejan de mostrar su impronta. Son un Paisaje con animales y un Paraíso Terrenal, obras ambas en las que aparecen frondosos fondos de arbolado con variedad de animales minuciosamente descritos (Enrique Valdivieso González, Pintura en El Museo de Bellas Artes de Sevilla. Ed. Gever, Sevilla, 1991).

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