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lunes, 5 de junio de 2023

Los principales monumentos (Castillo de Tavizna o de Aznalmara; Ermita de San Blas; Iglesia de San Pedro apóstol; y otros lugares de interés) de la localidad de Benaocaz, en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo de Tavizna o de Aznalmara; Ermita de San Blas; Iglesia de San Pedro apóstol; y otros lugares de interés) de la localidad de Benaocaz, en la provincia de Cádiz.
           Está constatada la ocupación del solar de Benaocaz desde el neolítico a través de diversos restos y, sobre todo, de los refugios rupestres de la Manga. Otros yacimientos significativos se encuentran en la Sima de la Veredilla (VI a. C.), restos fenicios en las Vegas del río Majaceite, celtas y romanos, como lo atestiguan los fragmentos de pavimento encontrados en el antiguo camino de la Manga y en el Arroyo Seco. Pero la población fue fundada por los musulmanes en el 715, convirtiéndose en 1485, tras su conquista, en señorío del marqués de Cádiz, don Rodrigo Ponce de León (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).   
     En las estribaciones de la Sierra de Ronda y en plena Sierra de Grazalema, la población de Benaocaz se asienta entre las Sierras del Caíllo y del Endrinal, junto al río Tavizna, que cruza el término. Se sitúa entre las cotas 769 y 810 metros, con una pendiente media del 20 %, y con la Sierra de Pinal y el peñón de San Cristóbal como cumbres más destacadas. Muy cerca del río Tavizna, a unos kilómetros al Noroeste del pueblo, se encontraba el poderoso castillo de Aznalmara, cuyas ruinas pueden aún verse en la carretera que une Ubrique con El Bosque. Más al Sur y en la misma línea Oeste, se encontraba el castillo de Fátima. Estos dos castillos que parecían proteger a Benaocaz, enlazaban su línea defensiva por el Sur con los de Jimena y Castellar de la Frontera.
     El núcleo urbano se encuentra, en un nivel superior de la ladera, casi encima del de Ubrique. Sus altitudes más significativas son: la Plaza de la Iglesia, 793 m.; la Plaza del Ayuntamiento, 787,5 m.; y la Ermita del Calvario, 847,5 m.
     Posee una trama urbana formada por calles de escasa sección, de trazado irregular y desarrollo lineal, en adaptación a la pendiente, por lo que muchas de ellas están escalonadas. Sus manzanas son irregulares y de forma y tamaño adaptados a la topografía. En el perímetro del casco, y en especial en los extremos longitudinales y en el límite con el Barrio Nazarí, existe una casi total indefinición de la trama urbana. El Barrio Nazarí, o Barrio Alto está situado al Este y no está habitado.
     Tiene una estructura urbana formada por calles que, herencia de antiguos caminos, se caracterizan por ser estrechas y sinuosas y con mayores pendientes que en el casco. De las edificaciones sólo quedan muros de piedra de alturas variables y casi en ruinas.
     La tipología residencial predominante responde a la vivienda unifamiliar semiagrícola con dependencias traseras destinadas a uso pecuario. El caserío posee normalmente una o dos plantas. Como la mayoría de los pueblos de la Serranía presentan sus fachadas encaladas. Asimismo, también poseen las típicas tejas moriscas tan usadas en la zona.
     En general la edificación se encuentra en buen estado. También se conservan algunas viviendas fechadas en los primeros años del siglo XIX (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
          Benaocaz, pequeño enclave de sólo 729 habitantes situado en la falda de una montaña kárstica en la que pastan rebaños de cabras.
     El barrio Nazarí compone la parte más antigua de la población, de fundación musulmana. En la plaza de las Liberta­des, el Ayuntamiento es un notable edi­ficio barroco construido a finales del siglo XVIII. La parroquia de San Pedro se sitúa en la plaza de la iglesia. Fue levantada en el siglo XVI en el lugar de la mezquita islámica y es de estilo renacentista, aunque sufrió alguna reforma en el siglo XVIII. En ella se guardan dos imágenes interesantes: el Amarrao, un Cristo atado a la columna, y el Enclavao, un Crucificado esculpido por Antonio Acien en 1717.
     En las cercanías del pueblo, en la cumbre de un escabroso cerro, en las proximidades del río Tavizna, se encuentran los restos del importante castillo de Aznalmara o de Tavizna, cuyo camino de acceso más fácil se encuentra junto al puente que cruza el río en la carretera de El Bosque a Ubrique (Rafael Arjona, y Lola Wals. Guía Total, Cádiz, Costa de la Luz. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2008).  
     Benaocaz, diminuto enclave situado como a 1 km en la falda de una montaña kárstica por la que andurrean rebaños de cabras.
     El Ayuntamiento es un notable edificio de carácter barroco construido a finales del siglo XVIII. La Iglesia Mayor es de estilo renacentista y en su construcción se emplearon piedras procedentes de una antigua mezquita (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Castillo de Tavizna o de Aznalmara
     Construido en el siglo XIII y citado en las crónicas del siglo XV como castillo de Aznalmara. Se eleva sobre un imponente cerro desde el que se otea el valle del río Tavizna. Formó parte de la línea defensiva de la banda morisca, distinguido en la defensa del territorio que se extiende entre Benaocaz y Arcos. Por ello su posesión fue muy disputada entre cristianos y musulmanes, y hasta que en 1485 lo tomó definitivamente el marqués de Cádiz, pasó por diversas manos. Prueba de la importancia estratégica del bastión es el gran patio de armas con su gran aljibe con bóveda de cañón. Otro vestigio de su fábrica en gran parte derruida, es la torre del homenaje de planta cuadrada y con acceso en acodo. Ha perdido la cubierta, aunque conserva parte del almenado, además de un arco con aspilleras. Frente a esta torre se levanta fragmentariamente otra, de sección cuadrada (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).  
     Sobre un pronunciado cerro que domina una amplia zona del valle del río Tavizna se yerguen los restos de una interesante fortaleza medieval. Los datos históricos que de ella existen hablan de su importancia, pues fue tomada dos veces por las tropas cristianas y reconquistado otras dos por los nazaríes. Hoy día queda una estructura muy alterada por reformas efectuadas durante la Guerra de la Independencia (1804-1814).
     No obstante, quedan vestigios del alcázar, su torre principal o del homenaje, la red de muros defensivos y varios aljibes (uno podría ser anterior al castillo). Habría que incluirlo en la categoría de "Sajra" o puesto fortificado de pequeño tamaño emplazado en lugar estratégico. Se suelen recoger cerámicas medievales y modernas y Antón Solé y Orozco Acuaviva lo catalogaron como de estilo granadino (nazarí). Formaría parte de una red defensiva nazarí, junto con los de Olvera, Zahara, Setenil, Espera y Ubrique. Posiblemente se asiente sobre un yacimiento ibérico y romano a juzgar por las sigillatas y, sobre todo, bordes de ánforas íberopúnicas halladas a mitad de la ladera. Podría tener una estratigrafía muy interesante por ser un lugar estratégico privilegiado.
     Al igual que otras muchas fortificaciones cercanas, Aznalmara cuenta con una escasísima documentación que refleje el devenir de su historia.
     El actual vocablo que identifica a la fortaleza de Tavizna ha sufrido varias modificaciones léxicas. Concretamente el nombre con el que actualmente se designa a la fortaleza de Aznalmara se puede estudiar como derivación y transformación de Hisn al Marur. "La fortaleza del agua amarga" sería la interpretación de Aznalmara.
     Aznalmara podría relacionarse con algunas de las fortalezas recogidas en la crónica Rawd al Quirtas, escrita por Ibn Abi Zar' en el primer tercio del siglo XIV. En ella se menciona que el meriní Abu Yaqub entregó al sultán nazarí Ibn al Ahmar en noviembre de 1293 una serie de fortalezas como recompensa por su ayuda. Principalmente se pactaron las de Algeciras (al Yazira) y Ronda (Runda) y los castillos que estaban en su área de influencia administrativa. Algunos de estos castillos eran lindantes con la frontera cristiano nazarí como el de Algar (al Qar), Cardela (Qardala), Setenil (al-Sitil), al-Sujairat (Zahara).
     La fortaleza de Aznalmara estuvo en el lote entregado por depender de la cora de Ronda, quedando situada espacialmente entre las Cardela, Algar y Zahara. Es por lo que se podría proponer como hipótesis que Aznalmara proviene de "hisn al Marur" y que una interpretación podría ser la de "fortaleza del agua amarga". En su Descripción del reino de Granada, Simonet traduce Aznalmara como "castillo de la mujer". 
     Hasta el periodo nazarí no se tienen datos documentales de esta fortaleza.
     Por la cerámica que se encuentra en Aznalmara se puede establecer la posibilidad de que el origen de la fortaleza fuese un oppidum íbero. Otros restos cerámicos como la terra sigilata, indican un posible asentamiento romano.
     Este asentamiento íbero romano que domina una estratégica zona con abundante agua y una fértil tierra a su alrededor fue un magnífico asentamiento para los beréberes que dominaron la sierra tras la ocupación de la Península Ibérica el año 711.
     En el año 1239 pasa a manos nazaríes tras un periodo incierto de dominación meriní. Los granadinos se encargaron de defenderla hasta que en 1410 fue conquistada por los ejércitos cristianos. El promotor de este hecho fue el Infante Don Fernando, el cual tras la conquista de Antequera mandó combatir al Condestable Rui López Dávalos contra las fortalezas de Teba, Cauche, Xebar y Aznalmara.
     Tras la conquista se estableció un contingente militar, quedando como alcaide el arcense Pedro Mateos de Palacios. Fue de nuevo tomada por los nazaríes hasta que en 1416 pasó durante un breve periodo de tiempo a ser castellana. No lo hizo definitivamente hasta 1485 tras la caída de Ronda, durante una fuerte ofensiva a la serranía desarrollada por un contingente militar proveniente de Jerez y Arcos, tomando junto a Aznalmara, Villaluenga, Benaocaz, Grazalema, Ubrique, Cardela, Archite y Audita, hechos que motivaron que le fuera concedido a Ponce de León el Señorío de las Siete Villas.
     En 1492 pasó gracias a la herencia dejada por Ponce de León a su hija. En el repartimiento llevado en el Señorío en 1502 por la duquesa de Arcos doña Beatriz de Pacheco Aznalmara no se repobló, quedando la fortaleza despoblada y absorbida su población por la villa de Ubrique (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
      
Ermita de San Blas
     Edificada con el dinero aportado por el conjunto de la población, pero con especial contribución de una indiana, doña Juana Ahumada, que desde América efectuó un importante dona­tivo. Fue levantada en 1716 y rehecha en 1924. Sigue el modelo de una sola nave cubierta por bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones de refuerzo, testero plano y acceso por uno de los lados menores. El hastial presenta el hueco en­ marcado por alfiz, como reminiscencia de la tradición mudéjar, una hornacina superior y como remate una espadaña de triple piñón de fábrica moderna. Los muros perimetrales enjalbegados y de rústico acabado, le confieren un aspecto medieval. En su interior conserva pocos enseres de interés. Cuando menos resulta llamativo el revestimiento pictórico de la capilla mayor, que imita un retablo con un cuerpo principal de tres huecos, abiertos en el muro para alojar las imágenes de San Blas flanqueada por las de San Lázaro y una Dolorosa de vestir, y un ático, con la concavidad real, donde se aloja un pequeño crucifijo. El mural cubre una bóveda que parece de crucería con motivos vegetales y cuatro medallones con temas eucarísticos. Los semicírculos de la parte superior de los muros laterales también están decorados con formas vegetales y geométricas, con una ventana fingida en el de la izquierda. En una hornacina de este lado de la iglesia hay un pequeño San José, dieciochesco, bajo un tabernáculo de marquetería (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).  
     A la ermita se accede a través de una puerta de doble hoja situada en la fachada principal, coronada por un campanario.
     La estructura interna es de una sola nave, con una cúpula de cañón que tiene como dependencia aneja una sacristía situada a la izquierda del altar. La cubierta tanto de la ermita como de la sacristía es a dos aguas. La ermita está adosada al cementerio de la localidad pero sólo vamos a describir la ermita. Los muros son de mampostería (piedra, barro y cal) con un grosor aproximado de 50 cm. La cúpula es de ladrillo de barro, y el armazón de la techumbre es de rollizo, caña y barro, con la cubierta de teja árabe. El suelo es de ladrillo de barro rojo. En la parte del coro tiene una pequeña ventana, en el lateral derecho de la nave tiene otra, y en la sacristía otra que da al cementerio. Como elementos decorativos podemos señalar las molduras del techo El altar mayor está compuesto por tres altares que son pequeñas hornacinas horadadas en el muro. El la nave existen los huecos de antiguos altares, uno en el muro derecho y otro en el muro izquierdo. Esta ermita es un centro clave de religiosidad popular de la localidad donde tiene su sede el co-patrón San Blas. A su dimensión social, se le une su valor histórico - siglo XVIII- y el que originariamente fuera la ermita del Cementerio Parroquial (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Iglesia de San Pedro Apóstol
     Fue construida en su mayor parte durante el siglo XVI sobre los restos de la mezquita musulmana. Pero sufrió reformas en el siglo XVIII, como prueba el cuerpo de campanas de la torre, de balcones y rematado con un chapitel piramidal, que remite a los modelos sevillanos. En la actualidad está siendo sometida a una importante restauración. En el interior se aprecian aún más las intervenciones puntuales realizadas durante el barroco. La capilla sacramental, de nueva planta, se cubre con una cúpula decorada con yeserías barrocas. En este lugar se encuentran algunas de las obras de arte que han sobrevivido a la aza­rosa vida del edificio, el Cristo de la Columna llamado «el Amarrao» que ha sustituido al desaparecido en los años treinta del siglo XX, y un Crucificado conocido como «el Enclavao», que lleva la firma de su autor («ANTONIUS ACIEN ISO») y la fecha de ejecución (parece que 1717) en el sudario. De otras hermandades son el Cristo yacente, en su urna del XIX, que pertenece a la del Sepulcro, y el Nazareno de vestir, además de la Dolorosa de candelero del académico Juan Luis Vasallo. A este autor pertenecen una talla de San José (1952) y otra de la Virgen del Carmen (1941), ambas de talla completa y policromada (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).  
     La Iglesia consta de tres naves, la central más alta y ancha que las laterales, con ábsides de testero plano. Las naves se separan entre sí por arcos de medio punto, que se apoyan sobre columnas formadas por tambores cilíndricos. La nave central tiene bóveda de cañón cruzada por arcos fajones decorados con lunetos y a sus pies se encuentra el coro, con alto carpanel y en los laterales las puertas de acceso. La cúpula del ábside de la nave de la izquierda es de yesería, con cuatro cascas, separadas por pilastras decoradas profusamente con motivos mixtilíneos con un óculo en cada uno de ellos. El ábside de la nave central, que carece de retablo, está ocupado por un crucificado de mediados del siglo XVIII.
     Alberga en su interior varias capillas adornadas. En la nave de la izquierda dentro de las cuatro capillas pequeñitas nos encontramos con las siguientes imágenes (desde la puerta hacia el altar): San José y Virgen de Fátima, en un altar de madera; Virgen del Carmen en un altar de yeso; El Señor en el Sepulcro, en una cripta, una Dolorosa; un cuadro de las ánimas (de gran devoción)-; un Nazareno, la Soledad (ambos en un altar), y el Cristo de la Columna (en otro altar). En la nave de la derecha se sitúan: un corazón de Jesús que tiene a S. Pedro a su izquierda y un S. Esteban a la derecha, sobre un pedestal de madera; a su derecha una Inmaculada en una hornacina horadada en el muro; a la derecha de ésta una Virgen del Rosario ;y a su derecha, un San Francisco con Santa Ana a su izquierda y S. Antonio a su derecha. La bóveda de cañón es de ladrillos de barro; la armadura de la techumbre es de rollizo, caña y yeso, y las cubiertas son de teja árabe.
     Los muros son de mampostería (piedra, cal y arena); y las tres pilastras que separan la nave central de las laterales son de piedra. El suelo es de mármol blanco. Tiene tres puertas de acceso: las dos principales -una en cada lateral- y la de acceso a la sacristía. La nave central tiene bóveda de cañón cruzada por arcos fajones decorados con lunetos. En la nave de la izquierda se localizan cuatro pequeñas capillas. Este inmueble es el centro de la actividad religiosa oficial de la localidad al ser Templo Parroquial y sede de las Hermandades de la misma. A su dimensión social se le une la dimensión histórico-artística, ya que data del S.XVIII. Necesita urgentemente obras de restauración de la cúpula y techumbre (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Otros lugares de interés
     La ermita del Calvario se encuentra fuera del casco histórico y muy por encima del pueblo. Fue construida a principios del siglo XVIII con una  notable sencillez y presenta una nave, con espa­daña en fachada.
     Conserva Benaocaz la huella de la presencia morisca en su caserío, en el conocido como Barrio Nazarí y dispuesto sobre las cotas más elevadas de la población. Aunque las edificaciones sólo pueden remontarse, como mucho, al siglo XVII, aún puede reconocerse el pasado medieval en la trama urbana.
     Entre las construcciones civiles encontramos otros elementos significativos, como la fuente de fines del XVIII, enriquecida con un muro de cantería decorado con pilastras toscanas que sostienen un frontón partido. El Ayuntamiento sigue el modelo de los construidos bajo el gobierno de Carlos III. Posee una ostentosa fachada, estructurada en dos plantas, con sendas galerías y luce en el ático el escudo real.
     En el número 2 de la plaza del Ayuntamiento hay una casa que conserva una fachada del siglo XVIII, de tres plantas, con el hueco de acceso flanqueado por pilastras toscanas que sostienen un abultado entablamento.
     El Museo Histórico del Parque Natural Sierra de Grazalema, expone a lo largo de sus siete salas testimonios materiales del proceso de ocupa­ción de la comarca, desde el neolítico, siendo de destacar el conjunto de útiles de labranza, que recuerdan los hábitos y costumbres de los agricultores de la zona (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005). 
Ermita del Calvario. Para llegar al Calvario, es necesario subir un empinado y angosto camino realizado en cemento, que combina las rampas con algunos escalones. Este camino asciende formando semicírculos desde la base de la localidad hasta la ermita. La estructura del calvario es simple: una nave a dos aguas con campanario delante, y casa de la Santera. Muros de ladrillo y cemento. El armazón de la techumbre es de viguetas y bovedillas. La cubierta es de teja. Los suelos son de ladrillos de cemento -cemento, cal y arena- de color blanco y negro. Al interior del calvario se accede a través de una reja de hierro de doble hoja. En el interior hay un zócalo que bordea la estancia donde está situado el cristo. Destacando la gran cantidad de flores y velas encendidas. Al interés histórico del Calvario fundado en el siglo XVIII, hay que unir la dimensión social del mismo al constituir un centro de religiosidad popular clave de la localidad (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Barrio Nazarí
. La zona alta del actual casco urbano de Benaocaz se halla completamente despoblada, pero el trazado de sus laberínticas calles, su pavimento fechable en el siglo XVI y la estructura de su parcelario demuestran su claro origen nazarí. Durante las prospecciones realizadas por Guerrero Misa se recogieron fragmentos cerámicos en abundancia de los siglos XV y XVI en varios solares y en 1987, ante la posible destrucción de gran parte del barrio por la construcción de una nueva ronda de acceso se excavó parte del mismo. Los resultados de la excavación (con el hallazgo de muros del siglo XVI e indicios claros de habitación islámica, sobre todo nazarí y almohade, e incluso presencia romana, los restos más antiguos fueron datados en el siglo IV d.C. Sería entonces un lugar de paso y control hacia la Manga de Villaluenga, vía natural de comunicación con la Serranía de Ronda desde la Prehistoria.
     El exhaustivo estudio urbanístico, histórico y artístico realizado a raíz de esta intervención, tuvo como resultado la paralización de las obras y el inicio de los estudios previos para la realización de un plan de restauración integral del Barrio Nazarí.
     Los restos arquitectónicos visibles corresponden a los siglos XVII y XVIII, momentos en el que el municipio alcanza un mayor esplendor y se reforman la mayoría de las viviendas. 
     Hoy día, el barrio conserva el entramado urbanístico, parcelario y la volumetría de las viviendas andalusíes, con calles empedradas, viviendas fortificadas a modo de torres, puentes y fuentes alrededor, en las que se desarrollaba la vida de sus habitantes.
     Existen restos almohades, pero tras el desplazamiento de la frontera a mediados del siglo XIII hacia esta zona, Benaocaz se configuró como uno de los enclaves situados en la frontera occidental del Reino Nazarí de Granada. En 1485 se conquistó Ronda y se sometió la Serranía de Villaluenga. En 1490 toda ella se concedió en señorío a Rodrigo Ponce de León, Duque de Cádiz (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Fuente Allá
. Fuente ubicada en el ámbito urbano, en la c/ de la Fuente. Se trata de un conjunto compuesto por una fuente para el abastecimiento humano y abrevadero para las bestias; antaño fue empleada también como lavadero. En el lateral izquierdo se encuentra situado el abrevadero formado por cinco pilares de cantería unidos entre sí; a la derecha del mismo se halla la fuente (estilo Carlos III), surtida por cuatro caños sobre tres escalones; a su derecha, añadida recientemente, se encuentra una nueva fuente con un único caño. Una cruz corona el conjunto. La fuente está construida con sillares de piedra; el abrevadero con piedras de cantería. Este complejo hidráulico forma parte de la red local tradicional para el abastecimiento de agua y constituyó también un importante centro de interacción social. En la actualidad, sigue funcionando como fuente y abrevadero y conserva esta función de centro para la sociabilidad. Es de destacar también su importante valor histórico, como obra de la ilustración, porque fue construida en el siglo XVIII durante el reinado de Carlos III (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Ayuntamiento. S. XVIII: de estilo Barroco, se compone de dos plantas, reflejadas al exterior en dos galerías con vanos de medio punto, formando calles, estando la central rematada por el Escudo Real Borbónico. La cubierta es de teja árabe. Posee un archivo con documentos históricos a partir del S. XVI (Ayuntamiento de Benaocaz).
Casa
. Vivienda de tres plantas y patio lateral. La planta baja tiene tres crujías con dos bloques adosados (cocina y talleres). En la primera crujía, de derecha a izquierda, se sitúan tres piezas: un dormitorio al que se accede desde la segunda crujía; el zaguán, tras el acceso de la vivienda; y una pieza a la que se accede desde la segunda crujía en la que se ubicaba un salón, que se usaba como costurero. A la segunda crujía se accede desde el zaguán y está compuesta por un distribuidor pequeño, a la derecha del cual hay un saloncito, (desde el que se accede a un dormitorio de la primera crujía) y a otro dormitorio de esta crujía; hay también una alacena, escaleras de acceso a la primera planta, la puerta de acceso al patio y bajo la escalera otra alacena; en la tercera crujía se encuentra la cocina. En la segunda planta hay tres crujías: la primera la recorre un amplio salón; a la segunda llegan las escaleras y en el extremo izquierdo se ubica un despacho; en la tercera se localizan varias piezas como habitaciones, dormitorios y un aseo. En la tercera planta está el soberao, estando las atrojes en la segunda crujía que es más estrecha. estrecha. Las aguas del tejado van a dar al exterior hacia la plaza y la parte trasera. Piedra y argamasa para los muros de mampostería; ladrillo tosco a soga y tizón para los de carga y de separación. Cubierta de cañizo, vigas de madera de quejigo y álamo, teja morisca. Madera (pino y roble) para los cierres.
      Baranda de hierro. Hierro forjado para los enrejados. Muros de carga que sostienen: techos de bovedilla, raso y de cuartizo; cubiertas de cañizo y tejas moriscas a dos aguas; armadura de par y nudillo. Suelos de ladrillo rojo y tosco (de un tejar que había en el pueblo), para todas las habitaciones a excepción de unos anejos de la cocina hechos recientemente de terrazo; los del soberao son de yeso; empedrado en el patio. Las puertas que cierran las habitaciones son todas de madera y algunas con cristalera incorporada; el portón de la calle es de dos hojas, mientras que la puerta que comunica el zaguán con el cuerpo de casa es de una sola hoja. Entre los vanos hay que destacar: el chinero localizado en el cuerpo de casa; la alacena situada bajo la escalera y que da a la cocina así como el archivador de documentos del dueño de la casa, que se sitúa sobre dos escalones. Labrados de las hojas de las puertas. Ventanas, suelos y puertas policromadas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Plaza de Toros. La plaza de toros es redonda, construida con muros de tapial. Tiene una puerta de acceso de doble hoja, un chiquero adosado a la plaza, un muelle por donde entran los toros a la plaza, y una manga.
     La plaza está escarbada en la tierra, estando por debajo del nivel de tierra de su entorno. No tiene asientos en el interior, por lo que las personas que acuden al espectáculo se sientan en el muro o de pie detrás de los que están sentados.
     Muros de tapial. El interior de la plaza es de tierra al igual que la parte que rodea a la plaza. En cuanto a los vanos, hay una entrada para los toreros, una puerta de chapa de doble hoja; un muelle o entrada para los toros; y una manga o salida lateral de vacas. Hay también un chiquero, donde los toros esperan la salida. Hay cuatro entradas al burladero, donde se sitúan los toreros.
     El interés etnológico de esta plaza de toros radica no sólo en su interés histórico -data del S. XIX-, sino también a la dimensión social de este inmueble que sigue siendo utilizado en la actualidad. Las sucesivas corporaciones locales y el conjunto del municipio, conscientes de la importancia y valor de su patrimonio, han tratado de conservarla de la mejor manera posible. Sin embargo, sería necesaria la intervención en algunas zonas para restaurar algunas actuaciones pasadas como las del muelle, la puerta de acceso de los toreros, y la restauración que sustituyó algunas partes del muro original, que tuvieron como resultado la desmejora considerable el inmueble (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
          
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