Hoy, 8 de junio, Solemnidad (jueves posterior a la Solemnidad de la Santísima Trinidad, en Sevilla) del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, quien, con estos alimentos sagrados, ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la Resurrección [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte el Corpus Christi, en Sevilla.
“Cada año celebra nuestra Santa Madre Iglesia el inefable misterio del Sacramento del Altar, un día que para esto tiene señalado. Este se llama el día del Corpus. Es día de alegría grande, porque merece tanto alborozo tanto día”. Con estas palabras el escritor y moralista seiscentista Juan de Zabaleta en su conocida obra El día de fiesta por la mañana resumía la trascendencia de esta festividad, celebrada durante los siglos del barroco con gran esplendor y que sigue acaparando en la actualidad la atención de multitud de fieles en Sevilla, ciudad en la que han perdurado pretéritas costumbres aunque otras muchas se han transformado o adaptado a los nuevos tiempos.
Debemos remontarnos al siglo XIII para hallar el germen de esta festividad, relacionada con hechos prodigiosos y milagrosos –visiones de Juliana de Lieja y milagro de la misa de Bolsena- que se interpretaron como la necesidad en la iglesia de una celebración que glorificase el Sagrado Cuerpo de Cristo. Fue finalmente Urbano IV con la bula Transiturus de hoc mundo (1264) quien la instituyó y Clemente V la ratificó en el Concilio de Vienne de 1311. Pocos años más tarde, en 1317 el papa Juan XXII la reglamentó, estableciendo la solemne procesión y la octava. No obstante, fue en el Concilio de Trento (Decreto sobre el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, sesión, XIII, cap. V, 11 de octubre de 1551) donde se impulsó la trascendencia de esta celebración.
Si bien se tienen referencias de que en algunas ciudades españolas se organizaban procesiones en la primera mitad del siglo XIV, las andaluzas se unieron a esta solemnidad a finales de la centuria, aunque ya hay alguna noticia -aunque muy breve- de un desfile eucarístico en Sevilla en 1363.
Los elementos constitutivos de la fiesta del Corpus, y de su preparación, se fijaron desde antiguo, como se puede constatar en una jugosa descripción del Corpus de Sevilla de 1454 proporcionada por Gestoso en la que ya se vislumbran muchas de las características que la conformarán posteriormente: limpieza de las calles por la que transcurría la procesión, utilización de toldos y cubrición de los espacios con plantas aromáticas, adorno de las fachadas, participación de músicos y carros –denominados rocas-, que transportaban personas que figuraban a Jesús, la Virgen, San Francisco, Santo Domingo y los cuatro evangelistas y el culmen de la procesión, el arca “destinada al Cuerpo de Dios”, que iba rodeada de músicos eclesiásticos, como escribe Clara Bejarano. Tras la finalización el cabildo “obsequiaba á sus convidados con cerezas, brevas, ciruelas y vino blanco”, viandas que se ampliaron en 1530 con “ternera, pollos, palominos, perniles de tocino, pasteles, limones para la ternera y azúcar á cuyos sabrosos comestibles añadieron el conocido manjar blanco, agraz y vino aloque”.
Esta celebración debía reforzar la fe en los creyentes, de ahí que la catedral, los conventos y las iglesias de las collaciones (para las fiestas de la Octava) se adornasen esplendorosamente, al igual que las calles y plazas por donde transitaba la procesión -que podemos considerar como prolongación del espacio sagrado-, transformaban su fisonomía con colgaduras y la construcción de altares, empalizadas, fuentes y arcos de triunfo que eran decorados simbólicamente con pinturas, figuras religiosas, letreros, poesías y alegorías que, o bien eran simples divertimentos o, los más, transmitían un mensaje que tenía como principal cometido reverenciar al Santísimo Sacramento.
Una magnífica muestra de este tipo de montajes lo encontramos en el excepcional manuscrito de Reyes Messia de la Cerda en el que se describe el Corpus sevillano de 1594. El texto, que se estructura en catorce discursos, se ilustra con dibujos que muestran las arquitecturas ficticias –arcos, pórticos, “riscos”, retablos, altares– e invenciones -fuentes y bosques-, así como los denominados “passos” que se dispusieron en diferentes calles. Éstos consistían en tablados con fondo decorado en los que se escenificaban pasajes bíblicos y en donde los protagonistas eran figuras vestidas con atuendos de los propios vecinos que representaban profetas, sibilas, papas, santos y figuras alegóricas acompañados de multitud de ingenios mecánicos. Messia tiene también presente la publicación de la fiesta con “atabales, trompetas y ministriles, danças, follas y pandorgas”, las luminarias de las calles por las que discurrirían las procesiones, los toldos o enramados que creaban sombra, los fuegos de artificio que iluminaban las noches, las mascaradas que se solían organizar días antes de la festividad, la representación de los autos sacramentales en carros y las danzas que amenizaban el desfile. El primer discurso lo dedica a la procesión general, que en esta fecha se realizaba en el interior de la catedral, ocupándose en los siguientes de los desfiles organizados por las parroquias, que tenían lugar durante la octava.
En el texto queda claro que el aparato ornamental se destinaba a asombrar a los espectadores, contribuyendo al esplendor de la fiesta figuras en movimiento, tramoyas, simulacros y vuelos. Asimismo, todo estaba diseñado para que los vecinos y visitantes pudieran pasear sin dificultades por las calles engalanadas, incluso algunos de los tablados se dispusieron “a manera de balcones […] de modo que, ocupando dos de la calle por la parte superior, quedava toda la vaja libre sin que a la gente les sirviessen de estorvo para pasar”.
El cortejo del desfile incluía una compleja escenografía aunque es la custodia, donde se exhibe el Cuerpo de Cristo, la pieza principal y la más esperada por los fieles. Juan de Arfe fue el artífice (entre 1580 y 1597) de la que se procesiona en la capital sevillana, extraordinaria pieza que ensalza, con su espléndida decoración completada en el siglo XVII, el culto a la eucaristía y proclama el triunfo de la iglesia.
Relacionado con esta pieza se conserva un dibujo de hacia 1686, que dio a conocer Teodoro Falcón y estudiado por José Roda, que representa a tres hombres que se identifican claramente a través de la inscripción: “Facchini che conducono la Custodia col SSmo. Sacramto. nella Processione che si fà in Siviglia il giorno del Corpus Domini” (Cargadores que conducen la Custodia con el Santísimo Sacramento en la Procesión que se hace en Sevilla el día del Cuerpo del Señor). Lo más novedoso de estos “cargadores” es la tela que les cubre la cabeza, sin duda un “costal” que les protege el cuello del peso de las andas, claro antecedente del que actualmente utilizan los costaleros.
Sobre ellos, escribe el abad Alonso Sánchez Gordillo en 1612: “la custodia era llevada por su gran peso, por doze hombres […] los cuales van vestidos con unas ropas de lienzo colorado, y van metidos debaxo de la cubierta de las andas”; años después, entre 1630 y 1632, da mayor información sobre la misma, expresando que pesa veintiséis arrobas, y que para “ayudar a esta carga, están señalados veinticuatro hombres seglares de buenas fuerzas, escogidos entre los de la Gran Compañía que asiste en el río que […] van debajo de las andas y a ciertos puestos se mudan”. Esta forma de transportarla es denunciada por un particular en un Memorial fechado en 1630 en el que se puede leer: “vi que no era llevado [el Santísimo Sacramento] en hombros de sacerdotes (indecencia notable) y que salieron hombres debajo de la Custodia a tomar en una calleja ‘calor por la boca’”. La respuesta no se hizo esperar, señalando Sánchez Gordillo que debido al gran peso es necesario que sean hombres seglares quienes la porten, añadiendo que lo hacen “con mucha modestia y reverencia”. Asimismo era acompañada por órdenes religiosas, cofradías, gremios, parroquias, clero, autoridades locales y dignidades eclesiásticas, que, vestidos suntuosamente, contribuían al esplendor de la fiesta desfilando con sus insignias, estandartes, cruces e imágenes de su devoción.
En el primer discurso Messia, en el manuscrito ya señalado, enumera con todo detalle los participantes del desfile sevillano del año 1594: abrían la procesión mil quinientos cofrades –con hachas blancas- que acompañaban a sus imágenes que portaban en andas; les seguían cuatrocientos cincuenta religiosos de diversos conventos, veinticinco cruces de las parroquias, las reliquias que poseía la catedral llevadas en andas por capellanes y clérigos, los racioneros y beneficiados y en el centro los dieciséis miembros de la Universidad de los Beneficiados con albas y casullas portaban la custodia a la que acompañaban las dignidades eclesiásticas. Finalizaban la procesión la Inquisición y el cabildo civil.
La composición de este cortejo fue adaptándose al paso de los años. La documentación existente se hace eco de los escasos cambios y transformaciones que se iban produciendo; no obstante, mucho más clarificador resulta un excepcional dibujo (dividido en ocho tiras) realizado por Nicolás de León Gordillo que titula: “Mapa del Orden con que se haze la Solemne Procesión del Corpus Christi en la Sta. Metropolitana y Patriarcal Iglesia de Sevilla en 1747” (el dibujo es una copia de 1780). En el mismo, estudiado por Vicente Lleó y Mª Jesús Sanz, se puede apreciar la disposición de las instituciones y autoridades en el cortejo, acompañados de imágenes, cruces y reliquias, identificadas por inscripciones y los conocidos Seises; cada uno tenía su sitio, que se distribuía por riguroso orden de antigüedad y jerarquía, por lo que no se podía (o debía) alterar.
En esta celebración profundamente religiosa se incluían elementos profanos, originarios de antiguas tradiciones culturales, para el regocijo del público. Danzas, representaciones teatrales, música profana, gigantes, cabezudos y mojarrillas -que divertían al pueblo con el ruido de vejigas hinchadas con piedrecillas-, no podían faltar. No obstante, la figura que más anhelaba ver la población era la tarasca que principiaba el desfile, como podemos comprobar en las tiras de dibujos ya citadas. Según la documentación conservada, en Sevilla se solía asemejar a una serpiente o dragón sobre el que iba el denominado “tarasquillo”, personaje que vestía como un bufón con traje de vivos colores.
La tarasca y los bailes, a pesar de la intención moralizante que les otorgaban mentores y eruditos, fueron elementos muy criticados por algunos sectores del clero. Entre ellos destaca el arzobispo don Jaime Palafox y Cardona que tras su toma de posesión en 1690 suspendió la entrada de las danzas a la catedral, conminándolas a que abandonasen el lugar que tradicionalmente ocupaban en la procesión y se pusiesen delante de los gigantes. Esta decisión que “pretendía innovar y alterar las antiguas costumbres y usos inmemoriales de esta Ciudad”, como escribió Ortiz de Zúñiga no gustó a ninguno de los cabildos ni, por supuesto a los fieles, quienes no olvidaron la afrenta, llegando incluso a atentar contra su vida, habiéndose hallado en el confesionario que debía ocupar el arzobispo en la iglesia del Sagrario en 6 de octubre de 1692 “un barril relleno de pólvora, cohetes, paños embreados, trozos de teas y otros combustibles”. Los conflictos fueron continuos en los años siguientes, y el arzobispo consiguió hacerse escuchar por el rey Carlos II quien expidió una Real Cédula el 12 de mayo de 1699 en la que prohibía la participación de las mujeres en las danzas y dictaminaba que los componentes de las mismas llevaran las “caras descubiertas, sin velos ni mascarillas, ni otro disfraz en los rostros, usando en lugar de sombreros guirnaldas”. Ya en la época ilustrada, y tras diversos tanteos, los bailes fueron prohibidos por Carlos III en 1777, prohibición ratificada en 1780, que incluía la parte lúdica de la procesión.
En la actualidad los Seises continúan bailando en Sevilla ante el Santísimo, la ciudad y el arzobispo vestidos a la manera barroca, las calles de la carrera se engalanan y se siguen alfombrando con plantas aromáticas. Se montan altares y arcos efímeros, se decoran escaparates y la procesión, alejada del aparataje popular y lúdico, marcha solemne ante el público, que, como cada año, asiste ensimismado para adorar a Cristo Sacramentado (Reyes Escalera Pérez, El Corpus Christi en Sevilla).
Cortejo del Corpus Christi de Sevilla:
Entre 3.500 y 4.000 personas conforman el cortejo de la procesión del Corpus Christi de Sevilla, es la procesión con un número mayor de integrantes de cuantas son celebradas a lo largo de todo el año, es la fiesta más antigua y la de mayor importancia de todas al ser el principal protagonista el Señor.
Participan las hermandades, el Cabildo Catedral, bandas de música, representaciones de las instituciones de Sevilla, militares, sacerdotes, los carráncanos, los seises, el Consejo, la coral de la Virgen de los Reyes, acólitos, seminaristas, diáconos, congregaciones religiosas, la corporación municipal, toda la ciudad acompañando al Santísimo, con las calles engalanadas por la presencia del Señor.
Son nueve los pasos que salen en la procesión del Corpus: Santa Ángela de la Cruz, Santa Justa y Rufina, San Isidoro, San Leandro, San Fernando, la Inmaculada, el Niño Jesús, la custodia 'chica' con la reliquia de la Santa Espina y la custodia de Arfe con el Santísimo.
La procesión en total tiene una duración de algo más de cuatro horas y un tiempo de paso de unas dos horas y media aproximadamente. Comienza a las 8.15 horas por la Puerta de San Miguel y sobre las 12.30 horas hace la entrada la custodia en la Puerta de Palos.
La imagen de Santa Ángela de la Cruz era la última en incorporarse a la procesión del Corpus, una imagen de José Antonio Navarro Arteaga e introducida en el cortejo por el cardenal fray Carlos Amigo Vallejo. Sale por primera vez en 2010. La Amargura es la encargada de sacar este paso sin música.
El segundo paso es el de las Santas Justa y Rufina, dos santas de Triana. El conjunto es una obra atribuida a Pedro Duque Cornejo del siglo XVIII. Es uno de los pasos más antiguos del Corpus, de los más voluminosos, no lleva música y cada año se encarga de sacarlo una hermandad diferente de Triana.
El tercer paso es el de San Isidoro, llevado por la hermandad de las Tres Caídas. La imagen está atribuida a Pedro Duque Cornejo, del siglo XVIII. El santo aparece vestido de obispo y portando sus etimologías. Sus restos reposan en al altar mayor de la Catedral, delante de la Virgen de la Sede.
Seguidamente está el paso de San Leandro. La talla, al igual que San Isidoro, se atribuye a Duque Cornejo en el siglo XVIII. Ambas imágenes están durante el año en el altar del Jubileo. La Macarena custodia estas andas y no lleva música al igual que los primeros pasos. También está ataviado de obispo con sus atributos. Sus restos están en la capilla Real, a los pies de la Virgen de los Reyes.
El quinto paso lo conforma el Rey San Fernando, la persona que reconquistó Sevilla y devolvió el cristianismo para la ciudad en 1248, es decir, hace 775 años. Está enterrado en la urna de Laureano de Pina situada en la capilla Real, como él quería, junto a la Virgen de los Reyes, la patrona de Sevilla y la diócesis y la devoción más antigua de la ciudad. Luce la bola del mundo, la espada, la corona y manto de armiño. Es una talla realizada por Pedro Roldán en 1671. La Banda Sinfónica Municipal de Sevilla pone la música al santo.
Continuando con el cortejo está el sexto paso, el de la Inmaculada Concepción, imagen de talla completa atribuida a Alonso Martínez en el siglo XVIII. La hermandad del Silencio es la encargada sacarlo.
En antepenúltimo lugar está el Niño Jesús de la Sacramental del Sagrario, una obra cumbre de Juan Martínez Montañés, una referencia de esta tipología de representar al Señor en todo el mundo.
Metros antes de la custodia está la Custodia 'chica', de dos cuerpos y rematada por la figura de la fe. En el primer cuerpo se encuentra la reliquia de la Santa Espina de Cristo y en el segundo una rosa de plata. Se trata de un trabajo de Francisco de Alfaro en el XVIII. El Valle decora el paso.
La gran joya del Corpus Christi, la Custodia de Juan de Arfe. Es una auténtica catequesis la de esta obra confeccionada entre los años 1580 y 1587. Formado por cinco cuerpos. De la iconografía se encargó Francisco Pacheco, canónigo y tío del famoso pintor. 350 kilos de plata procedente de las Indias, rematados por la fe para albergar al Santísimo. En 1668 tuvo una reforma. Es el único paso que va a ruedas. La antigua Soria 9 es la que pone música a estas andas, junto a la coral de la Virgen de los Reyes.
Así es el orden de la procesión del Corpus Christi: carráncanos y guión de la sacramental del Sagrario, Pastora de Capuchinos, Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz, Pastora Padre Pío, Guadalupe de la Misericordia, asociación de la Medalla Milagrosa, Carmen Santo Ángel, Guadalupe S. Buenaventura, San Carlos Borromeo San Juan de Dios, sacristanes San Isidoro, Rosario del barrio León, Rocío de la Macarena, Rocío de Sevilla Sur, Rocío del Cerro, Inmaculado Corazón de María Torreblanca, Montemayor San Juan de la Palma, Nuestra Señora de la Sierra S. Roque, Nuestra Señora del Carmen Corpus Christi, Santa Lucía - organización de ciegos, San Cristóbal El Salvador, Nuestra Señora del Mar de la Misericordia, Araceli San Andrés, Nuestra Señora del Prado El Salvador, Sagrado Corazón de Nervión, Nuestra Señora del Rocío El Salvador, Santa Lucía Santa Catalina, Nuestra Señora de la Cabeza de San Juan Palma, Nuestra Señora del Carmen Puente de Triana, Nuestra Señora del Carmen San Gil, San Cosme y San Damián de San Juan de Dios, Valvanera, Divina Pastora Santa Ana, Nuestra Señora del Rocío Triana, Pura y Limpia Concepción, Rosario Los Humeros, Nuestra Señora del Amparo de la Magdalena, Divina Pastora San Antonio, Nieves, Mercedes de la Puerta Real, Carmen y Rosario de Santa Catalina, Pastora Santa Marina, Madre de Dios del Rosario, Carmen Calatrava, Nuestra Señora de la Luz de San Esteban, Salud de San Isidoro, Carmen Santa Ana, Consolación Los Terceros, Maestros Carpinteros de San José del Salvador, Rosario de San Julián, Santo Rey Hermenegildo, Ánimas Benditas de San Onofre, Nuestra Señora del Pilar de San Pedro, Nuestra Señora de los Reyes de los Sastres. Paso de Santa Ángela de la Cruz.
Pasión y Muerte, Pino Montano, Dulce Nombre de Bellavista, Divino Perdón, Cristo de la Corona, Jesús Despojado, el Amor, la Vera Cruz, las Penas, las Aguas, San Esteban, Dulce Nombre, los Javieres, Estudiantes, Carmen, Baratillo, Cristo de Burgos, Panaderos, Negritos, Cigarreras, Montesión, Quinta Angustia, Valle, el Silencio. Paso de Santa Justa y Rufina.
Calvario, Carretería, San Buenaventura, Montserrat, Mortaja, los Servitas, Apostolado de la Oración, Congregación de Luz y Vela, Adoración Nocturna, Milagrosa, Sol, Padre Pío, San Pablo, Torreblanca, Corpus Christi, la Misión, Cachorro, Resurrección, Desamparados, Juan XXIII, Juncal, Estrella. Paso de San Isidoro.
Buen Fin, Nuestra Señora de las Flores y San Eugenio, sacramental de la Blanca Paloma, sacramental del Divino Redentor, Nuestra Señora del Reposo, Candelaria de Madre de Dios, San Leandro, Santa Teresa, San José Obrero, San Benito, Sagrada Familia, Remedios, Cena, Valme del Sagrado Corazón, Cerro, Santa Genoveva, San Gonzalo, Sed, la Paz, Trinidad, los Gitanos, la O, Santo Entierro. Paso de San Leandro.
Sacramental de San Gil, San Roque, San Isidoro, San Bartolomé, Candelaria, Santa Cruz, Redención, Santa Marta, Todos los Santos, San Pedro, Amargura, Exaltación, San Ildefonso, Magdalena, Hiniesta, Soledad de San Lorenzo, San Bernardo, Siete Palabras, Esperanza de Triana, Pasión, Comisiones de los Ejércitos de Tierra Mar y Aire, Excelentísimo Señor Comandante Militar de Sevilla y Huelva portando el Pendón de San Fernando. Paso de San Fernando.
Banda Municipal, Ilustrísimo Señor Jefe Superior de Policía y personal de la Jefatura, representaciones de Cámaras, representaciones de Colegios Oficiales, jefaturas de las distintas Ramas, Ateneo de Sevilla, Reales Academias, Universidad, Honorable Cuerpo Consular, Excelentísimas Audiencias Provincial y Territorial, orden de San Clemente y San Fernando, orden Constantiniana, orden de Malta, orden del Santo Sepulcro. Paso de la Inmaculada.
Cachorro, María Auxiliadora de la Trinidad, Gran Poder, Macarena, asociación de fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, sacramental del Sagrario. Paso del Niño Jesús.
Delegación Diocesana de Pastoral Juvenil, Delegación Diocesana de Laicos, Delegación Diocesana de Acción Católica, Caritas Diocesana, Seminario Diocesano, Órdenes Terceras, Diáconos, Comunidades Religiosas. Paso de la custodia 'chica'.
Tribunal eclesiástica, clero secular, curia diocesana, Universidad de curas párrocos, Coral de la S.M. y P. Iglesia Catedral. niños Seises, Real Maestranza de Caballería, Cabildo Catedral. Paso de la custodia de Arfe. Arzobispo de Sevilla, obispos, deán del Cabildo Catedral, autoridades, corporación municipal y provincia, compañía de honores del Ejército de Bandera, escuadra y banda de música (ABC de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia y Leyenda de la Solemnidad del Corpus Christi:
Un milagro eucarístico del siglo XIII fue el origen de la Fiesta del Corpus Christi, que la Iglesia celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad; aunque en algunos países las Iglesias locales deciden trasladarla para el domingo por una cuestión pastoral (en Sevilla se mantiene la festividad en el jueves). En esta solemnidad la Iglesia tributa a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor, siendo la procesión del Corpus Christi una de las más importantes en toda la Iglesia Universal. A mediados del siglo XIII el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal.
La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. Más adelante el Pontífice publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad. El Santo Padre encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion. El Papa Clemente V en el Concilio general de Viena (1311) ordenó una vez más esta fiesta y publicó un nuevo decreto en el que incorporó el de Urbano IV. Posteriormente Juan XII instó su observancia.
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La procesión del Corpus Christi, de Sevilla, al detalle:
- Carráncanos
Guión de la Sacramental del Sagrario
Representación de distintas Hermandades
Representación de distintas Hermandades
Representación de distintas Hermandades
Representación de distintas Hermandades
Representación de distintas Hermandades
Comisiones de los Ejércitos de Tierra Mar y Aire
Excelentísimo Señor Comandante Militar de Sevilla y Huelva portando el Pendón de San Fernando
Banda Municipal
Ilustrísimo Señor Jefe Superior de Policía y personal de la Jefatura, representaciones de Cámaras, representaciones de Colegios Oficiales, jefaturas de las distintas Ramas, Ateneo de Sevilla, Reales Academias, Universidad, Honorable Cuerpo Consular, Excelentísimas Audiencias Provincial y Territorial, orden de San Clemente y San Fernando, orden Constantiniana, orden de Malta, orden del Santo Sepulcro
Representación Hermandades "Basilicales"
Asociación de fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando
Hermandad Sacramental del Sagrario
Delegación Diocesana de Pastoral Juvenil, Delegación Diocesana de Laicos, Delegación Diocesana de Acción Católica, Caritas Diocesana, Seminario Diocesano, Órdenes Terceras, Diáconos, Comunidades Religiosas.
Tribunal eclesiástico, clero secular, curia diocesana, Universidad de curas párrocos, Coral de la S.M. y P. Iglesia Catedral.
Real Maestranza de Caballería
Cabildo Catedral
Arzobispo de Sevilla, obispos, deán del Cabildo Catedral
Autoridades, corporación municipal y provincial
Compañía de honores del Ejército de Bandera, escuadra y banda de música
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