Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

domingo, 25 de junio de 2023

Los principales monumentos (Casa del Almirante Hernández Pinzón; Iglesia de Nuestra Señora de la Granada; Capilla del Hospital del Corpus Christi; y Teatro Felipe Godínez) de la localidad de Moguer (III), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Casa del Almirante Hernández Pinzón; Iglesia de Nuestra Señora de la Granada; Capilla del Hospital del Corpus Christi; y Teatro Felipe Godínez) de la localidad de Moguer (III), en la provincia de Huelva.

Casa del Almirante Hernández Pinzón
     El caserío de Moguer cuenta con algunos ejemplares de construcciones mudéjares, lo que es apreciable en los patios de algunas viviendas, como ocurre en la casa de los Rodríguez-Thorices. Igualmente hay un conjunto de edificios de arquitectura barroca, propias del Setecientos, y elegantes casas solariegas decimonónicas, entre las que cabe citar la casa del almirante Hernán­dez Pinzón. Los esquemas de viviendas de los si­glos XVIII y XIX se repiten hasta la saciedad a lo largo del siglo XX (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Iglesia de Nuestra Señora de la Granada
     La primitiva parroquia de Moguer, de estilo mudéjar, era de menores proporciones que la actual barroca. Los daños recibidos a raíz del terremoto de Lisboa hicieron que se levantara de nuevo, por la ruina en que estaba, la sacristía, aunque la torre y la misma iglesia quedaron muy afectadas por el seísmo. En la construcción de la sacristía intervino Pedro de San Martín. Pedro de Silva informó sobre las obras necesarias en la torre, que fueron ejecutadas por Antonio Guerrero y Lucas Cintora y concluidas hacia el año 1760, aunque ésta es la misma de la primitiva construcción.
     Años más tarde, en 1775, se decidió la ampliación de la iglesia, propuesta ya en 1760 por Pedro de Silva, aunque se creyó insuficiente lo proyectado. Intervino entonces José Álvarez, que levantó un nuevo plano de la planta del edificio, añadiendo lo que se debía agrandar. La estimación de estas obras ascendieron a los 500.000 reales de vellón.
     Sin embargo, en 1776, se decide construir una iglesia de nueva planta, debido a que la antigua no podría resistir a causa de la poca robustez de sus cimientos. Fue preciso incluir un pedazo de calle y dos casas. Ya en 1783, José Álvarez informaba de la terminación del nuevo edificio, a falta de algunos remates de poca consideración.
     En 1936 fue incendiado el edificio, incendio que provocó la caída de las bóvedas. La vida parroquial hubo de trasladarse a la iglesia de San­ta Clara. Después de la conveniente reconstrucción y restauración del templo se abrió al culto en 1944.
     La parroquial moguereña consta de cinco na­ves, crucero con media naranja, capilla mayor y dependencias auxiliares. La nave central está cubierta con bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones. Es de mayor altura que las laterales y de la misma altura que el crucero y la capilla mayor. La nave central y el crucero sobresalen marcadamente del conjunto tectónico. Las naves con­tiguas a la central ostentan bóvedas vaídas y las otras dos, bóvedas de arista. La principal característica de la iglesia es la austeridad en su planta y alzado, y la perfecta coordinación entre el todo y sus partes. El monumento, sobrio y expresivo, resucita esquemas herrerianos de la arquitectura filipense. Su decoración exterior se centra en las tres portadas-retablo y en la torre. La portada del imafronte, o del Sol, labrada en ladrillo lim­pio, es la más hermosa. Consta de dos cuerpos y ático. La del Evangelio, que simplifica el esquema de la anterior, abre a la plaza de la Iglesia. Y la tercera, en el costado de la epístola, comunica con el patio de los Naranjos. Ambas tienen un sólo cuerpo y ático. Este edificio, de aspiraciones catedralicias, es uno de los ejemplares arquitectónicos más notables del Setecientos en la actual provincia de Huelva.
     La primitiva torre de la parroquial de Moguer se hundió en 1655. Dos arquitectos mayores, Juan Domínguez y José Tirado, se encargan sucesivamente de su reconstrucción. El prime­ro acometió la reedificación de su caña, según proyecto fechado en 1689. El segundo dirigió las obras desde 1693 hasta su conclusión en 1714. José Tirado realizó, pues, la traza y levantó el cuerpo de campanas con su correspondiente chapitel. Poco después fue transformada por los arquitectos diocesanos Diego Antonio Díaz, tras el huracán de 1722, y Pedro de Silva, después del terremoto de 1755. En ambas ocasiones que­daron arruinados el cuerpo de campanas y el chapitel. Razón por la que su airosa fisonomía seiscentista quedó enmascarada por las referidas intervenciones dieciochescas. Gracias a ello la parroquial de Santa María de la Granada de Moguer conserva su bellísima torre, inspirada en la Giralda de Sevilla. En este sentido el poeta moguereño Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura, al referirse a ella, la define así: «La torre de Moguer de cerca, parece una giralda vista de lejos».
     Junto al cancel de la puerta principal, a la izquierda, está el altar de la Virgen de la Soledad, cuya titular es una imagen de candelero para vestir del siglo XVII, remodelada profundamente por el escultor palmerino Joaquín Moreno Daza. A continuación está el retablo de Ánimas, del siglo XIX, desprovisto de interés.
     En la capilla bautismal, clausurada con artística reja de hierro del último tercio del Setecien­tos, preside una pintura mural del Bautismo de Cristo, obra de Rafael Blas Rodríguez. La pila bautismal es de la época del templo. A ambos lados se sitúan la Virgen de Belén, imagen de candelero para vestir obra de Enrique Orce de h. 1930; y el grupo escultórico de San José con el Niño Jesús itinerante, también del mismo autor en  1941.
     Más adelante se encuentra el retablo de la Vir­gen de Fátima, pasado el cual se halla el cancel lateral del flanco del evangelio, tras el que se ubica un retablo dieciochesco, procedente del convento de San Francisco, con la Divina Pasto­ra, cuya titular es una imagen de vestir del siglo XVIII. Se transformó de Inmaculada en la actual advocación. Procede del convento de Capuchinos de Sevilla. Tras su adaptación como Divina Pastora fue bendecida por el Beato Diego José de Cádiz. Entre 2002 y 2003 fue restaurada por José María Leal en Sevilla. El retablo de San José, obra de mediados del siglo XX, se compone de mesa de altar, banco, un solo cuerpo y ático. En la hornacina principal se expone la escultura del titular obra de Joaquín Moreno Daza, de 1956. En los intercolumnios se sitúan la Virgen del Pi­lar y San Diego de Alcalá. En el ático hay una efigie de San Ginés, del siglo XVIII.
     El retablo de la Virgen del Carmen está com­puesto con elementos de altares dieciochescos del convento de San Francisco. La titular, escultura en madera y telas encoladas y policromadas, es obra del sevillano Enrique Orce, de 1938. Se puede contemplar a continuación el retablo de San Antonio, de madera tallada y dorada. Sigue el formato neobarroco de la época. Después está el retablo del simpecado de la Virgen del Rocío. Junto a él, en el muro, se ha colocado una leyenda que indica que «En este lugar estuvo el retablo de la Virgen del Rosario de Gloria, que lloró milagrosamente el 1 de noviembre de 1755, durante el terremoto de Lisboa».
     La capilla mayor está presidida por un temple­te, en madera tallada y dorada, con la Virgen de la Granada, firmada en la base por Enrique Orce, en 1941. Sobre la tribuna del órgano se cuelga el gran cuadro de la Asunción de la Virgen, pintado por Juan Antonio Rodríguez entre 1993 y 1995. Los ángeles lampareros que flanquean el presbiterio, esculturas en madera policromada, son obras de David Valenciano en 2003.
     La capilla sacramental, clausurada con rejas de hierro, tiene sus bóvedas pintadas con temas eucarísticos por Rafael Blas Rodríguez en 1944. Hay un mural de la Cena de Emaús, en el paramen­to, obra del mismo autor. El retablo del Corazón de Jesús, o del Sagrario, tiene mesa de altar, un cuerpo de tres calles y ático. Es obra del círculo de Felipe Fernández del Castillo, de h. 1720- 1740. Lo preside una imagen del Sagrado Corazón. En la hornacina del ático hay un Niño Jesús, talla en madera policromada del siglo XVIII. So­bre el altar está el tabernáculo, de madera dorada y con la puerta de plata, del siglo XX. El retablo de María Auxiliadora es obra anónima sevillana de h. 1720-1740. Sobre una mesa de altar se expone el Cristo de la Victoria, ejecutado por Enrique Orce entre 1938 y 1939, y restaura­do por Rangel entre 1992 y 1993. Su retablo, del siglo XVII, se encuentra hoy desmembrado en la capilla del Corpus Christi.
     De nuevo en el crucero está el retablo de es­típites de la Inmaculada, compuesto de mesa de altar y un cuerpo de tres calles, es de autor anónimo sevillano, de h. 1750-1780. Le sigue el retablito de Santa Ana, realizado por el artista moguereño José Manuel Picón en 1995. Por el cancel lateral se accede al patio de los naranjos. Sigue el retablo de San Isidro Labrador, anóni­mo sevillano de h. 1750. En la capilla de Vera- Cruz preside el grupo escultórico del Calvario. El Crucificado es copia del que hizo Enrique Orce en 1938, ahora en la capilla del Corpus Christi. La copia la realizó Joaquín Moreno Daza en 1988. La Virgen de la Paz, imagen de can­delero para ves­tir, fue gubiada por José María Leal en 2005. Y San Juan Evangelista es obra de Enrique Orce, h. 1939. Por último, junto al cancel de la puerta principal del templo se encuentra el retablo de San Juan Bosco, obra anónima sevillana, de la primera mitad del siglo XVII ¿?.
     La orfebrería de esta parroquial conserva dignos ejemplares de diversas épocas, siendo de destacar el portapaz del XVI. Del siglo XVII, con intervenciones de Blas Amat en el siglo XVIII, son los cuatro evangelistas de la antigua custodia procesional de plata. Hay también un cáliz y unas vinajeras de origen poblano, ambas piezas del siglo XVIII. De estilo rococó son un cáliz y un copón dieciochescos, en plata dorada. Igualmente la cruz parroquial dorada. Y de esta época es el magnífico ostensorio de plata dorada de Vicente Gargallo. Del siglo XIX hay un conjunto de sobrios cálices argénteos, con decoración de perlitas, y el cáliz del obispo Infante, realizado en plata dorada. De mediados del novecientos es un portaviático en forma de corazón, de plata dorada, imitando modelos de siglo XIX, así como un cáliz neobarroco del arcipreste D. José Domínguez Pabón.
     Entre la colección de antiguos bordados barrocos hay que señalar un terno litúrgico, denomi­nado de «la Granada», inmerso en la tradición de los bordados sevillanos de la época. Además, se conservan otros ejemplares correspondientes a frontaleras, paños de altar y paños de púlpito, ricamente bordados al gusto de los siglos XVIII y XIX (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     El edificio actual es un enorme rectángulo repartido entre cinco naves, que definen una cruz latina central cuyo crucero está cubierto por una cúpula d media naranja. La nave central está cubierta con bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones. Es de mayor altura que las laterales y de la misma altura que el crucero y la capilla mayor. Las naves contiguas a la central se cubren con bóvedas vaídas y las otras dos con bóvedas de arista.
     La característica principal de la iglesia es la austeridad de su planta y alzado, y la perfecta coordinación entre el todo y sus partes Lo más llamativo del edificio está en el exterior; posee tres portadas-retablo barrocas de ladrillo limpio y una torre campanario que rompe la alineación de una de las esquinas del edificio. Se trata de una copia por libre de la Giralda, llegando hasta el extremo de reproducir sus campanas en pinturas al fresco sobre unos huecos simulados.
     La portada del imafronte consta de dos cuerpos y ático y es la más hermosa de las tres. La del Evangelio, que simplifica el esquema de la anterior, abre a la plaza de la iglesia, y la tercera, en el lado de la Epístola, comunica con el patio de los naranjos. Ambas tienen un solo cuerpo y ático.
     La primitiva torre de la parroquia se hundió en 1655. Los arquitectos mayores Juan Domínguez y José Tirado, se encargan sucesivamente de su reconstrucción. El primero acometió la reedificación de su caña, según proyecto fechado en 1689. El segundo dirigió las obras desde 1693 hasta su construcción en 1714. José Tirado realizó, pues, la traza y levantó el cuerpo de campanas con su chapitel.
     Poco después fue transformada por los arquitectos diocesanos Diego Antonio Díaz, tras el huracán de 1722, y Pedro de Silva, tras el terremoto de 1755. En ambas ocasiones quedaron destruidos el cuerpo de campanas y el chapitel, por lo que su airosa fisonomía seiscentista quedó enmascarada por las intervenciones del siglo XVIII. Gracias a ello conserva su bellísima torre inspirada en la Giralda de Sevilla.
     La primitiva iglesia parroquial de Moguer, de estilo mudéjar, era de menores proporciones que la actual barroca. Los daños causados por el terremoto de Lisboa hicieron que se levantara de nuevo la sacristía, aunque la torre y la misma iglesia quedaron muy afectadas por el seísmo.
     En la construcción de la sacristía intervino Pedro San Martín. Pedro de Silva informó sobre las obras necesarias en la torre, que fueron ejecutadas por Antonio Guerrero y Lucas Cintora y concluidas hacia 1760.
     En 1755 se decidió la ampliación de la iglesia. Intervino en esta ocasión José Álvarez que levantó un nuevo plano de la planta del edificio, añadiendo lo que se debía agrandar. Sin embargo en 1776 se decide construir una iglesia de nueva planta, debido a que la antigua no podría resistir a causa de la poca robustez de sus cimientos. En 1783, José Álvarez informaba de la terminación del nuevo edificio.
     En 1936 se produjo un incendio en el edificio que produjo la caída de las bóvedas. Después de la reconstrucción del templo, se abrió al culto en 1944 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ayuntamiento
     El terremoto de Lisboa dejó totalmente arrui­nado el antiguo ayuntamiento, cárcel y pósito de Moguer. Por tanto, en 1766, los capitulares deciden construir un nuevo complejo municipal, conforme al diseño formado por Francisco Díaz Pinto. El proceso constructivo sufrió grandes contrariedades administrativas. El Real y Su­premo Consejo de Castilla, en 1767, devolvió al intendente de Sevilla la planta y traza del consis­torio moguereño, para que fuesen examinadas por el arquitecto italiano Tomás Botani. Se dispuso, además, que éste tasara el coste de la obra a tenor de lo realizado. Y le encargaron también una nueva planta y las condiciones para la continuación de las obras. El proyecto de Botani no se respetó íntegramente, tomándose una solución intermedia, manteniéndose, en líneas generales, la traza y disposición de Pinto y omitiéndose su exuberante ornamentación, conforme al clasicismo formal del arquitecto italiano.
     Esta obra es la más representativa del siglo XVIII, en su tipología, de la provincia de Huel­va. Presenta una fachada con una doble logia, muy aireada, entre dos cuerpos macizos laterales. Su doble danza de cinco arcos de medio punto, con rosca moldurada y moldurón en la clave, cabalgan sobre columnas de mármol blan­co. Los arcos inferiores lucen ángulos triedros en las enjutas y los superiores, doblados pinjantes. La logia superior tiene techumbre mudéjar. El doble apilastrado de los cuerpos macizos de las esquinas, de orden dórico en la planta inferior y jónico en la superior, evidencia el carácter erudito de esta obra. Ambas plantas quedan sepa­radas por un entablamento decorado con triglifos. Y la superior está coronada por una volada cornisa de pareados modillones. El total resultante está rematado por un antepecho con jarros. En el centro, un pequeño ático, provisto de aletones y remate superior, enmarca el reloj, pro­pio de las edificaciones edilicias.
     A la sobriedad y mesura de la fachada, de elegante clasicismo, se opone la portada principal. Su traza, ágil y dinámica, constituye la nota ba­rroquizante más acusada del conjunto. Sus recortados perfiles definen el ondulante marco de esta puerta adintelada, cuya hornacina superior cobija la escultura de San José con el Niño itinerante, patrón de la ciudad (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Es un edifcio del siglo XVIII, y es la obra más representativa de ese siglo en su tipología, de la provincia de Huelva. El proyecto se debe al arquitecto italiano Tomás Bottani.
      Se construye por etapas, datándose su comienzo en el siglo XVI. El elemento más representativo es la fachada, de estilo neoclásico, construida en el siglo XVIII. Actualmente se encuentra en uso, restaurado y ampliado y en buen estado de conservación.
      Es obra del arquitecto italiano Tomás Bottani, el cual lo dotó de un estilo de transición entre el barroco y el neoclásico. Es un edificio rectangular de dos plantas cuyas dependencias se distribuyen alrededor de un patio central de gran sobriedad, La fachada principal es sin duda la más artística de todo el conjunto, destacando por encima de las viviendas del entorno.
     Presenta una doble logia, muy aireada, entre dos cuerpos macizos laterales.
     Consta de dos cuerpos con cinco arcos de medio punto cada uno, sostenidos por columnas de mármol con fuste liso y típico capitel genovés y un coronamiento centrado que da cobijo al ¿reloj del común". Los distintos niveles de fachada se disponen según el modelo clásico, superponiendo jerárquicamente los órdenes. La traza conecta con el modelo italiano (edificio gubernamental de la ciudad italiana de Como ¿1215-) importado en la mayoría de los casos por artistas y alarifes oriundos de Italia y afincados en España. Ese fue el caso de Tomás Bottani que se casó en Moguer con María Marchante.
     Su decoración es puramente arquitectónica (imposta, cornisamento, pilastras, columnas), salvo algunos elementos ornamentales tan característicos como los típicos festones. En el interior de la logia o galerín porticado de entrada al edificio municipal destaca un precioso ejemplar de portada barroca, ornamentada a base de molduraciones y voladuras, con una hornacina sobre el dintel de la puerta dedicada al patrón de la ciudad (San José). El vestíbulo conecta directamente con la escalera principal y el patio central porticada, abierto al exterior sólo en planta baja, a excepción de frente que coincide con el salón de actos y corredores del piso superior.
     En cuanto al artesonado en forma de artesa con tirantas que cubre la galería alta abierta a la plaza, obra mudéjar anterior al siglo XVIII, perteneció a la sala capitular del antiguo cabildo.
     El edificio del ayuntamiento, construido en el último tercio del siglo XVIII, sustituyó al anterior que fue demolido en 1766 como consecuencia del estado ruinoso en que había quedado tras el terremoto de Lisboa de 1755. La antigua "casa del cabildo" era una construcción de dos pisos de proporciones más reducidas que las actuales, algunas partes nobles y aquellos elementos estructurales (pilares) que conformaban el soporte de la fábrica. Contaba con una sala capitular de planta rectangular, donde se reunía el Concejo presidido por el Corregidor y Justicia Mayor de la Ciudad, y varias dependencias destinadas a archivo y oficinas, y las del pósito y la cárcel.
     Varios años estuvo Moguer sin edificio consistorial. La falta de presupuesto no permitió la reparación del antiguo, cuyo deplorable aspecto ofrecía a moradores y forasteros una imagen negativa de la ciudad y su institución municipal.
     En la sesión del 27 de enero de 1766 el Concejo, atendiendo a las sugerencias de Juan Francisco Ferreiro y Zerviño, acordó la construcción de un nuevo edificio para Ayuntamiento, Pósito y Cárcel, en consonancia con la política de reconstrucción nacional de las casas capitulares emprendida por el monarca ilustrado Carlos III.
     Una vez se arbitraron los recursos se llevó a cabo la demolición del antiguo cabildo, el cual sería sustituido por uno mucho más noble y espacioso con las piezas precisas, altos y bajos, oficio de escribanía pública y del cabildo, archivo, cárcel con varios calabozos y un pósito más amplio para las paneras. Mientras duraban las obras, el Concejo se trasladó provisionalmente a varios inmuebles localizados en la misma plaza pública.
     Hasta 1867 la fachada del edificio mantuvo sin alteración alguna su aspecto original. Ese año se colocaron las rejas de la arquería del piso bajo, procediéndose igualmente al acristalamiento de la galería superior. En 1942, gran parte de la crujía paralela a la calle de la Cárcel fue reconvertida en Casa de Socorro, Centro Primario de Higiene Rural y Centro Maternal.
     En 1970 dicha crujía desapareció después de la ampliación (áreas de oficinas y salón de actos en el espacio ocupado antes par el depósito carcelario) y restauración integral del complejo municipal realizada. Además se recuperó la fachada principal, la galería alta se abrió a la plaza al quitarle la cristalera que tenía, y se hizo dependencias interiores (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Capilla del Hospital del Corpus Christi
     Este edificio, conjuntamente con Santa Cla­ra, es el origen de la presencia franciscana en la ciudad. Aquí se fundó el primer convento de la Orden seráfica en Moguer, precisamente con el título del Corpus Christi, para religiosos franciscanos. La fundación la promovió el almirante mayor de Castilla, don Alonso Jofre Tenorio, junto a doña Elvira Álvarez, su esposa, en 1337. La comunidad de dicho cenobio desarrolló una intensa labor apostólica y cultural en escuelas de niños y cátedra de Gramática. La necesidad de un local más capaz para dichas actividades y la imposibilidad física de su ampliación por rodearlo numerosas viviendas, hizo que, en 1482, se trasladaran los frailes a un nuevo convento, titulado de Ntra. Sra. de la Esperanza. El VIII señor de Moguer, don Pedro Portocarrero, intentó fundar otro convento en el antiguo edificio del Corpus Christi, consiguiendo para ello una bula del Papa Julio II en 1504, pero la propia Orden estimó improcedente la existencia de dos conventos en la misma población.
     Es por ello, que el primitivo cenobio franciscano fue transformado en hospital para pobres. En 1515 se refundió con otros dos hospitales antiguos de la ciudad, dotándose por los señores de Moguer, que en 1685 nombraban ya a los administradores y tomaban cuentas del mismo. En la iglesia de este hospital, en 1712, sucedió el hecho prodigioso de que el Santo Cristo de la Sangre sudara ostensiblemente. Razón por la que la devoción popular hizo objeto de pecu­liar veneración a dicha imagen. Sin embargo, en 1732 el hospital estaba casi arruinado, y en 1747 se hacía constar que era insuficiente para el cumplimiento de sus fines asistenciales. En ese estado de penuria se encontraba el hospital cuando acaece el terremoto de Lisboa, tras el que fue demorada la restauración del edificio. En 1856 fue restaurado, componiéndose entonces de un patio rectangular del siglo XVI y una capilla pequeña. Todavía al comenzar el siglo XX subsistía como centro hospitalario. Hoy sólo existe la iglesia, que resultó destrozada en su interior en 1936, pues el hospital fue derruido y se construyó en su solar la Estación Enológica, cuya facha­da aún pervive, decorada con vistosos y polícromos azulejos de 1915. Hoy sirve de fachada al Teatro Municipal Felipe Godínez, construcción del arquitecto Ángel Gómez Macías en 1993.
     El templo presenta una sola nave, conservando su capilla mayor original. El ábside facetado, provisto de sus correspondientes contrafuertes, es obra gótico-mudéjar sevillano del siglo XIV. En el retablo de yesería que preside el presbiterio reciben culto las antiguas imágenes titulares de la Hermandad de la Vera Cruz, obras de Enrique Orce. El Crucificado, de 1938; y la Virgen de la Paz, imagen de candelero para vestir de 1942 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     El templo presenta una sola nave, conservando su capilla mayor original. El ábside facetado, provisto de sus correspondientes contrafuertes es obra gótico- mudéjar del siglo XVI. A este al cual se accede por un largo pasillo perpendicular a la nave y que la comunica con la vía pública.
     El eje de la nave y presbiterio se orienta con dirección aproximada NO-SE, con cabecera SE, concretamente formando 30º con la dirección O-E. El pasillo pues comunica con la calle en la dirección NE. Adosadas a la nave por el SO existen dos dependencias separadas por un patio. De ellas la más próxima al presbiterio vendría ubicada a sacristía, y la más alejada al alojamiento de guardesa.
     Las dimensiones del edificio son reducidas y adopta en planta una curiosa forma de T con alas desiguales.
     El edificio de la capilla ha quedado segregado de la unidad arquitectónica que formaba con el hospital de la Sangre, y que primitivamente fue el convento de San Francisco. De dicho hospital que contaba con un patio cuadrado de arcos de medio punto adosado a la capilla, solo resta la fachada cuya continuidad arquitectónica solo se rompe en el extremo izquierdo con el frontis que cobija el arco apuntado del portalón de acceso al pasillo de la capilla.
     Así pues la capilla tiene unas dimensiones de 26 metros de largo por un ancho de 5.20 metros en la nave y 8.60 metros en el ábside, con un cuerpo adosado a la nave de unos 17 metros de longitud por 3.50 metros de ancho. Por último el pasillo presenta una fachada de 3.70 metros (la única del edificio) y un fondo de unos 20 metros.
     Este edificio, conjuntamente con Santa Clara, es el origen de la presencia franciscana en la ciudad. Aquí se fundó el primer convento de la orden seráfica en Moguer, precisamente con el título de Corpus Christi, para religioso franciscanos.
     La fundación la promovió el almirante mayor de Castilla, don Alonso Jofre Tenorio junto con su esposa. La comunidad desarrolló allí una intensa labor apostólica y cultural en escuelas de niños. La necesidad de un local más capaz para estas actividades hizo que en 1482 se trasladaran los frailes a un nuevo convento llamado de Nuestra Señora de la Esperanza.
     El primitivo cenobio franciscano se transformó en hospital para pobres. En 1515 se refundió con otros dos hospitales de la ciudad. En la iglesia de este hospital, en 1712, sucedió el hecho prodigioso de que el Santo Cristo de la Sangre sudara ostensiblemente. Razón por la que la devoción popular hizo objeto de peculiar devoción a dicha imagen.
     En 1732 el hospital estaba casi arruinado. En 1856 fue restaurado, componiéndose entonces de un patio rectangular del siglo XVI y una capilla pequeña. Al comenzar el siglo XX aún subsistía como centro hospitalario. Hoy día sólo existe la iglesia, que resultó destrozada en su interior en 1936, pues el hospital fue destruido y se construyó en su solar la Estación Enológica, cuya fachada aún pervive y hoy sirve de fachada al Teatro Municipal Felipe Godínez, que fue construido en 1992 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Teatro Felipe Godínez
     Para su construcción se eligió un solar dentro del casco histórico de la ciudad, muy cerca de Ayuntamiento. Este solar, entre las calles Andalucía y Castillo, tenía la peculiaridad de estar en parte " invadido " por el edificio de la vecina capilla Corpus Cristo y de conservar una antigua fachada, datada aproximadamente hacia 1915 atribuida al arquitecto Aníbal González. Se decidió por su interés conservarla e integrarla en el nuevo edificio que se iba a construir.
     El acceso principal al teatro se realiza a través de esta antigua fachada, de la que, a fin de dotarla de mayor transparencia, se han eliminado los antiguos cierres de puertas y de ventanas, ampliándose los huecos hasta el nivel del suelo.
     Tras ella, y dejando entre ambas un pequeño vestíbulo, se ha construido una nueva fachada, traspasada la cual nos encontramos en los primeros espacios del recinto, entre los que destaca el largo pasillo destinado a pequeñas exposiciones.
     Al fondo se levanta la sala del teatro para un número aproximado de 350 espectadores, y el volumen que alberga la zona destinada a escenarios, camerinos, tramoyas, almacén, etc.
     El edificio ha sido dotado con todo el equipamiento necesario, a nivel de iluminación, telones, maquinaria... para la representación de espectáculos teatrales y musicales.
     La Fachada trasera, a calle Pastillo se deja con entrada directa de servicio para esta zona y como salida de emergencia.
     En la realización de proyecto se han tenido muy en cuento los materiales y los acabados de todo el edificio, entre los que destacan la madera y el estuco, así como el aprovechamiento máximo allí donde es posible de la luz natural.
     Construido en 1992 en conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América, y dedicado al dramaturgo moguereño Felipe Godínez (contemporáneo de Cervantes).
     La construcción de la Sala Felipe Godínez se lleva á cabo dentro del Programa Colón 92, programa de información de infraestructura que se puso en macha, por iniciativa de la Junta de Andalucía, en Moguer, y otros tres municipios Andaluces- Santa Fe en Granada, Sanlúcar de Barrameda en Cádiz, y Palos de la Frontera en Huelva- estrechamente vinculados a la figura de Cristóbal Colón. El Proyecto y Dirección de obras fueron realizados por el arquitecto Ángel López Macías y el arquitecto técnico Manuel del Pino Izquierdo.
     Concebido como un centro cultural con posibilidades de albergar pequeñas exposiciones, conferencias, etc., su destino principal, y el que se han dedicado mayores esfuerzos, es el de sala para espectáculos teatrales. Goza de una programación cultural tan variada y extensa que ha colocado actualmente a Moguer en un lugar privilegiado dentro de la Comunidad Andaluza (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Casa del Almirante Hernández Pinzón; Iglesia de Nuestra Señora de la Granada; Capilla del Hospital del Corpus Christi; y Teatro Felipe Godínez) de la localidad de Moguer (III), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

Más sobre la provincia de Huelva, en ExplicArte Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario