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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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miércoles, 28 de junio de 2023

Los principales monumentos (Monumento a la Coronación; Monumento a los Hermanos Niño; Panteón Zenobia y Juan Ramón; Capilla de San Sebastián; Ermita de Montemayor; Oratorio de Santa Ángela de la Cruz; y Capillas de las Cruces) de la localidad de Moguer (y IV), en la provincia de Huelva


    Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Monumento a la Coronación; Monumento a los Hermanos Niño; Panteón Zenobia y Juan Ramón; Capilla de San Sebastián; Ermita de Montemayor; Oratorio de Santa Ángela de la Cruz; y Capillas de las Cruces) de la localidad de Moguer (y IV), en la provincia de Huelva.

Monumento a la Coronación
     El monumento de la Coronación canónica de la Virgen de Montemayor se alza en la plaza de su nombre. Es obra del escultor Valentín Sabiote, de 1996. Se trata de una fuente rematada por un templete con la efigie de la Patrona de Moguer, acompañada por un ángel y por un campesino moguereño, todo trabajado en mármol blanco de Macael (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Monumento a los Hermanos Niño
     A la entrada de la ciudad, junto a la ermita de San Sebastián, está el monumento a los hermanos Niño, navegantes moguereños que hicieron posible el descubrimiento del Nuevo Mundo. El diseño es del artista onubense Juan Carlos Castro Crespo, en 1992. Su audaz silueta, inmersa en un estanque circular, que confiere al conjunto un gran dinamismo, queda rodeado por un espacio ajardinado y sugiere, a base de curvas y líneas rectas, las tres carabelas descubridoras (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     
Panteón Zenobia y Juan Ramón
     En el cementerio nos encontramos con el Panteón de Zenobia y Juan Ramón, que merecen ser mencionados por su interés artístico. Se localizan en el patio de San Pedro a la izquierda del crucero. Esta obra, realizada en piedra de granito y piedra de Novelda, fue realizada por el marmolista onubense Francisco Fuertes Pérez, en 1959 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Capilla de San Sebastián
     Se construyó, durante la Baja Edad Media, sobre la loma situada al noroeste de la ciudad, al pie de la carretera Moguer-San Juan del Puerto, punto de partida del antiguo Camino Real. Su primitiva edificación, de pequeño formato, coincidiría con el actual camarín de Ntro. Padre Jesús Nazareno. En el siglo XVI se produjo una ampliación del inmueble, pues se comienza a dar culto a San Roque y a la Virgen de Gracia.
     En 1617, Diego de Orozco fundó una capellanía. La crisis económica y demográfica del siglo XVII provocó la ruina del edificio. Por ello, se acometieron grandes obras en 1670, gracias a D. Pedro Gupil de Herrera, clérigo de menores. Entonces se realizó la techumbre de madera de la ermita, pero se demoró la construcción de la capilla mayor sacristía y oficinas. Por eso, en 1675, la Hermandad del Nazareno obtuvo permiso del Ayuntamiento, como patrono de la misma, para concluir las obras. Pero, ante la oposición del Arzobispado, la reedificación fue rematada por el citado Gupil de Herrera.
     Durante la primera mitad del XVIII, su estado de conservación fue inmejorable. Superado el seísmo de 1755 siguió abierta al culto. En 1810, con la invasión francesa, se utilizó como cuerpo de guardia; y, más tarde, como hospital. En 1835, el Cabildo municipal cedió detrás de la ermita los terrenos para el cementerio público, que comenzó a utilizarse al año siguiente. Poco después, entre 1840 y 1841, se efectuaron im­portantes reformas: Se hizo el presbiterio, se abovedó la nave, se levantó la espadaña y se dispuso en el costado izquierdo una galería porticada, que luego se cerró para ser usada como al­macén. En el flanco opuesto, desde el siglo XVII, estaba la casa del ermitaño.
     En 1936, los revolucionarios destrozaron el re­tablo mayor del siglo XVIII y las imágenes titulares. En 1950 se construyó, junto a la puerta principal, en el lado de la epístola, la capilla del Yacente. Y en 1999 se finalizaron importan­tes obras de consolidación, restauración y redistribución espacial. Se abrió, para equilibrar la composición tripartita de la fachada, una tercera puerta; y en el recinto interior dos nuevas capillas. De esa misma fecha son los azulejos polí­cromos de los titulares que flanquean la portada central.
     En definitiva, esta ermita se compone de ca­pilla mayor, camarín, una sola nave con bóveda de cañón, dos capillas laterales, tres salas de exposición, sacristía, sala de juntas y secretaría. Su imafronte mantiene, gracias al ondulante oleaje de su perfil superior, el regusto del tardobarroco popular. La bóveda semiesférica del presbiterio sobre pechinas, decorada con rocallas propias de fines del Setecientos, logra sugestivos efectos en su encalada arquitectura.
     En el flanco del evangelio, conforme se entra por la  portada principal de la ermita, hay una puerta que accede a una sala donde se expone el magnífico paso procesional de Ntro. Padre Jesús Nazareno. La talla fue realizada a partir de 1986 por Julián Sánchez Medina, en madera de cedro. Y Antonio Díaz lo doró en oro fino, en los talleres sevillanos de Santa Clara. Los faroles fueron ejecutados en el taller de orfebrería de Hijos de Juan Fernández, en 1993. Los bajorrelieves son obra del moguereño Miguel Ollero Márquez, desde 1998. Y los angelotes volande­ros se deben a Manuel Escamilla.
     Acto seguido, sobre el paramento, existe una pequeña placa de piedra donde se hace constar la fecha de la última restauración del inmueble, ultimada el 3 de diciembre de 1999. A continuación, abre un arco rebajado que permite el acceso a la capilla lateral de la Virgen de los Dolores. Se trata de una imagen de candelero para vestir gubiada por Antonio León Ortega en 1944. Dicho escultor restauró la efigie en 1977. Y en 1994 la remodeló el imaginero hispalense Berlanga de Ávila. Esta Dolorosa, también llamada Ntra. Sra. de Gracia, está  flanqueada por el Stmo. Cristo de la Misericordia y por San Juan Evangelista. El Crucificado fue tallado, entre 1970 y 1971, por Rafael Barbero Medina en Sevilla. El Evangelista, imagen de vestir, está atribuida a León Ortega en 1972.
     En la capilla mayor, con retablo pintado por Miguel Ollero, se deja ver, desde su camarín, la elegante escultura del Nazareno, imagen de vestir, efigiada por León Ortega en 1946. En la hornacina superior del retablo se expone el simulacro de San Sebastián, cotitular de la ermita, obra del imaginero cordobés Luis Sergio Torres Romero en 2002. Por el lado del evangelio, a través de una solemne puerta, se ingresa en la sacristía y desde allí, por la izquierda, se accede a una gran sala de exposición donde se atesoran los enseres artísticos más interesante del patrimonio cofrade. El techo de palio y las bambalinas, bordadas en oro y sedas de colores; e importantes piezas de orfebrería (varales, respiraderos, candelería, jarras, etc.). También se conserva la fi­gura de Simón de Cirene, escultura en madera policromada de Francisco Berlanga, de 1995. Y, por la derecha se sube al camarín del Nazareno, pintado al óleo por Miguel Ollero en 2005.
     Por el costado de la epístola, desde el presbiterio, se pasa a la Sala de Juntas, donde se expone el manto procesional de la Virgen de los Dolores, bordado en oro por los propios cofrades. Y des­de allí se ingresa en la Secretaría.
     De nuevo en la única nave de la ermita, frente a la capilla de la Virgen de Gracia o de los Dolores, se dispone la de Ntra. Sra de la Encarna­ción, imagen de candelero para vestir del siglo XVII, adaptada a dolorosa por León Ortega en 1972. Desde 1996 procesiona como Virgen de la Soledad, por ello fue restaurada en 2001 por el citado Luis Sergio Torres Romero. A sus plantas, sobre la mesa de altar se expone el yacente. Este Cristo, advocado de la Paz Eterna, fue gubiado por Antonio León Ortega entre 1961 y 1962. En otro altar contiguo se sitúa el grupo de la Oración del Huerto. Tanto el Cristo como el ángel confortador fueron tallados y policromados por el citado escultor ayamontino León Ortega, entre 1974 y 1975.
     Por último, otra puerta comunica con el salón donde se conserva el paso neobarroco del Cristo yacente, cuya urna fue tallada en madera por Alfonso Yañez Colomer y dorada por Eugenio Farelo (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Ermita de Montemayor
     Se alza sobre un altozano, a 2 km. de la ciu­dad, en dirección sureste. Su primitiva fábrica mudéjar, ya documentada en 1431, experimentó una gran transformación en 1745. Los albañiles moguereños Antonio Ruiz Guerrero y Manuel José de Garfias reconstruyeron la capilla mayor. El conjunto se completó con un soportal de dos arcos, espadaña y otras dependencias. En el total despuntaba la cúpula barroca que subsistió hasta la década de los setenta del siglo XX. Por en­tonces, sustituyeron tan interesante edificación por otra de mayores proporciones. La actual, con planta de cruz latina, tiene una sola nave, pronunciado crucero y capilla mayor con ábside facetado. A derecha e izquierda del presbiterio se disponen la sacristía y otra sala auxiliar. La capilla sacramental, de reducidas proporciones, se sitúa en el flanco del evangelio. Ahora, el pórtico presenta tres arcos.
     Flanquean la puerta principal del templo dos azulejos polícromos. El primero, dedicado como promesa por Manuel Morales Medina en 1924, representa a la titular con su espléndido manto verde. El otro reproduce un óleo sobre lienzo realizado por Benegas en 1956, que inmortaliza la procesión de la Virgen en la romería de 1955. Fue ejecutado por A. Chaves en la Fábrica Ramos Rejano de Sevilla y está fechado el segundo domingo de mayo de 1961. Y por el costado izquierdo del edificio se desarrolla otra galería porticada. En el lado opuesto hay un patio con pozo, la casa del er­mitaño y otros salones auxiliares.
     En su interior se ha colocado un Vía-crucis de cerámica polícroma, cuyas escenas están firma­das indistintamente por Cueto y por Sánchez Palacios en 2000. En la nave, en el lateral izquierdo, se expone el Santo Cristo de los Milagros, escultura en madera policromada de mediados del siglo XVI. En el interior de la capilla sacramental se guarda, desmembrado y mutilado, el retablo barroco que presidió la ermita hasta el tercer cuarto del siglo pasado. Se trata de un retablo de estípites ejecutado por el ensamblador sevillano José Cano en 1736. Y en el paramento derecho se cuelga un óleo de San José, de factura popular del Ochocientos. En el brazo del crucero, ubicado al lado del evangelio, hay dos lienzos. El prime­ro, copia de la Anunciación de Murillo, es obra reciente del pintor moguereño Francisco Manuel Rodríguez. El segundo, que reproduce el sacrificio de Isaac, corresponde al círculo de Sebastián de Llanos Valdés, hacia 1660-1665.
     La capilla mayor está presidida por la Virgen de Montemayor, patrona de la ciudad, imagen de candelero para vestir, con el Niño Jesús sobre su brazo izquierdo. Está firmada en Sevilla por Sebastián Santos Rojas en 1937. Se expone bajo el palio de sus plateadas andas procesionales, sobre un hermoso pedestal de azulejería blanca y azul, decorada con temas marianos. El diseño es del pintor moguereño José Enrique Azcárate Flores. Y se realizó en la década de los ochenta, en la fábrica sevillana de Mensaque, por el ceramista M. Romero.
     En el otro brazo del crucero existen otros dos óleos sobre lienzo. Uno, el de San Jerónimo penitente, es obra anónima de marcado sabor tenebrista. Y el otro, también pintado por Francisco Manuel Rodríguez, es copia de la Coronación de la Virgen de Velázquez. De nuevo en la única nave de la ermita, en el flanco de la epístola, está el enterramiento del obispo Infante. Y sobre él, en el mismo muro, se expone un retrato de tan ilustre moguereño.
     Piezas notables de la orfebrería de este santua­rio son las coronas de oro del Niño y la Virgen de la coronación canónica y el cetro, realizados por Orfebrería Villarreal en 1991, así como un cáliz vinajeras y copón neobarrocos, de 1931 y 1996, y un cáliz de plata dorada de Seco Velasco, de mediados del siglo XX. Entre los bordados del ajuar de la imagen de la Virgen hay que señalar el manto de terciopelo verde, con bordados del siglo XIX, atribuido a Juan Manuel Rodríguez Ojeda; un manto de terciopelo rojo, bordado en oro por Ana Camacho Roca en los años cuarenta del siglo XX; el manto procesional bordado por Francisco Contioso Camacho en 1967; el manto de la Coronación, realizado por los Talleres de Carrasquilla en 1991; dos sayas del siglo XVIII, bordadas en oro; y la saya y vestido del Niño, de la Coronación, estos últimos de 1991, realizados por Francisco Contioso (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     Este edificio mudéjar del siglo XV debió ser reconstruido tras el terrible Terremoto de Lisboa de 1755, que asoló gran parte del suroeste andaluz. Era un edificio modesto y encalado, que se abría al exterior a través de un porche con dos arcos de medio punto, rematado por la espadaña que resguardaba la campana.
     En el siglo XX, y debido a las reducidas dimensiones del santuario, se decidió realizar una profunda remodelación del mismo, en la cual se levantan un nuevo porche de tres arcos, una espadaña más airosa que la anterior y un nuevo patio de estilo andaluz adosado a la iglesia. Además, se construye un crucero en la iglesia, que adquiere así planta de cruz latina. Así las cosas, el actual edificio debe fecharse en los siglos XVIII y XX.
     La ermita se alza sobre un altozano, en los pinares de Montemayor, a dos kilómetros del pueblo, en dirección sureste. Su primitiva fábrica mudéjar, ya documentada en 1431, experimentó una gran transformación en 1745. Los albañiles moguereños Antonio Ruiz Guerrero y Manuel José de Garfias reconstruyeron la capilla mayor. El conjunto se completó con un soportal de dos arcos, espadaña y otras pertenencias.
     En el total despuntaba la cúpula barroca que subsistió hasta la década de los setenta del siglo XX. Por entonces esta edificación fue sustituida por otra de mayores proporciones. La actual, con planta de cruz latina, tiene una sola nave, pronunciado crucero y capilla mayor con ábside facetado. A la derecha e izquierda del presbiterio se encuentran la sacristía y otra sala auxiliar.
     La capilla sacramental, de reducidas proporciones, se sitúa en el lado del Evangelio. El pórtico, actualmente presenta tres arcos.
     La ermita es el lugar de culto de la Virgen de Montemayor, patrona de Moguer. En sus inmediaciones se celebra una de las romerías más emblemáticas de la provincia.
     El primer dato históricamente documentado que nos habla de la existencia de esta ermita es del año 1380, momento en el que ya se encontraba levantado el templo y en él se rendía culto a "Santa María de Montemayor". Del primer tercio del siglo XV, más concretamente del año 1431, procede una donación testamentaria en favor de esta advocación por parte de un vecino de Moguer.
     La ermita se encuentra situada a dos kilómetros del núcleo urbano de la ciudad. Su construcción esta ligada a la aparición en el mismo lugar de la patrona moguereña la Virgen de Montemayor. Según cuenta la leyenda fue encontrada por el pastor Alonso Núñez en ese lugar, llamado Tamar o Tamaríz, donde fue escondida por el sacerdote moguereño Antonio Quinta Cabañas en el año 714.
     El segundo domingo del mes de mayo, se celebra la populosa Romería de Montemayor, que logra convocar a miles de personas cada año. La romería tiene lugar en los pinares donde se halla la ermita, que conforman un espacio natural público donde no existen casas privadas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Oratorio de Santa Ángela de la Cruz
     La devoción popular a Santa Ángela tiene su origen en la fundación de un convento de la Compañía de la Cruz, debida a doña María J. Piñar y Pickman, viuda de Flores, por lo que fue nombrada Hija Adoptiva de la ciudad en 1949. En la antigua calle de la Aceña, rotulada con el nombre de la Santa en 1997, se ubica dicho con­vento, frente al que se sitúa el actual oratorio. Esta pequeña edificación fue construida en 2004 por suscripción popular. Los planos de planta y alzado corresponden al artista moguereño José Enrique Azcárate Flores. Los maestros albañiles Manuel Domínguez Gómez y Antonio Romero Cumbreras realizaron  esta obra.
     La fachada principal presenta una puerta ad­intelada con sencillo enmarque de orejeras, sobre pilastras y traspilastras, con frontón triangular partido, en cuyo centro se dispone una hornacina con cruz de cerrajería. Sobre el alero del tejado despunta un castillete con almenas y merlones, resaltando en la cota más elevada una veleta de hierro. En su interior destaca un sobrio retablo, compuesto con elementos del siglo XVIII, es de madera dorada y policromada. En su hornacina se venera a Santa Ángela de la Cruz, escultura en madera policromada, obra de Juan Manuel Miñarro. Dicha efigie es una reproducción fidedigna de la realizada por este autor para la catedral de la Almudena de Madrid (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

Capillas de las Cruces
     Desde finales del siglo XIX y a lo largo del si­glo XX se edifican las pequeñas capillas dedica­das a las Cruces. En 1906 poseía ya su oratorio la Cruz de la calle Olivos. Posteriores son las capillas de la Cruz de la calle Friseta, calle de Enmedio y calle Picos. Presentan en común su sencilla fachada con espadaña y campana y estructura interior de una sola nave (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

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