Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el busto del Beato Ramón Llull, en la enjuta, entre los arcos de las provincias de Badajoz y Baleares, de la Plaza de España, de Sevilla.
Hoy, 29 de junio, Memoria, en una nave frente a las costas de la isla hoy española de Mallorca, Beato Ramón Llull, religioso de la Tercera Orden Regular de San Francisco y mártir, el cual, varón de gran cultura e iluminada doctrina, para propagar el Evangelio de Cristo estableció un diálogo fraterno con los sarracenos (1316) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte el busto del Beato Ramón Llull, en la enjuta, entre los arcos de las provincias de Badajoz, y de Baleares, de la Plaza de España, de Sevilla.
La Plaza de España [nº 62 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; nº 31 en el plano oficial de la Junta de Andalucía; nº 1 en el plano oficial del Parque de María Luisa; y nº 11 al 21 en el plano oficial de la Exposición Iberoamericana de 1929], se encuentra en el Parque de María Luisa [nº 64 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla]; en el Barrio de El Prado-Parque de María Luisa, del Distrito Sur.
La plaza de España consta de cuatro tramos de catorce arcos cada uno, en cuya parte inferior se sitúan bancos de cerámica dedicados a cada provincia española. Flanquean el conjunto dos torres, denominadas Norte y Sur, intercalándose tres pabellones intermedios, que corresponden a la Puerta de Aragón, la Puerta de Castilla y la Puerta de Navarra. El central o Puerta de Castilla es de mayor envergadura y alberga la Capitanía General Militar.
En las enjutas de los arcos que componen la gran arcada que circunda toda la plaza, dentro de unos tondos de profundo sabor renacentista italiano, modelados en alto relieve y esmaltados en blanco sobre fondo azul cobalto, aparecen los bustos de personajes de especial relevancia en la historia de España. Su ejecución original corrió a cargo de las Fábricas de Mensaque Rodríguez y Cía. y de Pedro Navia.
En orden cronológico, figuran tanto aquellos destacados en las ciencias, en las humanidades, en las artes o en las armas, como reyes o santos.
Son un total de cincuenta y dos, distribuidos en cuatro series de trece personajes, dispuestos entre los catorce arcos de cada tramo de la plaza.
Es sorprendente el repertorio de estos personajes ilustres que desde sus privilegiados balcones en la arcada, disfrutan del ancho espacio de la hermosa plaza. Simultáneamente, ellos son vistos por los paseantes como muestra de la gloria de España y como ejemplo a seguir (La Cerámica en la Plaza de España de Sevilla, 2014).
En este caso el personaje histórico representado es el Beato Ramón Llull, en un busto del que no he hallado su referente directo.
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía del Beato Ramón Llull, religioso y mártir;
Nació hacia 1235 en Palma de Mallorca, se crió en la corte de Jaime II de Mallorca. Después de una juventud disipada, se retiró de la vida mundana hacia los treinta años, y tomó el hábito de la orden franciscana.
Dio clases en Montpellier, París y Roma, luego trabajó en la conversión de musulmanes en el norte de África.
En su último viaje fue lapidado por los pobladores de Bugía. Una nave genovesa lo transportó muy malherido a Mallorca, donde murió en 1315. Alquimista en busca de la piedra filosofal, hubo quienes lo consideraron un hereje y demente, pero muchos otros lo creyeron un inspirado y mártir (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía del Beato Ramón Llull, personaje que se encuentra representado en la enjuta entre los arcos de las provincias de Badajoz, y de Baleares, de la Plaza de España:
Ramón Llull, (Palma de Mallorca, Islas Baleares, 1232 – anterior a marzo de 1316). Escritor religioso, terciario franciscano, misionero, filósofo, teólogo y beato.
Nacido unos tres años después de la conquista de Mallorca en 1229 por Jaime I de Aragón, Llull fue miembro de una familia burguesa procedente de Barcelona. Aunque la Vita coaetanea de Llull, redactada en latín en 1311 por monjes de la cartuja de Vauvert en París, al describirle como “senescal del rey [Jaime II] de Mallorca” (hijo de Jaime I de Aragón y su sucesor en Mallorca), carece de una base fidedigna, se sabe que Jaime II le conoció y le prestó su apoyo. Hacia 1275 fue responsable de un examen y aprobación de las primeras obras lulianas y Llull le convenció de que fundara un convento franciscano en Miramar en la costa de Mallorca, donde trece frailes franciscanos pudiesen aprender árabe, y, sin duda, también estudiar el arte luliano. Un documento pontificio del 17 de octubre de 1276 especifica el objeto de la fundación: la preparación de misioneros para las tierras de Islam, lo cual fue siempre uno de los principales objetos de Llull.
La Vita coaetanea tiene gran valor, pero también lagunas importantes. Afortunadamente, existen documentos que ayudan a llenar los huecos de la Vita y desde 1292 los colofones de las obras lulianas indican la fecha y lugar de su composición. Se sabe que, cuando Llull se casó, antes de septiembre de 1257, poseía bienes tanto en Cataluña como en Mallorca. Su mujer, Blanca Picany, era miembro de una familia más importante que la suya. Llull y Blanca tuvieron dos hijos; la hija se casó con un noble mallorquín; los hijos y el yerno aparecen en el testamento de Llull de 1313.
El gran cambio en la vida de Llull fue producido por su conversión, hacia 1263, que fue seguida por peregrinaciones a Santiago de Compostela y a Rocamadour, en Francia. Aunque siempre permaneció lego, adoptó una vida muy austera. Fue influido por las dos grandes Órdenes de su tiempo. Vaciló muchos años entre los dominicos y los franciscanos. Imitando a san Francisco, vendió la mayor parte de sus posesiones y en 1290 recibió unas cartas comendaticias del general de los franciscanos. Según una tradición del siglo XIV, Llull se hizo terciario franciscano en 1295. Antes de esto, bajo la influencia personal del dominico san Raimundo de Peñafort, quien había fundado los primeros colegios para enseñar lenguas orientales, Llull pasó nueve años (c. 1265-1274) estudiando árabe con un esclavo que había comprado. La fundación de Miramar era una imitación de dichos colegios. También estudió Gramática Latina, Filosofía y Teología Cristiana, aunque no consta si efectuó estos últimos estudios en la abadía cisterciense de La Real, con la que tuvo contactos religiosos, o, quizá con más probabilidad, con los franciscanos o los dominicos de Mallorca.
Durante aquellos nueve años, Llull escribió sus primeras obras importantes, el Compendio de la Lógica de al-Ghazzali, el gran Llibre de contemplació, y el Llibre del gentil e dels tres savis. Estas obras fueron originalmente escritas en árabe (los textos originales están perdidos) y después traducidas al catalán. Hacia 1274 Llull recibió, dice, una “iluminación” en el Monte Randa que le dio la forma en que redactar su primera Ars magna (el Ars compendiosa inveniendi veritatem).
El fin apologético que hay tras las obras de Llull es indiscutible. Cuando dejó la vida mundana para dedicarse a la religiosa, Mallorca era todavía un lugar en buena parte musulmán. Los dominicos y franciscanos que Llull conoció ya estaban ocupados en la conversión de las comunidades musulmanas y judías que desempeñaban un papel muy importante en la Corona de Aragón. Era casi inevitable que Llull se sintiera interesado por el mismo tipo de apostolado. Habría de consumir su vida actuando y escribiendo. Mas para que los cristianos convirtieran al mundo, habían de llevar una vida cristiana. De aquí que Llull abogara siempre por la reforma dentro del mundo cristiano. Menéndez Pelayo observó que Llull fue el más práctico de los reformadores: “No hay una sola de las reformas sociales, pedagógicas o eclesiásticas propuestas [en sus libros] cuyo fondo no esté dado en alguna de las instituciones de la Edad Media y de su patria catalana, ninguna de las cuales él intenta destruir, sino avivarlas por la infusión del espíritu cristiano, activo y civilizador”.
Después de 1278, Llull vivía esencialmente fuera de Mallorca. Parece que su base principal era Montpellier, que formó parte del reino de Mallorca. La gran mayoría de sus obras fueron escritas en Francia o Italia. Emprendió una larga serie de visitas a la Curia romana. Estaba allí en 1287, entre 1291 y 1292, cuando dedicó su primera obra sobre la Cruzada a Nicolás IV, y entre 1294 y 1296, cuando presentó peticiones a san Celestino V y a Bonifacio VIII. Después, en 1305 y 1309, visitó a Clemente V en Francia y entre 1311 y 1312 estuvo presente en el Concilio General de Viena, que fue donde consiguió su único triunfo (aparte de la fundación de Miramar en 1276, monasterio que duró menos de veinte años), o sea, un decreto proclamando la creación de cátedras de Hebreo, Árabe, y “Caldeo” (Siríaco) en cinco centros distintos (en el siglo XIV este decreto sólo fue realizado en París y en la Curia). Es casi cierto que la publicación de este decreto fue debida a la influencia que ejercía sobre el papado Felipe IV de Francia, con quien Llull estaba entonces en contacto. De los Papas de su tiempo, Llull consiguió muy poco y parece evidente que en sus últimos años tuvo que depender mucho más de los Reyes que del papado.
Llull visitó varias cortes reales con el fin de pedir ayuda para sus planes misioneros, para la reforma de la Iglesia, y, desde 1292, para la Cruzada. En 1294, solicitó la ayuda de los angevinos de Nápoles. En 1301 estaba en Chipre, visitando al Rey, y en 1302 en Asia Menor: su objeto era ver al Khan de los tártaros, posibles aliados de los cruzados. Entre 1312 y 1313 dedicó varias obras al hermano de Jaime II de Aragón, Federico III de Sicilia, protector de los franciscanos espirituales y de Arnaldo de Vilanova, con quien Llull había estado en contacto unos años antes, y entre 1313 y 1314 pasó un año en Mesina, al parecer sin gran éxito. Tuvo contactos con la República de Venecia y visitó muchas veces Génova; pero puso sus esperanzas principales en los reyes Felipe IV de Francia y Jaime II de Aragón. Estuvo en París entre 1287 y 1289, 1297 y 1299 y 1309 y 1311. Dedicó muchas obras a la Cruzada y contra los “averroístas” de la Universidad de París a Felipe IV y recibió, en 1310, cartas de comendación del Rey. En 1299 consiguió de Jaime II un documento que le permitía predicar en las sinagogas y en las mezquitas de la Corona de Aragón. En 1305, presentó a Jaime su Liber de fine, que trata de la cruzada de Granada. El Rey intentó proteger y ayudar a Llull durante su última misión al norte de África, pues había emprendido misiones a Túnez entre 1292 y 1293 y a Bujía, en Argelia, en 1307, y tornó a Túnez entre 1314 y 1315). Llull murió, probablemente en Mallorca, de muerte natural, antes de marzo de 1316; fue enterrado en San Francisco de Palma. Las leyendas de su martirio carecen de fundamento. Su fiesta se celebra en la Orden Franciscana el 3 de julio. Desde el siglo XVI, al menos, ha sido venerado como santo en Mallorca y Cataluña. En 1858, el papa Pío IX confirmó su beatificación.
Durante sus visitas a París, Llull enseñó su Arte públicamente en la Universidad. Fue en París donde logró reunir discípulos universitarios. Llull escribió unas doscientas cuarenta obras; de ellas, unas ciento noventa sólo se conservan en latín, aunque su mayor parte, y especialmente las más importantes, fueron originalmente escritas en catalán. La inspiración de todas las obras de Llull, incluso sus poemas y sus grandes novelas filosófico-sociales, como Blaquerna (1283) y Félix (1287-1289), fue el deseo de promover la reunificación de toda la humanidad en Cristo, especialmente por medio de la conversión de musulmanes y judíos y de los tártaros paganos, que constituían una amenaza temible para la cristiandad del siglo XIII. Como dice Robert Pring-Mill, Llull fue el primero en utilizar una lengua romance para discutir temas teológicos, filosóficos, éticos y científicos, convirtiendo el catalán en un lenguaje de alta cultura, que podía expresar conceptos antes sólo discutidos en la Península Ibérica en latín, árabe o hebreo. En esto, Llull se aparta notablemente de la tradición escolástica medieval. Aunque sus obras místicas se sitúan dentro de la tradición franciscana, Llull indica que su obra maestra, el Llibre d’amic e amat, está influenciada por la mística de los sufís musulmanes.
La vida de Llull fue sobre todo una batalla contra el Islam, no sólo en España y el norte de África, sino también en la Universidad de París, donde tuvo que luchar contra los “averroístas”. Contra ellos, empleó su Arte (sobre todo el Ars generalis et ultima de 1305- 1308 y la versión abreviada, el Ars brevis de 1308 —más filosóficos y menos polémicos que la primitiva Ars compendiosa inveneniendi veritatem—), donde trató de demostrar la unidad de todas las ramas del saber. Para Llull no puede haber oposición fundamental entre filosofía y teología. La expresión más clara de este pensamiento es el Arbre de ciència (Arbor scientiae) (1295-1296), una enorme enciclopedia donde Llull intenta la clasificación de todo saber bajo un plan unitario.
Para Llull, Dios, en cuanto puede ser comprendido por nosotros, consiste en una serie de atributos divinos o “Dignidades”, que constituyen los principios absolutos del Arte luliano. Estas Dignidades (en las versiones posteriores del Arte son nueve: bonitas, magnitudo, etc.) son los instrumentos de toda perfección creada. La esencia del Arte no consiste en demostración, sino en la reducción metafísica de toda la creación a las Dignidades, y en la comparación de seres particulares en su luz, utilizando los principios relativos: differentia, concordantia, etc. Los principios absolutos y relativos forman juntos los principios comunes de todas las ciencias. Estos principios se combinan en figuras circulares, donde se sustituyen letras por los nombres (B = bonitas y differentia, etc.).
La filosofía de Llull (que hay que distinguir de los métodos combinatorios del Arte) es un realismo neoplatónico, transmitido a través de la tradición agustiniana. La utilización por Llull de Escoto Eriúgena, san Anselmo, san Buenaventura y Roger Bacon, se discute todavía. Llull conoció escritos musulmanes y estaba en contacto en Barcelona con eruditos judíos. El que se haya podido descubrir la fuente de la teoría luliana de las “Dignidades” en las “hadras” musulmanas o en los “sephiroth” de la Cabalá judía (“hadras” y “sephiroth” son términos para los atributos divinos) demuestra que la doctrina de Llull, aunque cristiana en origen, pudo constituir una base para el diálogo con eruditos de otras religiones. Dos de las características más llamativas del pensamiento luliano —su racionalismo y su énfasis en la importancia de la acción— se explican cuando se recuerda la inspiración polémica de sus ideas. En realidad, las rationes necessariae de Llull, con que intenta probar los artículos de la fe, son razones de congruencia y analogía, no principios deductivos. Frente a la teología escolástica del islam, que quiso demostrar la fe musulmana, Llull intentó mostrar que cualquiera que empieza con una creencia en la unidad de Dios y en los atributos divinos, tiene que acabar haciéndose cristiano. La difusión del lulismo empezó durante la propia vida de Llull. Incansable propagandista de sus ideas, intensamente convencido de la necesidad y el valor único de su Arte, no se ahorró ningún esfuerzo que pudiera conservar y multiplicar sus escritos. Dedicó ejemplares a Papas, Reyes y otros personajes importantes, muchas veces pidiendo que fueran copiados. Parece que viajó generalmente acompañado de uno o más discípulos, que le servían como copistas. Así, pudo diseminar copias de sus obras más recientes, en las ciudades por donde pasó, en Francia, Italia y Cataluña.
En sus últimos años, Llull estaba interesado en formar tres colecciones principales de sus obras para perpetuar el conocimiento de sus ideas. El autor anónimo de la Vita, escrita en París en 1311, cierra su relato diciendo: “Sus libros están dispersos a través del mundo, pero hizo tres colecciones especiales, esto es, en el monasterio de cartujos de París, en la casa de cierto noble de la ciudad de Génova y en la casa de cierto noble de la ciudad de Mallorca”. Esta concentración de las obras lulianas en la cartuja de Vauvert en París, en la casa de Perceval Spinola en Génova, y en la casa del yerno de Llull, Pere de Sentmenat, en Mallorca, se precisa más en el testamento de Llull, otorgado por él el 26 de abril de 1313.
Es difícil saber hasta qué punto las intenciones de Llull llegaron a la realidad. No se tienen pruebas de la utilización de los manuscritos de Génova. También faltan pruebas para la existencia de una escuela luliana en Mallorca en el siglo XIV. En este siglo, el lulismo floreció en Francia y Valencia.
Existe una serie de obras (casi todas anónimas o atribuidas a Llull mismo) fechadas en Valencia entre 1327 y 1338. Casi todas son de carácter místico. Desde 1369 en adelante el inquisidor dominico, Nicolás Eymerich, lanzó una serie de escritos contra los lulistas valencianos, acusándoles de herejía. Por desgracia, no se conserva ninguna contestación de parte de ellos. Según Eymerich, estaban emparentados con los franciscanos espirituales, beguinos, etc.
Otro tipo de lulismo, bastante más ortodoxo, está documentado en Francia. Este lulismo desciende de Llull mismo. Pruebas del interés francés hacia el lulismo son las traducciones francesas de Blaquerna, Félix, la Doctrina pueril, el Llibre del Gentil y el Llibre qui és de l’Orde de Cavalleria, todas del siglo XIII o XIV. La Vita de 1311 es acompañada de un catálogo de ciento veinticuatro libros de Llull, seguramente un índice de la colección de Vauvert. La figura más importante del lulismo de París es Thomas Le Myésier, canónigo de Arras. Se hizo discípulo de Llull hacia 1287. Es probable que ya en vida de Llull, Le Myésier empezara la preparación de cuatro compilaciones lulianas. Se conserva el Electorium magnum (París, Bibl. Nat. ms. lat. 15450, que es incompleto pero hay de él una copia tardía) y el Breviculum (Karlsruhe, St. Peter, perg. 92). Este último manuscrito fue presentado por Le Myésier a Jeanne de Bourgogne-Artois, reina de Francia, la mujer de Felipe V (1316-1322). Mientras que el Breviculum demuestra que la actividad de Llull en la Corte real de Francia fue continuada por Le Myésier, el Electorium es una síntesis del lulismo para la Universidad de París. Desde la muerte de Le Myésier en 1336 hasta el final del siglo XIV, se sabe muy poco del lulismo parisiense. Pero las colecciones lulianas de Vauvert y de la Sorbona (enriquecida esta última con el Electorium y otros manuscritos de Le Myésier) fueron ampliamente utilizadas desde muy temprano. Antes de 1400, algunos de los textos más interesantes del primitivo lulismo de París llegaron a Valencia, Barcelona y Mallorca (Jocelyn N. Hillgarth, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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