Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Patio de los Bojes, de Juan de Oviedo, en el Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
Hoy, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Patio de los Bojes, de Juan de Oviedo, en el Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
Comunicado con el refectorio, de quien adopta primitivamente su nombre, este claustro, nos insiste Fray Juan Guerrero, «es tan maravilloso como la escalera, por haberse labrado todo a un tiempo y haberlo enriquecido con el mismo ánimo que el otro; tiene riquísima pintura como el primero, la cual contiene la vida de Nuestro Patriarca Santísimo. Acompañando los cuadros en medio de cada uno una tarjeta dorada, con las armas doradas de León y Castilla, y armas de Aragón. Pilares blanquísimos con unos arcos que sustentan los claustros altos y un ventanaje de balcones verdes y dorados, con unas cornisas y pilastras de ladrillo cortado, que admira su primor y su costa. En medio de este claustro hay otra fuente muy hermosa que de ordinario está corriendo casi que hace este segundo claustro aventajarse al primero, en alegría, costo, curiosidad y riqueza».
De planta rectangular y menores dimensiones que el claustro grande, su ejecución -simultánea al anterior- es llevada a efecto tan sólo unos años antes que la escalera; tal vez en la segunda década del siglo.
La ordenación de su alzado, de un léxico manierista extraordinariamente rico en licencias anticlásicas, nos remite a fórmulas compositivas propias de la «tercia maniera» italiana, fundamentalmente de génesis romanas y genovesas.
En su cuerpo bajo, frágiles columnas de un módulo heterodoxamente clásico, volteadas por arcos de medio punto que descansan sobre cimacio para mayor esbeltez de la composición. Sobre entablamento, con friso de casetones y ménsulas, se eleva el cuerpo noble. En él, alternancia de vanos y macizos. Los primeros, separados por adosadas pilastras, están rematados por frontis triangular o semicircular con gran ménsula en su tímpano. Los segundos, destinados a una decoración pictórica hoy desaparecida, presentan diseño de vano ciego con orejas salientes, coronados por entablamento y un segundo cuerpo ornamental expresado por cartela -muy vignolesca- enmarcada por extrañas ménsulas que nos evocan morfemas tardorrenacentistas propios del repertorio decorativo -años atrás ensayado- de la Alta Andalucía.
Ya nos ha indicado Fray Juan Guerrero que todo este complicado léxico de molduras, cuya composición se articula en apretados ejes de verticalidad, estaba materializado en ladrillo cortado y visto. Si a ello unimos la rejería de balcones en verde y oro, junto con la ornamentación pictórica -de trazo geometrizante- de los entrepaños, el efecto cromático no podía ser más deslumbrante. Un cromatismo exultante y vigoroso que compite con la plantación floral del jardín, el verdor de sus setos y la pureza blanca de sus mármoles. Mas, por si todo esto fuera poco, en sus muros -aunque habitualmente protegidos por cortinajes- lucía un ciclo pictórico claustral inmortal: la vida de San Pedro Nolasco contratada por la Merced Calzada a Francisco de Zurbarán en 1628.
Esta serie debió constar de veintidós cuadros; de ellos hoy solamente se conservan, repartidos por diversos museos del mundo (Burdeos, México, Cincinati, Eccleston, Madrid) un total de seis. El ciclo, correspondiente a un programa estrictamente monacal, será continuado Francisco de Reyna, Juan de Zurbarán y Juan Luis Zambrano, quienes efectúan cuatro nuevos lienzos hacia 1645, en la actualidad expuestos en la Capilla de San Pedro de la Catedral sevillana (Arsenio Moreno Mendoza, El Museo, en El Museo de Bellas Artes de Sevilla, Tomo I. Ed. Gever, Sevilla, 1991).
Conozcamos mejor la Biografía del autor del Patio de los Bojes del Museo de Bellas Artes, Juan de Oviedo y de la Bandera;
Juan de Oviedo y de la Bandera, (Sevilla, 21 de mayo de 1565 – Bahía, Brasil, 25 de marzo 1625). Ingeniero militar, arquitecto, matemático y escultor.
Se formó posiblemente con su padre, Juan de Oviedo y Fernández, y con el prestigioso imaginero Miguel Adán en Sevilla. Autor de los retablos de Azuaga (Badajoz, en 1588), Cazalla de la Sierra (1592) y el de la iglesia del Salvador en Sevilla, en 1601. Fue maestro mayor de construcciones y arquitectura en la provincia de León y posteriormente en Sevilla. Como arquitecto, llevó a cabo en esta última ciudad una amplia labor constructiva, realizando en la misma, entre otros, los templos San Benito, donde recurre a las columnas pareadas ya empleadas por el arquitecto milanés Vermondo Resta, y San Leandro, y los conventos de la Asunción (1615) y de la Encarnación de Belén.
Su obra más emblemática es la iglesia y el convento de Nuestra Señora de la Merced, actual Museo de Bellas Artes de Sevilla, comenzada en 1606 y terminada, en su parte más importante, en 1612. A él se debe, igualmente, el túmulo erigido en 1598, en la catedral sevillana al rey Felipe II (obra de las denominadas efímeras), elogiado por Cervantes, y en la que colaboró el famoso imaginero Martínez Montañés y más adelante, el correspondiente a la reina Margarita de Austria en 1611.
Como ingeniero civil llevó a cabo las obras del encauzamiento del río Guadalquivir, estableciendo, para prevenir las riadas, un sistema de desagüe por husillos, obras para el abastecimiento de agua, y para la restauración de edificios, entre los que se encuentra el del propio ayuntamiento de la ciudad.
El contacto directo con personajes como el duque de Alcalá o el conde-duque de Olivares, le promocionan en la Corte, como ingeniero militar de la corona de España. Parece que era nombrado en 1600 Ingeniero del Rey, y en 1604 se encontraba en Sevilla, donde recibía instrucciones del ingeniero Tiburcio Spannochi (ingeniero mayor de las fortificaciones de los reinos de España). También a principios de siglo, era enviado a Almería para que estudiara sus fortificaciones. Resultaba que la ciudad había desbordado el perímetro defensivo construido a finales del siglo anterior, incluso la catedral se había construido fuera del recinto. Oviedo, para solucionar el problema, realizaba unas trazas e iniciaba las obras de unas nuevas murallas que englobaban las zonas extrarradio, e incorporaban a la vez las fortificaciones ya materializadas anteriormente.
En el sur de España realizó numerosas obras de fortificación, fundamentalmente las torres vigías del litoral, de las que terminó o construyó cuarenta, poniendo en “estado de defensa” toda la costa de la baja Andalucía, así como los castillos de Puerto Real, el Puntal y Matagorda. Realizaciones determinas por el concejo sevillano, el cual, por intereses defensivos, le había encargado la dotación de construcciones militares y equipos de artillería en localizaciones estratégicas de la costa andaluza.
En 1614, la corona le ordenaba la recuperación, restauración y fortificación de la plaza africana de La Marmora (Túnez) tras el ataque turco. Por otro lado, la actuación de Oviedo en Málaga no es fácil de concretar, pudiendo haber intervenido en las torres costeras y las defensas del muelle de Málaga preparando la visita de Felipe III. Su intervención en el antiguo reino de Granada sí está documentada. Más tarde, en 1621 visitaba la costa de Almería, informando al Consejo de Guerra de la necesidad de reparar la torre llamada de “La Garrucha”, en la citada costa.
En marzo de 1621 presentaba un proyecto para la reparación de los daños sufridos en la costa almeriense, tras el ataque de los turcos, ofreciendo soluciones de mejora alternativas en sus informes. Posteriormente, reparaba y fortificaba el lienzo de muralla de la ciudad de Almería, para el que tuvo que trazar un tramo abaluartado completamente nuevo. Tanto el proyecto citado, como los informes, estaban relacionados con el Informe sobre la visita de Íñigo Briceño de la Cueva (capitán general de la costa del reino de Granada) a las fortificaciones de la costa del Reyno de Granada, fechado en Almería en marzo de 1621. Briceño iba acompañado de Juan de Oviedo, y en él mismo señala que “la planta del reducto y murallas desta ciudad de Almería ymbió a V.M. hecha por mandato del Jurado Juan de Oviedo […]”. También y con respecto a Níjar, señala Briceño que “El Casillo de Rodalquilar … de Don Fadrique de Bargas Manrique, … el qual tiene obligación a su reparo, como V.M. mandará ver, por la relación del Jurado Juan de Oviedo […]”.
Fuera de las fronteras andaluzas, de nuevo a las órdenes de Tiburcio Spanoqui, trabajaba en las fortificaciones de la cornisa cantábrica y de la frontera con Francia.
En 1625, era nombrado ingeniero militar de la Armada de Felipe IV y asignado con 40 ducados a la flota del capital general don Fadrique Álvarez de Toledo Osorio, que partió hacia Brasil para recuperar Salvador de Bahía, ocupada por los holandeses. Oviedo partía con la misión de reconstruir y acrecentar las fortificaciones de Bahía una vez recuperada, pero murió antes de que se tomara. Cuando replanteaba una batería en el puesto de vanguardia de San Benito, recibió un cañonazo que le voló la pierna y murió desangrado en muy poco tiempo, a la edad de sesenta años.
Trabajó también, como Cristóbal de Rojas, en la fortificación de Gibraltar y en la de Cádiz.
Era caballero del Hábito de Montesa (1617), maestro mayor de Sevilla y “familiar” de la Inquisición (Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
Conozcamos mejor el Día Mundial del Medio Ambiente;
El ser humano es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la especie humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, las personas han adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto las rodea.
Las Naciones Unidas, conscientes de que la protección y el mejoramiento del medio humano es una cuestión fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo entero, designaron el 5 de junio "Día Mundial del Medio Ambiente".
La celebración de este día nos brinda la oportunidad de ampliar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la conservación y la mejora del medio. Este día ha ido ganando relevancia desde que comenzó a celebrarse en 1974 y, ahora, es una plataforma mundial de divulgación pública con amplia repercusión en todo el globo.
El país anfitrión del Día Mundial del Medio Ambiente, donde tienen lugar las celebraciones oficiales, varía anualmente.
Cada Día Mundial del Medio Ambiente se centra en un tema con que concienciar al público sobre un asunto ambiental particularmente apremiante (ONU).
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El Patio de los Bojes del Museo de Bellas Artes, al detalle:
Panel cerámico de la Inmaculada con dos monjas mercedarias, anónimo
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