Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

domingo, 31 de agosto de 2025

Experiencia Explicarte Sevilla, por la Sevilla, Patrimonio de la Humanidad

     Tras la recomendación de nuestra amiga Ana García, nos plantea hacer una ruta por la Sevilla, Patrimonio de la Humanidad, para parte de su familia.
     Nos pusimos manos a la obra, y les ofrecimos conocer en profundidad la Catedral de Santa María de la Sede y el Archivo de Indias, así como comentamos el exterior de los Reales Alcázares, partiendo desde la Puerta de Jerez, para conocer parte de los alrededores y de la historia de nuestra ciudad. Gracias a Ana, por contar con ExplicArte Sevilla para mostrarles parte de la ciudad hispalense, porque con ExplicArte Sevilla tenemos la posibilidad de organizarte la visita que tu quieras.
     La visita comenzó en la Puerta de Jerez, donde contemplamos la Casa de los Guardiola, y la Capilla de Santa María de Jesús, para comentar el inicio de la Ruta de Magallanes, y a través de la calle San Gregorio llegar a la plaza de la Contratación (Casa de la Contratación) donde comentamos la Ruta de Sevilla, Ciudad de Ópera, y de ahí a la plaza del Triunfo (Triunfo de Ntra. Sra. del Patrocinio), desde la que contemplamos el Real Alcázar y la Cilla del Cabildo, para a través de la calle Santo Tomás, explicar el exterior de la Casa Lonja (Archivo de Indias), para profundizar en el interior del mismo, así como posteriormente hicimos con la Catedral de Santa María de la Sede, donde contemplamos gran parte de sus dependencias y capillas, finalizando la ruta en la calle Alemanes.
   Os dejamos una serie de fotografías de dicha experiencia, y si quieres vivir una experiencia privada y personalizada a tu gusto, sólo tienes que contactar con ExplicArte Sevilla en Contacto, y a disfrutar del patrimonio e historia del lugar que elijas.









Más Experiencias ExplicArte Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

Los principales monumentos (Iglesia de San Bartolomé, Cementerio de los Italianos, y Ermita del Divino Señor) de la localidad de Campillo de Llerena, en la provincia de Badajoz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Bartolomé, Cementerio de los Italianos, y Ermita del Divino Señor) de la localidad de Campillo de Llerena, en la provincia de Badajoz.
     Se localiza al norte de Llerena, aislada en el centro de un amplio territorio escaso de asentamientos. Salvo Retamal, que aparece a quince kilómetros, las restantes localidades del entorno se encuentran mucho más alejadas. El suelo es duro y el paisaje queda definido por una orografía donde los llanos y las ondulaciones van cediendo lugar a un terreno más accidentado.
     Tipo de Entidad: Municipio
     Superficie Término: 234 Km2
     Altitud: 502 m.
     Distancia Capital: 128 Km.
     Partido Judicial: Llerena
     Comarca: Campiña Sur
     Gentilicio: Campillejo
Ayuntamiento de Campillo de Llerena
     Plaza Cívica, 1
     06443 Campillo de Llerena (Badajoz)
     Teléfono: 924770131
     Fax: 924770235
Historia.-
    Se localiza al norte de Llerena, aislada en el centro de un amplio territorio escaso de asentamientos. Salvo Retamal, que aparece a una quincena de kilómetros, las restantes localidades del entorno -Hornachos, Llera, Valencia de las Torres, Maguilla y Peraleda del Zaucejo- se encuentran mucho más alejadas. El suelo es duro y el paisaje queda definido por una orografía donde los llanos y las ondulaciones van cediendo lugar a un terreno más accidentado. La cobertura vegetal es de dehesa y matorral alternando con pastos y espacios yermos.
     En sus proximidades, sobre el río Matachel, se hallan los pequeños embalses de Campillo y Bercial.
     Hacia el NE. sobre la sierra de los Argallanes que establece la divisoria entre la Campiña y La Serena, próximos también a Zalamea, se encuentran los restos del castillo árabe de Argallet, con el que se pretende hacer coincidir el controvertido asentamiento túrdulo de Arsa, enclave que, tras su ocupación en época romana, fue abandonado en la Edad Media. En el siglo XVI Arsa trató de repoblarse de nuevo, pero la oposición de los vecinos de Campillo y Retamal lo impidió.
     En cuanto a Campillo, sus antecedentes se encuentran, según viejas leyendas, en el núcleo romano de Ipasturgi, fundado por gentes procedentes de Arsa. Tras conquistar el territorio, la Orden de Santiago levantó en ese ámbito un nuevo núcleo bajo el nombre de El Campiello. Sus naturales se denominan campillejos.
     La Sierra de los Argallanes, a la que se puede acceder por la carretera de Zalamea de la Serena, está considerada como importante zona cinegética. Aquí se puede observar numerosas rapaces, aves diversas, jabalíes, etc. En el río Guadámez hallamos una presa dedicada, entre otros usos, a la pesca del black-bass y la carpa.
     Una actividad artesanal que aún se conserva en la zona, y de la que van quedando pocos ejemplos en Extremadura, son las carboneras, utilizadas para la preparación del popular picón, parte más menuda del carbón y que es usada para la preparación del popular "brasero".
Monumentos.-
     El hito más significado del lugar es la iglesia parroquial de San Bartolomé, erigida en el siglo XV y hoy muy transformada. En ella destaca su torre fachada gótico mudéjar elaborada en ladrillo, de hermosa portada con conopio y arrabá. Se estructura en dos cuerpos; uno inferior, de mayor presencia y acusado valor artístico, y otro superior, reconstruido con escasa fortuna en 1955. La capilla mayor contó con un excelente retablo realizado a principios del siglo XVI por Esracio de Bruselas, que resultó destruido en 1936.
     En las inmediaciones de la localidad se sitúa el Cementerio de los Italianos, en el que, como en el de los Alemanes de Yuste, reposan soldados de esta nacionalidad muertos en España durante la Guerra Civil de 1936 (Diputación Provincial de Badajoz).
     Pasear por las calles de esta localidad te permitirá entrar en contacto con sus gentes, su cultura, sus tradiciones y fiestas populares para conocer más a fondo Extremadura (Turismo de Extremadura).

Iglesia de San Bartolomé.-
     Fue construida en el siglo XV y se encuentra ubicada al final de la Calle San Bartolomé.
     Es de estilo gótico-mudéjar, con arcos conopiales, bóveda de crucería que cubre el presbiterio o los alfices, almenas escalonadas y el uso del ladrillo en la fachada con una bella portada con conopio y arrabá; su torre es de ladrillos, mide 20 metros de altura y tiene una escalera de ocho arcos. Se compone de dos cuerpos: uno inferior, más grande y de mayor valor artístico, y otro superior, reconstruido en 1.955.
     Tiene seis altares, entre los que destacan el de San Antonio, la Virgen del Rosario y la Virgen con el Niño, ambos de madera tallada del siglo XVIII, y el altar mayor con placas de mármol y vidrieras con representaciones de imágenes.
     La pila bautismal es de granito con pequeño pie y gran copa, labrada con líneas que representan una concha de Santiago.
     El ajuar artístico se compone de algunas piezas en plata como el cáliz o el incensario, ambos del siglo XVI, o las tallas de Ntra. Sra. del Rosario del siglo XVI, y las de San Antonio y la talla moderna de Ntra. Sra. del Rosario de los siglos XVII-XVIII. Los retablos de las Ánimas y el de Nuestro Padre Jesús también datan de los siglos XVII-XVIII.
     Está inscrita en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.

Cementerio de los Italianos.-
     Se encuentra a las afueras de la localidad, en el Km. 0 de la carretera EX-211, en su intersección con la carretera EX-103.
     En él se dio sepultura a los caídos de la Guerra Civil Española en el Frente de Argallén por el lado nacional, en especial los italianos que llegaron a España para luchar en el bando nacional a partir de junio de 1937. Muchos de los restos se llevarían posteriormente al Valle de los Caídos. En Campillo de Llerena, concretamente en la Sierra de Argallén, tuvo lugar uno de los enfrentamientos de esta guerra, al limitar con la llamada "Bolsa de la Serena".
     Es el único cementerio de estas características que se conserva en Extremadura.
     El horario de visitas es de 9 a 21 h. todos los días del año.

Ermita del Divino Señor.-
     Se encuentra en la calle Divino Señor. También es conocida como ermita del Santísimo Cristo de la Caridad.
     Es originaria de los siglos XVI-XVII.
     En su interior se encuentra una talla de Cristo crucificado del siglo XVIII, la cual tiene un recubrimiento de láminas marmóreas y metálicas en las esquinas rematadas mediante perillones, con tres clavos, un diminuto paño de pureza con nudo a la derecha y el rostro doliente propio de este tipo de iconografías.
     A mediados del XIX, se le agregó un cuerpo, cementerio y patio costeados por los devotos de la localidad, que quedan constatados mediante una inscripción en mármol colocada en la fachada de la propia ermita: “Este cuerpo de ermita, cementerio y patio fueron construidos siendo alcalde D. Antonio Fernández Blanco… todo con limosnas del vecindario de esta villa. Año de 1858”.
     El edificio presenta nave única y cabecera cuadrada, flanqueada por dos pequeñas dependencias que actúan de sacristía y habitación para guardar los objetos relacionados con la liturgia. El interior se cubre con bóvedas de aristas y lunetos, para la nave, mientras que la cabecera acoge una atractiva bóveda de media naranja y el exterior utiliza el tradicional sistema a dos aguas para la nave y a cuatro para la cabecera, adaptándose a la forma semiesférica de la misma, además de espadaña y cimborrio, típicos de las ermitas. El exterior se completa con una doble entrada a través de cancelas y verjas que rodean un patio.
     Se encuentra inscrita en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, así como en el Inventario de Arquitectura Vernácula de Extremadura de la Consejería de Cultura y Turismo (Turismo en Campillo de Llerena).
     
          Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de San Bartolomé, Cementerio de los Italianos, y Ermita del Divino Señor) de la localidad de Campillo de Llerena, en la provincia de Badajoz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia pacense.

Más sobre la provincia de Badajoz, en ExplicArte Sevilla.

Un paseo por la calle Vergara

     Por amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Vergara, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 31 de agosto, es el aniversario del llamado Abrazo de Vergara (31 de agosto de 1839), tratado con el que se puso fin a la I Guerra Carlista, por lo que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Vergara, de Sevilla, dando un paseo por ella.
      La calle Vergara es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de la calle San Luis y plaza de San Marcos; a la confluencia de las calle Hiniesta, y plaza de Santa Isabel
      La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
   También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Hasta 1868 formó parte de la plaza de San Marcos y en dicha fecha recibió el nombre de Alvarado, que al año siguiente fue sustituido por el que actualmente conserva, en conmemoración del convenio firmado en 1839 en esta ciudad entre los generales Espartero y Maroto, y que puso fin a la primera guerra carlista. En un nomenclátor de 1937 se le da, como topónimo anterior, el de Convenio de Vergara. Es una calle corta y amplia, que además gana anchura progresivamente, pues el flanco de los pares se abre en chaflán hasta la confluencia de Hiniesta. Por su posición en la fachada norte de la iglesia de San Marcos, posiblemente en sus orígenes pudo ser cementerio parroquial. Se empiedra en 1631 y no se vuelven a tener noticias sobre su pavimentación hasta comienzos de este siglo, cuando se construyen las primeras aceras (1905) y se adoquina (1911); en 1921 fue introducido el alumbrado eléctrico. Hoy posee calzada de asfalto y amplias aceras, de cemento y mal estado de conservación en la de los impares, y de losetas estriadas, de colocación reciente y con varios naranjos en alcorques en la de los pares. Se ilumina con farolas de brazo de fundición adosadas a las fachadas. Un viejo quiosco de prensa pintado de verde completa su mobiliario urbano, y a principios de siglo (1910) contaba con una fuente pública. La acera de los pares está ocupada por el lateral de la citada iglesia, al que se han adosado algunas edificaciones, de funcionalidad asimismo religiosa, como la denominada Obra Social del Padre Damián, En la de los impares se levantan viviendas populares de dos plantas, encaladas y modestas, algunas de ellas desocupadas. Por su proximidad a la zona comercial de San Luis, los bajos están ocupados en parte por locales de negocios, dos bodegas y una tienda de tejidos y confección. Como todo ensanche del casco histórico, aparece ocupada por vehículos aparcados [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor el "Abrazo de Vergara", acontecimiento histórico al que está dedicado esta vía
;
     «Convenio celebrado entre el capitán general de los Ejércitos Nacionales Don Baldomero Espartero y el teniente general Don Rafael Maroto.
        Art. 1 °. El capitán general Don Baldomero Espartero recomendará con interés al gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros.
        Art. 2°. Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los generales, jefes y oficiales, y demás individuos dependientes del ejército del mando del teniente general Don Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con expresión de las armas a que pertenecen, quedando en libertad de continuar sirviendo y defendiendo la Constitución de 1837, el trono de Isabel II y la Regencia de su Augusta Madre, o bien retirarse a sus casas los que no quieran seguir con las armas en la mano.
        Art. 6°. Los artí­culos precedentes comprenden a todos los empleados civiles que se presenten a los doce dí­as de ratificado este convenio.
        Art. 7°. Si las divisiones navarra y alavesa se presentasen en la misma forma que las divisiones castellana, vizcaí­na y guipuzcoana, disfrutarán de las concesiones que se expresan en los artí­culos precedentes.
        Art. 8°. Se pondrán a disposición del capitán general Don Baldomero Espartero los parques de artillerí­a, maestranzas, depósitos de armas, de vestuarios y de ví­veres que estén bajo la dominación del teniente general Don Rafael Maroto.
     Ratificado este convenio en el cuartel general de Vergara, a 31 de agosto de 1839.
     Boletí­n Oficial de Pamplona, jueves 5 de septiembre de 1839″.
     Este Convenio recoge las estipulaciones que firman ambos militares en nombre de la reina Isabel II y del pretendiente don Carlos. Podemos resumirlos en dos apartados que corresponden a cada una de las partes.
     a) El general Espartero se compromete a "proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros". Sabemos que así­ lo hizo y logró que los fueros se respetasen «siempre que no atentaran contra la unidad constitucional española». Fórmula que si bien suponí­a la permanencia de los mismos posibilitaba su acomodación a la Constitución o su supresión (Artí­culo 1º). Igualmente se compromete a respetar los cargos militares de los oficiales carlistas, si estos optaban por permanecer en el ejército. No es sino una medida que facilita la rendición de los mismos. Sabemos que muchos lo hicieron y ocuparon importantes cargos en el ejército y administración isabelina (Artí­culo 2º). El mismo artí­culo más el 6º permiten muy benévolamente volver a sus casas no sólo a los oficiales que no deseen seguir en el ejército sino a cualquier civil siempre que presenten sus armas antes de doce dí­as a partir de la firma del convenio. Por último se ofrecen las mismas medidas a las divisiones castellana, vizcaí­na y guipuzcoana (Artí­culo 7º) ya que en el momento de la firma aún no habí­an aceptado la tregua. Lo harán inmediatamente.
     b) El general Maroto (convertido después de bastantes problemas en lí­der de los carlistas) se compromete, a su vez, a entregar a Espartero «los parques de artillerí­a, maestranzas, depósitos de armas, de vestuarios y de ví­veres», es decir, las armas y la intendencia militar. Con ello se asegura la desmilitarización de los carlistas.
     Debido a la minorí­a de edad de Isabel II, su madre Marí­a Cristina se hizo cargo de la regencia del Paí­s desde 1833 hasta 1840, periodo que coincidió con la primera de las tres Guerras Carlistas.
     Estas guerras comenzaron como un conflicto dinástico e ideológico entre liberales (reformistas, partidarios de Isabel) y carlistas (defensores del Antiguo Régimen y de los derechos dinásticos de Carlos Mª Isidro, hermano de Fernando VII). El conflicto pronto afectó al ámbito económico y religioso. Los propietarios rurales y partidarios de una sociedad teocrática contra la burguesí­a urbana más partidaria de reducir las creencias al ámbito de lo privado. El tema foral, sin embargo, no estuvo en el origen del conflicto aunque bien es cierto que, posteriormente, fue enarbolado por el carlismo.
     La I Guerra Carlista afectó al Norte peninsular, sobre todo a las Provincias Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña y el Maestrazgo. Los dos principales protagonistas fueron los generales Zumalacárregui (carlista) y Espartero (liberal). Los liberales controlaron todas las capitales, en tanto los carlistas lo hací­an con el medio rural. Esta situación motivó el interés carlista por hacerse con alguna de las capitales. Destacó el intento de hacerse con Bilbao. Aquí­ murió Zumalacárregui y triunfó (batalla del puente de Luchana) el liberal Espartero lo que le valió, además del reconocimiento militar, un tí­tulo de nobleza (Marqués de Luchana).
     El desenlace de esta primera guerra se dio con el abrazo de Vergara entre Espartero y uno de los jefes carlistas (Maroto). Ambos firman el Tratado de Vergara.
     a) La muerte de Fernando VII en 1833 creó un grave problema sucesorio entre carlistas y liberales que llenó de conflictos el segundo tercio del siglo XIX.
     b) El primero de estos conflictos abarcó los años 1833-1840 (I Guerra Carlista) y finalizó con el Tratado de Vergara que firmaron Maroto y Espartero.
     c) Las principales capitulaciones fueron el compromiso de los liberales de respetar la foralidad y los cargos militares y, de los carlistas, de entregar las armas y aceptar la monarquí­a isabelina.
     d) Con ello finalizó la Guerra pero el conflicto siguió abierto hasta el asentamiento definitivo del liberalismo con la finalización de la III Guerra Carlista (Recursos Académicos).
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Vergara, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Vergara, al detalle:
Iglesia de San Marcos
Retablo cerámico de la Virgen de los Dolores de los Servitas

sábado, 30 de agosto de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de los Sagrados Corazones - Santo Domingo, Iglesia del Hospital de San Sebastián, Iglesia de San Francisco, Museo Municipal, Convento de Santa Clara - Ayuntamiento, y Ermita de Nuestra Señora de Belén) de la localidad de Palma del Río (II), en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de los Sagrados Corazones - Santo Domingo, Iglesia del Hospital de San Sebastián, Iglesia de San Francisco, Museo Municipal, Convento de Santa Clara - Ayuntamiento, y Ermita de Nuestra Señora de Belén) de la localidad de Palma del Río (II), en la provincia de Córdoba.


Iglesia de los Sagrados Corazones (Santo Domingo).-

     Esta iglesia perteneció al convento, ya desapa­recido, de Santo Domingo, de la orden de predicadores, establecida en la villa en 1503; actualmente está unida al Colegio de la Inmaculada Concepción, de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones. El templo sufrió grave deterioro durante la Guerra Civil, siendo sometido en 1957 a una profunda reforma. Es de una sola nave, con cubierta plana y cabecera cuadrangular, de cuyo artesonado original se conserva únicamente el almizate del presbiterio. Carece de retablo mayor, sustituido por una pared de ladrillo con imágenes modernas de la Inmaculada y el Crucificado. En el muro derecho de la nave cuelga un lienzo de la Virgen con santos dominicos, obra de primera mitad del XVII firmada por fray Alonso de San José, siendo prior fray Miguel de Liñán.
     En el muro izquierdo está la capilla de la Virgen del Rosario, terminada hacia 1760. Guarda un retablo con camarín fechado en 1758, que se ha vinculado al maestro Cayetano da Costa; la Virgen del Rosario es imagen sevillana de mediados del XVIII y elegante factura. En los muros se ven diferentes lienzos del siglo XVII: la Anunciación, la Visitación, la Presentación de Jesús, el Crucificado, la Degollación del Bautista y San Pío V orando por la victoria en Lepanto (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     El antiguo convento de Santo Domingo se encuentra en la calle Feria con calle Santo Domingo donde se fundara en 1400 un primer convento de dominicos, que según fray Ambrosio de Torres fueron expulsados del pueblo “…muchos vecinos del pueblo, clamaron y pidieron los arrojaran del lugar”. Luego habría dos fundaciones más, siendo la Bula del Papa Alejandro VI en 1501, la que definitivamente consolida a los dominicos en Palma hasta su salida por las desamortizaciones del siglo XIX. Hoy el convento es colegio regentado por las Hermanas Terciarias Franciscanas, quienes mantienen la parte claustral destinado a la docencia y la iglesia al culto, bajo la advocación de la Inmaculada. El templo es del siglo XVI con una portada clásica con arco de medio punto entre columnas jónicas en ladrillo tallado y en la cabecera una original espadaña de dos cuerpos con una sola arcada en cada cuerpo, ricamente adornado con azulejos multicolores. La espadaña está algo inclinado por los efectos del terremoto de Lisboa. En el interior de la iglesia, muy reformada, nos encontramos con la capilla de la Virgen del Rosario del siglo XVIII, cerrada con reja de hierro forjado. La nave de estilo barroco cuenta con un retablo rococó en cuyo centro está la imagen de la Virgen del Rosario.Otros detalles del templo son el artesonado mudéjar del altar, los lienzos como “La institución del Rosario”, la reja de la sacristía y el acceso al patio donde podemos ver la primitiva y única galería del claustro con arcos de medio punto realizados con ladrillos, columnas de mármol blanco sobre pilastra. Desde el antiguo claustro se puede llegar a los nuevos patios donde se visualiza parte de la muralla por estar el convento adosado a la misma.
     EQUIPAMIENTOS E INFRAESTRUCTURAS: Señalización de información turística.
     ACCESIBILIDAD: Parcialmente accesible para personas con movilidad reducida.
     HORARIOS Y DÍA DE CIERRE: Según horarios establecidos por el personal del centro docente del que forma parte el convento.
     PRECIOS: Entrada Gratuita (Diputación Provincial de Córdoba).

Iglesia del Hospital de San Sebastián.-

     Fundado en 1502, queda de entonces la igle­sia mudéjar, de una nave, cuyas cubiertas fueron sustituidas en el XVIII. El conjunto, que ha sufrido sucesivas reformas, sirve hoy como residencia de ancianos regentada por las Salesianas del Sagrado Corazón.
     El retablo, de madera en su color lo hizo el maestro Barragán en 1770; tiene en el ático un lienzo del Descendimiento, del siglo XVII, que pertenece a una serie con temas de la Pasión, repartida por el claustro alto. A través de una reja situada en el presbiterio, fechada en 1672, se pasa a la capilla de Jesús Nazareno, con zócalo de azulejos sevillanos, de igual fecha. El retablo, del siglo XVII, guarda la imagen de Jesús Nazareno, obra de Pío Mollar de 1941. Otro retablo del XVII, con pinturas de la Vida de la Virgen e Infancia de Cristo, enmarca a la Virgen de la Pie­dad, atribuida, como San Juan, a Pío Mollar.
     En la escalera hay un gran lienzo de la Resurrección, de taller cordobés del XVII, y en otros lugares, la Defensa de la Inmaculada, de interesante iconografía, el Ecce Homo, de hacia 1700, y el Éxtasis de San Francisco, del XVIII, derivado de Antonio del Castillo (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     El Hospital de San Sebastián inicia su labor a principios del siglo XV pero la Bula fundacional es del Papa Julio II, otorgada en Roma el 5 de Septiembre de 1508. Las primeras ordenanzas establecían el copatronato del Hospital entre los Condes de Palma y el Concejo de la Villa. Desde 1942 son responsables del Hospital las Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús.
     El hospital es una edificación compleja que ha evolucionado con distintas construcciones de estilos diversos. La iglesia es una típica estructura mudéjar con nave única y cabecera cuadrada separadas ambas por un grandioso y decorado arco triunfal de medio punto. Desde el altar de la iglesia se accede a la capilla de Jesús Nazareno con cruz, peana y faroles de plata.
     Pero es el bello patio claustral ajardinado con dos cuerpos de arquerías de medio punto labradas en ladrillo, el que llama la atención del visitante. Podemos observar cómo la crujía es una construcción de unos arcos rebajados, que indican ser el lado más antiguo. Las columnas de mármol blanco y la altura de las galerías le infunden una esbeltez y solemnidad únicas donde los días discurren entre el murmullo de la fuente y el diálogo de los residentes, dado que hoy convive el viejo edificio con una moderna residencia para mayores.
     EQUIPAMIENTOS E INFRAESTRUCTURAS: Señalización de información turística.
     ACCESIBILIDAD: Parcialmente accesible para personas con movilidad reducida. Dispone de baño.
     HORARIOS Y DÍAS DE CIERRE: Según horarios del personal que lo regenta.
     PRECIOS: Entrada gratuita (Diputación Provincial de Córdoba).

Iglesia de San Francisco.-

     De la primitiva fundación franciscana de 1518 sólo han llegado a la actualidad la capilla de Ánimas, hoy despacho parroquial. El resto fue reformado a lo largo de los siglos y de nuevo se reconstruyó después de la Guerra Civil, siendo parroquia desde el año 1954. Parte del convento fue convertido en hotel en 1985 por iniciativa privada.
     El retablo mayor es obra contemporánea de la década de 1960. Integra dos lienzos de tradición zurbaranesca, con Santa Inés y Santa Lucía, flanqueando una imagen de San Francisco de estética setecentista. Remata con otro cuadro, también del XVIII, con el santo de Asís. Al lado derecho del crucero cuelga un gran lienzo anónimo del XVII, que representa una Sacra Conversación, con San Joaquín, Santa Ana, la Virgen y San José, que entregan el Niño Jesús a San Cayetano.
     A los pies, en el lado izquierdo hay una capilla del XVIII, decorada con símbolos marianos, que tiene en el camarín la Virgen de la Palma, de Álvarez Duarte, de 1971. Están aquí, entre otras, Jesús Cautivo, de hacia 1700, procedente de Santa Clara de Montilla, y el Ángel del Huerto de Miguel Arjona, de 1983, traída en 2004 de San Francisco de Córdoba. En el lado derecho de la nave se ve el Cristo de las Aguas, de 1962, atribuido a Francisco Camacho. En el despacho parroquial hay dos tablas del siglo XVI con la Anunciación y la Visitación, donación de la fami­lia Gamero Cívico (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Fundado en 1518 de autor desconocido sobre la ermita de Nuestra Señora de Belén.
      Es de una sola y amplia nave rectangular con bóveda de cañón, en cinco tramos, de estilo neoclásico (simple) y pintada a la cal.
      Tiene diez capillas, seis abiertas a la nave de la iglesia y cuatro a un pasillo lateral. Las más interesantes son las que dan a la Avda. de Pío XII, sobre todo la primera, mostrando unos lucernarios interesantes con linternas decoradas con azulejos sevillanos. Abiertas al culto están la 1,3,4,5 (aunque de propiedad particular) y 8, ya  que la 2 presenta un aspecto totalmente ruinoso estando tapiada. El estilo dominante en las capillas es el barroco. Las capillas 6,7 y 9 están dedicadas a salas de reunión y la 10 a sacristía.
      Es muy interesante el despacho del párroco (11) en dos tramos con arcos góticos -uno decorado- y bóvedas nervadas que se encuentran encaladas.
     Tiene dos puertas, una a la plaza de San Francisco y otra a la Avenida de Pío XII, presentando ambas interesantes portadas decoradas.
     Las fachadas presentan un buen estado y están pintadas a la cal.
     La cubierta es a dos aguas en la nave con teja árabe y con lucernarios en las capillas con linternas decoradas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     En la vertiente sureste del casco antiguo se alza la Parroquia de San Francisco, antiguo templo conventual franciscano de los siglos XVI-XVIII, que ofrece al exterior un bello juego de volúmenes.
     Tiene una amplia nave abovedada sobre cuyo tramo final voltea una gran cúpula dieciochesca, de la misma época que las capillas que se abren en el lado del evangelio, entre las que destaca la de San Antonio.
     Especial interés reviste la antigua capilla de las Animas, hoy usada como despacho parroquial, que ostenta una bóveda gótica estrellada y un arco plateresco.
     El antiguo convento, adaptado en hospedería, conserva un patio claustrado del XVI (Diputación Provincial de Córdoba).

Museo.-
     Las cabellerizas del palacio de los Portocarrero estuvieron instaladas en un sobrio y equilibrado edificio, con pequeñas ventanas que taladran  gruesos muros y vigas de madera oscurecidas por el paso del tiempo. El azar y la historia ha querido que sea este espacio uno de los lugares donde se estudia y difunde la cultura de una tierra en permanente contacto con el hombre desde hace miles de años. Actualmente, el museo cuenta con salas de arqueología, arte, etnografía y tauromaquia.
     EQUIPAMIENTOS E INFRAESTRUCTURAS: Escaleras, Técnico de Museo, Señalización de Información Turística, Elevador o salvaescaleras para sillas de ruedas.
     ACCESIBILIDAD: accesible para personas con discapacidad. Dispone de baño accesible.
     Información y horarios: http://www.palmadelrio.es (Diputación Provincial de Córdoba).

Convento de Santa Clara (Ayuntamiento).-

     Especial interés tiene el antiguo convento de Santa Clara, fundado en 1509, que conserva un bello claustro mudéjar y se está acabando de rehabilitar en 2005 como Casa Consistorial y edificio de usos múltiples (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     La iglesia, construida en el XVIII prolonga el edificio primitivo en su fachada principal en el que se encuentra la torre de la misma época.
     El patio principal del claustro es mudéjar de planta cuadrada con arquerías en dos plantas. Es lo más interesante del conjunto. El fuste, basamento y capiteles de las columnas están realizados en ladrillo cerámico. Las columnas cilíndricas y los capiteles presentan celdillas de mocárabes. En planta baja los arcos son de medio punto realzados con alfices. En la alta los arcos son muy rebajados, el fuste de la columna de menor sección y los capiteles más simplificados. Sus cuatro fachadas interiores no son uniformes, ya que una de ellas, en planta baja presenta columnas salomónicas y capiteles simples, barrocos, lo que puede indicar que el edificio se completó en el siglo XVIII. En planta alta, la fachada frente a ésta las columnas y los capiteles han sido sustituidos por pilastras de sección cuadrada construidas en fábrica de ladrillo para enfoscar. El fuste está constituido por veinte tambores formados por dos ladrillos semicirculares con la junta interior perpendicularmente alternada. La basa está formada por dos toros y una escocia sobre un zócalo cuadrangular de caras lisas. El conjunto lo integran cuatro franjas de ladrillo.
     Los elementos de esquina en las dos planta están formados por cuatro medias columnas adosadas a un núcleo central de sección cuadrada. Las columnas de la planta baja arrancan de un zócalo o plinto corrido realzado sobre el nivel del pavimento de la galería.
     Los antepechos de los intercolumnios de la galería superior actualmente son de fábrica de ladrillo, pero los originales debieron ser balaustradas de madera.
     Los cuerpos cubiertos que limitan el patio cuadrangular del claustro no se ajustan  a esta forma. Este descuadre obliga a una solución particular de la cubierta.
     La construcción responde a las características de la época; muros de tapial con fábrica de ladrillo en zócalos recercado de huecos esquinas y verdugadas horizontales, dividiendo los paños interiores.
     La construcción correspondiente al siglo XVIII presenta las mismas características, pero con una factura más sólida y por tratarse de una obra posterior, aunque su estado de conservación es mejor. 
     En la fachada principal se encuentra la torre del campanario, adosada al muro y saliendo de él. Es de ladrillo visto, aunque se encuentra blanqueada hasta la altura de las cornisas, los cuerpos superiores presentan cornisas y decoración propias del estilo barroco ejecutado con ladrillo aplantillado y azulejos de diversos colores.
     En esta misma fachada se encuentran dos portadas semejantes, una es la puerta de la iglesia y la otra la del convento situada cerca del ábside de ésta. Ambas tienen un arco central y pilastras adosadas laterales, ladrillo aplantillado para molduras y franjas de azulejos  en motivos ornamentales.
     Los huecos de las ventanas inferiores correspondientes a los recintos, que por el interior dan al claustro, se encuentran tapiadas. En esta parte la cornisa es lisa y poco relevante, pero en la fachada de la iglesia es más saliente y está formada por modillones de ladrillo aplantillado.
     La fachada posterior no está en el mismo plano. Limita el recinto por esta zona un resto de muralla antigua con tres contrafuertes, otro trozo de muro de construcción más reciente y un cuerpo anexo del convento que llega hasta la misma línea del muro.
     La otra fachada exterior presenta las mismas características que la parte más antigua de la fachada principal, plana en su totalidad, huecos modificados.
     En los muros interiores los huecos de las dependencias que dan al patio están casi transformados en su forma y proporción.
     En los planos horizontales a nivel de suelo, encontramos diferencias de nivel entre las distintas dependencias y los pavimentos de ladrillo de tejar están generalmente colocados a espiga. El pavimento del patio es del mismo material, definiendo cuatro recuadros con arriates centrales, en el centro una fuente con planta en estrella de fábrica de ladrillo y revestimiento de azulejos.
     A la primera planta se accede por dos escaleras, una situada cerca de la nave del coro de la iglesia y otra en el centro del cuerpo contiguo. La primera de dos tramos rectos, la principal; la segunda es irregular y de carácter secundario.
     Los forjados de estas plantas están formados por vigas de madera con modillones, alfarjías y tableros formados por ladrillo de tejar alcatifa y solería cerámica. La misma disposición constructiva en galería de claustro.
     El artesonado mejor conservado y de mejor factura se encuentra en la zona del coro.
     Se funda en 1509 y consta de varios cuerpos de edificación articulados por patios. El principal tiene un claustro de características mudéjares, los restantes responden a características de la arquitectura popular andaluza (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El origen de este convento lo explica fray Andrés de Guadalupe en su Historia de la Santa Provincia de Los Ángeles (Madrid, 1662) quien atribuye a Juan Manosalbas la fundación del mismo arrepentido por dar muerte a su esposa infundido de celos. Para reparar la memoria de su mujer y expiar sus culpas ofreció su casa para la orden de clarisas. El 13 de marzo de 1498 el Papa Alejandro VI firmó la bula de fundación y años más tarde, los primeros condes de Palma, Luis Portocarrero y Francisca Manrique fueron benefactores del convento, aumentando el edificio y trayendo a dos monjas de Santa Clara de Andújar para poner en marcha el cenobio.
     El conjunto del convento se estructura en varios cuerpos de edificación articulados por varios patios. El convento fue edificado a lo largo de varios siglos, apreciándose sus diferentes estilos mudéjares, renacentistas y barroco. El patio porticado del claustro, de planta cuadrangular, constituye el elemento arquitectónico de mayor valor artístico. Llama la atención la no uniformidad de las cuatro fachadas interiores, pues la situada al Norte, en la planta baja muestra columnas de estilo barroco, columnas salomónicas y capiteles simples frente a las tres galerías de columnas de ladrillo cerámico con basas y capiteles muestra del arte mudéjar. Desde es bello patio, se inicia un recorrido por nuevos patios, bajo y alto coro, celosías, iglesia hoy salón de actos, portería con torno y hermosos azulejos sevillanos, con artesanados y forjados por vigas de madera talladas, pozos y fuentes, jardines y alberca y naranjos en flor que invitan a la paz y reflexión.
     EQUIPAMIENTOS E INFRAESTRUCTURAS: Ascensor, escaleras, señalización de información turística.
     ACCESIBILIDAD: Parcialmente accesible para personas con movilidad reducida. Dispone de Baño accesible.
     HORARIOS Y DÍA DE CIERRE: Según visitas establecidas por la Oficina de Turismo
     PRECIOS: Entrada Gratuita (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Nuestra Señora de Belén.-

     Al otro lado del río se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Belén, con imagen de la titular realizada hacia 1940 por el imaginero Sebastián Santos, aprovechando trozos de la imagen antigua, destrozada en 1936 (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
      La iglesia presenta planta de cajón con presbiterio cuadrado. Junto a la ermita se levanta otra edificación anexa de planta rectangular a la que se denomina "el Hogar del Peregrino", de carácter social. La cubierta interior es de techumbre plana en la nave, mientras que el presbiterio es de bóveda semiesférica sobre pechinas. Los exteriores a cuatro aguas y se cubre con tejas árabes.                   
     El interior de la nave se cubre con zócalos de azulejos con temas geométricos y de lacerías sevillanas, firmados por M. Ramos Rejano. La fachada de gran altura se compone de dos cuerpos el inferior con un gran vano de medio punto de acceso al pórtico de entrada, donde se colocan dos bancos de azulejos igualmente firmados por Ramos Rejano. El cuerpo superior lo compone un gran balcón abierto por dos arcos de medio punto unidos por una columna central.                                                
     A los pies, en el lado derecho se levanta la torre con espadaña de dos cuerpos, como era habitual en Palma durante el siglo XVIII. Presenta ambos vanos de medio punto y se remata con un frontón y pináculos. En los alrededores se levantan una serie de jardines donde se encuentra el pozo, allí, según la tradición aparecería la Virgen, no obstante delante de la ermita se levanta el monumento a la Virgen de Belén sobre una gran columna con base rectangular en conmemoración del Año Mariano.
     La ermita de Nuestra Señora de Belén se levanta a pocos km de la población en la carretera dirección Córdoba. El edificio actual se reedificó como lo acredita una placa a la entrada de la iglesia, en 1864, tras los destrozos ocasionados por la Guerra Civil Española. La fiesta de la Virgen de Belén tiene lugar el 8 de septiembre, celebrándose su romería el domingo anterior. La Virgen se traslada a la parroquia de la Asunción con una serie de festejos en la localidad que se prolongarán hasta finales de octubre cuando la imagen regresa a la ermita (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La Virgen de Belén es la patrona de Palma del Rio, patronazgo aprobado por el Papa Pío VII en 1806 a petición del pueblo y cabildo de Palma, que la veneraba como patrona y protectora desde hacía siglos. Sabemos, que en la Edad Media hubo dos ermitas dedicadas a esta advocación.
     Hoy contemplamos un magnífico santuario, que sufrió una importante transformación por las obras del ferrocarril en 1857 además de la reestructuración de 1954. El santuario cuenta con la ermita, el hogar del peregrino, casa del santero, el mirador con columna e imagen de la Virgen, y los jardines entorno a la antigua Fuente de Belén.
     La ermita encalada orientada de Norte a Sur con una fachada con dos cuerpos y una espadaña de dos pisos. Un gran arco de medio punto es la entrada a la pequeña nave revestida de azulejos, obra del ceramista palmeño, Manuel Ramos Rejano. La visita será incompleta sin conocer la Fuente de Belén enmarcada por un círculo de ladrillos y piedras con escalinatas que permiten acceder al manantial.
     Y por último, el mirador; desde aquí el Valle del Guadalquivir y Palma del Río se muestran con toda su belleza de verdes naranjos, blancas casas y hermosos puentes sobre los ríos Guadalquivir y Genil.
     EQUIPAMIENTOS E INFRAESTRUCTURAS: Escaleras, Señalización de Información Turística
     ACCESIBILIDAD: Parcialmente accesible para personas con movilidad reducida. Dispone de baño .
     HORARIOS Y DÍAS DE CIERRE: Invierno: mañanas de 8.30 a 13 horas. Tardes de 16 a 19 horas. Verano: mañanas de 7.30 a 13 horas. Tardes de 18 a 23 horas.
     PRECIOS: Entrada Gratuita (Diputación Provincial de Córdoba).
 
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de los Sagrados Corazones - Santo Domingo, Iglesia del Hospital de San Sebastián, Iglesia de San Francisco, Museo Municipal, Convento de Santa Clara - Ayuntamiento, y Ermita de Nuestra Señora de Belén) de la localidad de Palma del Río (II), en la provincia de Córdoba. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia cordobesa.

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Un paseo por la calle Corral del Rey

     Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Corral del Rey, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 30 de agosto, es el aniversario del nacimiento (30 de agosto de 1334) de Pedro I, rey de Castilla, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Corral del Rey, de Sevilla, dando un paseo por ella.
      La calle Corral del Rey es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en los Barrios de la Alfalfa, y de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de las calles Muñoz y Pabón, Almirante Hoyos, Cabeza del Rey Don Pedro, y Augusto Plasencia, a la calle Argote de Molina
      La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
     También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Al menos desde el s. XV es usado el co­rral denominado del Rey como referencia toponímica, pasando posteriormente a dar nombre a la calle donde estuvo enclavado. La denominación Corral de la Reina, entre Perla y Cabeza del Rey Don Pedro, es conocida desde la primera mitad del s. XIX. En 1868 ambos topónimos fueron unificados junto con Almirante Hoyos bajo el rótulo Prim, uno de los líderes de la revolución liberal y más tarde jefe de gobierno. En 1873 se cambió por el de Ocho de Marzo y, de nuevo, en 1874, se volvió a la denominación de Prim. En 1875 se desgajó Almirante Hoyos y Corral del Rey recobró su primitivo nombre. En el año 1920 se hizo una propuesta para denominarla Rojas Marcos, pero no prosperó.
     Larga, estrecha, ligeramente curva y falta de alineación, presenta numerosas esquinas y rincones donde se ensancha levemente, coincidiendo con la confluencia de barreduelas. Son asimismo frecuentes los chaflanes nacidos de la necesidad de permitir los giros a los vehículos; así en 1881 se inició el proceso de ensanche en su comienzo. Presenta una ligera inclinación ascen­dente de principio a fin. Confluyen, por la derecha, San Isidoro y una pequeña barreduela protegida con cancela marcada con el núm. 16, y por la izquierda, Perla, Gandesa y Abades. Tuvo un uso muy intenso, por lo que fue restaurado frecuentemente su empedrado, al menos desde el s. XVI; en cierta ocasión los vecinos promueven una petición de arreglo, dado el estado intransitable en que se encontraba sobre todo en época de lluvias, lo que obligaba a los curas, como se denuncia en tantas ocasiones, a entrar a caballo para llevar la comunión a los enfermos. En 1877 fue empedrada, quizás por última vez, y se adoquinó en 1900 con material  de Gerena; en 1936 se hizo con adoquín pequeño sobre hormigón, dotándola de bordillo de granito y aceras de losetas de cemento, elementos que conserva en la actualidad. Las aceras son muy estrechas, resultando muy dificultoso el paso de los peatones. Se ilumina con farolas de fundición adosadas. 
     Predominan las casas-patio de dos plantas más ático, con arcos separados por pilas­tras; destacan los números 12 y 18 del s XVIII; otras tienen en sus cancelas fechas del s. XIX  Tras una fase de abandono en los últimos años, que todavía puede apreciarse, están siendo restauradas al amparo de la legislación urbanística sobre cascos históricos. La núm. l3 exhibe como guardacantón un capitel visigodo, y el balcón achaflanado de la núm. 23 aparece flanqueado por dos azulejos dignos de mención, un Crucificado y una Dolorosa. En otras dos fachadas se encuentran sendos azulejos modernos de la Macarena y el Gran Poder. En una casa próxima a Abades apareció a finales del s. XVIII, según atestigua González de León, un pedestal romano con inscripción. Cumple funciones residenciales que se están acentuando recientemente con un amplio proceso de rehabilitación. Existen en ella dos hostales. Resulta especialmente molesto el tráfico, que obliga a los transeúntes a refu­giarse en los portales dada la estrechez. Durante siglos ha constituido, junto con Alhóndiga, Cabeza del Rey Don Pedro y Abades, el eje norte-sur de la ciudad. José Más sitúa la vivienda de uno de los personajes de su novela La Orgía (1919) en esta calle, que vio como "estrecha y silenciosa" [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Corral del Rey, 4. Casa de dos plantas y patio. En uno de los frentes de éste existe una doble arcada en planta baja. En la planta alta, galería sostenida por tornapuntas de hierro.
Corral del Rey, 12. Casa del siglo XVII, de dos plantas y ático. En fachada, la segunda planta y ático están decoradas con pilastras pareadas superpuestas y el balcón central rematado por un frontón curvo con ménsulas y cartela central. El patio sólo posee arquería en uno de sus frentes de la planta baja; mientras que en la superior una galería en ángulo recto avanza sobre el hueco del patio, sostenida por canes tallados.
Corral del Rey, 13.
En el ángulo de la fachada de esta casa, utilizada como guardacantón, se conserva una columna con capitel visigodo de estilo corintio.
Corral del Rey, 18. Casa del siglo XVIII, de dos plantas y ático, éste con vanos semicirculares separados por pilastras pareadas.
Corral del Rey, 22. Esta casa ha sido reformada recientemente, pero se han conservado elementos anteriores, como el patio, con arquerías sobre columnas toscanas en ambas plantas; la escalera, cubierta con artesonado plano y otro artesonado en el zaguán.
Corral del Rey, 23. Casa de dos plantas y ático, éste con vanos semicirculares separados por pilastras. Destaca la colección de herrajes de la fachada, así como dos azulejos en el frente del chaflán con un Crucificado y una Dolorosa [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía de Pedro I, a quien se hace alusión en el nombre de esta vía;
     Pedro I de Castilla, El Cruel. (Burgos, 30 de agosto de 1334 – Montiel, Ciudad Real, 23 de marzo de 1369. Rey de Castilla y León.
     Pedro I, que fue Rey de Castilla y León entre los años 1350 y 1369, era hijo de Alfonso XI y de su esposa María de Portugal. He aquí la imagen que transmitió, a propósito de dicho Monarca, el cronista Pedro López de Ayala: “Fue el rey Don Pedro asaz grande de cuerpo, é blanco é rubio, é coceaba un poco en la fabla. Era muy cazador de aves. Fue muy sofridor de trabajos. Era muy temprado é bien acostumbrado en el comer é beber. Dormía poco, é amó muchas mugeres. Fue muy trabajador en guerra. Fue cobdicioso en allegar tesoror é joyas. E mató muchos en su regno, por lo qual vino todo el daño que avedes oído”. Esa mención de que “mató muchos en su regno” es la que explica el que a dicho Monarca se le conociera con el apelativo de El Cruel. Los estudiosos de los restos mortales de Pedro I han llegado a la conclusión de que los males padecidos por el citado Monarca durante su infancia, en concreto una parálisis cerebral que fue causa de la muerte de un gran número de neuronas, fueron el origen de un acortamiento de la tibia izquierda, motivo de una cojera que padeció en el resto de su vida, pero sobre todo de los frecuentes trastornos de su conducta, traducidos en los numerosos crímenes que cometió a lo largo de su reinado.
     Ahora bien, los defensores de Pedro I le tildaron nada menos que de “justiciero”, expresión que quiere dar a entender que la dura represión que ejerció aquel Monarca obedecía a la estricta aplicación de la justicia.
     En cualquier caso, independientemente de la opinión que se tenga acerca de este personaje, es indudable, como ha puesto de relieve la investigadora norteamericana Clara Estow, que la Crónica que escribió Pedro López de Ayala sobre dicho Monarca es la “más completa fuente de material narrativo contemporáneo sobre el reinado de Pedro I”.
     En sus años de príncipe heredero sus progenitores procuraron prepararlo tanto en el cultivo de las letras, faceta que estuvo a cargo de Bernabé, obispo de Osma, como en las artes militares, función que fue desempeñada por el maestre de la Orden Militar de Santiago, Vasco Rodríguez Cornago. También jugó un papel de gran importancia en la formación del joven príncipe Pedro el obispo palentino Juan Saavedra, que llegó a ocupar el cargo de canciller mayor.
     Cuando accedió al Trono Pedro I era muy joven, lo que explica que, hasta el año 1353, el poder fuera dirigido por un personaje de la alta nobleza, de origen lusitano, Juan Alfonso de Alburquerque, el cual contaba con toda su confianza. Dicho personaje buscó una alianza con Francia, lo que se tradujo en la derrota, en Winchelsea, en el año 1350, de una escuadra de mercaderes cántabros que regresaba de Flandes. El panorama económico de sus reinos era, en aquellas fechas, bastante negativo, debido a los frecuentes “malos años”, a la reciente difusión de la terrorífica peste negra e incluso a los enormes gastos militares de la guerra mantenida unos años atrás contra los musulmanes por su padre, Alfonso XI, en la zona del estrecho de Gibraltar. Al mismo tiempo Leonor de Guzmán, la que fuera amante del rey Alfonso XI y madre, entre otros, de Enrique de Trastámara, fue hecha prisionera, muriendo de forma violenta en el año 1351, al parecer por orden de la reina madre, María de Portugal.
     En esa etapa se celebraron unas importantes Cortes en la villa de Valladolid, eso sí, las únicas de aquel reinado. En las citadas Cortes se decidió abrir una investigación sobre la situación en que se encontraban en las tierras de Castilla las behetrías, una institución básica, a la vez que singular, del sistema feudo señorial vigente en la cuenca del Duero. Como indicó López de Ayala, “quisieron ordenar que se partiesen las Behetrías de Castilla, diciendo que eran ocasión por dó los Fijosdalgo avían sus enemistades”. De allí salió el famoso Libro becerro de las behetrías, especie de catastro, que se elaboró en el transcurso del año 1352. Por lo demás, en esas Cortes se aprobó un importante ordenamiento de menestrales y posturas, o, si se quiere, de precios y salarios. Los motivos que llevaron a decretar ese ordenamiento eran la “muy gran mengua” que pasaban los súbditos del rey de Castilla, así como el hecho de que los menestrales “vendían las cosas de ssus offiçios a voluntad et por muchos mayores preçios que valían”.
     En el mes de junio de 1353 Pedro I se casó, en la villa de Valladolid, en la iglesia de Santa María la Mayor, con la infanta francesa Blanca de Borbón. Aquella boda se realizó gracias a la actuación de Juan Alfonso de Alburquerque, el cual, al margen de actuar como padrino, pretendía afianzar la alianza de la Corona de Castilla con el Reino de Francia. No obstante, aunque el citado matrimonio, según todos los indicios, fuera consumado, apenas unos días después de dicha boda Pedro I abandonó a su esposa, la cual fue enviada bajo la condición de confinada a la villa de Arévalo. El monarca castellano decidió entonces reunirse con su amante María de Padilla, con la que tuvo tres hijas, Beatriz, Constanza e Isabel, y un hijo, Juan, aunque éste murió muy pronto. Años más tarde Pedro I llegó a contraer matrimonio con otra amante, Juana de Castro. En cualquier caso, su marcha con María de Padilla fue uno de los motivos que utilizó un sector de la alta nobleza, capitaneada por Enrique de Trastámara, un hermanastro de Pedro I, para oponerse abiertamente al monarca castellano. Asimismo es imprescindible señalar que las relaciones de Juan Alfonso de Alburquerque con Pedro I entraron en una fase de total deterioro, lo que explica que antes de acabar el año 1353 aquel magnate abandonara la Corte regia, terminando por aliarse con Enrique de Trastámara. La coalición nobiliaria contra Pedro I ya estaba en marcha en 1354. Como ha indicado el profesor Luis Suárez, allí se encuentra el inicio de la larga pugna que van a mantener en tierras de la Corona de Castilla, durante buena parte de los siglos XIV y XV, la alta nobleza y la Corona. Inicialmente Pedro I, que se presentó en la villa de Toro, donde se encontraban sus rivales, estuvo a punto de convertirse poco menos que en un prisionero de ellos, pero la astucia de que dio muestras el rey de Castilla le permitió salir de aquella urbe y al mismo tiempo atraer a su causa a algunos de los que formaban parte del bando enemigo. En los años siguientes hubo enfrentamientos varios entre el bando realista y el de sus rivales, en particular el que tuvo lugar en la ciudad de Toledo, en el año 1355.
     Los soldados trastamaristas entraron en la ciudad del Tajo, atacando violentamente a los judíos, sobre todo en la judería conocida como el Alcaná, pero al final no tuvieron más remedio que retirarse. En definitiva, el bando petrista salió vencedor de aquellos conflictos, lo que explica que Enrique de Trastámara marchara a Francia en 1356.
     El año 1356 fue, por otra parte, testigo del inicio de la guerra que mantuvo Pedro I de Castilla con el rey de Aragón, Pedro IV el Ceremonioso. A esa pugna se la denomina Guerra de los Dos Pedros. Todo comenzó por un incidente ocurrido en la localidad andaluza de Sanlúcar de Barrameda, en donde un catalán, Francés de Perellós, se apoderó de dos navíos piacentinos, alegando que la ciudad italiana de donde procedían esos barcos era una aliada de Génova, estrecha colaboradora de Castilla, en tanto que la Corona de Aragón mantenía excelentes relaciones con Venecia. Pedro I ordenó detener a todos los mercaderes catalanes establecidos en Sevilla, así como confiscar sus propiedades. También jugaba a favor de dicha contienda la buena acogida que habían tenido en Castilla los infantes de Aragón, Fernando y Juan, hermanastros de Pedro IV. La guerra comenzó a desarrollarse en la zona fronteriza entre ambas Coronas. Los castellanos iniciaron la contienda lanzando un ataque sobre la zona próxima a la villa de Molina. Por su parte el monarca aragonés decidió apoyar a Enrique de Trastámara. La pugna militar comenzó con buen pie para Castilla, que ocupó en marzo de 1357 la importante plaza de Tarazona. En junio de 1359 la flota castellana llegó a poner cerco a la ciudad de Barcelona, lo que constituía un acontecimiento sin precedentes, aunque no se conquistó dicha ciudad.
     Pero en septiembre de aquel mismo año las tropas de Pedro I fueron derrotadas en la batalla de Araviana, localidad próxima al Moncayo, por la coalición que formaban las tropas aragonesas y los partidarios del bastardo castellano Enrique de Trastámara. Ahora bien, en abril del año siguiente, 1360, el Ejército castellano derrotó al Ejército trastamarista, que había lanzado una ofensiva en toda regla contra el Reino de Castilla, en las proximidades de la villa riojana de Nájera. A raíz de aquel éxito Pedro I ordenó reforzar la zona fronteriza de Castilla con Aragón. De todos modos, la Paz de Terrer, firmada en mayo de 1361, abrió una etapa de paz entre las Coronas de Castilla y de Aragón. De todos modos, la guerra castellanoaragonesa se reanudó en junio de 1362. Las tropas de Pedro I efectuaron importantes progresos frente a los aragoneses, tomando, entre otras localidades, Teruel e incluso acercándose a la populosa urbe de Valencia. Es más, Pedro I de Castilla había firmado con Eduardo III de Inglaterra, en ese mismo año de 1362, el Tratado de Londres, que establecía una alianza entre ambos reinos. Ahora bien, en abril de 1363 se llegó a la Paz de Murviedro, la cual situaba a Pedro I de Castilla como el vencedor indiscutible. No obstante, ante la Paz de Binéfar, firmada en octubre de 1363 por el rey de Aragón con Enrique de Trastámara, Pedro I de Castilla reanudó la ofensiva. Su Ejército atacó el Reino de Valencia, pero, después de varias alternativas, la pérdida de la localidad de Murviedro, en junio de 1365, supuso un retroceso para las tropas castellanas. De hecho la Guerra de los Dos Pedros prácticamente acabó tras aquellos acontecimientos.
     Es preciso resaltar, por otra parte, cómo en el transcurso de esos años muchos nobles que habían estado al lado de Pedro I terminaron por pasarse al bando trastamarista. Por lo demás, Pedro I mostró su dureza, patente en la ejecución, en el año 1358, en la ciudad de Sevilla, de su hermanastro Fadrique y de otros varios personajes. Después de esa matanza, de acuerdo con el punto de vista transmitido por López de Ayala, el Rey de Castilla se puso a comer tranquilamente delante del cuerpo sin vida de su hermanastro.
     La violencia de Pedro no se detuvo, de ahí que, en el año 1360, pereciera el magnate nobiliario Pedro Núñez de Guzmán, al que, según la versión de López de Ayala, el Rey de Castilla “fízole matar en Sevilla muy cruelmente”. Al año siguiente, 1361, murió la reina Blanca de Borbón, al parecer después de obligarla a tomar unas hierbas que la envenenaron.
     Pedro I era presentado por sus enemigos como un aliado de las minorías no cristianas, es decir de los judíos y de los musulmanes. En las Cortes de Valladolid de 1351, ante la petición de los procuradores de las ciudades y villas de conceder nuevos plazos para el pago de las deudas judiegas, Pedro I respondió que los hebreos “son astragados e proves por non cobrar sus debdas fasta aquí”. Es más, el nombre del rey Pedro I aparece sumamente elogiado en la sinagoga toledana del Tránsito, en donde se dice lo siguiente: “El gran monarca nuestro señor y nuestro dueño, el rey don Pedro, ¡sea Dios en su ayuda y acreciente su fuerza y su gloria y guárdelo cual un pastor su rebaño!”. Por lo demás en la Corte regia castellana se hallaba un destacado financiero hebreo, Samuel ha-Leví, el cual ocupó el puesto de tesorero mayor del Reino. Asimismo el rabino de la localidad de Carrión Sem Tob dedicó sus conocidos Proverbios Morales al monarca Pedro I, al que presenta como “sennor noble, rrey alto”. Simultáneamente había en aquellos años muchos judíos que desempeñaban puestos importantes en los dominios de la alta nobleza. Uno de ellos era Çag aben Bueno, que era el tesorero de Pedro Núñez de Guzmán. Esa actitud fue utilizada por Enrique de Trastámara, el cual, para intentar acabar con Pedro I, ondeó a fondo la bandera del antisemitismo. Por otra parte, el atractivo que ejercía el arte mudéjar sobre el monarca Pedro I se puso claramente de manifiesto en el alcázar de la ciudad de Sevilla. Asimismo, mantuvo con frecuencia buenas relaciones con los dirigentes de la Granada nazarí.
     También se le ha acusado a Pedro I de Castilla de cometer abusos contra la Iglesia, sobre todo en el terreno fiscal. Por otra parte hubo prelados víctimas del mencionado Rey de Castilla, como el arzobispo de Toledo, don Vasco, que hubo de exiliarse a Portugal, o el francés Jean de Cardaillac, que estuvo algún tiempo encarcelado por mandato regio. No se puede olvidar que Pedro I de Castilla llegó a ser excomulgado por los pontífices romanos en dos ocasiones. Es razonable pensar, no obstante, que Pedro I buscaba continuar la línea política emprendida por su padre, Alfonso XI, caracterizada por el reforzamiento de la autoridad regia.
     Pero, de hecho, el rasgo más sobresaliente de su reinado fue, sin duda alguna, el del “personalismo”, lo que explica que muchos de sus más fieles adeptos terminaran por pasarse al bando contrario.
     Ahora bien, el suceso más llamativo y de más importantes consecuencias de todo el reinado de Pedro I fue, sin duda alguna, la guerra que sostuvo con su hermanastro Enrique de Trastámara. Éste, que contaba con la ayuda militar francesa y del monarca Pedro IV de Aragón, inició la ofensiva contra Pedro I en la primavera del año 1366. Una vez situado en la ciudad de Burgos, Enrique de Trastámara se proclamó, en el Monasterio de Las Huelgas Reales, rey de Castilla, acusando a su hermanastro Pedro I de tirano a la vez que de protector de los hebreos y de los musulmanes. Pedro I, después de abandonar sucesivamente las ciudades de Burgos, Toledo y Sevilla, decidió salir de sus reinos, marchando al sur de Francia. En agosto del año 1366, Pedro I llegó a la ciudad de Bayona. En septiembre de aquel año, el rey de Castilla firmó con el heredero de la Corona inglesa, conocido como el Príncipe Negro, los acuerdos de Libourne. A cambio de la decisiva ayuda militar que recibiría de los ingleses, Pedro I se comprometía a entregar al Príncipe Negro, aparte de una notable cantidad de dinero, el señorío de Vizcaya y el puerto de Castro Urdiales. En la primavera de 1367 las tropas anglopetristas, a las que el rey de Navarra Carlos II permitió que pasaran por sus tierras, llegaron a la comarca de La Rioja. Antes de entrar en pugna los dos bandos, el petrista y el trastamarista, hubo un intercambio de correspondencia entre el Príncipe Negro y Enrique de Trastámara. El dirigente inglés afirmó que “non podemos escusar de ir con el dicho Rey Don Pedro nuestro pariente por el su Regno”.
     El día 3 de abril de dicho año los soldados que defendían la causa de Pedro I de Castilla derrotaron a los trastamaristas, de forma aplastante, en la segunda batalla que tenía lugar en la localidad de Nájera. La actuación de los arqueros ingleses fue de todo punto decisiva en aquel combate. Como ha señalado el historiador Castillo Cáceres, el Ejército del Príncipe Negro constituía “una fuerza de tremenda efectividad y gran calidad en hombres y armamento y representaba lo mejor de Occidente en términos bélicos”. Un testimonio relativo a aquella batalla afirma que “la mayor parte de los castellanos no peleaban de corazón contra el rey don Pedro porque sabían ya que había sido e era su rey e señor natural días havía e que si algunos yerros havía fecho que Dios se los havía de demandar que non castigar ellos”. En la batalla de Nájera hubo muchas víctimas, “fasta quatrocientos omes de armas”, según la opinión ofrecida por el cronista López de Ayala. Algunas de las víctimas lo fueron por decisión directa del rey Pedro I, entre ellas Íñigo López de Orozco. Por otra parte muchos de los partidarios del Trastámara, entre ellos el destacado militar bretón Bertrand Du Guesclin, fueron hechos prisioneros por los anglopetristas. Enrique de Trastámara, sin embargo, montado en un “caballo ginete” que le proporcionó un escudero de su Corte, pudo escapar, pasando a tierras de la Corona de Aragón y, finalmente, retornando a Francia.
     A pesar del espectacular éxito logrado en la batalla de Nájera la imagen de Pedro I comenzó a declinar.
     Uno de los motivos básicos de esa caída fue la marcha, en el mes de agosto de 1367, del Príncipe Negro de las tierras hispanas, el cual, poco antes, había liberado al francés Bertrand Du Guesclin. La causa de esa marcha fue el incumplimiento, por parte de Pedro I, de lo acordado en el Tratado de Libourne, lo que obedecía a la angustiosa situación económica en la que se encontraba por esas fechas la Corona de Castilla. Por su parte Pedro I dio muestras, una vez más, de su gran dureza, al ejecutar, entre otras personas, a Urraca Osorio, madre del magnate nobiliario Juan Alfonso de Guzmán y a Martín Yáñez, que había sido su tesorero. Mientras tanto su hermanastro Enrique de Trastámara regresó en septiembre de 1367 al solar hispano, entrando en la Corona de Castilla por la villa de Calahorra. Paralelamente el Trastámara impulsaba en diversos lugares movimientos hostiles a Pedro I. La lucha fratricida, patente en los numerosos conflictos de bandos, parecía resurgir, aunque en esta ocasión se asemejaba más a una guerra de desgaste. De todos modos poco a poco aumentaban los núcleos de población que se mostraban partidarios de Enrique de Trastámara, el cual, en los inicios de 1368, controlaba las zonas centrales de la Corona de Castilla. En ese mismo año de 1368, Enrique de Trastámara puso cerco a Toledo. Como es sabido, Enrique de Trastámara firmó con los franceses, el 20 de noviembre de 1368, el Tratado de Toledo. En él se acordó nuevamente el envío de destacados militares franceses para defender la causa del Trastámara, como Bertrand Du Guesclin, el cual ya se encontraba en las tierras peninsulares en diciembre de aquel mismo año. Pedro I, ante aquel difícil panorama que tenía frente a sí, buscó una alianza con el monarca de la Granada nazarí. Los soldados granadinos lanzaron varios ataques contra la zona cristiana de Andalucía, incendiando una parte de la ciudad de Jaén, así como Úbeda, en donde, según dice un texto de la época, “el traydor, hereje, tyrano de Pero Gil fizo estruyr la ciudad de Ubeda con los moros e la entraron e quemaron e destruyeron toda e mataron muchos de los vezinos de la dicha ciudad”. Es conveniente señalar que esa intervención de los nazaríes se tradujo en un incremento del apoyo de los cristianos del valle del Guadalquivir a la causa de Enrique de Trastámara. Pedro I, pese a todo, se mostró deseoso de intervenir militarmente, por ejemplo en la defensa de Toledo, cercada por los trastamaristas. Incluso buscó una nueva alianza militar con los ingleses, aunque sin éxito alguno. A comienzos de 1369, el Ejército de Pedro I cruzó Despeñaperros, llegando a la localidad de Puebla de Alcocer. No obstante, en marzo de 1369 las tropas petristas, grupo del que también formaban parte combatientes musulmanes, deseosas de enfrentarse a los soldados trastamaristas, entraron en el campo de Calatrava, en concreto en la localidad de Montiel. El 14 de marzo de 1369, los dos bandos pelearon entre sí, saliendo derrotado el Ejército petrista. Así relata Pedro López de Ayala el final de aquel choque: “el Rey Don Enrique, é los que con él iban [...] pasaron por la otra parte, é adereszaron á los pendones del Rey Don Pedro, é luego que llegaron á ellos fueron desbaratados; ca el Rey Don Pedro, nin los que con él eran, nin los Moros, non se tuvieron punto nin más, ca luego comenzaron de se ir”. Pedro I, sin duda angustiado, buscó refugio en el castillo de Montiel. Uno de los hombres de confianza del rey de Castilla, Men Rodríguez de Sanabria, intentó atraer a su causa al dirigente francés Bertrand Du Guesclin, ofreciéndole muy valiosas concesiones, tanto en señoríos de tierras de Castilla como en dinero, aunque sin conseguirlo. Al final, en la noche del 22 al 23 de marzo de 1369, los dos hermanos, Pedro y Enrique, se encontraron frente a frente, en la posada en la que residía el bretón Bertrand Du Guesclin. Un caballero del entorno de Bertrand Du Guesclin le dijo a Enrique de Trastámara lo siguiente: “Catad que este es vuestro enemigo”.
     ¿Qué ocurrió a raíz de aquel encuentro? La versión transmitida por el cronista López de Ayala, el cual indica que el Trastámara, cuando supo que tenía frente a sí a su hermanastro Pedro I, “firiólo con una daga por la cara: é dicen que amos á dos, el Rey Don Pedro é el Rey Don Enrique, cayeron en tierra, é el Rey Don Enrique le firió estando en tierra de otras feridas. E allí morió el Rey Don Pedro”.
     Ciertamente aún subsistían en la Corona de Castilla algunos focos que defendían la causa petrista, pero su resistencia terminó por ser derrumbada por los partidarios del nuevo monarca, Enrique II. Los restos mortales del rey Pedro I recorrieron diversos lugares, como el Convento de Santo Domingo el Real de Madrid y el Museo Arqueológico de Madrid, terminando finalmente por ser trasladados a la Catedral de Sevilla (Julio Valdeón Baruque, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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