Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza del Buen Suceso, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 8 de septiembre, es la Fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para ExplicArte la plaza del Buen Suceso, de Sevilla, dando un paseo por ella, ya que un día como hoy, pero del año 1730, se inauguró el templo en la festividad de la Virgen del Buen Suceso, que preside dicha plaza.
La plaza del Buen Suceso es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo; entre las calles Ortiz de Zúñiga, Escarpín, y Mercedes de Velilla.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Al menos desde 1687 es nombrada como calle, plaza o plazuela del Buen Suceso o del Hospital del Buen Suceso, por el que allí existía desde 1600; en 1845 pierde esta denominación al quedar incorporada oficialmente en Calceta (actual Mercedes de Velilla), pero pervivió la denominación tradicional, que es la que ha conservado hasta nuestros días. Ocasionalmente se le denomina calle del Mesón de la Castaña, por el que allí había.
Es una pequeña plaza de planta triangular a la que, al estar flanqueada por dos calles peatonales, Mercedes de Velilla y Escarpín, sólo acceden algunos vehículos para aparcar. Está dotada con calzada de adoquines, sistema de pavimentación ya utilizado en 1906, aceras de losetas, tres naranjos en alcorques en uno de sus lados y farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. Posee casas unifamiliares de dos y tres plantas, entre las que destaca una casa señorial que se levanta en su frente norte. En el lado este se encuentra la residencia de los padres carmelitas, de tres plantas, y la iglesia del antiguo Hospital del Buen Suceso; ésta, de una sola nave, fue construida entre finales del s. XVII y primer tercio del XVIII; posee una severa fachada de ladrillo visto, sin ningún elemento ornamental, encontrándose vacías sus hornacinas; hubo de ser restaurada tras el incendio que sufrió en 1931. En los siglos pasados su actividad estuvo presidida por la proximidad de la Fábrica de Tabacos de San Pedro, más tarde cuartel, con la que formaba una sola manzana (plaza del Cristo de Burgos), y por el hospital fundado en 1600 por los hermanos del instituto del licenciado Bernardo Obregón, los Hermanos Obregones, para socorrer a los enfermos que salían convalecientes de otros hospitales; en tiempos de González de León (1839) hacía algunos años que se había perdido esa hospitalidad, pero en 1877 los Caballeros Hospitalarios volverían a reponerla en su función primitiva, aunque es probable que por pocos años. En 1800 los vecinos se quejaban de los malos olores que emanaban de una fábrica de sebo que se había establecido allí. Entre 1726 y 1800, al menos, está documentada la existencia del Mesón de la Castaña, y hacia 1860 la de la Posada de la Beata. La residencia de los Carmelitas lo fue también de estudiantes universitarios en los años cincuenta y sesenta de la presente centuria. Hoy es una plaza tranquila, que cumple exclusivamente una función residencial y religiosa. A comienzos de siglo era alabada por la prensa la cruz de mayo que se levantaba en una de sus casas [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Buen Suceso, plaza del, 4. Casa de dos plantas, de tipo tradicional, con balcón corrido en la superior [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana. Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María;
Se ignora no sólo la fecha, fijada arbitrariamente el 8 de septiembre (El Sol, explican los teólogos, en esta fecha entra en el signo e Virgo, así como Cristo entrará en el vientre de María), sino también el lugar de nacimiento de la Virgen: unos opinan que fue en Jerusalén, otros en Nazaret o Belén.
A causa de la ausencia de detalles tópicos, los artistas copiaron la Natividad de la Virgen de la Natividad de Cristo.
Santa Ana está acostada o sentada en su cama, asistida por dos mujeres que vierten agua con un aguamanil sobre sus manos. En Dafni, una de ellas, de pie detrás de la cabecera de la cama, agita un matamoscas encima de su cabeza.
Es posible que esas tres mujeres sean una supervivencia de las tres Parcas de la mitología griega, siempre presentes cuando un niño abre los ojos a la luz.
Como en la Natividad de Jesús, el motivo bizantino del Baño de la niña persistíó a lo largo tiempo. Las comadronas bañan a la pequeña María en una cuba, jofaina o pila con forma de copa.
En la pintura realista del siglo XV, esta nota de intimidad y esta búsqueda de lo pictórico se exageran a expensas del sentimiento religioso. Las vecinas acuden para visitar a la parturienta, charlar con ella y llevarle regalos. Calientan el agua del baño y sacan pañales del arcón. La Natividad de la Virgen se convirtió en una escena de género.
A partir del siglo XVI se puso de manifiesto una reacción contra esta concepción burguesa y prosaica de la leyenda mariana. Altdorfer transportó el lugar de la escena de una habitación de parturienta a la nave de una iglesia. Regresó a tradición popular según la cual los ángeles habrían descendido del cielo para celebrar el nacimiento de su futura Reina. Éstos vuelan hacia su cuna, describen una alegre ronda encima de su cabeza y cantan en su honor.
En el siglo XVII, en la iconografía inspirada por el concilio de Trento casi siempre se ven ángeles afanados alrededor de la Virgen recién nacida, como para elevar su nacimiento al mundo divino. Sin embargo este motivo es muy anterior al concilio, puesto que ya aparece hacia 1520 en la Ronda de los ángeles de Altdorfer (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Solemnidad de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María;
Primera fiesta relativa a la infancia de María, con unos orígenes bastante oscuros. Debió surgir como conmemoración en la basílica levantada en su honor en Jerusalén junto a la piscina probática, que está atestiguada a partir del siglo V y confirmada por la arqueología, en el lugar que el apócrifo Protoevangelio de Santiago señala su nacimiento, sobre esta época. Los cruzados levantaron allí la Basílica de Santa Ana4. La fecha del ocho de septiembre debió fijarse porque al ser el principio de la Obra de la Redención, era oportuno colocarla al principio del año eclesiástico, según el Menologium Basilianum. Condicionó posteriormente la del ocho de diciembre de la Inmaculada. Existe un himno escrito por Romano el Meloda hacia el 550 en honor de la Natividad de la Virgen María, pero se duda de que fuera compuesto para la liturgia, aunque habla de la celebración de la fiesta. En Oriente adquirió pronto notorio auge, y ya en el periodo justinianeo se la atestigua en Bizancio.
En el siglo VII fue introducida en Occidente. Aparece en el calendario de Sonnacio, Obispo de Reims (614-631). Sergio I (+701) prescribe en Roma letanías en esta fiesta, como en las demás marianas, con procesión que partía desde San Adriano (edificio de la Curia en el Foro Romano) hasta Santa María la Mayor. Los antiguos sacramentarios, excepto el Leoniano, ofrecen ya formularios para una fiesta del nacimiento de la Virgen. Fue dotada de octava por Inocencio IV Fieschi en 1243, como cumplimiento de un voto hecho por los cardenales en el cónclave de 1241, cuando estuvieron presos tres meses del Emperador Federico II. Gregorio XI Beaufort ha hizo preceder de vigilia en 1378. Declarada fiesta de precepto, perdió este carácter en la reforma de San Pío X Sarto, y actualmente tiene el rango litúrgico de fiesta. En cuanto a la elección del día, hay quien opina que se impuso esta fecha porque, al considerar el nacimiento de María el principio de la culminación de la Obra de la Redención, se impuso septiembre por ser el comienzo del año litúrgico de los griegos. No obstante, otras fechas se registran para la fiesta: el antiguo calendario jeronimiano le señala el diez de agosto; los coptos la celebraban el veintiséis de abril y ahora el uno de mayo; los abisinios la conmemoraban durante treinta y tres días seguidos bajo el título de Semilla de Jacob. La consolidación y generalización de la fecha del ocho de septiembre parece deberse a que, instituida la de la Inmaculada Concepción el ocho de diciembre por ella, al retrotraerse nueve meses de gestación, al popularizarse, incidió reflejamente en la de la Natividad (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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La Plaza del Buen Suceso, al detalle:
Edificio de la plaza del Buen Suceso, 4
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