Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Nicolás de Tolentino", anónima, en un confesionario, en la Iglesia de Santa María la Blanca, de Sevilla.
Hoy, 10 de septiembre, en Tolentino, lugar del Piceno, actual región de Las Marcas, también, en Italia, San Nicolás, presbítero, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, el cual, fraile de rigurosa penitencia y oración asidua, severo consigo y comprensivo con los demás, se autoimponía muchas veces la penitencia de otros (1305) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Nicolás de Tolentino", anónima, en un confesionario, en la Iglesia de Santa María la Blanca, de Sevilla.
La Iglesia de Santa María la Blanca [nº 22 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 12 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle Santa María la Blanca, 7 (con portada lateral a la calle Archeros, 18); en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
En la Iglesia de Santa María la Blanca podemos contemplar un confesionario liso que presenta la puerta de entrada con perfil curvo y decoración incisa. Los laterales de la pieza muestran molduras marcadas en su superficie representando una cartela mixtilínea. El confesionario, con unas medidas de 2,40 x 1,40 m., y fechable en la 2ª 1/2 del siglo XVIII, posee en su parte superior una reja de metal del reclinatorio que se decora a su vez por medio de formas de ces y rocallas, mientras que en la inferior presenta tres clavos y una pieza de brazos abatibles. La parte superior o remate presenta forma de ese con una cornisa partida rematada en tornapuntas y decorada con hojarasca, roleos y dos pequeñas esferas. En su parte central posee un cuerpo de remate con perfil mixtilíneo y hojarasca en su vértice, mostrando en una cartela circular una pintura barroca anónima, con unas medidas de 13 x 13 x 3 cms., de San Nicolás de Tolentino bendiciendo (Sobre un disco circular de fondo azul se representa la imagen de medio cuerpo de San Nicolás de Tolentino. Su representación es la habitual para este santo, es decir, joven e imberbe y con tonsura. Viste el hábito negro propio de la orden de los agustinos eremitas con anchas mangas y pequeño capuchón. Asimismo, presenta sus atributos personales más tradicionales como son el plato con una perdiz viva y el hábito moteado de estrellas doradas. El santo está mirando al espectador y en actitud de bendecir con la mano derecha). Por último, el confesionario presenta en su interior la silla, dos repisas de perfil mixtilíneo sobre las que se abren las partes rectas del confesionario, a ambos lados, y a la derecha una pequeña puerta (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Nicolás de Tolentino, presbítero;
LEYENDA
Predicador y taumaturgo de la orden de los ermitaños de san Agustín, nació en Las Marcas, cerca de Ancona, en 1249 y falleció en 1305.
En su bautismo recibió el nombre «Nicolás» porque sus parientes habían implorado su nacimiento ante la tumba de san Nicolás, en Bari.
Cuando iba a la iglesia por las noches lo guiaba una estrella, de ahí que se lo represente con una estrella que brilla sobre su pecho.
Mientras estaba enfermo habría recibido un pan milagroso de manos de la Virgen. Él, a su vez, curaba a los enfermos con panes que él mismo bendecía. Y metamorfoseó pan en rosas.
Su milagro más popular es la resurrección de tres perdices asadas. Nunca comía carne, como estaba debilitado por la enfermedad, los monjes de su convento quisieron reconfortarlo con un paté de perdigones, y éstos, asados y todo, escaparon volando.
Una noche se le apareció un fantasma que le pidió que dijera misa por los muertos; como el santo vacilaba, le mostró las almas gemebundas que imploraban su compasión. Dijo la misa solicitada, y a la noche siguiente las almas liberadas entraron en su celda para darle las gracias.
En España se contaba que durante la peste de 1602 Cristo se había desprendido de un crucifijo para abrazar la imagen de san Nicolás.
CULTO
Canonizado en 1445, en 1505 fue elegido por Margarita de Austria, quien lo prefirió a san Filiberto, como patrón de la capilla funeral de Brou les Bourg en Bresse, porque su marido, Filiberto el Bello, duque de Saboya, inhumado en dicha iglesia, había muerto el día de su fiesta.
Como san Sebastián y san Roque, pertenecía a la categoría de los santos antipestosos. Se lo invocaba contra la peste y también contra la fiebre.
Para curar a los enfermos o aliviar a las mujeres en trabajo de parto, en los conventos se distribuía el Pan de san Nicolás que había que comer mojado en un vaso de agua.
Hundido en el mar, dicho pan calmaba las tempestades; arrojado al fuego, apagaba los incendios.
San Nicolás también era el patrón de los agonizantes y de las almas del Purgatorio.
Está vestido con un hábito negro de la orden agustina, constelado de estrellas, que ajusta con un cinturón de cuero. Una estrella brilla sobre su pecho y en la mano tiene un crucifijo florecido de lirios.
Está caracterizado, además, por un cesto de pequeños panes que lleva un ángel en una bandeja, de la cual escapan perdigones asados que acaban de resucitar.
En el cielo, aparece un cometa entre su lugar de nacimiento y Tolentino. Como san Judas, también tiene como atributo las almas del Purgatorio que le ruegan entre las llamas (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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