Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Cueva "Los Covachos", en Almadén de la Plata (Sevilla).
Hoy, 28 de julio, es el día de la Arqueología, un evento internacional que se celebra desde 2011 con el objetivo de dar visibilidad al trabajo diario de las personas que desarrollan su labor entorno al estudio, conservación y difusión del Patrimonio Arqueológico, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la Cueva "Los Covachos", en Almadén de la Plata (Sevilla).
El cerro de los Covachos forma parte de una cordillera situada al norte de Almadén y perteneciente a la Sierra de la Galaperosa. La naturaleza geológica del monte es caliza en su totalidad, lo que ha dado lugar a la formación de cavidades internas.
La Cueva de los Covachos es conocida desde el siglo XIV, no obstante, los primeros estudios de carácter científico datan de la década de los sesenta del siglo XX, concretamente de los trabajos de Collantes de Terán, quien realizó dos catas en 1964. Posteriormente, M.A. Vargas realizó un estudio fundamentado en el análisis de las piezas exhumadas en los sondeos realizados por Collantes y otros elementos recogidos por él mismo en niveles superficiales. Sus conclusiones valoraban la horquilla cronológica del yacimiento, situándola entre el Calcolítico inicial (3.000 ane) y el Bronce inicial (1.800 ane).
El trabajo más completo realizado hasta el momento en el interior de la cavidad se debe al proyecto ejecutado entre 1997 y 2000 por un equipo de investigación constituido por la Sociedad Espeleológica GEOS y por el grupo de investigación "Geomorfología Ambiental y Aplicada" de la Universidad de Huelva (Caro Gómez et al. 2002). Fue entonces cuando se realizó el levantamiento topográfico de la cavidad, y se determinó una longitud de la misma de 593,48 metros con un desnivel positivo de +4,25 metros y desnivel negativo de -24,53 metros.
Sitios con manifestaciones rupestres.
Fue en febrero de 1997 cuando se apreciaron una serie de marcas en una de las paredes del interior de la cavidad, aparecían en un espeleotema localizado en la parte central de la que posteriormente se denominaría Sala de los Grabados.
Se han documentado pinturas esquemáticas en el abrigo de la entrada y otras representaciones rupestres en el interior de la cueva (Caro Gómez y Álvarez García 2000).
Se ha constatado la presencia de signos (grabados) o pintura en 181 puntos situados a lo largo de gran parte del recorrido de la cueva; tanto en salas, corredores, como en lugares de difícil acceso. Igualmente, se han detectado pinturas esquemáticas en el abrigo rocoso de la entrada de Los Covachos. El fenómeno artístico más representado en la cavidad, lo constituyen localizaciones de grupos de signos grabados. Son conjuntos formados por signos de trazo simple y dimensiones variables, generalmente paralelos, y con frecuencia enlazados o cruzados por otros aislados. Los más abundantes son grupos de trazos orientados en todas direcciones, formando "marañas" de trazos de difícil y desconocida definición e interpretación.
Observando en detalle la mayoría de los trazos se nos muestran confusos para el observador.
Recorriendo el interior de la cavidad se aprecia que existe una distribución espacial intencionada localizándose la presencia de los mismos en distintos puntos estratégicos y de tamaños variados (pasillos, salas, galerías, recovecos, etc.). Esto puede llevar a pensar en una estrategia de localización de estas manifestaciones rupestres. La distribución marca lo mismo pasillos, como camaretas, salas (con abundantes representaciones) o lugares de difícil acceso. Eso sí siempre estratégicamente situados.
La evidencia palpable para los investigadores es que la cueva es un espacio lleno de simbolismo y no se debe enmarcar sólo en una faceta (ritual, santuario, hábitat, enterramiento, etc.).
Este tipo de manifestaciones de arte rupestre no ha sido tenido en cuenta por los investigadores hasta muy recientemente, sobre todo en lo que se refiere a las cronologías, ofreciéndose en general una amplia ubicación temporal en el postpaleolítico, que abarcaría Neolítico, Calcolítico y Bronce; por lo tanto dentro de una amplia horquilla temporal que podría situarse entre el 6500 y el 1000 a. de C.
Por último, señalar la existencia de un conjunto muy numeroso de una serie de grafitos, que se corresponden con los siglos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX.
La cueva presenta dos entradas, ambas producto del aforamiento al exterior de la abertura general que marca la dirección de la cueva. Los materiales arqueológicos más representativos vienen representados por la cerámica, aunque debido a la propia naturaleza de la actuación y, sobre todo, por el alto grado de expoliación que ha sufrido el yacimiento, nos encontramos frente a un conjunto material muy fragmentado y descontextualizado.
Respecto a las manufacturas cerámicas, recuperadas durante los trabajos en el interior de la cueva y las halladas en la ocupación exterior de la misma, existen algunas diferencias. Mientras que las del interior de la cavidad presentan tratamientos superficiales mayoritariamente toscos, aunque conviviendo con algunos ejemplares alisados y bruñidos (Caro Gómez et al. 2000), en el exterior predominan los tratamientos alisados, seguido de las superficies toscas y una menor proporción del espatulado. En cuanto a las tipologías que imperan en el interior, apuntan a vasos abiertos y platos de bordes engrosados, recurrentes en el Calcolítico, y morfologías hemisféricas y semiesféricas. En este caso, la muestra no difiere en esencia de la recuperada en el exterior, con la única salvedad de la incorporación a esta panoplia de los bordes almendrados. Destacar la abrumadora presencia de crecientes. Las decoraciones presentes se basan en incisiones.
Respecto a los materiales líticos hay a un predominio destacado de la industria microlaminar frente a morfologías de mayores dimensiones. Hay dos ejemplares de puntas de fecha, una de ellas elaborada en cristal de roca (López Aldana et al. en prensa). Por su abundancia y variabilidad, unos de los elementos arqueológicos de especial interés de los hallados en la intervención arqueológica en este local son los bloques de masa de tierra endurecida con improntas vegetales que inducen a pensar en una ocupación del Llano de la Cueva de los Covachos, aunque, hasta el momento no se disponen de indicios fehacientes a nivel de estructuras claras. Aún así, los elementos materiales referidos pueden aportar información sobre las técnicas empleadas en la construcción de los espacios habitacionales y/o productivos.
En cuanto a los enterramientos, han aparecido una considerable cantidad de restos humanos aislados y en ocasiones concentrados, en lugares apartados de los accesos y recorridos principales, así como su asociación a restos cerámicos o arqueológicos y a veces de animales. Hay siete lugares en los que las concentraciones de restos humanos sugieren la presencia de enterramientos que se encuentran distribuidos por toda la cavidad. En al menos tres puntos los restos están intactos. En uno de ellos los recipientes cerámicos están casi completos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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