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viernes, 15 de julio de 2022

La escultura "San Buenaventura", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "San Buenaventura", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla
     Hoy, 15 de julio, Memoria de la inhumación de San Buenaventura, obispo de Albano, en Italia, y doctor de la Iglesia, celebérrimo por su doctrina por la santidad de su vida y por las preclaras obras que realizó en favor de la Iglesia. Como ministro general rigió con gran prudencia la Orden de los Hermanos Menores, siendo siempre fiel al espíritu de San Francisco, y en sus numerosos escritos unió suma erudición y ardiente piedad. Cuando estaba prestando un gran servicio al II Concilio Ecuménico de Lyon, mereció pasar a la visión beatífica de Dios (1274) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].   
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la escultura "San Buenaventura", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
       La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta de la Asunción [nº 067 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ha tenido los nombres de puerta del "Perdón", "Perdón Nueva", "Principal" y "Grande", con obras que van desde 1481 hasta 1884 (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
   En la portada de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede encontramos en en el apilastrado izquierdo de las arquivoltas de la zona izquierda, en su lateral derecho, en su su cuerpo superior, a la izquierda un santo fraile que porta el hábito de monje y a sus pies, en el suelo, el capelo cardenalicio, símbolo parlante de San Buenaventura, realizado por Ricardo Bellver en cemento, en este caso, en 1898. 
     La distribución de todas las esculturas se corresponde con un programa iconográfico preestablecido y que, resumidamente, es el siguiente: en el cuerpo inferior de las archivoltas se sitúan los Apóstoles; en los frontales de los apilastrados, también en su cuerpo inferior, los Evangelistas y a continuación de los mismos cuatro Santos Mártires. En el cuerpo superior de las archivoltas centrales, la Familia de la Virgen, (Madre, Padre, y Esposo) así como a María Magdalena. A continuación, a ambos lados, los Padres de la Iglesia, seguidos de los Doctores de la Misma; y por último, en los frontales y laterales exteriores de los apilastrados, se han representado, a los Santos Fundadores de Órdenes Religiosas.
     Señalar que no cabe duda que la envergadura del encargo de esta decoración escultórica puso en una situación difícil al artista, ya que por una parte se le exigía ajustarse al estilo del resto de la fábrica catedralicia, es decir, desarrollar un programa goticista; o bien, la otra solución que le quedaba era elaborar una obra personal, lo cual desentonaría sensiblemente con el conjunto. Ante tal disyuntiva, Bellver optó por una solución intermedia que le condujo hacia una obra ecléctica y un tanto fría, y a pesar de ser un escultor decididamente naturalista no consigue, en esta obra, reflejar tal característica, inclinándose por un particular neogoticismo en la elaboración del relieve central, y no consiguiendo en el resto de la estatuaria la fuerza realista y dramática propia de otras obras por él ejecutadas. Resultado que no es producto de la estilística del escultor, sino de las exigencias, estéticas y materiales, de unas instituciones y de una época que se ancló en el pasado y que, en lo que se refiere al panorama artístico, no destacó especialmente por su nivel creativo [José Antonio García Hernández, La Decoración Escultórica de la Portada Principal de la Catedral de Sevilla (1882-1899)].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia;
   El mayor teólogo y el "segundo fundador" de la orden franciscana, motejado el Doctor seráfico.
   Nació en Toscana, cerca de Viterbo, en 1221, en 1238 ingresó en la orden de los hermanos menores. Luego viajó a París, donde se convirtió en alumno de Alejandro de Halès. Allí enseñó teología en la Sorbona, entre 1249 y 1255. En 1256 fue designado general de la orden de los franciscanos, y recibió el capelo cardenalicio. Murió en 1274 en Lyon, siguiendo de cerca a la tumba a su gran rival dominico Santo Tomás de Aquino. Había viajado a esa ciudad en ocasión de un concilio destinado a reacercar, y su fuese posible, a reunir, a las iglesias latina y griega.
   Se cuenta que los enviados del papa encargados de notificarle su ascenso a la dignidad cardenalicia, lo encontraron en su jardín lavando los platos, él les rogó que colgaran el capelo en la rama de un árbol y que esperasen a que terminara la faena.
   Uno de los rasgos más populares de su biografía es su Entrevista con Santo Tomás de Aquino, que forma pareja con la de San Francisco y Santo Domingo. En esta entrevista el dominico preguntó al franciscano en qué libros había encontrado su profundo conocimiento de Dios. Por toda respuesta San Buenaventura corrió la cortina de su biblioteca y descubrió un crucifijo, única fuente de toda su ciencia. 
 Esa anécdota quizá sea una copia de una epístola de San Ignacio de Antioquía, que declaró: "Mis archivos son Cristo, su cruz, su muerte y su resurrección." Se le atribuían las Meditaciones sobre la vida de Jesucristo.
   Habría regresado a su tierra después de su enterramiento, durante tres días, para acabar las Memorias de San Francisco, obra que lo ocupaba cuando lo sorprendió la muerte.
CULTO
   Canonizado en 1482 por el papa Sixto IV, San Buenaventura es el patrón de la ciudad de Lyon, donde murió.
   En 1499, Ana de Beaujeu, hija de Luis XI, donó su cabeza relicario a la iglesia franciscana de Lyon, donde estaba sepultado.
   En 1587 el papa Sixto V lo proclamó doctor de la Iglesia, concediéndole los mismos honores que a Santo Tomás de Aquino.
   En 1600 en Sevilla se inauguró un colegio de San Buenaventura.
   Es el protector y el modelo de los teólogos.
   En Fresnay su Sarthe, en los Alpes, era el santo patrón de los tejedores. Y se lo invocaba para la curación de los panadizos, llamados "mal de San Buenaventura".
ICONOGRAFÍA
   Su tardía canonización explica la relativa pobreza de su iconografía antes del siglo XVI.
   Los franciscanos lo hicieron representar y pintar con un rostro imberbe. En cambio en los cuadros encargados por los capuchinos está representado con una larga barba. A título de monje franciscano y de cardenal, lleva dos vestiduras superpuestas: un hábito ceñido a la cintura por el cíngulo de cuerda, y encima, la cappa magna de los cardenales.
   Su atributo habitual es, además, la mitra episcopal, un capelo cardenalicio colgado de un árbol (el capelo podría hacerlo confundir con San Jerónimo, pero quizá sea el único santo que lleva mitra episcopal y capelo al mismo tiempo). En alusión a su tratado Lignum vitae también se lo representa llevando el Árbol de la cruz (Alberto della Croce) rematado en un pelícano que se abre el pecho para alimentar a sus polluelos con su sangre: es lo que se denomina el Árbol de San Buenaventura o Árbol de la Redención. Su crucifijo biblioteca es tal vez su distintivo más personal.
   Finalmente, para evocar su mote de Doctor Seraphicus, en la orla de la capa lleva bordadas cabezas de serafines con tres pares de alas (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Ricardo Bellver, autor de la obra reseñada;
     Ricardo Bellver y Ramón, (Madrid, 23 de febrero de 1845 – 20 de diciembre de 1924). Escultor.
     Pertenecía a una famosa dinastía de escultores de origen valenciano. Su abuelo Francisco Bellver y Llop, estudió en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, estuvo trabajando en la Corte.
     Su padre, Francisco Bellver, ilustre escultor y académico, fue su primer maestro en el arte de la escultura.
     Posteriormente entró como alumno en la Real Academia de San Fernando, y destacó en las asignaturas de Anatomía Pictórica y Dibujo del Antiguo, copia del Natural y Paños.
     A los diecisiete años presentó su primera obra para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862, el cacique Tucapel. Dos años más tarde, en 1864, para esta misma Exposición expuso dos bajorrelieves: Sátiro tocándose las tibias y Faunos jóvenes jugando con una cabra.
     De 1866 es su magnífica obra La Virgen del Rosario, con destino a la iglesia de San José de Madrid, de soberbia ejecución y factura. Para la Exposición Nacional de 1867, realizó su extraordinario grupo de la Piedad, de gran tradición desde el siglo xv, con la que consiguió una mención honorífica de 1.ª clase. Para la Exposición Nacional de 1871, mostró tres bustos en yeso: Goya, José Bellver y Una señora.
     En el año 1874, para el concurso abierto para las plazas de pensionado de Roma, presentó su obra: David teniendo en la mano la cabeza del gigante Goliat.
     En Roma permaneció pensionado los años 1875, 1876 y 1877. En 1875 realizó el magnífico busto del Gran Capitán, copia en yeso de la estatua que talló en madera, en el siglo XVI, el escultor y arquitecto burgalés Diego de Siloé.
     Al año siguiente, en 1876, presentó su segunda obra de pensionado el bajorrelieve titulado: El Entierro de Santa Inés, para el interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
     Finalmente, como trabajo de tercer año de pensionado, en 1877, mostró su obra más famosa y que más gloria le dio: El Ángel Caído, modelada en yeso y más tarde fundida en bronce. Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Madrid, y en la Internacional de París. De 2,65 metros de altura, con notables influencias clásicas, helenísticas y barrocas, representa a Lucifer caído sobre unas rocas, retorciéndose por el dolor que le causa una serpiente enroscada en su cuerpo.
     En el año 1880, ejecuta el boceto para el ilustre marino y navegante del siglo XVI: Juan Sebastián Elcano, encargado por el Ministerio de Ultramar, fue presentado en la Exposición Nacional de 1881, obteniendo primera medalla, siendo esculpida en mármol blanco de Carrara.
     Acabado su plazo de pensión en Roma, permaneció en la ciudad, donde continuó vinculado hasta 1882.
     En este intervalo de tiempo esculpió el imponente monumento al Cardenal de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Sevilla, en un purísimo y finísimo mármol de Carrara, con influencias de estilo plateresco.
     Para la portada principal de la catedral de Sevilla realizó en yeso, en 1883, un bajorrelieve de la Asunción de la Virgen, más tarde pasado a piedra de Mónovar (Alicante), de tamaño colosal. Posteriormente para decorar la mencionada fachada talló cuarenta estatuas de apóstoles y santos, en las que trabajó hasta el año 1899, de tamaño mayor que el natural en piedra cemento Portland.
     Durante los años 1883-1884, esculpió en mármol de Carrara dos colosales estatuas, de 2,65 metros de altura, de los apóstoles San Andrés y San Bartolomé, para la rotonda interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid; la obra le fue encargada por la Obra Pía de Jerusalén; por sendos modelos cobró la cantidad de tres mil pesetas. Esta obra fue ejecutada en claro estilo neobarroco.
     El día 10 de noviembre de 1879 fue designado en Sesión Ordinaria académico correspondiente de la Academia de San Fernando. En atención a esto y al haber sido nombrado profesor ayudante de la Escuela de Artes invocando Oficios, y que los artículos 7.º y 8.º de los Estatutos, y el 77 y el 78 del Reglamento, los académicos Federico de Madrazo, José Barral, Antonio Ruiz de Salces, Francisco Asejo, Barbieri y los escultores Sabino de Medina y Elías Martín, lo proponen el 5 de mayo de 1884 como académico de número.
     El 20 de octubre de 1884, es elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso de apertura fue: La Escultura en Miguel Ángel.
     Por estas fechas el obispo de Cádiz, Vicente Calvo, le encarga tres imágenes en madera policromada y de tamaño natural: San Pedro, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio.
     Durante esta época llevó a cabo otro excelente sepulcro de estilo neoplateresco, el del Cardenal Martínez Silíceo, para la iglesia-colegio de Doncellas Jóvenes de Toledo, inspirado en los sepulcros renacentistas del cardenal Tavera y el de Cisneros.
     De 1877 son el Monumento Funerario a Goya, el Monumento a Meléndez Valdés y Donoso Cortés, con la famosa estatua de la Fama, en el cementerio monumental de San Isidro de Madrid.
     A comienzos del siglo XX, esculpió en piedra blanca el Escudo colosal de España, para el Ministerio de Fomento, actual de Agricultura en Madrid.
     A partir de 1904, R. Bellver se dedica casi por entero a su labor docente, en las clases de la Academia de San Fernando, también como jurado calificador en exposiciones nacionales e internacionales. También como jurado calificador en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, sustituyendo en 1904 al célebre escultor valenciano Mariano Benlliure, compañero suyo en la Academia.
     Dos días después de su muerte, el 22 de diciembre de 1924, el escultor segoviano Aniceto Marinas se adhiere a las condolencias expresadas por su compañero el también escultor Mariano Benlliure, con motivo de la muerte de nuestro genial artista, ocurrida el 20 de diciembre del citado año.
      Ricardo Bellver ha utilizado a lo largo de su carrera artística todo tipo de materiales para ejecutar su dilatada y extensa labor escultórica: el barro, arcilla, madera de pino, ciprés, policromada, dorada y estofada; el mármol de Carrara, la piedra de Monóvar, Novelda, el cemento Portland, el bronce y otros materiales.
     Sus primeros trabajos de juventud están realizados en barro, arcilla, escayola, yeso y cera. Se trata de estudios preparativos para mostrar a las distintas y variadas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y a los Concursos a Oposiciones de Pensionados a Roma.
     Desde sus primeros comienzos la obra de Ricardo Bellver ha generado grandes elogios por parte de la crítica especializada de la historia del arte. de fuerte personalidad, realismo libre, notable y crítico, es el más personal y original de los escultores.
     Su estilo es ecléctico, academicista y romántico, y en muchas ocasiones se muestra neobarroco y realista.
     Es creativo y original, con una gran fuerza expresiva en sus obras (José Luis Melendreras Gimeno, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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