Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte las Gradas de Placentines, o de Levante, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
Hoy, 4 de julio, son las fiestas mayores de Piacenza, ciudad italiana de la que toma su nombre la calle Placentines, y de ésta la zona de las Gradas de la Catedral, más próxima a ella, así que hoy es el mejor día para ExplicArte las Gradas de Placentines, o de Levante, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
La Catedral de Santa María de la Sede [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar las Gradas de Placentines, o de Levante [nº 171 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede], en la actual calle Cardenal Carlos Amigo, en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
Recibe esta denominación por estar allí ubicada la lonja que tuvieron los comerciante procedentes de Piacenza, en la Lombardía. La parte mas ancha aparece en el s. XIII como plaza de Santa María, y luego Gradas o Gradas de Levante, nombres con los que se ha conocido hasta mediados del s. XIX el espacio comprendido por el Patio de los Naranjos, la Giralda y el Palacio Arzobispal. En la segunda mitad del pasado siglo formaba parte de la plaza de la Giralda. Las barreras o callejas existentes en ella han podido tener nombres propios en algún momento, como el de Pedro Ibáñez en 1362, o el de Postigo del Arzobispo en el s. XV. A principios del s. XIX, una era conocida como del Vapor por una tintorería que allí hubo, según Santiago Montoto. La esquina del Palacio Arzobispal con Cardenal Amigo Vallejo era conocida por el pueblo como "Matacanónigos" por los vientos que corren en invierno y las pulmonías que provocaban.
Debió ser estrecha, y fue ampliándose con diversas actuaciones; así se derribaron una "casa-sobrado de la iglesia de Santa María la Mayor'', y los ajimeces de las otras casas que estaban cerca de ella... Porque la dicha calle quedase abierta y desembargada para poder pasar por ella las cruces que van en la procesión y los pendones del rey y de Sevilla" (Sec. 15, 1410, núm. 95). Frente a la fachada lateral del Palacio Arzobispal existió la citada Lonja de los placentines y milaneses, que vendieron a la ciudad en 1480 para construir una plaza y tiendas. La construcción del Palacio Arzobispal en la segunda mitad del s. XVII y la desaparición de un arquillo que comunicaba las casas del arzobispo con la Catedral, próximo a la Giralda, en el XVIII, conformaron este espacio tal como hoy lo conocemos.
En los s. XV y XVI estuvo enladrillada y posteriormente empedrada; a mediados del s. XIX y cuando se empedraba de nuevo surgió una viva polémica entre los vecinos por que unos deseaban que se embaldosara y cerrara al tráfico por los continuos atascos y daños que producían a las casas los coches y carros, y otros, que se ensanchara y facilitara el acceso a Francos y Argote de Molina. En la primera década del siglo actual se adoquina, habiéndose cubierto con asfalto posteriormente. Presenta amplias losetas de cemento y losas de Tarifa. Cuenta con naranjos en alcorques en ambas aceras y columnas de piedra unidas con cadenas en la del Patio de los Naranjos. Éstas, que habían desaparecido, fueron repuestas en 1864 a pesar de la orden del Ayuntamiento que mandó retirarlas. Se ilumina con farolas de fundición adosadas y de pie de tipo fernandino.
Ha conservado parte de la función comercial que tuvo en tiempos medievales con la lonja de los placentines y milaneses y las tiendas que luego la sustituyeron. Un documento de 1488 autoriza a los alcaldes de correría a examinar la buhonería de esta calle (Sec. 16, núm. 17). Conserva todavía algún comercio tradicional en razón de la proximidad de los centros eclesiásticos.
Pero sin duda la función que la singulariza y hace famosa, traspasando las fronteras locales, es ser lugar privilegiado de paso de las procesiones que parten del templo catedralicio. Muchas cofradías durante la Semana Santa, tras terminar la Carrera oficial a la salida de la Catedral por la Puerta de los Palos, embocan hacia Cardenal Carlos Amigo, alcanzando altas cotas de belleza.
Destacan el núm. 39, del siglo XVIII, con dos plantas y ático con arcos rebajados y portada flanqueada por pilastras toscanas y rematada por entablamento y cierro de madera. También la núm. 41 por la rica colección de herrajes en sus balcones. Termina la calle con la fachada lateral del Palacio Arzobispal en la que se abre la puerta de servicio. Por ser lugar privilegiado para el goce estético, ha sido cantado por escritores y poetas que han resaltado el encuadre que desde la calle tiene la Giralda (Romero Murube, en Ya es tarde), el paso del Gran Poder (Pio Baroja en El Nocturno del Hermano Beltrán), el de la Macarena (Muñoz y Pabón en Colorín, colorado "La promesa"), y el del Cristo de la Buena Muerte (Ramón Cué en el poema dedicado a esta imagen que procesiona el Martes Santo) [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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