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martes, 26 de marzo de 2024

Los Cántaros de los Óleos, en la Contaduría Baja (Tesoro), de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte los Cántaros de los Óleos, en la Contaduría Baja (Tesoro), de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     Hoy, 26 de marzo, Martes Santo, es la fecha tradicional escogida por la Diócesis de Sevilla para celebrar la Misa Crismal, en la que presidida por el obispo y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y bendice además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y los que se van a bautizar).
       Y qué mejor día que hoy para ExplicArte los Cántaros de los Óleos, en la Contaduría Baja (Tesoro), de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
   En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Contaduría Baja (Tesoro) [nº 093 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Esta sala acabada en 1581, ha sido denominada, sin cambiar de función hasta mediados del siglo XIX, "Casa de Cuentas", y "Contaduría Mayor"; por su uso posterior, desde 1922 al menos, y hasta 1992 se le denominado "Sala de Ornamentos". En la actualidad, y desde 1993, es el lugar donde se expone una fracción del "Tesoro" de la catedral (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
     En la Contaduría Baja (Tesoro), de la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar los Cántaros de los Óleos.
Marcas: En el cuello: F de carácter gótico alemán, ánfora de doble asa, y mano extendida coronada (punzón de la ciudad de Amberes).
Inscripciones: Sobre cartelas grabadas en los hombros: DOMINVS ; MAGNI / FICATVS : EST // EQVV : ET ASCESORE / DEIECIT : I : MARE // D.NS : SVBVERTIT / CVRRVS : PHARAONIS //  ET : PRINCIPES : EI' / SVBMEIRSI : SVNT //.
VICIT : SAVL / MILLE // ET : DAVID / DECE : MILLIA /// STETIT SVP / PHILIS : TEVM // ET : PRECIDIT / CAPVT : EIVS // .
Fecha de adquisición: 2-III-1564.
Materiales: Plata sobredorada.
Técnica: Repujado y cincelado.
Medidas: 630 y 820 mm. de altura, sin y con las asas. El perímetro del cuerpo mide  1.020 mm.; el diámetro de la boca es de 204 mm. y el del pie 218 mm.
Peso: 79 marcos y 6 onzas la pareja (18.342 gs.).
Precio de la hechura: 357.890 maravedís, juntamente con el aguamanil «de la Sierpe».
Restauraciones: Hernando de Ballesteros "el Viejo".
Localización: Contaduría Baja.
   Por la finura de cincelado, riqueza iconográfica y sus elegantes proporciones constituyen dos obras sumamente atractivas que pregonan la habilidad y destreza adquirida por los orfebres renacentistas de Amberes, cuya marca ostentan. Pero si la procedencia de estos cántaros no ha ofrecido dudas a la crítica al leer co­rrectamente sus punzones; el ingreso de estas piezas en la Catedral de Sevilla no había sido precisado aún con exactitud ya que desde 1923 en que don Cayetano Sánchez Pineda les relacionaba con los donados a la mitra por el cardenal don Fernando Niño de Guevara, se ha venido manteniendo esta confusión por cuantos investigadores han catalogado la  platería de la Catedral hispalense en las sucesivas guías e inventarios del templo.
     Según los Inventarios de la Iglesia y el Libro de Mayordormía de Fábrica de 1564, ambos cántaros fue­ron comprados, juntamente con el aguamanil «de la Sierpe», el 2 de marzo de 1564 a don Pedro de Castro, Camarero del cardenal y obispo de Burgos don Francisco de Mendoza, pagando el Cabildo 357.890 maravedís, producto del peso de la plata de toda la adquisición, «a razón de diez ducados por cada marco de pla­ta y oro y hechura». No obstante, los cántaros se compraron sin tapadera y el 7 de mayo de 1564 se des­cargaban 2.625 maravedís «por dos tapas para los cántaros de plata», y el 2 de noviembre de este mismo año el Platero de la Iglesia, Hernando de Ballesteros el Viejo cobraba la hechura de «tres palmos de cadena de plata dorada para las cabezas de los cántaros de plata del altar mayor con dos remates para las tapaderas».
     Su estructura es idéntica y se apoyan en una peana circular con forma de corola gallonada. La decoración del cuerpo está fraccionada en tres zonas perfectamente decantadas: la parte inferior se ornamenta por triples atlantes y cariátides que sostienen cestas de frutas; la zona central se reduce a una faja con las representa­ciones iconográficas del Paso del Mar Rojo y los israelitas en el desierto ensalzando a Dios por haberles librado de la esclavitud de Egipto (Ex. 15, 1 y 4), en uno de los cántaros; y el Combate de David y Goliath, y el recibimiento que las mujeres de Israel hacen, cantando y bailando, a Saul y David tras vencer a los filisteos (I, Sam. 17, 51 y 18, 7), en el otro; finalmente, sobre los hombros se dibujan ricas cartelas con leyendas bíblicas alusivas a los asuntos tratados. Por su parte las asas son serpientes apeadas en cabezas de faunos y las piteras grifos que arrancan de rostros de arpías vociferantes (Jesús M. Palomero Páramo, La platería en la Catedral de Sevilla, en La Catedral de Sevilla. Ediciones Guadalquivir, 1991).
   Su estructura se apoya en una base circular en forma de corola con gallones. El cuerpo se divide en tres zonas, en la inferior se han colocado atlantes y cariátides unidos de tres en tres y portando cestos con frutas. En la franja central se ha representado el paso del mar Rojo con los israelitas agradeciendo a Dios su liberación. En la zona de los hombros aparecen cartelas con leyendas bíblicas alusivas al hecho representado en la franja principal. El asa, que va de un extremo a otro, tiene forma de serpiente descansando sobre cabezas de fauno. Las piteras adoptan formas de grifos que arrancan de rostros de arpías que gritan. La jarra se completa con una tapadera unida a las asas mediante una cadena.
     Su estructura se apoya en una base circular en forma de corona con gallones. El cuerpo se divide en tres zonas, en la inferior se han colocado atlantes y cariátides unidos de tres en tres y portando cestos con frutas. En la franja central se ha representado el combate de David y Goliath y el recibimiento que las mujeres de Israel hacen cantando y bailando, a Saúl y David tras vencer a los filisteos. En la zona de los hombros aparecen cartelas con leyendas bíblicas alusivas al hecho representado en la franja principal. El asa, que va de un extremo a otro, tiene forma de serpiente y descansa sobre cabezas de fauno. Las piteras adoptan formas de grifos que arrancan de rostros de arpías que abren sus bocas gritando. La jarra se completa con una tapadera unida a las asas mediante una cadena.
     Fue adquirida junto a su pareja y el aguamanil de la sierpe el 2 de marzo de 1564 a don Pedro de Castro, camarero del cardenal y obispo de Burgos don Francisco de Mendoza. El cabildo pagó 357.890 maravedís por la plata. Los cántaros se compraron sin las tapaderas y el 7 de mayo de 1564 se pagaba por ellas. Las cadenas que las unían fueron pagadas a Hernando de Ballesteros el Viejo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor el significado de la Misa Crismal y los Santos Óleos;
     La misa crismal, presidida por el obispo y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y bendice además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y los que se van a bautizar).
     La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.
     La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo.
     Ordinariamente esta misa se celebra en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa.
     Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino sobre todo, a una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.
     Así pues el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos.
     La materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva. El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.
     Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos (que sólo son bendecidos, como se ha dicho más arriba, y pueden hacerlo otros ministros en algunos casos).
     El rito de esta misa, de la misa crismal, incluye la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia.
     Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.
     Por tanto otro tema importante de la misa crismal es el sacerdocio. Al entregar el misterio de la eucaristía a la Iglesia, Cristo instituyó también el sacerdocio.
     Los textos de la misa presentan un conjunto catequético no solamente acerca del sacerdocio ministerial, sino también relativo al sacerdocio general de los fieles: en la antífona de entrada, la asamblea aclama: «Jesucristo nos ha convertido en un reino, y hecho sacerdotes de Dios, su Padre».
     En esta misa crismal no se dice el Credo. Tras la renovación de las promesas sacerdotales se llevan en procesión los óleos al altar donde el obispo los puede preparar, si no lo están ya.
     En último lugar se lleva el Santo Crisma, portado por un diácono o un sacerdote. Tras ellos se acercan al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía.
     Después del Sanctus se bendicen el óleo de los enfermos y tras la oración después de la comunión se bendice el óleo de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma (www.aleteia.org).
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