Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Alfalfa, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Águilas es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo, y va de la plaza de la Alfalfa, a la confluencia de las calles Águilas, con Cabeza del Rey Don Pedro.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Siempre se la ha conocido con dicho nombre, que deriva del hecho de venderse en ella o en sus inmediaciones la alfalfa, según pregón de 1361. En el plano de Olavide, de 1771, aparece, por error, como Falfa. Corta y algo curva, se estrecha a medida que avanza hacia su final. La calle actual es la unión de dos espacios claramente diferenciados en los siglos pasados, ya que hasta fechas recientes se distinguía la calle de la plaza de la Alfalfa. Esta última era el espacio formado por la confluencia de Candilejo, Jesús de las Tres Caídas, Odreros y la fachada de las Carnicerías. En 1460 se alude a este espacio como calle y plaza de la Alfalfa. Desde el s. XV las casas poseían soportales. En la segunda mitad del s. XIX y comienzos del s. XX se lleva a cabo un proceso de alineación, lo que permite su ensanche y su alineación con Águilas.
La importancia económica de esta zona hace que cuando, a fines del s. XV, se inicia la política sistemática de enladrillado de calles, sea ésta una de las primeras en pavimentarse. En el s. XVII fue sustituido por empedrado, a fines del s. XIX se adoquina, y sobre este adoquinado se asfaltará en la década de 1970. La plaza primitiva era lugar de venta de hortalizas desde el s. XIV; mercado exclusivo para la caza por lo menos desde comienzos del s. XV hasta el XVIII; del vino, desde el s. XV; también se vende pescado en los siglos XVI y XVII; hacia 1679 la invaden fruteros forasteros. A mediados del s. XVI trabajan en ella una veintena de zapateros. Todo este tipo de comercio se mantiene hasta el s. XIX. Para completar el cuadro, a la fuente acceden azacanes y aguadores en gran número, con animales y carros para vender el agua por la ciudad, además de un pozo, que, según Peraza, se denominaba Amarguillo. En 1665 se instala una parada de carruajes. Todo ello muestra la importancia de esta calle a lo largo de los siglos, lo que le confería un carácter abigarrado y popular, que debió ir perdiendo a fines del siglo pasado, pues en un informe municipal de 1912 se la considera de escasa importancia. La intensa actividad comercial y el estar situada en uno de los ejes de comunicación de la ciudad, creó un intenso tráfico de animales y vehículos; a mediados del s. XVIII se prohíbe dicha circulación de vehículos debido al deterioro del viario y a las molestias al vecindario. Este papel de eje de comunicaciones lo ha conservado hasta la actualidad, al ser un punto de acceso hacia el centro desde la "ronda".
En el nº 1 de la calle, en casa hoy desaparecida, vivió el torero Manuel García, el Espartero (1865-1894), a cuya muerte dedicó Fernando Villalón la siguiente composición:
Mocitas de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros en el negro pelo.
Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga.
la chupa de los toreros.
Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.
Entre los edificios que aquí se ubicaron se cita el Hospital de San Mateo, de los sastres, en la plaza, hacia fines del s. XVI, y el estanco de tabaco, en el s. XVIII. En 1416, se instaló una horca. En el centro existió una cruz de hierro forjado, en torno a la cual se habla constituido una hermandad ya en el s. XVIII, que al parecer fue disuelta en 1822; la cruz subsistió hasta mediados de siglo. En su pedestal se instaló el pilar de agua que había estado adosado a las Carnicerías vecinas hasta su derribo; en 1853, dicho pilar fue sustituido por una fuente de hierro [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
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