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domingo, 10 de marzo de 2024

Un paseo por la plaza del Altozano

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza del Altozano, en Sevilla, dando un paseo por ella.
     La plaza del Altozano es, en el Callejero Sevillano, una plaza que se encuentra en el Barrio de Triana Casco Antiguo, del Distrito Triana, entre el puente de Isabel II, y las calles Betis, Pureza, San Jacinto, y San Jorge
     La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario. Hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Aparece por vez primera el topónimo al menos en 1573 haciendo alusión posiblemente a la elevación del terreno para enlazar con el puente de barcas construido en 1170 por el emir Abud-Yacub-Yusuf. La consolidación de este espacio urbano corre paralela a la construcción del puente y del castillo para su defensa, como nudo entre los caminos Real de Camas (actual Castilla) y San Juan de Aznalfarache (actual San Jacinto). En 1787 tiene lugar la demolición de un lienzo de muralla del castillo que afectó a la plaza en su cara este. La construcción en 1845 del puente de Isabel II hizo necesario elevar las cotas de la plaza, pudiéndose comprobar hoy día este hecho por la diferencia de nivel entre el mercado y ésta. En 1880 se derriban los soportales, cambiando así el aspecto de la zona. En los primeros años del siglo XX tiene lugar una serie de alineaciones entre las que destaca la demolición de la esquina de la calle San Jorge, dándole forma curva para el giro de los tranvías. Actualmente es un espacio rectangular asfaltado, con acerado de loseta de cemento. En 1796 hay noticias del traslado de una cruz situada en el centro de la plaza a la pared del castillo. En 1812 se erige en su centro una pirámide cercada de rejas en honor a los caídos en la defensa del puente durante la guerra de la Independencia. Hay asimismo noticias de 1885 de la existencia de una fuente que arrojaba por su boca agua de Alcalá. Actualmente en la zona que linda con el puente existe una fuente en cuyo centro se levanta el monumento a Belmonte, de Venancio Blanco.
     Su caserío actual es muy heterogéneo, existiendo diferencias de altura según la acera de la plaza. Algunas de sus edificaciones son de tipo regionalista, como la farmacia Santa Ana, instalada en 1869 y cuya actual construcción es de Espiau (1912). Otro detalle arquitectónico a destacar son los cierros acristalados de la casa esquina con San Jorge. Entre los edificios singulares desaparecidos hay que hablar en primer lugar del castillo que dio lugar a la aparición de la plaza; situado en el lugar que hoy ocupa el mercado de abastos, tras la conquista cristiana y hasta 1280 perteneció a la Orden Militar de San Jorge, instalándose en él la primera parroquia trianera. En 1450 queda abandonado, hasta que en 1481 los reyes lo otorgan a la Inquisición, que se mantiene en él hasta l626. En 1785 el rey dona el castillo a la ciu­dad; en 1787 tiene lugar la demolición del lienzo sur de su muralla. En 1825, tras haber servido de polvorín a las tropas en la guerra de la Independencia, el castillo queda des­truido y en su lugar se levanta el mercado que hoy permanece. Dando frente a esta edificación se construye en 1845 la llamada Torre del Reloj y junto a ella una capillita donde se traslada la imagen de Nuestra Señora de la Concepción, hasta el momento embutida en la pared del castillo. A finales del siglo XIX se derriba esta capilla y Aníbal González construye otra enfrente, conocida en el barrio como "el mechero" por su semejanza con el encendedor de yesca. Es también cuando la rampa de acceso desde el puente al Altozano por el lado de la calle Betis es sustituida por la llamada "escalerilla de Tagua" por su constructor Baldomero Tagua. En el remate de esta escalerilla con el puente se establece el torreón llamado "el faro", sede de la compañía naviera Sanlúcar-Mar, actualmente convertido en restaurante.
     La funcionalidad de este espacio vino macada desde sus comienzos por su carácter comercial. Ya Ariño en 1593 habla de los tenderetes en él establecidos, tanto de comestibles como de libros, etc. En su centro existió hasta 1795 un palenque para la venta de pan. Lugar de tabernas y bares, en ella existieron a principios del siglo XX los famo­sos Casa Berrinche, Sol Naciente, Sol Poniente, etc., donde se citaban toreros y cantaores. Asimismo fueron famosos sus puestos, como el de calentitos de Rita la Cantaora, La Magdalena y el Quiosco de las Flores, uno de los pocos puestos de cristales que han quedado en la arquitectura del mobiliario urbano de la ciudad. Centro neurálgico del barrio por confluir en él los caminos de Camas y San Juan de Aznalfarache, entrada obligada a Sevilla en épocas anteriores, ha sido escenario del paso de mercancías y personajes de los que da buena cuenta la literatura, desde El diablo cojuelo, donde se le llama "calle mayor del ilustre arrabal", al Primer viaje andaluz de Camilo José Cela, pasando por autores costumbristas como Pérez Lugin, Laffón y otros. Actualmente a este ambiente comercial acrecentado por el mercado en sus aledaños, hay que unir el ambiente popular que la constituye en centro simbólico del barrio en épocas de Semana Santa, Rocío y "Velá" de Santa Ana. Asi­mismo hay que destacar su tráfico rodado por constituir una de las entradas hacia el casco de la ciudad desde barrios periféricos. El antiguo carácter de reunión de esta zona se traduce actualmente en las reuniones que se forman en los veladores de sus aceras, especialmente en las noches de buen tiempo [Mª Carmen Medina, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993]. 
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La plaza del Altozano, al detalle:
El Faro
Azulejo conmemorativo a la compañía naviera Sevilla-Sanlúcar Mar.
- Retablo cerámico de la Esperanza de Triana
- Monumento a Juan Belmonte
Azulejo conmemorativo a Francisco de Ariño
Retablo cerámico del Santísimo Cristo de las Tres Caídas
Retablo cerámico de la Esperanza de Triana
Edificio de la Farmacia de Aurelio Murillo
Azulejo conmemorativo a Aurelio Murillo Casas
Placa cerámica conmemorativa de la ópera "La fuerza del destino", de Giuseppe Verdi
- Azulejo conmemorativo a Andrés Martínez de León
- Azulejo conmemorativo a Francisco Arcas Lucena
Retablo cerámico de la Inmaculada Concepción
Monumento Triana al Arte Flamenco
- Azulejo conmemorativo de la Coronación Canónica de la Virgen de la O
- Azulejo conmemorativo del Puente de Barcas

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