Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Santa Catalina; Convento de Nuestra Señora de las Virtudes; Hospicio de la Misericordia; Ermita de Jesús Nazareno; Urbanismo y Arquitectura civil; Torre de Guzmán; Murallas y Puertas; y Torres-Vigía) de la localidad de Conil de la Frontera, en la provincia de Cádiz.
Conil se sitúa al borde de una amplia ensenada que se abre en la costa atlántica gaditana, rodeada por pequeños cerros que facilitan su defensa desde tierra. Su término municipal ha estado poblado desde época prehistórica y adquirió especial valor a desarrollarse las almadrabas atuneras desde la Baja Edad Media. Es posible que la actual población tenga origen musulmán, pero será tras la conquista cristiana, durante el reinado de Sancho IV, cuando se lleve a cabo la repoblación cristiana de la zona. En 1299 pasó a formar parte del señorío de los Guzmanes, que controlaban la explotación de las almadrabas situadas en la costa gaditana, y será a partir de entonces cuando se consolide la población actual (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Su población está emplazada en una pendiente suave de la Costa Atlántica, entre los Cabos Roche y Trafalgar, junto a la desembocadura del Río Salado. El Casco Antiguo se desarrolla en un frente de unos 600 metros, desde el nivel de la playa, hasta puntos situados a 41 m. de altitud. Sus altitudes más significativas son: Santa Catalina, 12 m.; el Arco de la Villa, 23,1 m.; la Iglesia y Ayuntamiento, 35,7 m.; y los depósitos situados fuera del Conjunto, 62 m.
La trama urbana forma una retícula compleja con diferentes tipos de calles de trazado irregular, típico del origen agrario y pescador del núcleo. Calles intrincadas a las que se abren casi directamente los patios de las viviendas, separadas por un pequeño muro, formándose rincones y espacios de carácter semipúblico. Viario paralelo y perpendicular a la Costa.
Las manzanas son de mayor tamaño en la parte más antigua del Casco, que se van reduciendo en los posteriores desarrollos.
La tipología residencial dominante es la de una arquitectura popular unifamiliar agrupadas en torno a un patio común con acceso desde la calle, pareja con la de los pueblos de la costa atlántica gaditana. Se aprecia en el caserío una armonía constructiva en las alturas, distribución y elementos decorativos de las fachadas y patios interiores. Las fachadas presentan herrajes en ventanas y balcones, decorados con la doble curva característica. La distribución de huecos y el tratamiento de fachada en varios cuerpos separados por molduras y rematados con amplia cornisa, antepecho y almenas de formas variadas ofrece cierta uniformidad. Muchas casas tiene patio interior con pozo.
Ocupación de parcelas entre el 59 % y el 91 %.- La mayoría son de dos plantas, con bastantes edificios de una planta (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Blanca villa marinera, cuna de la almadraba y uno de los centros turísticos de referencia de la Costa de la Luz.
Historia
Su fundación se remonta hacia el año 1200 a.C., momento en que los fenicios andaban estableciendo en la zona almadrabas y pesquerías. Fue puerto importante en tiempos de los romanos y de los visigodos. Luego, permaneció durante más de quinientos años bajo dominio islámico, hasta su conquista por Alfonso X. En 1295, Sancho IV donó las almadrabas gaditanas a Alonso Pérez de Guzmán y, desde entonces, Conil dependió de la casa ducal de Medina Sidonia, hasta la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz de 1812.
Gastronomía
El atún cocinado de decenas de formas constituye al día de hoy el primero de los manjares conileños. A él se unen otros pescados como el pargo, el cazón, el salmonete, el lenguado, el choco, etc.
La cocina conileña se surte tanto del mar como de la formidable huerta que posee, ofreciendo platos tradicionales como el pescado en amarillo, la dorada a la sal, los chocos guisados, el arroz con cardillos, el guiso de coles -un cocido de garbanzos que lleva boniatos y cerdo-, y la berza, cocido de alubias y garbanzos con diferentes verduras.
Visita
Conil cuenta con un buen número de excelentes playas, como la de la Torre del Puerco, la de la Fuente del Gallo, la de la Fontanilla o la de los Bateles, entre otras, todas de arenas finas y doradas.
Subiendo desde esta última por la avenida de la Playa se entra en el casco histórico, declarado Conjunto Histórico Artístico en 1983. En la calle Almadraba se encuentra La Chanca, histórica fábrica en la que se despiezaba y elaboraba el atún. Al final de la avenida, en la plaza de su nombre, se ubica la iglesia de Santa Catalina, edificio del siglo XVI levantado sobre otro anterior. En la misma plaza se alza la torre de Guzmán, perteneciente a la antigua fortificación de la ciudad, del siglo XV, que acoge el Museo de Raíces Conileñas, de carácter etnográfico. En la misma plaza están la capilla de Jesús Nazareno, construida en 1592, y la Casa Cárcel, levantada en su día para sede del Ayuntamiento y de la cárcel y hoy ocupada por la jefatura de la policía municipal.
A partir de aquí, el casco urbano se extiende a través de callecitas blancas, zigzagueantes, a menudo adornadas de flores y siempre bulliciosas y laberínticas. Por Señores Curas se llega a la plaza de Andalucía y, desde ésta, a la de España, con su antañona fuente en el centro y con la puerta de la Villa en la cara norte, resto de la muralla que desde 1502 rodeó el caserío. El número 2 de la plaza lo ocupa la casa de Arrafán, ejemplo de las casonas barrocas que, de cuando en cuando, se encuentran el pueblo.
En la calle Pascual Junquera se levanta la iglesia de la Misericordia, antigua capilla del hospicio del mismo nombre. En el altar mayor se venera a la Virgen de la Misericordia, una preciosa imagen anónima del siglo XVIII. La calle Virgen lleva hasta la plaza de la Constitución, donde está la parroquia de Santa Catalina. El convento se extinguió con la desamortización del siglo XIX, siendo ocupado actualmente el claustro por el Ayuntamiento. En el altar mayor se guarda a la Virgen de las Virtudes, una muy buena imagen de la segunda mitad del siglo XV de estilo tardogótico.
Cerca de esta plaza, en la calle Rosa de los Vientos, se ubica el mercado, donde puede adquirirse fresco el maravilloso atún de almadraba.
Alrededores
A escasa distancia, siguiendo la carretera de El Pradillo, se encuentra el puerto pesquero, en la desembocadura del río Roche, que por esta zona forma bellos parajes. Al otro lado del río, en la cumbre de un acantilado está el faro de Roche, entre extensos pinares (Rafael Arjona, y Lola Wals. Guía Total, Cádiz, Costa de la Luz. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2008).
Villa marinera y turística de tradición almadrabera, situada en la cumbre de una suave colina desde la que desciende hasta el mar.
Historia
Su fundación puede situarse alrededor del 1200 al 1150 a.C., cuando los fenicios colonizaron esta zona y fundaron ricas almadrabas y pesquerías.
Fue puerto importante durante las épocas romana y visigoda. Durante la dominación musulmana pasó a depender de Vejer de la Frontera, siendo conquistada por Alfonso X el Sabio, quien permitió a sus habitantes musulmanes continuar viviendo en el pueblo. En 1295, Sancho IV donó las almadrabas y la pesca del atún a Alonso Pérez de Guzmán por su heroico comportamiento en el sitio de Tarifa. Desde entonces, Conil perteneció al señorío de los duques de Medina Sidonia hasta la abolición de aquéllos por las Cortes de Cádiz en 1812.
Gastronomía
Se conjugan en la cocina los productos de la mar con los de la huerta. Así, entre los platos fundamentales destacan el pescado -calamares, pargos, hurtas, cazones, etc. en amarillo, con cebolla, ajo, perejil, patatas y azafrán; el arroz con cardillos, con garbanzos y hueso y tocino de cerdo; el pescado en blanco, con tomate, cebolla, pimiento y miga de pan; el guiso de coles, un cocido con garbanzos, boniatos y cerdo, y la berza, cocido de garbanzos y judías con tagarninas, acelgas, apio, cebolla, etc.
Artesanía
Se practica la alfarería, especialmente en la producción de cacharros utilitarios, tales como cántaros o macetas de barro blanco y rojo, decorados con incisión o mediante la aplicación de argollas.
Fiestas
El 20 de enero tiene lugar la romería del patrono, San Sebastián, a los cercanos pinares del Colorado, con carrozas adornadas. En Carnaval, chirigotas y comparsas llenan las calles de máscaras y de coplillas críticas. En la primera semana de junio se celebra la Feria de Primavera El Colorado. El 16 de julio tiene lugar la fiesta marinera del Carmen y el 8 de septiembre, festividad en honor de la patrona, Nuestra Señora de las Virtudes.
Visita y Alrededores
Pueblo blanco, cercado por el mar y los bosques de pinos, Conil conserva el entramado de su pasado árabe y algunos monumentos de interés. En la plaza de la Constitución, centro geográfico del pueblo, se encuentra la parroquia de Santa Catalina, antiguo convento de Frailes Mínimos o ex-convento de la Victoria. La construcción primitiva data del siglo XVI, realizándose bajo el patronazgo de los duques de Medina Sidonia. Guarda en su interior la antiquísima imagen de la patrona Nuestra Señora de las Virtudes, una imagen de la Virgen de la Victoria y un Cristo crucificado del siglo XVII.
La iglesia de Santa Catalina se levanta cerca del mar, en la plaza de su nombre. Es un bello edificio del siglo XVI, construido sobre otro anterior. Restaurada a finales del XIX, presenta mezcla de estilos arquitectónicos. Muy cerca de esta iglesia, al final de la calle Castillo, se localiza la famosa torre de Guzmán, de tipo gótico y base cuadrada. Perteneció al conjunto defensivo de la ciudad formado por el castillo y las murallas, a las cuales pertenecía la actual puerta de la Villa, muy cerca de la plaza de la Constitución, donde se halla el Ayuntamiento. En la iglesia de la Misericordia, antigua Capilla del Hospicio, al lado de la puerta de la Villa, construida en 1179, se conserva un cuadro de Santa Rosa de Lima atribuido a Carreño, junto con un extraordinario Cristo de marfil, hecho de un solo colmillo de elefante al que se le han añadido los brazos. La ciudad cuenta con 14 km de litoral en el que se encuentran, entre otras, las playas de El Puerco y Las Fontanillas, esta última catalogada con tres estrellas (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Los orígenes de este templo se sitúan en el siglo XV, cuando se levantó una fábrica mudéjar, hoy difícil de identificar por los avatares sufridos con posterioridad. En cualquier caso se puede afirmar que se trataba de un templo de tres naves separadas por arcos apuntados que apean sobre columnas pétreas. La cabecera debió cubrirse por bóveda y las naves lo harían mediante estructuras de madera. Son muy pocos los elementos de esta estructura primitiva que podemos observar en nuestros días, pues en 1886 se emprendió una radical reforma, al parecer diseñada por Pascual de Olivares, que, si bien no destruyó lo preexistente, lo ocultó totalmente tanto interior como exteriormente. Es posible que durante el siglo XVIII ya se realizasen importantes reformas y fue quizás entonces cuando se ocultaron los soportes primitivos, embutidos hoy en pilares, y se sustituirían las cubiertas de madera por bóvedas encamonadas. A dicho siglo corresponden sin duda la cúpula del presbiterio y algunos elementos del exterior, como la torre y todo el lateral del lado de la epístola. El mal estado de la estructura obligó a cerrar el templo en 1930, año en el que la parroquia se trasladó a la antigua iglesia del convento de las Virtudes, permaneciendo desde entonces en un lamentable estado de abandono.
El aspecto actual es fundamentalmente el que resultó de la intervención decimonónica, concluida en 1891. En el interior las formas son sencillas con pilares sobre los que descansan arcos de medio punto y cubiertas abovedadas, que en el presbiterio conforman una semiesfera sobre pechinas. Al exterior la torre aún conserva su aspecto barroco, con alto fuste de sección cuadrada y dos cuerpos de campanas en los que se abren vanos rematados en medio punto flanqueados por fajas pareadas a modo de pilastras. Las fachadas de la nave del evangelio y hastial de los pies presentan un aspecto radicalmente diferente, pues responden al diseño de Pascual de Olivares, quien dispuso una serie de de contrafuertes avitolados entre los que se abren arcos de medio punto peraltados que albergan vanos del mismo perfil o circulares. En general la decoración presenta ciertas libertades que anuncian tímidamente las nuevas corrientes del modernismo (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Consta de nave principal y dos naves laterales. La nave principal se cubre con bóveda de cañón de cinco tramos. Cada tramo está dividido en la bóveda por arcos fajones que descargan sus esfuerzos en los pilares.
En cada tramo se abren huecos de iluminación de forma lobulada mediante lunetos laterales a la bóveda de cañón. Las naves laterales son de altura inferior, resueltas con bóvedas de aristas en cada tramo.
El ábside se cubre con cúpula semiesférica sobre pechinas, tiene adosadas dos capillas a continuación de las naves laterales. Al fondo en una de las esquinas del ábside se ubica la torre-campanario que sobresale dos cuerpos por encima de la nave principal.
Al exterior los paramentos están avitolados y decorados con cornisas de formas geométricas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
En 1567 Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, patrocinó la fundación de este convento de frailes mínimos de San Francisco de Paula, creado en torno a la ya existente ermita de la Virgen de las Virtudes, que desde tiempo atrás tenía gran devoción entre los habitantes de Conil. De inmediato dieron comienzo las obras del convento, si bien la iglesia no se concluyó hasta los primeros años del siglo XVII. Durante el XVIII continuaron los trabajos y mejoras y de dicha centuria es el actual claustro. Tras la desamortización de Mendizábal las dependencias conventuales pasaron a desempeñar usos civiles, albergando en la actualidad el claustro al Ayuntamiento de la población. Desde 1930 la iglesia ejerce las funciones de parroquia, con el título de Santa Catalina, heredado del viejo templo hoy cerrado al culto.
En las dependencias conventuales se aprecian algunos elementos de la fábrica quinientista, como el pórtico de la portería, hoy parcialmente tabicado, en el que se utilizan pilares circulares y arcos enmarcados por alfiz, todo ello de tradición mudéjar. A él se abre una portada lateral de acceso a la iglesia de formas protobarrocas. El claustro es cuadrangular con dos cuerpos, el primero con arcos de medio punto de cantería que descansan sobre robustas columnas de piedra y el segundo con vanos rectangulares separados por fajas. La escalera se cubre con bóveda vaída de cantería y a través de ella se accede a la sacristía por medio de una portada con vano rectangular enmarcado por pilastras y rematado por frontón curvo roto. La sacristía es cuadrangular y se cubre por bóveda vaída de cantería con decoración geométrica en cuya clave se dispone el escudo de los mínimos.
La iglesia presenta planta de cruz latina, con una nave a la que se abren capillas albergadas entre los contrafuertes. Los muros se articulan mediante fajas a modo de pilastras y las bóvedas, de cantería, son de medio cañón con lunetos, mientras que en el crucero se dispone una gran bóveda vaída. Todas estas cubiertas son de cantería vista y presentan una rica decoración incisa a base de motivos geométricos y casetones, todos ellos derivados de modelos serlianos y en el arco de acceso al presbiterio se sitúa el escudo de la casa ducal de Medina Sidonia. El coro va en alto sobre los dos primeros tramos y está sustentado por bóveda rebajada con decoración similar a la de la nave. En el exterior presenta un aspecto austero, con las bóvedas trasdosadas y torre-fachada resuelta dividida en tres cuerpos. El primero alberga la portada que se centra por un vano rematado en medio punto con marco almohadillado y enmarcado por parejas de columnas adosadas de orden dórico, situándose en la clave el escudo de la orden de los mínimos. A continuación se disponen los dos cuerpos de la torre, que presentan planta rectangular, el primero con sencilla hornacina y el segundo con un vano rematado en medio punto en cada frente. Corona el conjunto un alto chapitel piramidal cubierto de cerámica vidriada contemporánea de la fábrica del templo.
En el interior de esta iglesia se conservan piezas propias del convento junto a otras que llegaron aquí procedentes de la antigua parroquia, todo ello con considerables mermas sufridas a partir de la desamortización. El retablo mayor es obra de mediados del siglo XX realizado a imitación de los modelos barrocos. En su camarín hay un templete salomónico de madera dorada realizado hacia 1670 que alberga a la Virgen de las Virtudes, interesante talla tardogótica de tipo borgoñón, que puede fecharse en la segunda mitad del siglo XV, si bien desde siglos atrás aparece con vestiduras añadidas que la ocultan en su mayor parte. En los muros laterales del presbiterio hay dos lienzos de la segunda mitad del siglo XVII que representan a San Francisco Javier y San Miguel. En el brazo del evangelio del crucero se sitúa una imagen de Cristo crucificado de madera policromada, obra realizada en la primera mitad del siglo XVII que sigue los modelos de la escuela sevillana. En el muro lateral hay un lienzo del Ecce Homo de mediados del siglo XVII y también se encuentra en este ámbito la pila bautismal, interesante pieza tardogótica de tradición mudéjar en cerámica vidriada procedente de alfares trianeros y que sigue un modelo frecuente en la archidiócesis sevillana durante los siglos XV-XVI.
Las capillas del lado del evangelio conservan diversas imágenes titulares de cofradías penitenciales. La Virgen de la Soledad que ocupa la primera es obra anónima del siglo XVII con importantes reformas posteriores. El crucificado de la capilla contigua es contemporáneo, tallado en 1980 por José Ovando y en la tercera capilla hay una dolorosa, también contemporánea, de Luis Álvarez Duarte. La tercera capilla del lado de la epístola alberga un retablo rococó con un cuerpo sustentado por estípites y ático. La hornacina está ocupada por la talla de santa Ana con la Virgen niña, obra fechable hacia 1630. La primera capilla contiene un retablo del primer tercio del siglo XVII sustentado por columnas entorchadas en cuyo ático hay un lienzo con un Ecce Homo. En el estero del crucero hay un lienzo que representa a un Cristo crucificado entre varios santos, atribuido a Juan de Roelas, aunque parece obra de finales del siglo XVII. Conserva el templo otras pinturas de interés, entre ellas una Virgen dolorosa del siglo XVIII y la Transfiguración, cercana al estilo de Pablo Legot, que se sitúan en el sotocoro a ambos lados de la puerta principal. Sobre la puerta de acceso al claustro hay un lienzo que representa a san Francisco de Paula de la segunda mitad del siglo XVII.
La sacristía también conserva diversas piezas de interés. La preside un gran lienzo del siglo XVII que representa el Descendimiento de la Cruz, con marco de yeserías. Los lienzos de los santos juanes están formados por Sebastián de Llanos Valdés, quien los realizó en el segundo tercio del siglo XVII. Otra pintura representa el Camino del Calvario y es obra de la segunda mitad del siglo XVII muy influida por los modelos rubenianos. Entre las esculturas aquí conservadas hay un san Juan Bautista de escuela sevillana de mediados del siglo XVII y dos tallas genovesas del siglo XVIII, que representan a Cristo crucificado y a san José. Sobre una de las cajoneras hay dos candelabros de madera policromada con bustos de ángeles, obra de talleres genoveses del siglo XVIII. De las piezas de orfebrería sobresalen algunos cálices del siglo XVIII y un ostensorio plateresco de mediados del siglo XVI con doble nudo hexagonal sustentado por columnillas, reformado hacia 1730 por iniciativa de Miguel Calderón de la Barca (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Es un templo de planta rectangular muy alargada. Al exterior lleva estribos distribuidos simétricamente a lo largo de los paramentos laterales. La portada situada a los pies de la Iglesia, y la torre que la corona, están construidos a base de buenos sillares vistos y forman un cuerpo sobresaliente. La puerta se abre bajo arco de medio punto, de trasdós y jambas almohadillados. Columnas pareadas que arrancan de altos podios, flanquean la puerta. Sobre la cornisa saliente gravita el segundo cuerpo de la torre, de planta rectangular, sin más adorno que una hornacina sencilla. Una segunda cornisa muy saliente separa este del último cuerpo de la torre. Se remata por chapitel recubierto de azulejería vidriada.
En el interior, la única nave se cubre con bóveda de cañón de cinco tramos separados por arcos fajones que descargan sus esfuerzos sobre los estribos. En cada tramo se abren huecos mediante lunetos. El intradós de las bóvedas está decorado con figuras geométricas con la particularidad de ser diferente en cada tramo. La cúpula está resuelta mediante bóveda vaída sobre pechinas.
El coro ocupa los dos últimos tramos resolviéndose con bóveda de cañón cuya generatriz es carpanel
(Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Esta fundación benéfica fue patrocinada por Sebastián Sánchez, conde las Cinco Torres, rico comerciante conileño residente en Cádiz. Fue construida para acoger a familias pobres, se levantó en 1779 y su fábrica responde plenamente a la arquitectura gaditana del momento, por lo que es muy posible que el responsable del diseño y ejecución sea alguno de los alarifes activos en Cádiz durante aquellos años.
El conjunto se centra por la capilla y tiene dos amplios patios traseros cuyas crujías tienen arcos de medio punto sobre pilares. La capilla tiene planta rectangular, con eje axial en el lado menor y se cubre por bóveda esquifada y se decora con fajas que descansan sobre pinjantes.
El presbiterio, que presenta planta rectangular la cubierta es de bóveda de cañón con lunetos coro se dispone en alto a los pies, apoyado sobre una triple arcada articulada por fajas almohadilladas. Al exterior la disposición es simétrica, centrada por el volumen cuadrangular de la capilla.
La fachada presenta portadas laterales de complejos baquetones enmarcadas por pilastras toscanas, que aparecen también en los ángulos. En el centro se dispone la portada de la capilla, de mayor altura que las laterales y sobre la que se quiebra la cornisa. El vano, también de complejo baquetón, está flanqueado por columnas adosadas de orden toscano y remata el conjunto un segundo cuerpo ocupado por hornacina.
Sobre los vanos laterales van sendas espadañas de vano rematado en medio punto flanqueado por pilastras dóricas y perfiladas por muretes mixtilíneos que se repiten en los remates de los ángulos.
El retablo mayor procede de la capilla sacramental de la antigua parroquia de Santa Catalina, instalado aquí tras quedar destruido el original en un incendio acaecido en 1946. Es de madera dorada, realizado a finales del siglo XVII y consta de un cuerpo sustentado por columnas salomónicas pareadas y ático. Está presidido por la talla genovesa de la Virgen de la Misericordia, obra de mediados del siglo XVIII que hubo de ser sometida a una importante restauración por Manuel Pineda Calderón tras el incendio de 1946. Ocupa el ático un crucifijo dieciochesco de marfil de procedencia filipina.
En los colaterales hay sendos retablos de características similares, realizados en torno a 1780 en madera policromada y dorada y concebidos como marcos para lienzos, hoy desaparecidos, decorados con rocallas. Ante el presbiterio cuelga una lámpara de plata con decoración rococó contemporánea del edificio y en los muros hay cuatro lienzos de mediados del siglo XVII que representan a María Magdalena, santa Rosa de Lima, san Francisco de Paula y san Nicolás de Bari y en la sacristía se conserva otro que representa la Huida a Egipto, de igual cronología.
En la sacristía se conserva un lienzo que representa la Crucifixión, obra rubeniana de finales del siglo XVII (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Exteriormente se compone de un edificio central más elevado que los dos cuerpos laterales dispuestos simétricamente al primero que son de una planta.
Una saliente cornisa moldurada que recorre toda la fachada, señala la separación de la primera planta y antepecho de azotea. La cornisa se eleva sobre la portada principal y tiene trazado mixtilíneo.
Sobre los antepechos en el eje de las puertas laterales se alzan sendas espadañas. Las esquinas se rematan con pilastras en escuadras con el mismo trazado que las espadañas.
La iglesia es de planta cuadrada con cubierta de tejas a cuatro aguas. Interiormente el recinto de la capilla se cubre con bóveda encamonada esquifada. El coro ocupa todo el lateral correspondiente a la puerta de entrada.
El convento de la Misericordia es un edificio claramente del Barroco, construido en 1775, que muestra el arraigo del barroco en la baja Andalucía, cuando ya imperaba el neoclasicismo en la ciudad de Cádiz (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El edificio original fue levantado en 1592 como sede de la cofradía del Nazareno, pero ha sufrido importantes reformas en el siglo XVIII y tras una etapa de abandono fue reconstruida en la segunda mitad del siglo XX. A la intervención dieciochesca corresponden la portada, con vano enmarcado por pilastras estriadas, que ha sido ampliado en altura, y la espadaña, de un vano de medio punto rematado por frontón triangular. El interior es de planta rectangular con una nave cubierta por armadura.
Preside el presbiterio la talla de Jesús Nazareno, que fue concertada con el escultor Francisco de Villegas en 1632, si bien diversas reformas posteriores de los siglos XVIII y XX han desvirtuado en gran medida su aspecto original. Se conservan en el templo otras obras de interés, entre ellas la imagen de san Sebastián, procedente de una ermita de su mismo título, hoy desaparecida, y es obra documentada de Pedro Daín, quien la realizó en 1588. En la actualidad presenta repintes que alteran su aspecto primitivo. En la capilla de la Virgen de Guadalupe, que data de 1720 y fue financiada por Miguel Calderón de la Barca, hay un lienzo de la titular procedente de México (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Urbanismo y Arquitectura civil
El primitivo núcleo urbano de Conil se asienta en la zona inmediata a la Torre de Guzmán, coincidiendo con el antiguo recinto intramuros. Pronto este límite fue rebasado y la trama fue adaptándose a las características topográficas marcadas en algunos casos por las fuertes pendientes del terreno circundante. Las calles son de trazado irregular, aunque más amplias en la zona de extramuros. Predomina en la arquitectura doméstica las formas populares de volúmenes simples, rematados por azoteas y paramentos encalados. Sobresalen algunos edificios de los siglos XVII y XVIII, concebidos según los cánones de la arquitectura barroca gaditana, entre lo que podemos citar la Casa Cárcel, edificio que fue hasta la invasión napoleónica sede de las Casas Capitulares de la ciudad, y, si bien hay noticias de un origen anterior, su fábrica actual corresponde a una reconstrucción de mediados del siglo XVIII. También destaca la Casa del Conde de las Cinco Torres, levantada en 1779, o la casa situada en la Plaza de España nº 2. En la calle de la Virgen se conservan algunos restos de lo que fue antiguo Mesón del Duque (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Según la tradición, Guzmán el Bueno levantó en este lugar una torre a finales del siglo XIII, cuando Sancho IV le concedió la almadraba, pero las características de la construcción la sitúan en la segunda mitad del siglo XV. Más tarde, a lo largo del siglo XVI se rodeó un recinto murado cuadrangular con torres en los ángulos, del que se conserva en la actualidad el lienzo norte con dos torres, una de planta cuadrada y otra circular. La torre de Guzmán tiene planta cuadrada y está rematada por antepechos almenados con matacanes en los ángulos. En el interior se superponen dos estancias cubiertas por bóvedas vaídas. En 1789 se llevaron a cabo importantes reparaciones, en el transcurso de las cuales se procedió a pintar los exteriores con decoraciones geométricas realizadas con almagra, decoración de la que aún se conservan restos en matacanes y merlones (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Fue construido hacia 1295 por Alonso Pérez de Guzmán "El Bueno". Del castillo aún quedan restos visibles, partes del baluarte del mar, la zona baja de las dependencias del palacio que dominaba la playa, en la que se ubicaban unos cuartos altos con un mirador. De la muralla sólo quedan algunos vestigios de la zona norte con la torre cilíndrica, muros y su paso de ronda. Hoy en día se conserva la torre del homenaje, de planta cuadrada, fabricada de cantera y hormigón, tiene dos pisos y defendida con matacanes.
En los años ochenta se demolieron algunas zonas de la muralla del flanco sur y de poniente, incluso la puerta que accedía al patio de armas. Queda la torre completa, restaurada en 1992, manteniendo la imagen barroca de la última intervención del siglo XVIII, consolidada y utilizada hoy como atalaya de Conil.
La Torre de Guzmán actuó como torre del homenaje, constituyendo un edificio sólido y potente. Tiene 17,5 metros de altura y planta casi cuadrada de 7,50 x 7,75 metros. Está constituida por dos cámaras con bóvedas vaídas de rosca de ladrillo. A la superior se accede por una escalera lateral labrada en el muro noroeste, mientras que al sureste queda emplazada la que sube a la azotea mirador. Ésta conserva pretiles con merlones de sombrerete piramidal y almenas encintadas de almagra, posteriores a las originales, rematándose en las esquinas con escargaitas sobre matacanes, para la autodefensa del edificio en el caso de que el asedio hubiera pasado el recinto murado.
La magnífica construcción de la torre, ejecutada en piedra arenisca local, ha sobrevivido estos setecientos años, gracias a una esmerada ejecución de cantería en sus cuatro esquinas, a base de encadenados y adarajas que no necesitaron nunca de consolidación hasta 1992. Los plementos entre cadenas se rellenaron con mampuestos y argamasa y algunas verdugadas de cantería, para atar sólidamente la estructura del torreón y ser posteriormente enfoscada para pintar, proteger y ennoblecer el monumento.
Es posible que la torre tuviera otro acceso a la planta baja, cegado en la restauración de 1992. Se detectaron diferentes usos e intervenciones que hacen muy comunicativas las dos cámaras, con un aspecto más doméstico que defensivo, aunque en origen, posiblemente sólo se accediera a la cámara alta por la zona del mirador del palacio.
El castillo de la villa de Conil fue erigido hacia 1295 por Alonso Pérez de Guzmán "El Bueno", recibiendo -como merced del Rey Sancho IV "El Bravo" las posesiones de costas entre el río Guadiana y el reino de Granada.
Desde entonces, la denominación de Conil fue la de Torre de Guzmán, ya que dentro del Castillo se edificó una torre de homenaje, fácilmente aislable y autoprotegida, que constituyó el elemento visual y ordenador del desarrollo urbano de la villa.
La decisión de levantar un castillo con su torre defensiva, se debe a su potestad jurisdiccional, desde entonces hasta el posterior ducado de Medina Sidonia, sobre el dominio de las almadrabas de la costa y sus edificaciones anexas; chancas, torres almenaras y de pesca, señalizaciones y todo tipo de recintos para el desarrollo de la más importante cualidad económica de estas tierras en la Baja Edad Media: las pesquerías del atún rojo.
Así, los continuos asaltos quedaron en su mayoría frustrados por el sistema murado, varias veces reedificado sobre la villa de Conil, llegando a tener hasta cuatro regimientos fijos a partir del siglo XVI. El régimen de monopolio de las almadrabas duraría hasta el Decreto de abolición de las Cortes de Cádiz de 1814 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El recinto amurallado de Conil fue levantado a partir de 1502 por decisión de los duques de Medina Sidonia y tras el asalto musulmán de 1515 hubo de ser reconstruida con mejor fábrica. Su trazado era irregular y constaba de varias puertas, de las que aún se conserva la de Vejer, conocida en nuestros días como Arco de la Villa y restos de la de Cádiz, junto a cuyo emplazamiento hay vestigios de alguna torre. También se existen algunos restos de lienzos de muralla y baluartes embutidos en construcciones posteriores (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Muralla Urbana. Al abrigo de la Torre de Guzmán se fue incrementando el caserío de Conil y surgió la idea de levantar una cerca para su mejor protección. De sus murallas se conservan la puerta o arco de la Villa, algún trozo de lienzo almenado, como el de la casa nº 20 de la calle Joaquín Pérez Moreno y alguna torre con almenas junto a la calle Cádiz, donde daba la puerta de Cádiz. La cerca rodeaba el caserío y era irregular en su trazado para adaptarse a las irregularidades del terreno. Partía de la Chanca del Duque, a modo de tapia, en dirección a una puerta o postigo; seguía hacia el Sur, torcía hacia la puerta de la Villa, ascendía luego por la cuesta del convento de San Francisco de Paula, que quedaba fuera, tomaba el rumbo hacia el Oeste y torcía en el Baluarte, defensa que aún se sostiene parcialmente en pie, para terminar en un barranco del castillo.
Destaca la llamada Torre de los Guzmanes -fortaleza y palacio- reconstruida en las postrimerías del siglo XV, sirviendo de alojamiento a varios personajes, singularmente al rey Enrique IV.
Pedro de Medina atribuye la iniciativa de la construcción de las murallas de Conil al duque don Juan de Guzmán. En 1502 le encargó la obra a su mayordomo Hernando de los Olivos, pero este no debió ejecutarla con buenos materiales, porque estaba caída por diferentes sitios cuando entraron en la villa los moros desembarcados en 1515. Para remediar esta indefensión mandó el duque rehacer la cerca de buena obra pocos días después del ataque (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Arco de la Villa. La Puerta de la Villa, conocida también como Puerta de Vejer, es la puerta más importante que se conserva del recinto amurallado que rodeaba y protegía la población. Fue construida a comienzos del siglo XVI. Actualmente, se encuentra integrada en contexto urbano. La puerta queda conformada por una amplia bóveda de cañón (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
En el sistema de torres-vigía de la costa andaluza que se emprendió a finales del siglo XVI, se levantaron en la costa conileña cuatro de ellas, Roche, Blanca, Atalaya y Castilnovo. De ellas la más importante es la de Castilnovo, de alto fuste cuadrangular, a cuyos pies se situaba una almadraba. La de Roche se ha transformado recientemente en faro para el puerto pesquero (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Torre Roche. La Torre de Roche fue construida en la segunda mitad del siglo XVI, y se encuentra en Cabo Roche (Conil de la Frontera), provincia de Cádiz. Es de base cuadrada, de unos diez metros de altura, distando 20 metros del mar. Se conservaba relativamente en buen estado hasta que en 1986, fue restaurada por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo y convertida en faro para la navegación.
Uno de los motivos por los que se constituyó el señorío de los Guzmanes en las costas andaluzas del atlántico fue la necesidad que había de custodiarlas frente al peligro de incursiones musulmanas. Para prevenir estos ataques se procedió a la construcción de torres-vigía a lo largo de la costa. Dentro de este sistema costero-defensivo correspondía a Conil las torres de Roche, torre Blanca, la torre Atalaya y la torre Castilnovo. Este rosario de torres costeras comunicaba al norte con la torre del Puerco y al sur con torre Blanca, y con las torres hacia el interior, destacando en la comarca por su importancia la torre corredera de Vejer. Cada torre tenía a su servicio uno o más hombres que hacían guardia y daban la alarma por medio de fuegos o ahumadas. Además de estos guardas fijos, destacamentos de caballería recorrían la costa con fines de enlace y reconocimiento. Estas fuerzas, fijas y móviles, estaban bajo el mando del Duque de Medina Sidonia, capitán general del océano en la costa de Andalucía. Estas guardas servían más bien de vigilancia y para rechazar pequeñas infiltraciones: caso de producirse un desembarco importante, como el de 1.515 en Conil, se alertaba a las milicias de los pueblos, obligadas a tener armas dispuestas para todos los hombres capaces de tomarlas. Tras la Guerra de Independencia fue prácticamente abandonada, aunque poseía un cuerpo de guardia anejo con capacidad para 16 hombres destinados al control del contrabando (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Torre Castilnovo. La torre de Castilnovo se encuentra a unos 40 m de la playa del mismo nombre, a unos 100 m del mar, en el término municipal de Conil de la Frontera, provincia de Cádiz.
Se trata de una torre almenara y de almadraba de la primera mitad del siglo XVI, su función fue tanto de vigilancia militar, como de vigilancia para detectar el paso de los atunes, recurso ampliamente explotado en las cercanas almadrabas.
Actualmente está en muy mal estado de conservación, debido a la fuerte agresión del medio costero, pues está muy cerca de la playa. Se ubica dentro de un recinto cuadrado, ahora derrumbado, adosado a la pared sur.
Es una estructura de planta cuadrada que deja entrever la existencia de una escalera de caracol en uno de sus vértices.
Exteriormente la componen dos cuerpos bien diferenciados. Uno primero partido por una cornisa intermedia con una altura aproximada de 20 metros seguido de un cuerpo final retranqueado con una altura cercana a los 3 metros, labrada con muro de piedra ostionera.
Se encuentra en estado de ruina consolidada al ser intervenida en el año 1995. Fue parcialmente destruida por el maremoto del 1 de noviembre de 1755.
Es hueca y visitable. Se accede a unos 2 m del suelo por unas escalerillas de piedra por la parte este, por un hueco cilíndrico que en su tiempo sirvió para una escalera de caracol de madera. En la parte que mira al mar hay abiertos en el muro 3 vanos. Pertenecía a la fortaleza-poblado de Conilete, destruido en su totalidad por el maremoto del 1 de noviembre 1755.
En 1295 el Rey Sancho IV quiso recompensar a Alonso Pérez de Guzmán (el Bueno) su heroico comportamiento en el sitio de Tarifa otorgándole una serie de mercedes, entre las que figuraban las almadrabas y pesca de atunes del pueblo de Conil. Para prevenir los ataques de los musulmanes, fortificó la costa y la almadraba construyendo un castillo (conocido como Torre de Guzmán), las Murallas y las almenaras conocidas como Torre Blanca, Torre Atalaya, Torre de Roche y Torre de Castilnovo, de las que hoy día sólo se conservan las dos últimas. La torre de Castilnovo es la de mayor importancia en Conil después de la Torre de Guzmán, ya que tenía doble misión: defensiva y de ayuda a la almadraba de su nombre. Formaba parte de un recinto amurallado, una pequeña fortaleza con alcaide, cargo de preeminencia con voz y voto en el cabildo de Conil.
En la Edad Media, como complemento del sistema defensivo formado por castillos y fortalezas y una milicia que recorría a caballo la costa a diario, se construyó un rosario de torres vigías que jalonaban la zona costera desde Ayamonte a Gibraltar, como fue el caso de esta torre. Estas torres ponían en alerta a las torres vecinas mediante un sistema de ahumados y señales con fuego, avisando a las poblaciones para que estuviesen alertas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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